Atención: Todos los personajes de la fic pertencen a Glee y a sus creadores.

INTRODUCCIÓN:

Las vacaciones de Navidad ya se acercaban. Sam había repetido de año y era sophomore. Estaba en época de exámenes y sus notas se mantenían entre el C y el B, o sea, que no estaba preocupado por volver a suspender. Lo que ahora le tenía confundido era su sexualidad. Desde niño las chicas siempre le han parecido guapas, había tenido alguna novia pero nada relevante hasta ahora. Lo cierto es que le gustaban las chicas, como las que salían en la tele. No se lo pensaría dos veces. Por otra parte se sentía confundido porque siempre había tenido la duda de experimentar algo con un chico, lo cierto es que le gustaban algunos chicos. Y, aunque al principio, se denominara bisexual (a pesar de que no ha tenido ninguna relación importante con chicas o chicos) poco a poco fue comprendiendo que no lo sabría hasta que no lo probara. ¿Gay? O ¿Bisexual? Cualquiera de esas dos palabras le asustaba, sobre todo, por la educación que había recibido. Sus padres eran conservadores y le habían adoctrinado para ser un buen cristiano (y todo lo que eso conlleva: nada de sexo hasta el matrimonio, ir a la iglesia cada semana, hacer todos esos "eventos" religiosos que tanto emocionan a los padres, ¡nada de usar condón! Y aunque nunca lo hayan dicho claramente eran homófobos y racistas, aunque lo segundo no tuviera nada que ver con la religión, para los padres de Sam era algo que venía incluido) "Si realmente fuera… eso tendría que vestir de otra forma, mudarme de barrio y ser amanerado" Sam se repetía en la cabeza sin mencionar esas palabras. Comprendió después que lo de 'bisexual' era una buena acuñación para su 'sexualidad' ya que por una parte le gustaban las chicas y los chicos.

Sus padres siempre le obligaban a hacer cosas que no quería y aunque no comprendía cómo podían ser así, se decía "Tienen su forma de ser pero yo no puedo ser como ellos, será cuestión de la época…" Sam pensaba que había adquirido su propio pensamiento con el paso de los años y por lo tanto era más moderno, pero nunca podría enseñar a sus padres esa parte 'moderna', no si quería seguir teniendo su cariño. Y aunque a veces parecieran dementes los amaba tanto, que no le importaba ocultar lo que fuera por ellos, por la gente que le dio la vida, por la gente que tanto se había esforzado por él. No podía decepcionarles.

Tras esta fase de pequeña aceptación de su relativa sexualidad Sam empezó a sentir que sus sentimientos solo crecían.

NEVABA

Mientras veía la tele con mis padres en la víspera navideña en el patio nevaba. Eso era la señal. Nevaba. Había rogado a dios que me de fuerzas para contar a mis padres qué es lo que me ocurría. Yo ya había salido de dudas, me gustaban los chicos.

Todo empezó como un juego de "a ver quien aguanta más la mirada" en la biblioteca. El día antes de mi examen de Literatura fui a la biblioteca para repasar y estudiar toda la asignatura otra vez. Me senté, abrí mi libro y a los quince minutos, más o menos, dos mesas delante de mí, le vi. Le vi de casualidad ya que solo estaba echando un ojo a todos en la biblioteca: La gente que estudiaba, los que estaban con el móvil o los que no hacían nada. Pero mi mirada se paró cuando vi a un chico con el pelo moreno y engominado, estaba con la cabeza agachada. Cuando el moreno alzó la vista no pude dejar de mirarle, aún peor, quería seguir mirando, porque desde lejos veía que el chico tenía los ojos más bonitos que había visto antes. No aparté la mirada esperando que él lo hiciera primero haciendo que nuestra conexión fuera solo momentánea. ¡Pero seguía mirando! No sé si me puse rojo o algo pero el moreno apartó la mirada. Entonces cogí mi agenda y apunte lo que había pasado ese día. Me fui porque pensé que ya no podría seguir estudiando con él delante. No sé… despertó mis ganas del flirteo, esa sensación me recordó a las que tenía con las chicas. Porque cuando una chica me gustaba nunca me iba por las ramas, era muy directo. Y este chico, me había gustado (está claro que muchos otros chicos me han parecido atractivos pero no habían llegado a ese interruptor en el que pone 'on') Me pareció especial pero nada fuera del otro mundo, me gustaba, si iba a aceptar que era… eso, tendría que establecer ciertas normas.

