Resumen: Continuación de "La niña amada por la noche". Si un embarazo normal puso en peligro la vida de Chise ¿qué se espera de un embarazo doble? Cuando le dieron la noticia de que sería madre de nuevo; Chise sonrió nuevamente; sin embargo no todo es color de rosas y su vida peligra nuevamente. No conforme con ello; Satsuki conoce al dios del inframundo, el cual queda cautivado con su singular belleza y le desea por esposa. Satsuki se mantiene al margen más la oferta tentadora de salvar la vida de su madre a cambio de su mano en matrimonio.
¿Qué será de ella?
¿Ruth lo permitirá?
¿El dios se apiadara de ella?
Episodio I
Encuentro predestinado.
El tiempo transcurrió. Satsuki creció. Chika creció. La apariencia de Ruth no cambió en lo absoluto. Silky se mantuvo joven y hermosa, sin que el paso del tiempo le afectase. En los siguientes años; Elías y Chise fueron bendecidos por un par de gemelos. Una hermosa niñita, completamente humana –salvo los pequeños cuernos, asomándose por su cabeza–, de cabellos pelirrojos, con las puntas naranjas. Brillantes ojos, verde aguamarina. Piel de porcelana y sonrisa radiante. Fue bautizada con el nombre de Elizabeth. La menor, no menor encantadora que su hermana mayor; cuya única diferencia fue su notable habilidad para la magia. Fue bautizada con el extraño nombre de Ikaros.
Pero… no es tan sencillo…
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–24 de diciembre, noche buena–
El cambio de estaciones es prioridad en la vida de todo mago. Satsuki –entrados en sus quince años–, sonríe tiernamente ante las muestras de cariño por parte de su padre a su querida madre. Ha transcurrido ya cinco años desde el despertar de Chise. Como se sabe, ante su próxima muerte, Chise utilizo un antiguo hechizo que le permitió salvarse de la muerte. A consecuencia, durmió por diez años; años en los cuales Satsuki fue criada tanto por su hermano y la reina Tatiana. Afortunadamente ella despertó y ha estado gozando de buena salud, enseñándoles a sus hijos el antiguo arte de la magia.
El pensamiento de Satsuki fue interrumpido por Ruth; quien volvió a su forma humana y colocó tímidamente su cabeza en su hombro. Ella sonrió, tomando su rostro entre sus manos y depositando un suave beso. Casto y puro; dado los extremos celos que su padre y hermano suelen tener cada que ella demuestra su amor a la criatura mágica. Palideció al sentir el mirar de su padre. Volteó a mirarle y rio nerviosa.
– ¿Sucede algo, Elías?– Chise salió en defensa de su hija.
–… Nada… simplemente una sensación de molestia se apoderó de mi pecho– aferró su mano a su pecho.
Chise rio –Nunca fuiste bueno el controlar tus celos– aclaró.
–Esa parte definitivamente mi hermano la heredó– confirmo Satsuki – ¿no es así, Silky–san?– miró a la banshee.
Silky sonrió –Chika–kun se preocupa por ti, después de todo eres su hermanita– dicho eso, se dispuso a hacer la cena.
Se levanta –Te ayudaré– anunció Satsuki. Se acercó a la banshee, dejando atrás a su novio y decidida a mostrarle sus habilidades culinarias.
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– ¡Iré al bosque mamá!– Satsuki salió de la casa, sin siquiera esperar la respuesta de su madre. Desde que tiene memoria, su padre le prohibió ir sola al bosque en estas fechas; sin embargo tras el despertar de su madre, le dieron más libertad, lo cual agradece internamente.
Satsuki camina apresuradamente por el bosque, buscando el mandato que le encargo su madre. Lleva un pantalón, blusa decorada con diferentes estampados, una bufanda rosa tejida a mano por Silky, botines y un abrigo grueso. En sus manos lleva su bastón, el cual fue forjado con ayuda de Angélica, su mentora. Bostezó, dejando salir un poco de vapor y aspirando el fresco aroma de la noche. Ella sonrió. Sus cabellos rojizos se movieron con la suave brisa y se detuvo a observar el árbol que esta en su presencia.
