Este es mi primer Fanfiction, espero que les guste, hay personajes que invente a partir de la idea de que pasaria si Santana conoce a la chica nueva de la escuela, despues de que Brittany la rechaza, es un poco extenso, y solo espero que lo disfruten.
NOTA UNO: Ninguno de los personajes de Glee me pertenecen, son propiedad de su creador y del canal FOX.
Capitulo Uno:
Las últimas palabras que resonaron en su mente la estaban destrozando por completo, nunca había sido tan abierta en su vida, nunca había demostrado sus sentimientos, nunca había dicho te amo. Pero a la rubia al frente de ella, nada de eso parecía importarle. Las lágrimas corrían por sus mejillas e intentaba convencerse de que nada de eso era real, de que Brittany en realidad le había dicho que la amaba tanto como ella lo hacía y que no era cierto que la había rechazado por un estúpido chico en silla de ruedas.
No fue capaz de contenerse y cuando Britt intento abrazarla, solo reacciono y la alejo de ella, dolía demasiado, y no quería tenerla cerca otra vez. Estaba herida, y cualquier caricia que la bailarina intentara proporcionarle se sentía como si le quemara la piel, porque eran caricias de lastima, solo quería calmarla porque se sentía mal de haber lastimado a su mejor amiga, porque eso le dejo claro, que ella solo podía ser su mejor amiga.
Santana corrió por los pasillos de Mckinley, escondiendo su rostro para que nadie viera las lágrimas, que aunque intentaba no dejaban de correr. En ese momento agradeció la reputación temible de la que era dueña, porque con solo ver que ella venía la mayoría se corría y evitaban todo contacto visual. Era lo mejor, no deseaba que nadie la viera así, ella era Santana López, ella no lloraba, a ella nadie la rechazaba, ella era fuerte y no podía sentir como si cada pedazo de su corazón estuviera roto, porque ella no se enamoraba.
Empujo la puerta del baño con una fuerza absolutamente desmedida, todo ese dolor se estaba trasformando en ira y necesitaba alguna forma de sacarla, cualquier objeto o persona le servía en ese momento. Santana estaba ensimismada, se miraba al espejo, tomaba agua con sus manos y la llevaba a su rostro, necesitaba limpiar toda esa vergüenza, ella nunca se había declarado y nunca más lo iba a hacer, tenía que reponerse y volver a ser la que era.
-Al parecer en este pueblo la gente no pide disculpas-. Se escuchó. Santana desvió la vista buscando de dónde provenía, y de quien tenía la osadía de reprocharle, cuando vio a una chica de rodillas en el suelo recogiendo sus cosas, al parecer cuando abrió violentamente la puerta la golpeo.
-Deberías tener más cuidado-. Reprochó la chica levantándose del suelo.
Santana se acercó, he intento disimular que minutos antes había estado llorando, aunque con solo mirar la hinchazón en sus ojos eso se hacía más que evidente. Inspecciono a la muchacha, enderezo su postura y puso su mirada fija en ella, esa que hacía temblar hasta a los gigantescos jugadores de Futbol Americano.
-Yo no me disculpo-. Respondió, con una mano puesta en su cadera e inclinándose en forma amenazante, pero la chica parecía indiferente, no mostraba ni un signo de estar asustada ni nada.
-Parece que alguien no ha tenido un buen día-.
-Ok… ¡que acaso no sabes quién soy yo!-. Exclamó tratando de hacer valer su reputación en esa escuela y molesta por la indiferencia de ella.
-Es mi primer día en esta escuela, y aunque lo intentara que no es mi intención, sería difícil que me aprendiera los nombres de todos aquí-. Respondió sarcásticamente.
-No me importa cuánto tiempo lleves aquí, te voy a dejar algo claro, yo soy Santana López y no pido disculpas y nadie siquiera se atreve a hacer contacto visual conmigo, te quedo claro-. Lanzó una última mirada y salió del lugar no dando lugar a una respuesta.
Santana pasó el resto del día sola e intentando poner su mente blanco para olvidar aunque fuera por un segundo las palabras de la rubia. Quería irse a su casa y dormir por semanas, no sentía que tuviera fuerza para enfrentar el resto del día, menos pensar en ir al Club Glee y tener que ver a Britt feliz al lado de Artie, simplemente no lo soportaba. Se daba fuerza, solo quedaba Ciencias, y podría inventar una excusa y no ir al coro.
Estaba sentada en su lugar, garabateando algunas figuras sin sentido en su cuaderno sin prestar ninguna atención a la maestra, hasta que alguien entro a la clase.
-Disculpe por llegar tarde, soy nueva aquí y estaban dándome mi horario-. Dijo la niña
-Adelante…muy bien clase, les presento a Kayle Carpentier, fue transferida de la Academia Akron-.
-Gracias por la presentación-. Dijo con hastío-. Puedo sentarme.
-Primero debo asignarte un compañero de laboratorio-. Dio una mirada y vio que Santana estaba sola-. Por lo que veo tu compañera será la señorita López-.
