Esta es mi primera historia, con una pareja claramente crack pero hermosa.
Una loca adaptación de "caperucita roja" / Los personajes son propiedad de: Kishimoto Masashi
En un lindo pueblito a las orillas de un país, vivía una joven peli azul, llamada Konan, distinguida por portar siempre una capa azul. Ella vivía en una linda cabaña a las orillas del pueblo, con su madre. Cierto día….
- Konan, necesito que lleves esto a la casa de tu abuelita.-le dijo la mujer dándole una canasta.
- ¿Qué es?
- Comida, frutas, verás, tu abuela últimamente ha estado algo enferma. Me harías ese favor, hija?
- Claro mamá.
- Y Konan… No hables con extraños.
- De acuerdo mamá.
La joven tomo su caperuza azul y se la puso, partiendo a su misión, cantando….
Soy caperucita azu-ul,
Una niña muy feliz
Juego a papelitos, barcos y avioncitos de papel puedo crear…
Si, ella era buena en la técnica de origami.
Continúo su camino, cantando, saltando, y… de vez en cuando tropezando. Hasta llegar a encontrarse con dos caminos…
- ¿Y ahora?… Oh, ¡ya sé! De tin Marín de do pingue…-comenzó a contar la joven- Fu…e! No, de nuevo, de tin Marín de do…-seguía contando. Sin decidirse.- Oh, rayos! Cuál tomaré?
- Yo puedo indicarte el camino correcto…-Konan al oír esa extraña voz, volteo hacía el lugar del que provenía, y le sorprendió encontrarse con...
- ¿Un cuervo? ¡Oh, por dios! ¡Un cuervo parlante! ¡Esto no puede ser posible! ¿Se menciona en algún libro? ¿Qué especie eres, amiguito? –preguntaba la peli azul a el cuervo quien al parecer, no tenía idea de que sucedía…
- No soy un cuervo…- volvió a hablar.
- Pero, ¡pareces uno! ¡¿Qué eres? –seguía preguntando.
- Niña, a tu derecha.
- ¿Eh? –miró hacia la derecha, encontrando al hablador, que era…- Demonios, prefería el cuervo parlante… ¡Una comadreja gigante! ¡Definitivamente esto está fuera de lo normal! –gritó para luego desmayarse.
- Demonios, ¿tanta risa doy con este traje? –preguntó al cuervo, quien simplemente salió volando.
El joven observaba a la chica durmiendo tranquilamente.
- Es linda…-pensaba.- Muy linda….-sin darse cuenta, se estaba acercando cada vez más al rostro de la peli azul.- De todas formas, está dormida…-se decía, rozando sus labios lentamente…
Konan, comenzó a moverse un poco, para desgracia del chico, quien se alejó. La chica abría sus ojos poco a poco, debía aceptarlo, el pasto era realmente cómodo…
- Cálido… Como mi camita…-susurraba.
- Oye…-llamaba la "comadreja gigante" moviéndola un poco.
- ¡No molestes! –se quejó la chica girándose al otro lado, cerrando los ojos.
- Bien, entonces podré comerme lo que llevas en esta canasta.
- ¡NO! – gritó- ¡Lo olvide! ¡Ya es muy tarde! –se levantó precipitadamente.
- Oh, demonios, ¿no haces nada más aparte de gritar?
- ¡Tú cállate! Debo llegar a casa de mi abuela.
- ¿Tú abuela? –preguntó interesadamente el joven comadreja.
- Sí. Ya es tarde, debo irme… Pero no sé qué camino tomar, y tampoco sé que hago hablando con una comadreja desconocida. No puedo hablar con extraños, y tú eres un extraño… Por mucho –se burló.
- Ay, que graciosa –dijo sarcásticamente.- Mi nombre es Itachi.
- ¿Itachi? Ahora entiendo tu vestuario. Yo me llamo Konan.
- No es un gusto, Konan. –estrechó su mano.
- Hmp. Como te dije, debo irme, no me puedo quedar aquí, ¡sigues siendo un desconocido!
- Dijiste que no sabías qué camino tomar.
- Si, ¿tú sabes cuál es? ¿Sabes dónde vive mi abuelita?
- Hay una pequeña cabaña en lo alto de la colina, ¿es esa?
- Según me dijo mi mamá, sí. Pero nunca antes había venido, no sé qué camino tomar. Mamá no me dijo…
- Es este camino.-dijo señalando el camino de la izquierda.- Es el más corto.-sonreía maliciosamente.
- ¿Está seguro señor comadreja? –pregunto curiosa mirando al joven, que era realmente apuesto, de no ser por la botarga de comadreja…
- Hmp, sí. –sonrió de medio lado, notando la mirada de la peli azul hacia él.
- No estoy segura…-dudaba.
- Créeme, llegarás a casa de tu abuela en poco tiempo.-le contesto acercándose a la chica, haciendo que esta se sonrojara por la cercanía de ambos.