–Así que esto es muérdago– susurró. Apunto a una mata con su bastón, recitando un hechizo por lo bajo. Al instante, varias ramas con espinas le rodean, las cuales viajan por sí solas en dirección hacia la mata; cortándola y sosteniéndola – ¿Debería ser suficiente?– se pregunto –No importa… Ya que es una oportunidad, debería disfrutar más del bosque– sonrió. Satsuki repitió nuevamente su hechizo y una mata más cayó. Utilizando una manta, envolvió ambas matas de muérdago y se dispuso a regresar, dado que esta oscureciendo y por sí misma no puede defenderse de los peligros que el bosque alberga.
Entonces se detuvo. Un escalofrío recorrió su espalda. Y entonces lo vio. Tan claro. En dirección a ella, una figura se fue asomando. Satsuki se congeló, sin saber que hacer con ello. Su padre siempre le advirtió sobre los dioses gobernantes del inverno. El dios del inframundo. Y la diosa cuyo símbolo no recuerda. Solo a él. Misteriosamente se sintió atraída por el dios del inframundo. Entonces se sonrojó levemente. El ciervo, mitad humano –con unos abdominales que le hacen justicia–, mitad ciervo; avanza hacia ella. En su lomo, la diosa que le acompaña, mira desinteresadamente lo que le rodea. Satsuki tiró el bulto al suelo, sintiéndose atraída por aquel misterioso ser. No es el sentimiento cálido que le rodea cada que tiene contacto alguno con Ruth; sino un sentimiento que la hace arder por dentro.
El ciervo notó su presencia, al igual que la diosa. Su instinto le dice que debe correr. Pero ella no puede, dado que se siente atraída por aquel misterioso ser. Quiere estar en su lomo, acariciando sus pectorales todo el día. Quiere besar sus labios; conocer como lucen sus ojos tras aquella máscara y sobretodo quiere ser poseída por él. Quiere que sus manos recorran su cuerpo, quiere que sus labios besen los suyos y quiere más que nada en el mundo, sentir su virilidad entre sus piernas. Y entonces el hechizo se rompe. Ruth hizo presencia a su lado, dejando en el suelo una rama con una flor, tomó a Satsuki entre sus brazos y utilizó magia para llevarle lejos de allí; llevándose consigo el muérdago y dejando atrás la tentación de su amada.
El ciervo avanzó, llevando una espada entre sus manos. Llegó, deteniéndose al ver el regalo de Ruth. Bajo su mano y lo recogió, oliéndolo. Una sensación de calidez inundo su frío corazón. Sonrió para sí mismo y continuó su camino, llevando en sus dedos el regalo de Ruth. La diosa miró a su compañero, sin tomarle importancia sobre lo sucedido.
–… Es ella ¿cierto?... La elegida por la noche– murmuró la diosa.
–… Es cierto– dijo para sí mismo el dios.
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Apareció estrepitosamente en la cocina; cayendo en la mesa. Uno encima del otro y arruinando el banquete. Chise palideció al sentir la ira en Elías y aún más al ver a Chika entrar y observar la escena. Chika amenaza al instante a Ruth con su bastón.
–Silky– pronuncio Chise.
Silky toma el rostro de Chika en sus manos, besándolo. Chika se sonrojo de pies a cabeza; haciendo imposible el distinguir su rostro del cabello. Chise sonrió nerviosa, imitando a Siky y tomando el rostro de Elías, besándolo sutilmente en la mejilla. Ruth suspiró, bajándose de la mesa y mirando a Elías. A través de su vínculo, supo la verdad y miró a su hija con preocupación.
–Elías… El dios del invierno sabe de Satsuki– anunció, preocupado. Desde hace diez años, Ruth ha velado por Satsuki; dada que su existencia tiene como propósito el ser ofrecida por los humanos como sacrificio para dicho dios. Si bien no se preocupo –dada las medidas extremas que adoptaron Elías y Angélica–; todo cambió cuando Satsuki cruzó miradas con El ciervo.