Santana se dio cuenta que era la misma chica con la que tuvo el incidente en el baño. Era verdad que era nueva y ahora viéndola con más detenimiento era bastante hermosa, tenía un cabello largo negro y ondas que le daba un toque desordenado, era alta y esbelta, pero lo que más resaltaba eran sus ojos verde-esmeraldas, grandes y expresivos, vestía unos jeans oscuros gastados, una camiseta y una chaqueta de cuero a la cadera, con cuello militar, al parecer la ira que tenía antes le había impedido darse cuenta del aspecto de Kayle.
La muchacha se sentó en silencio al lado de Santana. Cuando la maestra pronuncio el apellido López, cruzo en su mente el pensamiento de que había sido el primer nombre que se aprendió al llegar a la escuela. Era la maleducada chica que la golpeo con la puerta de baño y se rehusó a pedir disculpas. Quizás en su antigua escuela, ella la habría obligado a hacerlo, pero por algo se había transferido, quería un cambio y no meterse en problemas, menos el primer día, le había prometido a sus padres que iba a poner todo su esfuerzo en cambiar su actitud y así el cambio de ciudad valiera la pena.
La maestra les asigno un trabajo que era de investigación y debía hacerse en duplas. Santana pensó que ese día cada vez se ponía peor, con suerte tenía fuerza para llegar a su casa, no tenía animo ni ganas de pensar en hacer ese trabajo, pero era ciencias, y su padre doctor por lo que debía pasarlo, llevaba semanas intentando convencerlo de que le comprara un auto nuevo, y él le dijo que si hacía los méritos suficientes se lo compraría, por lo que pasar ciencias con buenas notas era un punto a favor. Así, de mala gana, miro a su nueva compañera de laboratorio, para hacer el trabajo, pero ella solo hacía unos trazos en su libreta y no prestaba la más mínima atención.
-¿Nos ponemos de acuerdo para la investigación? con desdén. Pero no recibió respuesta, la chica seguía con la mirada en su libreta-. ¡Te estoy hablando!-.
-Lo último que escuche de ti es que nadie podía hacer contacto visual contigo-. Respondió con un tono calmado y siguió haciendo trazos sin sentido-. Que pasa…¿ahora tengo permiso para mirarte?-.
Santana esbozo una pequeña sonrisa. Si, la chica a su lado se estaba burlando de ella, usando sus mismas palabras, no la miraba, ni demostraba miedo como la mayoría de la escuela, eso debería molestarla, pero no sé, había algo en ella que le atraía, quizás se sentía identificada por esa actitud.
-Está bien…creo...que…siento lo del baño-. Titubeo la latina.
-No hay problema…aunque esa no es una disculpa-. Volteo la mirada y la sostuvo fijo sobre la morena, si había sido muy maleducada pero era muy sexy y eso la distraía, no se podía enojar realmente con alguien que la mirara de esa forma-.
-Es todo lo que conseguirás de mí-.
Kayle iba a responder a eso, cuando el timbre sonó, y la latina se paró de su asiento y salió rápidamente de la sala. No pudo evitar seguirla con la mirada, ver como su cuerpo se contorneaba y su hermoso cabello iba a la par rítmicamente con sus movimientos, era realmente atractiva. Aunque necesitaba que alguien le enseñara a mejorar su actitud.
Santana salió rápido porque no quería encontrarse con ninguno de sus compañeros del coro, estaba decida a no asistir, pero al parecer ese día en particular, el universo estaba conspirando contra ella.
-Santana… ¿A dónde vas?, el señor Schuster nos espera en el auditorio-. Dijo Rachel en tono de reproche-.
-Desde cuando te doy explicaciones Berry-. Usando su tono intimidante-.
-Desde que clasificamos para las regionales y todos debemos ir a los ensayos sagradamente, no podemos perder ni un valioso segundo de preparación, quizás para ti no signifique…-.
El móvil de Santana comenzó a sonar, y era su madre así que se contestó de inmediato, le hablaba rápido por lo que la morena entendió solo la mitad, lo último que hiso fue decirle que se fuera inmediatamente a la casa, porque debían salir. La latina esbozo una sonrisa, tenía una excusa para librarse de Berry.
-Debo irme…era mi mamá y me dijo que me estaba esperando en casa-.
-Pero…y los ensayos...-.
-Adiós Berry-.
Cuando entro a su auto sintió un alivio, lo había logrado, supero ese horrible día. Ahora llegaría a su casa, entraría a su dormitorio y dormiría, quizás así olvidaría aunque fuera un par de horas a Brittany y su rechazo, mañana era sábado, por lo que tendría dos días para reponerse un poco.
Abrió la puerta y su madre la ahogo en un abrazo, parecía feliz y un tanto excitada, ahí recordó su conversación por teléfono y que le había dicho algo acerca de una cena, pero ella no tenía ganas de salir a ningún lugar, solo le diría que se sentía mal y su madre entendería.
-¿Que sucede? ¿Por qué tenía que venir a casa temprano?-.