Esas normas venían fijadas por lo que dijeran mis padres. Creo que al salir de casa podía ser más yo y menos como querían mis padres. Está claro que ellos nunca me dijeron "tienes que hacer esto, ser así…" ellos lo hacían de forma indirecta, con sus pequeños comentarios, que se hacían cada vez más pesados.

Cuando llegué a casa, la sonrisa que se había colgado de mi cara se esfumó y subí corriendo a mi habitación para olvidarme de esa mirada de unos segundos y del chico de pelo engominado y de todo, ahora solo tenía que concentrarme en no suspender el último examen del trimestre.

Después de vomitar toda la información de mi cerebro en el examen me encontré con Brittany fuera de clase. "¿Qué tal el examen de literatura, Brit?" Le pregunté sabiendo ya la respuesta.

"Muy bien, he usado lápices de color morado y verde para las respuestas importantes, así que creo que bien" Rió y yo también me reí. Pero sabía que estaba mal.

"¿Cuándo tienes el siguiente examen?" Le pregunté mientras nos apartábamos a un lado de del pasillo ya que la gente empezó a empujarnos.

"¿Qué día es ese que viene después del jueves…?" Dijo acercándose a mí como si quisiera que nadie se enterara de que no sabía que la respuesta era…

"Viernes. Pues perfecto, el jueves vamos a estudiar hasta que te explote el cerebro, ya verás, lo vas a aprobar todo." Dije mientras sacaba un libro de mi taquilla.

"Gracias Sam. Pero cuando vayas a casa ten cuidado con Lord Tubbintong no le gustan los rubios desde que uno le dejó abandonado en una gasolinera y tuvo que regresar a casa haciendo autostop" Brittany había sacado su libro también y cerrado su taquilla.

"Pero tú eres rubia… " Dije más confundido aún.

"Ya… pero él no lo sabe, es daltónico" Me guiñó un ojo y nos fuimos a la siguiente clase.

Era martes y volví a la biblioteca porque la curiosidad me mataba, quería saber si para él también la conexión fue importante (1ra norma: No interesarse por un chico del que no se sabe si es homosexual. Me da igual esta norma quiero verle, quiero verle ya) A lo mejor a ese chico no le gustaban las personas de su sexo pero… si no lo intentas no lo sabes. La verdad es que yo soy muy echado para delante, siempre lo he sido: Cuando me gustaba una chica le pedía salir, si cortábamos lo superaba (Nada nunca ha sido relevante o serio), si me iba mal en clase intentaba mejorar poco a poco (Por el tema de la dislexia sobretodo) y si mis padres me hacían avergonzar en una reunión o fiesta… me iba al espacio cerrado más cercano posible y no salía hasta que nos teníamos que ir. Con mis padres siempre era lo mismo pero ya no quería seguir encerrado en ese espacio y en principio esto fue estimulado por 'Blaine'. ¡Supe cómo se llamaba! Porque cuando llegué a la biblioteca y me senté en el mismo asiento que ayer allí estaba él ¡Una mesa más adelante que el otro día! ¿Sería una señal? Sí. Cuando 'Blaine' cogió su agenda pude ver su nombre y que era de la Dalton, un instituto solo de hombres y muy pijo, lo cual me hizo dudar de su posible homosexualidad, no sé, se supone que estar todo el día entre tíos te hace más 'macho'. 'Blaine' no llevaba el uniforme tan hortera que llevan los de Dalton, iba como un anciano joven con esa pajarita, que le hacía tan encantador… Estaba usando palabras de chicas. ¿Qué me pasaba? Aunque dijera que estaba confundido mientras más le miraba más se resolvían mis dudas. Por eso me quedé embobado y aunque para el día siguiente solo tenía unos cuantos deberes que hacer me llevé todos los libros, por si había que aparentar. A lo mejor que le mirara le molestaba y se iba o algo por eso mientras le miraba echaba un ojo a la estantería de música que tenía al lado, también lo hacía porque habían más chicos y chicas alrededor y no quería… pues eso… que supieran que me perdía entre su cabeza y sus brazos. Deseaba volver a verle los ojos. Cuando de repente se levantó, me miró y me hizo un gesto con la cabeza en plan '¿Eh qué pasa te quieres venir hoy a casa conmigo y comprobamos realmente si te gustan los tíos de una vez?' Es mentira, me hizo un gesto porque me reconoció del día anterior, se acercó a la estantería de climatología. Si me hubiera dado la vuelta para observarle hubiera sido demasiado cantoso. Por eso no me volteé. A la vuelta observé que llevaba un libro sobre las precipitaciones de Ohio, la portada estaba cubierta por copos de nieve y un cielo azul. Era la señal. Se sentó y no volvió a levantar la mirada. 'Blaine' no se iba, quería que se fuese para irme tranquilo, sabiendo que nada especial podía pasar mientras yo no estaba allí. ¡Sigo impresionado de seguir hablando como un baboso! ¿Estaba colado por ese tío? sí…. (2da norma: Intentar no colarse/enamorarse/flirtear/mirar a tíos en público. Eres patético, pareces una colegiala hablando sobre su famoso favorito, como Matt Bomer o alguien así. Quítate a 'Blaine' de la cabeza YA.) Por eso cogí mis cosas, me puse el abrigo, puse en mi reproductor la playlist de canciones de rock y me fui sin mirar atrás.

