Iiepale! al final subo algo nuevo~ Espero que no sea un chapazo~
Las Crónicas de la cama
La cama de Antonio
¿quien no odiaba despertarse por culpa del sonido atronador de la alarma?
Antonio lo odiaba con toda su alma. Lo que mas le gustaba era despertarse por los rayos de sol a saber que horas y de buen humor irse a currar un rato antes de comer y echarse una siesta. Pero la verdad era que lo que mas deseaba era despertarse después de una noche de pasión, acariciado por los rayos de sol, con un brazo rodeando a la persona que amaba, que estaría descansando después de una noche de pasión. Como seguiría durmiendo, después de contemplarlo un poco, le despertaría a mimos y besos o cosquillas, y si le daba la venada, un desayuno completamente español en la cama. Sabía que el se negaría a despertarse y se removería muy molesto, cosa que para él era muy adorable. Podían ser ideas totalmente ñoñas, ideas de sacar azúcar para mas de un año, pero el era apasionado y pensaba que lo mejor era eso, dar apasionados detalles a su pareja y no había mejor regalo que un beso y recibir un sonrojo de su parte.
Se alegraba que los días de verano habían llegado y con ellos, la preciosa opción de mandar el despertador del demonio de vacaciones hasta septiembre. Por fin podía ir de fiesta, pasear, recoger tomates, ir a mas fiestas, comer helado a toneladas, jugar a fútbol sin camiseta, ir a la playa, jugar a volleyball... lo normal, vaya. Ya se olvidaba de meter en la lista el ir al gimnasio con sus dos grandes amigos, a trabajar aquel cuerpo suyo (cuerpo que le rayaba un poco no poder competir contra Alemania, eso si que era una buena tableta). Lo que más adoraba era la dulce opción a su adorada hora de la siesta. Solos él y su cama, un sueño reparador que le recargaría sus apasionadas pilas. Tendría que sumar a la lista el sorprender a su pareja, pero quizás no le contaba, porque a él se le hacía bastante fácil.
Decidió que el último punto de la lista sería lo primero en hacer. Se le ocurrió una simple idea: una cena. Un poco de pasta con tomate, un simple vino (quien dice simple, dice uno de los favoritos de su pareja), algo de paella, tomates extra y algunas velas para crear ambiente encima de la mesa, como en aquellas series o tanto que decía uno de sus amigos. Le habían dicho de ponerse un traje para ir todo elegante, pero pensándolo detenidamente, era una idea patética, ya que los trajes eran serios y sin vida. Prefirió ponerse una camiseta blanca entreabierta y unos pantalones negros simples para simular el traje.
Tuvo que esperar poco, solo media hora (ya que solía tardar una hora o dos) cuando Romano entro en la casa. Se lo agradeció con una sonrisa y le tendió la mano para acompañarlo hasta su silla de siempre. Lovino aparto la vista algo sonrojado y tuvo que aceptar a regañadientes. Una vez sentados, empezaron a comer y al pobre invitado no le quedo otra que escuchar todo lo que le decía mientras intentaba saborear la pasta (que nunca reconocería que el la hacía muy rica): que calor hacía, que tendría que ir al gimnasio, que tendrían que ir a la playa y pillar buenos helados o granizados...cuanto lo amaba. Aquellas tres palabras eran las mas famosas,las palabras estrella. Las decía con naturalidad, como si fueran lo mas normal del mundo, con aquella sonrisa "de idiota" y sus dientes blancos, a lo anuncio de Vitaldent. Romano sabía que tenía que abandonar aquella casa cuanto antes, todo iba demasiado bien, sabía que iba después y lo quería evitar como fuera.
-Bastardo, yo me largo ya
Simples y falsas palabras, ya que nunca le admitiría que le había gustado su comida como siempre y que le apetecía quedarse a probar un poco el postre.
-¿Tan rápido?-pregunto haciéndose el sorprendido, ya que lo conocía de sobra y ya estaba curado de espanto, sabía que era una estrategia patética que no le serviría de nada-si queda lo mejor...¿no quieres postre?
Lovino pudo ver de sobra la trasformación de la sonrisa tonta de España: de una idiota e inocente, a una cargada de lujuria, algo picara. Antonio se levanto de su sitio y se coloco detrás de él. Le empezó a susurrar tiernas palabras al oído mientras le abrazaba. Lovino intento zafarse del agarre, ya que aquello le estaba sacando los colores, pero solo lograba que se rozasen aun mas los cuerpos. Le dio la oportunidad perfecta (mas consciente de ello que inconsciente, para que mentir) al español para que le robase un beso.
-¿De verdad te quieres ir?-le pregunto una vez terminado su beso robado.
