Dentro / Fuera
Epi acababa de dar su lección diaria sobre la superposición de las cosas y su orden numerológico, así que se dirigía a su cuarto a descansar de tan ardua enseñanza, pero cual sería su sorpresa cuando, al abrir la puerta, se encontró con todo su cuarto desordenado y a Blas desnudo recostado sobre su cama. Su inteligencia no era la suficiente como para procesar lo que estaba pasando ahí, la continua repetición de sus lecciones había atrofiado sus capacidades cognitivas. Es por esto que preguntó:

¿Si tu padre y mi madre eran hermanos, y tu y yo somos sus hijos, entonces nosotros somos primos?

A lo que Blas contesto:

No Epi, somos hermanos...

Todo esto aclararía un gran numero de puntos, como por ejemplo el como podían haber nacido seres tan lerdos, y la solución yacía en su emparentamiento. Pero este no era el tema a tratar, así que Blas fanfarronamente se levanto de la cama en dirección a su prójimo, prendió su mano, y posó su miembro de espuma sobre ella haciendo que Epi se ruborizara. Exaltado por lo que allí pasaba Epi intento salir corriendo de la habitación, pero Blas que disponía de unas extremidades más largas logró alcanzarlo antes de k se presumiera su presencia en los pasillos del estudio y, en un alarde de fuerza, estiro de su brazo lanzándolo sobre la cama, quedando los dos tumbados de costado sobre ella. Ambos se miraban fijamente, como si no pudiesen apartar la mirada. Y así era, ya que no disponían de la capacidad para moverlos. Durante un buen lapso de tiempo se mantuvieron así, como si el tiempo se hubiera detenido, pero pronto esta tranquilidad se vería perturbada por el sonido de velcro al despegarse. Blas había comenzado a desnudar a Epi, que se dejaba llevar y no oponía la menor resistencia, solo dejaba escapar entrecortadamente un ligero gemido que cesó al llegar la hora de que los dobladores acabasen su jornada laboral. A partir de ahí dejaron de emitir cualquier sonido y sus orificios traseros quedaron abiertos y vacíos, que paradoja.