Cuando llegué a casa, no había nadie (menos mal), subí al baño y me miré al espejo, no parezco gay, no tengo esas pintas, todo lo contrario, soy atlético y varonil, no me interesan las cosas que a la mayoría de gente gay le gusta, a lo mejor es solo un etapa de mi larga vida, a lo mejor es todo un película que me estoy montando, tengo que compartir mi vida con una mujer ¿Con un hombre? Mis padres no me visitarían ni de broma, no me querrían, ni ellos ni mi familia, posiblemente solo tenga amigos gays a los que no les guste el fútbol, comer con las manos, no ducharse, ver la tele, beber cerveza…. De repente me di cuenta mirando al marco del espejo que era yo el que estaba enmarcando a toda la sociedad. Soy un chico muy listo para pensar que todo eso era verdad. Ni todos los gays son así ni todo los heteros somos así. Pero en algo tenía razón: el cariño que se esfumaría con unas palabras como 'soy gay' sería un baldazo de agua fría para mis padres ¿Por qué no podía dejar de pensar en mis padres? Siempre me estoy cuestionando todo lo que hago, a veces desearía dejar de pensar en las consecuencias. Al llegar a casa tenía que ser otro, no era menos yo, simplemente lo aparentaba.

Lo más raro es que este tal 'Blaine' sin saberlo me estaba rallando la cabeza. Cada vez más y cada vez más.

Tengo ganas de llorar, me siento débil ¿Por qué el amor me es tan difícil ahora? Si nunca me ha pasado esto ¿Por qué ahora? Bueno, podría ser peor, y ser uno de esos maridos con tres hijos y amante gay. Pufff. Cuando veo a dos chicos de la mano me sigo sorprendiendo pero a mí realmente no me molesta o me da reparo. No me importa. ¿Entonces qué importa? No es lo mismo. Por una parte mis sentimientos por las chicas se están apagando, no encuentro llamativo los atributos femeninos pero es que si me gustaran los tíos tendría que hacer cosas que no me gustan y me tendrían que gustar los atributos masculinos. ¿Por qué no nací asexual?

Mientras iba a coger un autobús para ir al instituto me encontré con Brit. Hacía mucho frío pero ella iba como siempre, con su uniforme de las Cheerios.

"Hola Sam ¿Qué tal el día?" Dijo con la voz casi entrecortada por el viento.

"Bien ¿Brittany no tienes frío?" Pregunté. "Te vas a helar ¿Quieres que te deje mi abrigo?"

"Estoy bien. Gracias." Se sentó junto a mí a esperar el bus. "Ya estoy preparando todo para mañana" Dijo acercándose a mí.

"Genial. Brittany, seguro que el viernes apruebas la recuperación" Le toqué la espalda como síntoma de apoyo.

"No lo digo por eso. Sé que aprobaré. Lo digo por nosotros" Me echó esa mirada… Yo no sabía qué decir. "Nos vamos a enrollar ¿No? Lord Tubbington no mirará. Además eres uno de los pocos chicos del instituto con el que todavía no he jugado a mamás y papás" Me quedé mirando sin saber qué decir. Vale. Ella pensaba que la cita era para enrollarnos. Hace unos meses le hubiera dicho que sí pero el frío y 'Blaine' hacían que quisiera decirle ahora que no. Pero luego pensé que si me enrollaba con ella, la tía con más experiencia del McKinley, a lo mejor, me dejarían de gustar los chicos o mejor dicho, me dejaría de gustar 'Blaine' (Con el cual solo había compartido una mirada y un gesto de la cara)

"Vale" Fue lo único que se me ocurrió decir mientras el autobús llegaba a la parada.