Ante aquello, Elías miró a su hija –Satsuki– apunto con su bastón a su hija –Tengo que sellar tu poder mágico– miró a Chise –Es por su bien– simplificó.
Satsuki palideció. Su padre nunca amenazó con sellar lo único que la hacía distinta del resto. Satsuki se siente poderosa al utilizar magia. Se siente diferente. Única. Y su padre le esta negando ese derecho de nacimiento. Tomó su bastón entre sus manos, recito furiosa un hechizo e inmediatamente se vio rodeada de hadas. Satsuki le dirigió una mirada que denota cuan molesta se encuentra y desapareció, seguida de las hadas.
Ruth suspiró. Silky abraza a un sonrojado Chika. Chise miró a su esposo y supo que si viene s por su bien, no le da la razón. Chise tomó su bastón, recito unas palabras y partió de la casa, siguiendo a su querida hija. Abrió los ojos, encontrándose en el bosque, rodeado de árboles durmientes y nieve por doquier; en el centro de todo aquello, se encuentra Satsuki, reprimiendo su ira y golpeando a puño limpio el árbol más cercano en señal de molestia. Chise suspiró, acercándose con cuidado de no hacer nada indebido. Entonces se detuvo, tomando entre sus manos una rama con una flor y ocultándose, más manteniéndose atenta a lo que sus ojos ven. El gran y temeroso dios del inframundo. El ciervo, avanza a donde se encuentra su hija, mirándole con curiosidad.
Satsuki escucho un sonido, dejando su ira y volteando. Entonces lo vio. Alto. Robusto. Una mezcla entre humano y animal. Satsuki sonrió sin saberlo, extendiendo su mano. El ciervo hizo lo mismo, rozando sus dedos. Una corriente eléctrica entró a su cuerpo, a través de la punta de los dedos. Satsuki sonrió. El ciervo también.
–… ¿Qué haces en este lugar?– preguntó Satsuki –Hace frio… Por más dios que seas, te dará un resfriado– dijo irónicamente.
– ¿Qué es un resfriado?– El ciervo se acerco, profundizando el contacto entre sus manos.
–Es una enfermedad– contesto Satsuki. Toda molestia de su cuerpo desapareció ante el contacto de sus manos –Si no te curas, puedes morir– curveo una tímida sonrisa –aunque en tu caso, dudo que eso suceda– aclaró.
– ¿Tú morirás?– El ciervo abandono su mano, acariciando cual terciopelo de seda su rostro.
–Algún día– dijo Satsuki, llevando su mano encima de la mano del Dios –Es tarde… debería volver a casa– dio inicios de alejarse, más el Dios le toma por la cintura y la acerca a su cuerpo; abrazándola –eh– se sorprende.
–No quiero– dijo el Dios –No permitiré que mueras– la alejó de sí, entregándole un frasco –Toma… Una vez que estés harta de ellos; bebe de él y ven a mí– le da la espalda, avanzando lejos –Hasta entonces… Te estaré esperando– su figura desapareció en la nieve.
Satsuki se sorprendió, mirando con curiosidad el frasco. Miró por donde se fue y encontró a la Diosa; quien le ve divertida, para luego ser llevada por una ventisca. Satsuki suspiró, preguntándose que fue todo aquello.
–Satsuki– hablo Chise, saliendo de su escondite.
Satsuki volteó –mamá– sonrió, acercándose a ella y abrazándola. Satsuki es idéntica a su madre; más conservando la gran altura y el talento para la magia de su padre.
–Mi niña… ¿Qué fue todo eso?– pregunto seria. Chise –cortesía del vinculo que comparte con Ruth– conoce a ciencia cierta que su hija posee el talento de atraer a los dioses; quienes se han de debatir por su mano en matrimonio, sin embargo los humanos ignorantes siempre terminan sacrificando a los que son como ella y esto nunca se llevo a cabo. También sabe que si ella decide tomar el líquido que contiene el frasco, vivirá al lado de dicho Dios como su esposa. Eternamente.
