Disclaimer: La historia me pertenece. Los personajes no son míos sino de su respectivo dueño y si son del fandom entonces claramente son de ellos.
Fic de regalo para marigexis. Espero le guste. Este fic no pretende ofender a nadie.
Entre latinoamericanos se entienden mejor. Además que entre ellos existe mucho cariño —con sus peleas sí— pero se aprecian entre ellos. Hay amistades, relación perros y gatos y ¿por qué no? Parejas, claro, de hecho hay más de una.
Aunque, viéndolo desde ese ángulo hay quienes no son felices con su relación de amistad.
Es Puerto Rico, según él no puede estar al lado de República Dominicana porque no es un país del todo —de hecho es un territorio no incorporado de Estados Unidos— y eso le molesta. No se siente "merecedor" de la otra isla.
En cambio, República Dominicana piensa que Puerto Rico sólo lo ve como un amigo o compañero.
Esto crea cierta distancia entre ambos, y los demás latinos lo notan con facilidad.
Resulta que en uno de tantos días se llevó a cabo una fiesta en una playa de Latinoamérica.
Puerto Rico y R. Dominicana fueron como amigos, acompañando al resto. Al parecer el ambiente era cálido y amistoso. Buena música, aire fresco, una excelente vista del mar, las olas eran calmas, en fin.
Entrada la noche el ambiente era iluminado por sencillas y bonitas farolas, algunos bailaban algo animados, otros sólo disfrutaban estar juntos. Y era eso lo que le empezó a molestar a Puerto Rico, miraba a sus amigos y compañero disfrutar con quienes querían, y él no. Ya era suficiente, tenía que decirle lo que sentía a R. Dominicana.
—Roberto, tengo algo que decirte.
—Dime.
—Yo…yo te…—vaciló— no me odies pero yo…
— ¿Mario, qué sucede?
—Yo te amo.
Por unos minutos no hubo respuesta, R. D. entró en un leve shock, no se lo creía, su corazón latía a mil. No escuchaba más nada, no miraba más nada, solamente prestaba atención al puertorriqueño frente a él, quien muy nervioso y asustado por la respuesta del otro, decidió que sería mejor irse.
Fue detenido, sin palabras más que para ser invitado a bailar. Accedió, confuso pero tranquilo.
Se alejaron del resto. La arena tan suave y flexible bajos sus pies descalzos, la melodía de las olas inundaba sus oídos. Ambos tomados de la mano, moviéndose con la suave y fresca brisa la cual les erizaba la piel. Sus miradas se cruzaban sin decir nada por la voz, todo estaba en la ventana de sus almas. Absolutamente todo.
Ahora lo sabían, estaban equivocados los dos. Querían estar juntos y ahora lo estarían. Un baile interminable pero hermoso para ellos. El resto de acompañantes miraban con asombro y tranquilidad la escena desde lo lejos, sabían lo mucho que ellos se querían.
Y podrían estar relajados, disfrutando todo lo que quisieran puesto que en el momento solamente ellos existían, sólo sus cuerpos moviéndose entre arena y mar, sólo sus almas compartiendo su danza sin final.
