Mi nombre es Hanabi Hyuga, hija menor de Hiashi Hyuga, quien es un integrante importante de la gran familia Hyuga. Hyuga por aquí y Hyuga por allá. Durante el transcurso de mi vida, eso parecía ser importante, formar parte de mi familia debía ser envidiado. ¿En qué me equivocaba? A nuestro apellido pertenecían grandes empresas y teníamos a las personas más importantes en todos los campos empresariales que puedas imaginar. ¿Entonces, por qué ese insufrible chico no podía respetar eso? Siempre con su sonrisa sardónica por todas partes creyéndose el dueño de la casa. ¡La casa de mi familia, cabe destacar!

Irrespetuoso, irritante, poco instruido, eléctrico, inmaduro, él era Kiba.

El mejor amigo de mi hermana, y ahora…

… ¿Mi hermanastro?

Tenía que ser una broma, porque mi padre, mi GRAN padre, tan correcto y respetado, no se podía relacionar con esa clase de personas. ¿Verdad que no?

Ocurrió un día en particular, desde el amanecer todo había sido demasiado singular en la casa. Mi padre nos hizo vestirnos con nuestras ropas elegantes, excusándose que había invitado a unos amigos a cenar. Y me instó a ayudar a Hinata en la cocina, ¡EN LA COCINA! ¿Cómo le cabía en la cabeza que yo me acercara a más de cinco pasos de una estufa?

Y sus palabras exactas fueron, al colocarme frente a mi hermana:

- Yo sé que puedes con esto.

Yo amo a mi padre, pero esas no eran palabras que dijera juntas, en el mismo contexto, o si quiera con el propósito con las que quiso decirlas.

- ¿Escuchaste eso? – le inquirí a mi sorprendida hermana, quien tenía sumergidas sus manos en el agua con vinagre para la lechuga.

Ella me lo afirmó con la mirada.

Luego fue Neji, el pobre chico estaba de lo más tranquilo metido hasta la nariz en sus libros. Cuando Hiashi lo abordó. Todo concentrado en algo que lo tenía preocupado, al parecer.

- Dime Neji… ¿no te gusta ninguna chica?

Neji no pudo más que observar a su tío, creyendo que estaba perdiendo el buen juicio. Hiashi no hacía ese tipo de preguntas personales y tan normales, Hiashi era tan reservado con sus cosas que respetaba el espacio de los demás. A veces en exceso, pero decidió soltar su lado curioso con Neji y éste sólo huyó por la tangente.

- ¿Y qué le contestaste? – quise saber.

- ¿No tienes una ensalada que envenenar? – y también huyó de mí molesto.

Cuando se hicieron las ocho de la noche, ya estábamos vestidos y acomodados para la cena elegante que mi padre avecinaba con tan descarado humor. ¿Acaso eran ánimos? ¿O era eso nerviosismo? No lo sabía, y eso me amargaba las entrañas.

Se sirvió la comida que mi hermana preparó, algo que simplemente pudo perfectamente hacer la cocinera, pero Hiashi pidió que fuera Hinata quien la prepara (detalle inquietante). Se acomodó la mesa para el alto nivel de nuestros invitados, que sólo mi padre conocía. Nos sentamos en ella y cuando estaba a punto de pedir retirarme a mi habitación, llegaron los tan misteriosos invitados.

Fue, personalmente, Hiashi quien abrió la puerta.

Cuando por ella entraron la pequeña familia Inuzuka.

¿Por qué ellos? ¿Acaso venían con los invitados importantes?

Sentados todos a la mesa, ya siendo conscientes de que estábamos reunidos los citados para la ocasión, el silencio insinuaba que el tema del que se venía a discutir allí debía tratarse con sumo cuidado. ¡Pero, yo no me podía andar con cuidado si nadie me decía que ocurría!

- Y, ¿alguno de los adultos aquí presentes podrían iluminarnos con el motivo de esta cena? – inquirí, demasiado ansiosa para andar con educación.

- Hanabi. – me amonestó levemente Neji, viéndome a través de los adornos florales.

- Déjala, sobrino. Puedo entender que esté deseosa de saber qué ocurre, siempre has sido así, Hanabi. – los tres sabíamos que le seguía a la oración "No soportas que los demás sepan más que tú" por lo menos mi padre sí se andaba con cuidado frente a los invitados.

Veía los labios de mi padre separándose y volviéndose a juntar, pero sus palabras me eran desconocidas. Cosas como "salir juntos", "sostener una relación", "varios meses viéndonos" y más palabrería de esa índole, me hicieron creer lo peor.

Pero, aquello no podía ser. ¿Verdad?

Busqué respuestas en mi hermana y mi primo. Ambos, sin embargo, tenían los ojos puestos en mi padre, igual o más alarmados que yo.

Sus gestos de sorpresa me confirmaron mis sospechas, mis más increíbles y descabelladas sospechas.

Mi padre, y la señora Inuzuka… ¿casándose?

Esto no podía estar pasando…

… Esto era un mal chiste…

… Era imposible.


N.A: ¡Buenas! Volví a la vida, esta vez con un HanabixKiba. No sé si los capítulos serán así de cortos, pero con el tiempo se verá :) Espero su opinión y que lograra recrear lo que quiero para esta historia. Muchas gracias por leer.

*Cambio y Fuera*