–No tengo idea– sonrió –Simplemente me molesto la actitud de padre y decidí venir aquí– señalo el lugar.
–No me refiero a ello– negó Chise –Te estoy preguntando por que el ciervo del invierno se portó de tal manera– dijo severa más dulce.
Satsuki suspiró –Así ha sido siempre– se justificó –He venido a este lugar desde el día en el cual me perdí hace diez años… siempre es lo mismo… Me encuentro al Ciervo, habla conmigo y se va, dejándome regalos extraños y despidiéndose de la misma forma…– le enseña el frasco –Pero es curioso… siempre ha sido plantas cuyas propiedades mágicas son difíciles de hallar en estos días, pero esta vez fue una simple botella, me pregunto que tendrá…– intento abrirla más Chise le detuvo.
–El ciervo solo le regala cosas preciadas a su futura esposa– dijo seria –Hija… En el momento en el cual aceptaste los regalos, te convertiste en su prometida– declaró –Tu padre intenta salvarte de tu destino y por ello decidió sellar tu magia y enviarte a una escuela de humanos– sonrió, acariciando su mejilla –pero al final la decisión será tuya… Escuchaste al Ciervo… si te cansas de esta vida puedes tomar el líquido e ir con él– sonrió triste.
– ¿No me detendrás?– pregunto Satsuki.
–… Quiero hacerlo… De hecho me aterra la idea de esposarte con un Dios– se sinceró –Me preocupa que elegiste amar a Ruth… Es una criatura mágica, mi familiar y cuando muera…– hizo un trago amargo.
–amo a Ruth por quien es… Sé sobre su contrato y las consecuencias de amarlo… Acepte ello. Amare a Ruth y te amare a ti aún cuando ya no estén en este mundo– dijo segura –Si después de ello el dolor en mi corazón es insoportable, consideraré la oferta del Dios– confirmó.
–Esa es mi niña– beso su frente –Es tarde, debemos volver o Elías se preocupara– dijo sonriente.
–Tranquila– señalo a las hadas, las cuales le rodean, felices de verlas.
– ¡Es nuestro petirrojo!
– ¡Y viene acompañada de "La niña amada por la noche"!
– ¡que felicidad!
– ¡Feliz Yulie!
– ¿Quieren ir a su hogar?
– ¡Les ayudaremos!
– ¡Protección mágica para nuestra niña amada y el fruto de su amor!
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–Padre– hablo Chika, preocupado.
–Tranquilo… Las hadas aman demasiado tanto a Chise como a Satsuki, las traerán a salvo– Elías bebe de su té.
–Eso no me tranquiliza– suspira –Después de todo una "slay vega" y una "elegida por la noche", solas a estas horas en el bosque; es una mala combinación– Chika bebe de su té.
–No tienes de que preocuparte hijo mío… Satsuki es la prometida del Ciervo… no me agrada la idea pero él le protegerá de todo mal– Elías suelta un suspiró al escuchar la puerta abrirse.
– ¡Hemos llegado!– aparece Chise.
Silky se levanta del asiento, recibiendo a su señora y a la señorita en sus brazos –bienvenida– sonrió suavemente.
–hemos llegado Silky nee– dijo Satsuki.
Ante ello, Chika se sonrojó levemente. En cambio Silky si bien su expresión no cambió, un suave color carmín adorno su rostro. Chise sonrió ante la expresión de los enamorados. Elías se mantuvo en silencio.
– ¿Dónde estabas?– el modo padre protector se activo al instante en Chika.
–En el bosque donde siempre me encuentro al Ciervo– dijo Satsuki con naturalidad, mirando a sus seres queridos, asombrados –Me dio esto– enseño la botella.
Elías le arrebató la botella, la colocó en el suelo y apunto con su bastón. Recito un hechizo e intento destruirla; más esta permaneció intacta. Intento nuevamente. Fracasando. Otra vez. Otro fracaso. Chika se unió a ello, intentando destruirla.
– ¡Chika!– Silky levanto la voz, abrazando a su novio por detrás.
– ¡Elías!– llamo Chise, imitando a Silky.
