Capítulo 1

Ella sabía que una tras otra iban pasando las oportunidades de conseguirlo. Habían pasado meses desde aquella cita, desde los Monster Trucks y desde que ella le dijera que estaba contenta por él porque era un ser humano, con sentimientos. Poco a poco sus esperanzas se habían ido esfumando y cada día veía más lejos conseguir aquello de lo que estaba tan segura unos meses atrás. Él no la quería. Le había costado tiempo entenderlo, pero ahora veía claro que él no guardaba ningún sentimiento hacia ella, por esa razón aquella noche no se sentía con ganas de pasarlo bien.

El salón de reuniones del hospital estaba abarrotado, Cameron pensó en la hipocresía de la gente, cómo acudían a un acto para recaudar dinero una vez al año y con eso todo estaba hecho. Nadie de los que estaba allí se preocupaba por lo que verdaderamente pasaba en un hospital y eso la hacía sentir mal. Repasó una por una todas las mesas observando las caras de sus compañeros y sus parejas. Se estremeció al contemplar la felicidad de otros y la relación que les unía. Ella siempre había sido muy poco diestra en las relaciones humanas, siempre había dado demasiado por los demás, pero quizá no lo correcto. Año tras año su vida social y sentimental se había ido resintiendo hasta llegar a un punto máximo donde ella se dio por vencida. Continuó escrutinando las sillas y posó los ojos varias veces en las mismas personas, intentando ver más allá de lo que simulaban. Sus ojos se entrecerraron y ensombrecieron al mismo tiempo cuando llegaron a la mesa donde se sentaban House y Wilson. Pensó, mientras su mirada saltaba de un hombre a otro, cómo podían ser tan distintos y acomodarse tan bien uno al otro. Sin duda, ella prefería a House por su carácter duro; él siempre le había infundido la seguridad que ella necesitaba, era el tronco al que aferrarse cuando tenía miedo y no sabía qué hacer. Era más que un mentor, era un hombre con el que se sentía extrañamente protegida, a pesar de que él la rechazaba.

Continuó mirándoles unos instantes sin darse cuenta de que se encontraba en medio del salón, atendiendo a una imagen que más parecía situarse en el infinito que dentro del espacio en el que ella misma estaba. Sintió cómo una mano caliente le acariciaba el codo y le decía y voz baja:

- ¿Me concede este baile, señorita?- la voz de Chase sonaba amable y amistosa. La miró con la sonrisa con la que siempre lo hacía, a pesar de que Cameron hacía tiempo que ya no la contemplaba.

- Sí. Por supuesto, Dr. Chase.

Los dos comenzaron a bailar acompasadamente, siguiendo el lento ritmo de la música. En pocos minutos se habían perdido entre la gente.

En una mesa atrás en el salón Wilson miraba a su amigo con curiosidad, hacía un rato que no hablaba y su mirada estaba perdida. Tosió ligeramente y le habló, quizá sin esperar respuesta.

- Se están divirtiendo.

House no contestó, pero Wilson pudo ver cómo su mano agarraba con más fuerza el bastón y las uñas de la mano que tenía sobre la mesa rascaban con fuerza el mantel. Wilson sabía que había metido el dedo en la llaga, con frecuencia se había preguntado qué pasaba con House y qué le pasaba con Cameron. Conocía a su amigo lo suficiente para saber que se sentía atraído por ella; quizá no la quería, pero no era sólo una persona más trabajando para él.

Con valentía, Wilson se propuso continuar con su plan, quería que reaccionara, hacerle ver la realidad. Por ello articuló las palabras que creyó más acertadas en aquel momento.

- Yo lo haría. Lo está pidiendo. ¿Por qué no lo iba a hacer él?

House apretó aún más si cabe su mano y fijó su mirada en ella, estaba abrazada a Chase y reía con algo que él le decía al oído. Pudo incluso sentir la respiración caliente de ella junto a su oído. No pudo evitar pensar en qué estaría diciéndole para que ella actuara así. Él nunca había conseguido hacer reír de esa manera a Allison Cameron. House sintió la ira crecer en su interior cuando ella se acercó al oído de él y le respondió; los dos rieron y él pudo ver cómo Chase la agarraba con más fuerza mientras que algo moría en el interior de House. Ella parecía muy contenta en brazos del rubio y, como le había dicho Wilson, algo brillaba en sus ojos. Quizá estaría mejor con Chase, le daba lo que él no podía darle. Ella le pedía a Chase lo que él le había negado durante tanto tiempo. ¿Cómo no negar lo que no puedes dar?

- Déjame en paz- contestó de malas maneras House mientras se levantaba y se dirigía a la barra de bar.

Wilson suspiró profundamente. Ya no sabía qué hacer para que House espabilara. Y lo peor de todo era que no se daba cuenta de que en cualquier momento podía perderla para siempre. Ella no iba a esperarle para toda la eternidad, cualquier día encontraría a alguien que la hiciera olvidar.