Era normal verlo con aquel tono rojo, dejándose llevar a la cama de España, ya que aquello atontaba sus sentidos. Delante de él, las manos de Antonio fueron desabrochando la camisa del italiano, para de paso, ir acariciando el torso no tan trabajado como el suyo. Le encantaba ver como le daban pequeñas sacudidas, parecidas a descarga eléctrica que sufría su Romano, le parecían excitantes. Lo que le molaba mas era ir a morder la oreja e ir descendiendo poco a poco hasta su cuello, que lo marcaría como suyo y mordería como vampiro. Aquello era el pasaje a escuchar dulces... sonidos de Lovino. Pero su mano no se quedo quieta, y descendió hasta el cierre del pantalón. Romano se resistió, pero era inútil, ya que España le podía. Verlo desnudo a su merced le excitaba. Lo tiró a la cama con un poco de cariño, se abalanzo hacia él y volvió a atacarlo con besos. Fue descendiendo lentamente, mordiendo el cuello, paso pos sus botones rosados y llego al liso vientre. Torturarlo era lo mejor que se le daba. El pequeño italiano empezaba a maldecir, quería que lo hiciese de una vez. Ya que lo había excitado, le grito que "se la chupase de una puta vez". Ya estaba consumido por la pasión del momento.
Al final le hizo caso y descendió hasta el miembro erecto de Lovino. Lo agarro y lentamente fue lamiendo la longitud y la punta. Todo lento para torturar a su Romano. Pudo escuchar algún sonido de satisfacción del italiano. A cada momento, aumentaba la velocidad, llego a usar los dientes para darle mas placer. Los gemidos nada disimulados de Romano eran pura melodía para España. Le excitaba que las manos del italiano le despeinasen y empujase su cabeza a ritmo para que fuera mas profundo. Las manos de Antonio fueron a parar a los botones, pellizcando para darle mas placer. Aunmento considerablemente la velocidad para que llegase "el momento pantene".
Por fin, el joven soltó un gran orgasmo que sonó en toda la habitación, dando paso a una inundación de liquido blanco en la boca de Antonio. En parte, él solo trago una parte, el resto decidió pasarlo a Romano por un beso apasionado de los suyos, sin dejar ni gota por pasar.
No dejo que el italiano respirase y chupo dos dedos con rapidez antes de meterlos en su entrada. Pudo escuchar un quejido, pero le daba igual, seguía moviendo. Llego a incluir un dedo mas. De la impaciencia, los retiro y su miembro entro de una sola estocada. Escucho el gemido de dolor y placer de su pareja. Espero un poco antes de moverse de una forma lenta y segura para que no sufriera mucho. Vio la cara de placer que tenía su italiano, le encantaba.
-Mas... fuerte... joder, bastardo... mas... fuerte...- ordeno entrecortado por los gemidos
Antonio obedeció sus apasionados deseos y empezó a embestirlo con mas fuerza, no se corto ningún pelo y llego a ir un poco mas rápido para satisfacerlo. Pero no, tuvo una idea mejor.
Se retiro de su interior sin decir nada, ganando unas maldiciones de Lovino. Sonrió maliciosamente y le obligo a darse media vuelta como tortilla, obligando a ponerse a cuatro patas. No tardo en volver a meter "la capital" por la entrada de Romano. Con él, vino otro gran quejido de placer y dolor. Puso sus manos en las caderas italianas y empezó a moverse tan fuerte como antes, solo preocupando se de sacar casi gritos de placer de Romano. Una de sus manos fue deslizándose hasta el miembro erecto de Lovino, empezando a masturbar lo solo para darle mas placer. Los gemidos de ambos era pura gasolina para el seme, que empezaba a añadir algo mas de velocidad y fuerza a cada uno de sus movimientos, para sacar mas.
La cama llegaba a golpear la pared a compás de los movimientos, los muelles relinchaban por la actividad casi tan alto como los gritos de placer del uke. En ese momento donde la temperatura estaba casi tan alta como en el Sahara y había mas ruido que en un concierto de metal, daba igual que la cama se partiese en dos o que entrase alguien a pedir azúcar, solo existían ellos dos y ese momento donde por fin sus cuerpos sudados mostraban un poco de la pasión que escondían a las mañanas.
Antonio pensó "¿le doy la vuelta o ya acabamos así?. Se decantó por la segunda opción, ya limpiaría después las sábanas de la esencia de Lovino. Claro estaba que no quería hacerle la pregunta de "¿Me puedo correr dentro?", porque igualmente lo iba a hacer, quería llenar a Romano con su esencia española.
Un par de fuertes estocadas mas, y España dejo lleno a Romano con su liquido blanco. Solo necesito mover la mano un poco mas para que él también derramase su semilla, solo que en las blancas sábanas. Un gran orgasmo se dejo oír por toda la habitación. Sabía de sobra que el no iba a admitir que ese momento de pasión lo había gozado de tal forma que no lo olvidaría con facilidad, y mucho menos, el dolor de trasero que llevaba aquello. Se tumbo a su lado, y lo tapo con cuidado a no despertarlo, ya que se había quedado dormido. Sonrió, acarició un poco sus desordenados cabellos y dejo caer un brazo sobre su costado. Antes de quedar dormido, a Antonio se le quedaron tres ideas en la cabeza.
· "Quiero pasar mas noches así"
· "Ojala admita que me ama"
· "Tengo que ser su única pareja"
¡IIepale!
Al final, después de X tiempo, decido subir esta cosa nueva, creada a partir de una chorrada ocurrida en mi tortu-toldo xDD
Estas "cronicas de la cama" hablan de lo que pasa en cada cama de cada nación, la primera de Antonio. La siguiente, la de Ludwig (así como adelanto rancio-random). No todas serán tan lemmon, y tienen su continuación y final en la cama de su pareja (es decir, que proximamente, habra cama de Lovino).
Espero que no os haya sido un chapazo~