–Chise– Elías bajo sus defensas.
–Silky– Chika miró a su novia, preocupado.
–Si el Ciervo le ha elegido, solo nos resta asimilarlo– dijo Silky.
– ¡Pero!– Chika se zafa de ella – ¡Tenemos que salvarla; solo tiene quince años!... ¡Tiene una vida por delante, hechizos que aprender, magia que ejecutar y una familia que formar!...– ante el comentario, Satsuki y Ruth se sonrojaron – ¡Ella prometió cuidar de los dragones una vez este preparada para ello!... ¡Ruth prometió cuidarla!– levanta la voz. Finas lágrimas hacen presencia en su rostro; haciendo sentir mal a Silky –… ese Ciervo no solo puede venir a hacer lo que quiera… Ser un Dios no le da ese derecho– justificó.
–Elías– Chise miró a su esposo – ¿Hay algo que pueda hacerse? Si es posible, quiero que Satsuki elija por sí misma con quien casarse– dijo seria.
Elías guardo silencio –… Hace tiempo un humano similar a Satsuki nació… Los humanos, pensando que el Dios en cuestión quería su vida; la ejecutaron… El Dios estalló en ira, destruyendo la aldea y salvando a su prometida de la hoguera… Ella murió en sus brazos y el Dios, experimentando por primera vez el amor; aprisiono el alma de la doncella en un objeto al azar y este se perdió con el paso del tiempo… Se dice que si el Dios se reencuentra con ella, quedará satisfecho– Elías suspiro –Pero es solo un mito Chise… No se ha demostrado la existencia de dicho objeto– analiza.
– ¡Lo encontrare!– dijo Chise, decidida –Lo encontrare en caso de que Satsuki no desee casarse– ante aquello, guardo silencio al ver la expresión de Ruth –yo…– bajó su mirada.
–… No puedes– Ruth dijo seguro –Estas embarazada ¿cierto?– aquella noticia hizo eco en los presentes –y no lo niegues… Siento los malestares matutinos– lo último lo dijo con asco.
Silencio total.
Angélica entró a la cocina, golpeando fuertemente a Elías – ¿Cuántas veces tengo que decirte que mantengas tus manos quietas, pervertido?– dice enojada.
Elías fue enviado al suelo –No es mi intención ponerla en peligro– se justifico.
– ¡Hay un límite en ello mago depravado! ¡Ella es una "slay vega"; entiende que mientras más se fuerce su vida peligra!– comienza a golpearlo sin piedad; seguida extrañamente por Chika.
–Silky– Chise miró a su amiga, quien negó con la cabeza –Satsuki– miró a su hija, suplicando con la mirada.
–… Entiendo– Satsuki suspiró, se acerco a donde esta su hermano, levantando su pie y dejándolo caer con fuerza en la cabeza de este.
Silky se acerco, sosteniendo a su inconsciente novio en brazos. Satsuki sostuvo en sus manos un objeto que Chise identifico como algo un pepino de mar. Satsuki se acerco a Angélica, susurrándole algo al oído. Esta se puso roja, dejando de moler a golpes a Elías; quien intento reponerte para luego ser golpeado por Satsuki, enviándolo nuevamente al suelo sin conocimiento alguno. Chise suspiró.
–Madre– Satsuki miró determinada a Chise –… Tengo algo importante que hacer, así que iré a pedir ayuda– dicho aquello, salió de la cocina; decidida.
–Ruth– Chise miró a su familiar, quien se transformó en su forma bestial –Ten cuidado– dijo sonriente, acariciando suavemente su vientre.
Ruth no dijo nada; simplemente se marcho. Salió de la cocina al pasillo, donde Satsuki se encuentra; meditando sus futuras acciones. Sus mejillas pálidas –a causa de la noticia– adquieren un tono carmín al notar la presencia del familiar de su madre. Sonrió, extendiendo su mano hacia Ruth. Este inmediatamente se acercó, transformándose en su forma humana y abrazando por la cintura a su novia, depositando un beso en sus labios. Satsuki se sonrojo al sentir la lengua de Ruth, invadir ferozmente su cavidad bucal, iniciando una lucha con su lengua. El sonrojo en ella aumento al sentir las manos de Ruth debajo de su ropa. Y la imagen del Dios, ofreciéndole una rosa roja, vino a su mente. Satsuki se separó de Ruth, dando respiraciones profundas, en busca de regular su ritmo.