Cuatro whiskies después Wilson apareció en la barra y se acercó a su amigo, poniéndole la mano en el hombro le dijo con la suavidad que le caracterizaba:

- Foreman y yo nos vamos. ¿Vienes?

House no contestó pero su mirada perdida en el fondo del vaso fue suficiente para que su amigo entendiera que no pensaba moverse de allí en algunas horas, no hasta que hubiera olvidado todo lo que pretendía olvidar. Wilson se alejó y salió por la puerta junto a Foreman y la novia de éste.

Notó una cálida presencia a su lado mientras el camarero le servía otro whisky en el vaso. Pudo adivinar, sin ni siquiera mirar al lado, que era ella. Su presencia nunca pasaba inadvertida para él, siempre sabía cuándo estaba en una habitación, había desarrollado un sexto sentido.

- ¿Y tu rubio¿Te lo ha robado algún apuesto médico?- se burló él sin ni siquiera mirarla a la cara. No se atrevía a hacerlo después de lo que había hecho aquella noche.

- Le han llamado por teléfono. Tardará un rato.

Él tomó un sorbo de su bebida y ni siquiera reparó en que ella lo miraba fijamente.

- ¿Por qué lo haces, House¿Por qué te haces daño una y otra vez?- su voz, un hilo de voz, sonó segura pero débil. Nunca había creido atreverse a preguntarle algo tan personal.

- Déjame en paz. ¡Vaya, eres a la segunda persona a la que se lo digo hoy¿Será que quiero que me dejéis en paz?- le dijo a ella mientras la miraba.

Cameron suspiró y pidió un whisky al camarero. Si House no tenía nada que hacer y ella tampoco no había nada de malo en quedarse con él. Ella sabía que el silencio de él significaba que estaba pensando, siempre se abstraía y se mantenía sin hablar cuando pensaba.

- ¿Quieres pasear?- le preguntó él tajante, otra vez sin mirarla a los ojos.

- Hace frío fuera... es invierno.- Se excusó.

- No tengo más vida que este jodido hospital. ¿Quieres pasear? No saldremos de aquí.- él repasaba el filo del vaso con sus dedos mientras esperaba respuesta.

- Chase...- comenzó a decir ella.

- ¿Has venido con él?

Ella negó ligeramente con la cabeza y él lo vio a pesar de no mirarla.

- Entonces que se joda- levantó ligeramente su cuerpo de la barra y, cogiendo su bastón le hizo un gesto a ella para que le siguiera. En poco tiempo estaban fuera del salón paseando por uno de los pasillos del sótano del hospital. House no decía nada, únicamente se limitaba a andar. Ella sabía que lo que necesitaba era compañía y que, aún sin decirlo, le agradecía que estuviera allí.

- House¿a dónde vamos?- preguntó ella con curiosidad y parándole al agarrar su brazo.

- Sigue andando, Cameron.

Ella continuó andando sin esperar ninguna otra explicación. Recorrieron pasillos, cogieron ascensores, subieron y bajaron plantas y por fin se encontraron justo delante de la puerta de Diagnósticos. Aquella noche la zona parecía abandonada. Todo estaba oscuro y frío, Cameron tiritó ligeramente y miró a los lados, no podía avista sentir miedo ante lo que contemplaba. Los hospitales de noche siempre le habían parecido desangelados y tétricos; se acercó ligeramente a House mientras él abría la puerta de su departamento y sintió que él permanecía insensible. No movió ni un dedo, no notó que él se relajara ni se tensara. No notó nada. Un escalofrío recorrió su espalda al mezclar ambas sensaciones, un hospital vacío y un jefe borracho y en actitud extraña no era lo que más le apetecía para una noche.

Los dos entraron en el departamento, ella antes que él, y encendió las luces. Se adelantó unos pasos y sintió que su pulso se aceleraba cuando vio que la oscuridad había vuelto a la oficina. Se giró y vio los dedos de House sobre los interruptores. También pudo ver cómo él cerraba todas las persianas para que cubrieran las paredes de cristal.

- Siéntate- le dijo lentamente- Quiero compañía.

Ella se sentó con cuidado en el pequeño sillón que él tenía en el despacho. Él, por otro lado, fue hasta su mesa y se sentó en su silla. Sacó una botella del archivador bajo su mesa y la abrió mientras la miraba de arriba a abajo en medio de la penumbra. La luz de la luna iluminaba ligeramente la sala y podían verse las caras casi perfectamente.

- ¿Gustas?- ella negó con la cabeza mientras veía cómo él bebía de la botella a morro.- Ya que no quieres... ¿no te importará que no use vaso, verdad?- ella se estremeció al sentir el sarcasmo en su voz. Sabía que él estaba dolido, sabía que ella había tenido algo que ver, ella siempre tenía algo que ver.

Lo miró durante minutos, mientras él acariciaba la botella de whisky con los dedos. Únicamente había dado un primer trago, hacía rato que ya no bebía, sólo la miraba. Ella se había quitado los zapatos y reposaba las piernas sobre el sillón, con ellas dobladas. Lo miraba también incansablemente, no llegaba a enteder qué quería. ¿Por qué la había llevado hasta allí¿Por qué hacerla subir hasta Diagnósticos para no hacer nada? Cansada, se levantó y se acercó a su mesa.