- Bu-bueno, confiaré en ti. –se alejó de éste.- Debo irme, adiós.-se despidió para luego seguir su camino.- Qué raro –pensaba, aún sonrojada, mientras se adentraba por aquel camino.
- Hmp, tonta…-se burló, comenzando a caminar hacia el otro camino.
Konan caminaba y caminaba y caminaba….
¿Camino más corto? Si este es el más corto, no quiero imaginar cómo está el otro…
Y siguió caminando, y caminando, y caminando, hasta que vio la cabaña de su abuelita cada vez más cerca.
- ¡Al fin, llegué! –festejo, corriendo hacía la entrada de la cabañita. Abrió la puerta sin dudarlo ni un segundo, y entro con una sonrisa en el rostro. – ¡Abuelita! ¡Ya llegué!
- Pasa –contesto una voz ruda.- Es decir, pasa querida nietecita. –aclaró su voz.
- Vaya, abuelita, sí que estas enferma…-dijo entrando a la habitación de su abuela.
- ¿Qué te trae por aquí, querida?
- Pues… Vine a dejarte esta canasta, con comida, la manda mi mami.
- Qué lindo de su parte. Déjala en la mesita.
- Bien… Oye, abuelita… ¿Desde cuando estás tan alta?
- Desde… que… hago mucho ejercicio, y como frutas y verduras.
- Oh, ya entiendo. Y tu cabello, parece una peluca.
- ¡Niña! ¡No le digas calva a tu abuela! –le regaño.
- No quise decir eso, solo fue una opinión… Tu voz es diferente.
- Ay, sí. Tengo irritada la garganta.
- Se nota… Y, tus ojos… Son diferentes ¿Por qué cambiaron? Ahora son negros.
- Es para… verte mejor.
- Y tu nariz, es más… pequeña.
- Para tener un sentido del olfato más agudo, y olerte mejor.
- Y tu boca, es más…. Delgada.
- Es para besarte mejor….-dijo cambiando la voz a un tono más severo.
- ¡¿Eh?
- Digo, besitos en tus mejillas, hijita…-tosió un poco volviendo a el tono de voz suave.
- Tus brazos son más largos.
- Para abrazarte mejor.-sonrió.
- Y tus dientes, se ven más fuertes, ¡Tienes dientes! ¿No te estabas quedando chimuela?
- Estos dientes son para…-no termino su frase.
- Hijita, Konan, ya llegaste. –saludó una anciana, entrando a la habitación.
- Eh?...-miró a la "anciana" en la cama.
- Demonios…-dijo la "impostora"
- ¡Ahhh! ¡Una impostora! –comenzó a gritar la peli azul como loca.
- ¡Ahhh! –gritaba la anciana.
- Ay dios…-se levantó de la cama, dejando ver su botarga de comadreja.
- ¡la comadreja! ¡ahhh! –gritaba Konan. Justo en el momento en que la ventana se rompía y entró un niño.
- ¡Itachi! –gritaba el niño.
- Oh, ¿Itachi? –se detuvo la anciana.
- Sasuke…-suspiro el mencionado.
- ¿Lo conoces, abuelita? –pregunto la chica de la capa azul.
- ¡Itachi! ¡¿Por qué huiste? –reclamaba el pequeño. Con un martillo en su mano, amenazando con golpear al joven con la botarga.
- Si, si los conozco. –contestó la anciana.
- Entonces ¿él debía venir por un encargo?
- Así es. Aquí están tus dangos, Itachi.-dijo dándole una cajita.
- Y, él es su hermano menor, el cual gano la apuesta y por eso él tiene que vestirse de comadreja. E Itachi salió corriendo para refugiarse aquí, y que nadie lo viera. Y el tramposo me envió por el camino más largo…
- Si, de todas formas, vestido de comadreja, yo cumplía mi castigo. Y fuiste tan tonta en caer…. –dijo el mencionado comiendo.
- ¡Pero eso es injusto! –se quejó el niño.
- Oh, creo que ya entendí…. Tramposo. -susurró Konan.
- Ya es tarde, debo irme a casa. –dijo Konan.
- Claro hijita. Dile a tu madre que la comida estuvo deliciosa.
- Claro, yo le digo.
- Nosotros también nos vamos.-dijo Itachi, saliendo de la cabañita junto a su hermano.- Konan, ahora ya sabes qué camino tomar…
- Si… Gracias por eso. –dijo la mencionada.
- De nada… Por cierto.
- ¿Qué? –preguntó la chica, y un instante después, Itachi la besó sin más.
- Después de unos segundos detuvieron el tierno beso.
- Espero volverte a ver…-dijo él.
- S-si… -contestó ella, aún sorprendida, y muy sonrojada. Itachi solo soltó una risita, y comenzó a caminar.
- ¿qué fue eso, nii-san? –preguntó Sasuke con un rostro curioso.
- Que te importa. –contestó el.
Y así, Konan siguió su camino a casa. Ya sabiendo el camino correcto, y… Definitivamente, visitaría más seguido a su abuela.
