Hacía mucho mucho tiempo, habíamos sido niños. Años atrás todavía sentíamos la emoción de serlo, todos los días era una aventura, todo era nuevo, increíble, entretenido y las horas pasaban muy despacio. Estábamos creando recuerdos tan lenta y detalladamente que no éramos realmente conscientes de lo verdaderamente importante del asunto. Crecimos con emociones tan grandes,.. tormentas, magia, desapariciones, secretos... Secretos que dejaron de ser sobre hadas y cuentos, para convertirse en dolor y nada tan real como la propia vida.

"Mi vida había sido complicada,... Fui muy feliz con él. Pero un día, todo empezó a cambiar"

El camino estaba tal y como lo recordaba, caminar mirando al suelo le gustaba. Una piedra, otra piedra... No pudo evitar soltar una sonrisa por lo sencilla que era. La tierra de su pueblo era distinta, ya podía oler las flores y ese aroma indescriptible que era su casa, aún sin haber llegado.

"Puedes estar triste, pero solo cuando llegues a casa Babú"

Hablarse a sí misma le tranquilizaba bastante, y sobretodo le distraía de todo lo que le esperaba al llegar a casa después de casi 12 años. Nunca había dejado de escribir a sus padres, pero hay muchas cosas que la distancia puede ocultar y que la tinta no puede desvelar.

-"¡¡Dios mío!!, ¿¿Babú, eres tú??. Pues claro que eres tú" - Cícero no podia ocultar la alegría de ver a su niña después de tanta espera - "Mi pequeña"

Un instante mirándose fijamente les separó y volvió a unir en un abrazo que había estado lleno de polvo y recuerdos.

-"Papá" - Babú simplemente se dejó querer, y respondió su cariño cómo si nunca se hubieran separado.

-"No podía esperarte más tiempo en casa" - exclano Cícero con lágrimas en los ojos.

Mientras tanto, la vida en el pueblo transcurría en su normalidad...

Da igual tantas veces lo había intentado, seguiría haciéndolo hasta que lo lograse. Las palabras de su madre solo eran veneno "Déjalo ya Grisam", "No lo vas a conseguir si continúas esa vida"

Pasar 500 veces más del salón a la cocina no habían sido suficientes para el rubio. Le temblaban las manos mientras volvia a sacarse otro cigarrillo del bolsillo para posteriormente encenderlo. "Todos los años igual"

- "¿¿!!Puedes darme el papel de una puñetera vez!!??" - Exclamó mientras alzaba los brazos al aire.

Debía de ser como la quinta o sexta vez, ni siquiera él recordaba cuantos años llevaba opositando al examen de ministro de magia. Era un buen brujo, tenía poder y mucha habilidad, igual que su tío, pero desde que comenzaron sus problemas,... no había vuelto a ser el mismo chico con el pelo alborotado que siempre sonreía por cualquier cosa.

-"Lo siento chico, otro año será el tuyo" - su tío no pudo evitar mostrar el mismo gesto triste desde hacía más de 12 años.

Tenían una buena relación, siempre la tuvieron. Pero a medida que Grisam iba metiendo cada vez más y más la pata, Duff fue el único que se esforzó por poner la otra mejilla y mostrarle al chico un lugar donde poder escapar que no fuera más allá de dos calles de su casa.

El rubio solo tuvo fuerzas para coger su chaqueta y marcharse de nuevo a la calle. Llevaba trabajando más de cuatro años como "ayudante de carpintero" en el pueblo, por lo menos le mantenía entretenido durante horas. La pastelería de sus padres quedó muy atrás, cuando descubrieron que se dedicaba a dormir detrás del mostrador. Andar mirando al suelo se había vuelto una costumbre para él (de que nos sonaraa), igual que su pelo rapado, barba descuidada, su mirada triste, y por supuesto, sus andares imponentes, que, además de su cara de mala leche, no ayudaba a que socializase con nadie. Solo habia una persona, además de su tío (y sus padres) que aún le hablaba como si nada hubiera cambiado.

- "Eh, chaval. Tengo un trabajo para tí" - Tomelilla no se andaba con rodeos.

Era la única mujer del pueblo que no había cambiado. Grisam siempre recordará la semana que con 8 años, se dedicaron Pervinca y él a buscar el origen de su siempre "juventud", dado que su pelo gris siempre la delataba. Hechizos?

- "Hoy es un día muy especial, y necesito que arregles unas cosas en casa" - "¿Cremas con sapos muertos?" - "Buenoesunazonadeljardín... Lleva abandonada mucho tiempo y..." -¿Genética? -"Oye chico! ¿me estás escuchando?"

- "Si, el jardín" - el chico abrió mucho los ojos ante la llamada de atención de la bruja.

- "Hoy, a las 5, no llegues tarde u olvídate de cobrar" - la bruja hizo ademán de mover la cabeza negativamente, pero le dió una palmada en el hombro y se marchó sin decir más. Grisam habia llegado a la conclusión de que le encantaba hablar con ella... porque era como si nada hubiera cambiado...