- House...- lo miró fijamente a los ojos- House, creo que deberíamos irnos a casa. Vamos, te llevaré, tengo el coche en el garaje.- Él negó con la cabeza y agarró con más fuerza la botella.

Ella no sabía qué hacer en aquel momento, ignoraba cual era su humor, se había mostrado completamente cerrado aquella noche, sin querer explicarse de ninguna manera y no sabía cómo lidiar con aquello. Ella puso la mano sobre la botella e hizo amago de arrebatársela. Él agarró su muñeca con fuerza y murmuró:

- No. No me quites también esto.

Poco a poco él aflojó su mano ayudado por ella, que en esos momentos creía poder hacer cualquier cosa por él. Su mano se soltó del cristal y Cameron la sujetó en la suya. Notó que la piel de House estaba sudada del esfuerzo y la secó con su propia ropa. Sin siquiera preverlo House hundió su cara en su cintura, a la altura del ombligo.

- No te la lleves- murmuró contra su carne. Cameron no pudo evitar sonrojarse y sentir un escalofrío. Él rodeó su cintura con sus brazos y respiró contra su piel. Ella sintió el calor atravesar la tela de su vestido y sus manos se dirigieron, inevitablemente, a acariciarle el pelo. En aquellos momentos Greg House le pareció el hombre más dañado del mundo, el más dolido, el más adorable. Pasó sus dedos entre su pelo sintiendo la suavidad y el calor en su cuero cabelludo. Sus manos bajaron hasta sus orejas y su mandíbula cuando adviritió que él besaba su cuerpo por encima de su vestido y respiraba profundamente para olerla. Con cuidado ella levantó su cabeza empujando hacia arriba desde su mandíbula y lo único que vio fueron sus brillantes ojos azules, tristes, sintió una profunda opresión en el pecho.

Sin saber cómo él se levantó de la silla y se puso frente a ella. Con deseo apretó la espalda de ella contra el escritorio y poco a poco bajó su cabeza hasta besarla lentamente. Su lápiz de labios sabía como siempre había pensado que sabría y su boca era cálida y suave. Ella le devolvió el beso y volvió a acariciarle el pelo, dejándose llevar por él. Los besos pasaron a caricias, ella rozaba sus brazos y su pecho mientras que él no se apartaba de su cuello. La beso y lamió cada centímetro de su piel. Recordó las veces que había imaginado cómo sería la tez de su cuello y cómo sabría, cuántas veces había deseado en sueños hacer lo que estaba haciendo en aquellos momentos y con aquella mujer.

Las manos se confundían con las sensaciones y sus bocas se juntaron una y otra vez para fundirse y saborearse, ninguno de los dos podía separarse del otro, llevaban demasiado tiempo esperándolo. Él bajó una de sus manos hasta su muslo y con un ligero tirón levantó la tela del vestido hasta que la tuvo completamente plegada. Rápidamente su mano rozó el muslo de ella y Camerón suspiró profundamente cuando House rozó la palma de su mano contra su ropa interior, entre sus muslos. El gran suspiro de ella hizo que él mirara su cara, nunca la había oído suspirar de esa manera, no con él. Al mirar sus ojos pudo ver que su cara estaba cubierta de lágrimas y que sus párpados estaban cerrados en un intento de negar lo que estaba sucediendo. Él levantó la mano que tenía libre hasta su mejilla y con el pulgar apartó las lágrimas de su piel, llevándose consigo buena parte del maquillaje. Ella sollozó de nuevo y él se inclinó hasta que su boca estaba junto a su oído.

- Allison... shhh, no llores. No conmigo- y besó la piel de su cara con ternura. Bajó la mano hasta su espalda y apretó con fuerza contra sí mientras mantenía su otra mano bajo su vestido y ella continuaba llorando, sin saber ninguno de los dos exactamente por qué lo hacía.

Una hora después Cameron se levantaba del sillón del despacho de House y recogía toda la ropa que había dejado desperdigada por el suelo y se vestía con rapidez. Miró cómo él yacía desnudo sobre el cuero y quiso salir de allí cuanto antes. Cruzo el despacho hasta la sala contigua y alcanzó del perchero su bata de laboratorio. Se acercó al sillón y tapó a House con ella. Sin duda no tardaría en despertarse, el dolor de la pierna haría de despertador y hacía varias horas que había tomado su última vicodina. En silencio y sin mirar atrás salió del despacho. Una vez en el pasillo se puso los zapatos y se dirigió hacia el ascensor. No podía dejar de pensar en el brillo que había visto en sus ojos cuando sus cuerpos por fin se fundieron en uno. No sabía que en sus ojos él había visto uno igual.

Checkin' in, checkin' out

making love I love watching all your fireworks

I like it when I light those stars in your eyes

it's like fireworks in the sky...

Roxette – Fireworks