El miércoles no fui a la biblioteca ya que las clases estaban casi terminadas. Y ahora solo me quedaba ayudar a Brittany con su examen de recuperación. Además me quería quitar a Blaine de una vez de la cabeza. El jueves lo haría con Brittany y todo se arreglaría para mí. Tenía miedo porque esa sería mi primera, primera, primera vez. Nunca había pasado de manosear a las chicas. Estaba asustado pero a la vez tranquilo. Experiencias como estas te aclaran mucho las cosas. Y también estaba nervioso porque Brittany era mi única amiga. Los chicos de fútbol no son realmente mis amigos, no les quiero pero a Brit sí. Ella es especial y no la quiero perder.

El jueves después del instituto fui a casa de Brittany y después de estar estudiando como unos 40 minutos. Lo de estudiar es relativo para Brit. Bueno, después de eso empezó la acción y lo peor es que casi llegamos hasta el final. Brittany se habia quedado solo en ropa interior y empezó a besar y lamer mi pecho y bajaba y bajaba. Me hacía cosquillas y no lo encontraba nada sexy. Por eso cuando con sus manos me iba a quitar el jean, me aparté.

"Brittany lo siento" Le dije sin malicia mientras buscaba mi camisa.

"¿He hecho algo mal? ¿Es porque Lord Tubbintong nos está grabando detrás del armario?" Dijo Brittany mientras se acomodaba el sujetador.

"No, no. Solo que creo que esto no está bien. Tú tienes un examen mañana. Somos simplemente amigos. Y yo… Bueno… y a mí… tú…." No pude continuar la frase, cogí mi mochila y salí de la habitación de Brittany rápidamente. Su madre no estaba en casa (menos mal). Salí corriendo por la puerta y no paré de correr hasta que llegué a casa. Corría para no pensar en lo que pudo ser y por qué no fue. Estaba pensando en Blaine. Brittany no me gustaba. No me gustaba lo que estaba haciendo.

Menos mal que los exámenes habían terminado para mí. Mi cabeza era una olla de pensamientos y todos se inclinaban a uno: Soy gay.

Ya era sábado y me pasé el viernes después del instituto encerrado en mi habitación, no hablé con Brittany y falté al último entrenamiento de fútbol. Después de todo nadie se iba a preocupar por mí. El lunes me darían las notas y la navidad empezaría para el resto de personas.

Decidí que era justo que mis padres lo supieran. Al fin y al cabo era mi vida, yo decidía lo que iba a ser y cómo quería que fuera mi propia existencia. Los lagos de confusión se secaron en mí y todo por un chico con el cual no había ni hablado pero todos esos días de miradas y demás me hicieron confirmar que me gustaban los chicos a un nivel más relevante que lo habían hecho las chicas. También por Brittany, que sin saberlo, me ayudó más, que yo a ella. Además siempre he querido a mis padres y se merecían conocer la verdad. Por eso había decidido que si esa semana el tiempo se atrevía a hacer que nevara yo me atrevería y contaría todo a la gente que más amaba: Mis padres.

"Papá, mamá, venid aquí" Dije tranquilo mientras me giré dejando atrás a la nieve. Se acercaron muy apacibles y sonrientes.

"¿Qué quieres Samuel?" Que era como me llamaba mi padre siempre.

"¿Tienes hambre ya?" Dijo mi mamá mientras se acercaba sonriente.

"Sentaos aquí que necesito hablar con vosotros, os quiero decir algo, así que no digáis nada hasta que termine, por favor" Empecé a coger aire y fue cuando realmente sentí el peso del mundo sobre mis hombros. Empecé a recordar todos los comentarios homófobos que soltaban mientras veían a alguien por la calle o en la tele. "Sé que solo os tengo a vosotros y para mi sois lo más importante que tengo" Dije mientras empecé a deprimirme por lo que yo esperaba que fuera su respuesta. Recordé todos esos maltratos en casas e institutos, todos los accidentes o las muertes que causaron las palabras que estaba a punto de pronunciar "Por eso os tengo que decir que… me gustan los chicos, soy gay". Fue entonces cuando mi mente y mi vista se nublaron y solo pude ver a mi padre alzar el brazo, abrir la mano y sentir que me pegaba mientras gritaba de furia, oía a mi madre llorar, sentí que había caído al suelo, mi padre me seguía pegando. Y yo empecé a llorar, cuando abrí los ojos, solo pude ver la nieve detrás de la ventana.