Nota del autor: Pokémon no es de mi propiedad y la autoría de sus criaturas y personajes es de Game Freak. La historia es sin afán de lucro y con sólo motivos de entretener.

Antes que nada, quisiera agradecerles por leer esta historia. Espero que sea de su agrado.


Prólogo: Él

-¡Eres una inútil, no sirves para nada!-exclama furiosa la voz de un hombre.

-¡Mira quién lo dice, si de verdad sirvieras tu padre te habría puesto a la cabeza de todo, pero como eres un…!-le responde la voz de una mujer muy joven.

Los gritos de ambos resonaban en el pequeño apartamento de Ciudad Verde, en la región de Kanto. El hombre y la mujer siempre discutían en la pequeña sala de la casa, pero, muy al fondo del apartamento, en una habitación estaba una pequeña niña. Las discusiones entre el hombre y la mujer, a quienes ella tenía la obligación de decir "papá" y "mamá", se habían vuelto tan comunes que las consideraba normales. La niña habría querido decir algo, lo que fuese, para detener los altercados que surgían entre sus padres, pero siempre había algo que le impedía y la dejaba sentada en el suelo, aferrándose a un peluche de un Mankey.

-Así que están peleando de nuevo, qué lamentable.-exclamó la voz de un hombre, una voz que no era ni humana ni demoniaca, ni siquiera divina. Era algo más.

-Estas últimas semanas son cada vez más frecuentes.-le responde la niña, evitando romper en llanto.- ¡Ya estoy harta!

-…Escucha Ariadne, creo habértelo dicho, pero te lo repetiré cuantas veces sean necesarias para que lo aprendas.-le dice la voz, después de un momento de silencio.- Para que una fortaleza sea construida es necesario el trabajo de muchas personas, ¿no es así?

-Sí, pero, ¿qué tiene que ver eso con…?-responde la niña.

-Mucho.-interrumpe la voz.- La fortaleza puede tener a muchos hombres en su construcción, pero si ellos no tienen a alguien que dirija la edificación, esa fortaleza caerá. Lo mismo sucede contigo, Ariadne, tú estás destinada a dirigir todo, y sino aprendes a hacerlo, nadie lo hará.

La niña, con tan solo 8 años se levantó decidida. Antes, nunca se hubiese atrevido a interrumpir las discusiones de sus padres, pero esta vez era diferente. No aguantaría una sola palabra más de alguno de los dos.

-¡¿No entiendes que no te vas a llevar a mi hija?!- grita cada vez más fuerte la mujer.- ¡Ella no va a estar contigo! ¡Eres un inútil!

-¡¿Entonces es mejor que se quede con una… mujer como tú?!- le responde el hombre.- ¡Ella irá donde tiene un verdadero futuro!

-¡¿Ah sí?! ¡Quiero verlo!-exclama la mujer acercándose al hombre dispuesta a golpearle la cara.

-¡Basta, los dos!-exclama Ariadne, cuyo grito detiene de inmediato a la mujer y pone la vista del hombre y la mujer sobre ella.-Mamá, mi papá tiene razón. He pasado mucho tiempo conmigo, y, míranos, apenas y tenemos un lugar en donde dormir. Mamá, tú y yo no podemos estar juntas hasta que alguna de las dos cambie. Y como sé que tú no lo harás, cambiaré yo por ambas.

-Pero, Ariadne, hija… no, no digas eso.-exclama entre lágrimas la mujer, mientras la impresión de la situación le hace recostarse sobre un mueble.- ¡Por favor, no te vayas, no me dejes sola!

La niña se limitó a observarla y llorar.

-Ya cállate, Sofía.- exclama el hombre.- Nuestra hija ya ha decidido, y ha tomado la mejor decisión que una niña puede tomar. Mañana vendré por las cosas de Ariadne… y no vendré solo. Vámonos hija, ya no tenemos nada que hacer acá.

Dicho esto, el hombre tomó de la mano a la niña y se dirigió a la puerta. Ariadne volteó hacia su madre, quien estaba inconsolable en el suelo. La niña regresó rápidamente su cabeza hacia adelante y siguió su camino, el camino que ella había escogido.

-Lo hiciste bien, Ariadne. Tu decisión traerá cosas buenas, ya lo verás.-le dice la voz, a modo de felicitaciones.

-No lo creo, acabo de clavarle una puñalada en la espalda a la mujer que me dio la vida y me crio. Soy una basura.-le dice la niña, llorando.

-No, Ariadne, estás lejos de serlo. Cada decisión que tomamos tiene un precio, un sacrificio, pero conforme crezcas, verás que el sacrificio que has hecho hoy traerá prosperidad a todos. Sólo, sigue el camino que te traces a partir de ahora.

-Está bien.-dice la niña, con la voz aún entrecortada.- Confiaré en ti…Yahvé.

….

-Señorita Ariadne, señorita Ariadne.-le dice la voz de un hombre mayor a la mujer estaba sentada enfrente suyo.- Por favor, responda lo que le pregunté.

-… ¿Qué? ¡Oh! Disculpe comandante Oswaldo, estaba recordando el pasado.-exclama la mujer esbozando una sonrisa.- ¿Podría repetirme lo que dijo? ¡Bueno, hágalo rápido, antes que la edad lo mate!

Unas pequeñas risas se escucharon en el salón de juntas, que estaba presidido por Ariadne y otras 7 personas más.

-Graciosa como siempre, señorita. Pero, con el respeto que se merece, debería ser yo el que se ría de usted.-le responde enojado el hombre.- Mi pregunta fue: ¿De verdad quiere usted buscar la "Sala del Origen"?

-Sí, ¿por qué habría de ser una broma?-exclama la mujer, sin borrar la sonrisa de su rostro.

-Señorita, por si no lo recuerda, ese lugar es sólo una leyenda, nadie sabe si es ahí donde está Arceus. Además, no veo necesario que busquemos a Arceus.

-¿Y quién dice que lo estoy buscando a él?-pregunta la mujer parándose.- Bueno, creo que ya dejé en claro lo que quiero que hagan. Todos acá lo han entendido, y parece que sólo usted no lo ha hecho. Después de todo, no puedo culparlo, ya es un señor mayor.

-Señorita Ariadne, creo que es usted la que no entiende que vamos a perder el tiempo en la búsqueda de esta ficticia sala, ni siquiera sabemos si Arceus existe.

-Bueno, tiene mucho trabajo que hacer, entonces.-exclama la mujer.- En fin, espero que no haya más dudas sobre este tema. Y ahora, pasando a cosa más importantes, ¿qué día es hoy comandante?

-Martes, señorita Ariadne.-responde con ira el hombre.

-Oh, genial, es día de pizza. Espero que Sara ya la esté preparando y que recuerde que me gusta la porción extra de Magikarp a mi pizza.-exclama la mujer.- Bien, caballeros, pueden retirarse.

Los 7 hombres se levantan de la mesa y se retiran del lugar, dejando a Ariadne sola.

-Bien, hoy comienza. Queda muy poco tiempo para reencontrarnos, madre.-exclama Ariadne, tomando un vaso de agua.


Muchas gracias por leer este pequeño prólogo, el cual tomará importancia más adelante en la historia. Soy nuevo escribiendo en Fanfiction, cualquier crítica será acepta. Espero que haya sido de su agrado.