–… Irás en busca del Dios ¿cierto?– pregunto Ruth, extrañamente serio.
–… Es el Dios de la Muerte– dijo Satsuki, cortante –si mi mano ofrecida en matrimonio asegura la supervivencia de mi madre… Lo haré– dijo seria –yo… Me esposare con el Ciervo– dijo segura de sí misma.
–No importa lo que hagas… No puedo detenerte ¿cierto?– pregunto serio. La expresión del chico cada vez se muestra mas seria y Satsuki teme por ello.
–… Es mi madre– se acerca, acariciando su mejilla –y entiende que si ella muere; te perderé– dijo con voz cortante.
–Y entiende que no estaré de brazos cruzados si aceptas la propuesta del Ciervo– dijo Ruth, alejando la mano de su novia.
Suspira –No dejaras que vaya ¿cierto?– dijo directamente.
–… Si dejare que vayas– da un paso atrás –pero no me pidas que este de acuerdo si ni siquiera me has consultado… ¿Sabes? Esto no se parece a una relación sana… Tomas tus propias decisiones sin consultármelo primero– dijo serio –No me quedare a ver como esto termina– sentenció, regresando a su forma bestial –iré a la tumba de Elizabeth… Si he de morir ha de ser en su tumba– declaró, caminando hacia la puerta y usar su boca para abrirla –… Lo siento Chise– pensó, utilizando su vínculo y comunicarse.
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En la cocina; Chise simplemente sonrió tristemente. Abrazo su propio cuerpo y con voz temblorosa, dijo –Te veré en el más allá… Mi compañero de por vida– declaró Chise, bajo la mirada de Silky.
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La puerta se cerró. Satsuki se mantuvo en la entrada, reteniendo sus propias lágrimas. Se fue. Así sin decir nada más, se fue. Ella toma decisiones en base a lo que cree conveniente para sus seres queridos; como aquella vez su propio padre tomó la decisión de transferir la maldición del dragón a su propio cuerpo, con tal de preservar la vida de su madre; en consecuencia dicha maldición fue heredada a ella, quien cargo con ello la mayor parte de su vida, hasta que fue disipada por el Ciervo. Quizás principalmente por ello quiere esposarse con él, porque le salvó la vida; pero la razón de mayor peso es salvar a su propia madre. Ella sabe a ciencia cierta lo que es crecer en completa soledad –su padre cuido de su madre casi la mayor parte de su infancia; Chika le consideraba la causante del estado deplorable de su propia madre y Silky se dedicaba en cuerpo y alma a su hermano que dudó del cariño de la banshee–; salvo las enseñanzas de Angélica y los entrenamientos en las montañas en compañía de los dragones; además de sus visitas fugitivas al "Reino de las hadas". Y muy en lo profundo de su corazón, los encuentros con el Ciervo; quien le enseño que clase de plantas utilizar para protegerse de las bestias extrañas que siempre aquejaban a su madre en el pasado. Y no permitirá que aquel par de pequeños pase por lo mismo que ella; aún si le cuesta su relación con Ruth.
Entonces… Abrió la puerta. Y todo se volvió completamente negro para ella.
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Continuara…
Bien, definitivamente esto no es lo planeado pero se esta haciendo por sí solo. Es sencillo escribir las reacciones de Satsuki; dado que se parece en Chise en anteponerse a los demás antes que ella misma. Pero Satsuki tiene entrenamiento en defensa personal –cortesía de Alice– y conocimiento mágico más allá de un mago normal –dado que esta puede tocar el núcleo de la vida misma–. En fin; espero y les guste tanto como a mí. Adiós.
Firma: Shaoran Uchiha de Nikaido.