-Porque tu padre, tiene una cena de trabajo y me llamo para que lo esperamos listas-. Respondió la mujer amablemente.
-¿Y porque tenemos que ir? , nunca vamos a sus reuniones-.
-No lo sé Santana, tu padre no dijo nada al respecto-.
-No quiero ir, no me siento bien-. Uso su cara de dolor y sus ojos de cachorro abandonado.
-Esa cara servía cuando tenías siete no ahora cariño-. Dijo con una expresión de satisfacción-. Así que sube, date un ducha y ponte algo lindo, no queremos atrasarnos-.
Santana subió la escalera gruñendo y lanzando palabras al aire. No necesitaba eso, no quería seguir fingiendo que estaba bien, no quería tener que sonreír para otras personas. Al entrar a su habitación las lágrimas fluyeron otra vez, todos los sentimientos que había estado reprimiendo volvieron con mayor fuerza, no podía sacarse de la mente las palabras de Britt. Se quitó la ropa y se metió a la ducha. Dejo que el agua corriera por todo su cuerpo, que limpiara su rostro, que borrara cada caricia que Brittany le había dado, cada beso apasionado que posiciono en sus labios, quería olvidar cada "te quiero" que salió de sus labios mientras estaban juntas, cuando la rubia le pertenecía a ella y a nadie más, quería olvidar porque sentía que esos "te quiero", eran falsos, porque si de verdad la quisiera no la habría rechazado, se habría quedado con ella por sobre cualquier chico. Las lágrimas se transformaron en sollozos, no había forma de sacarse a la bailarina, ni de la cabeza ni de su cuerpo, la tenía tan dentro de sí, habían sido mejores amigas siempre, como se supone que la olvidara de un día para otro. Si alguien era irremplazable en su vida era Brittany, su Brittany.
Abrió su gigantesco closet, y comenzó a revisar que se pondría, tenía que elegir algo sobrio, elegante pero casual y no tan sexy, aunque se miró al espejo y se dijo ¡es imposible que no luzcas sexy!, desprendió un sonrisa con esa frase, tenía que darse ánimo, no podía seguir llorando, el dolor debía disminuir en algún momento, de eso estaba segura.
Estaba maquillándose cuando tocaron a su puerta y la voz profunda de su padre se escuchó al otro lado y ella le dijo que pasara.
-Hola papi-. Dijo la latina con una sonrisa.
-Hola pequeña-. Respondió el hombre depositando un tierno beso en la cabeza de su hija.
-Dame un segundo y estaré lista-.
-No te preocupes hay tiempo todavía-. Tomo una silla y sentó junto a la morena-. Tu madre dijo que te sentías mal, que pasa San-.
-Nada, ya estoy bien, no te preocupes-. Ella sabía que tenía los ojos levemente hinchados, pero se había maquillado suficiente para disimularlo-.
-Segura, tú sabes que puedes confiar en mí-. Él tenía un presentimiento de que su hija le ocultaba algo, pero no quería presionarla, confiaba en que cuando estuviera lista se lo diría-. Tú sabes que puedes decirme cualquier cosa.
Santana lo miraba, y le costaba mantener sus ojos en los de su padre, él era un hombre fuerte, seguro de sí mismo y de sus capacidades, así salvaba vidas a diario. Él siempre había sido un ejemplo para ella, y le daba pánico defraudarlo, como le explicaba lo que le pasaba, como le decía que se había enamorado de su mejor amiga y que esta la rechazo, y que por eso se sentía como si todo dentro de ella estuviera roto, no podía, no podía fallarle de esa manera a quien más admiraba.
-Segura Papi-. Respondió fingiendo una sonrisa para tranquilizar a su padre-. Ahora cuéntame a donde vamos y porque es tan importante, mama no me dijo nada-.
-Bien, iremos a cenar a la casa de mi nuevo jefe, que se mudó recientemente a Lima, es una familia muy poderosa. El punto es que estoy postulando para director del hospital y para ellos es importante conocer a mi familia-.
-Entonces seremos la familia perfecta papi y conseguirás el puesto-. Se paró frente a él y le arreglo la corbata que estaba corrida, le tomo el brazo con una sonrisa-. Vamos.
Cuando su padre detuvo el auto, estaba frente a una inmensa casa, en realidad la palabra casa no encajaba, era más una mansión, habían conducido cerca de cuarenta minutos para llegar, estaba en las afueras del pueblo y ciertamente no habían muchas casas cerca, su padre no exageraba cuando dijo que era una familia con mucho dinero.
Tocaron la puerta y una señora de avanzada edad con uniforme de servicio doméstico, les abrió, haciéndolos pasar inmediatamente al salón principal donde estaba la familia. La morena se sentía un tanto incomoda, no iba a haber nadie de su edad, pero tenía que ser gentil para causar una buena impresión y ayudar a su padre.
-Buenas noches-. Saludo el hombre.
-Buenas noches señor Carpentier, esta es mi esposa Sofía y mi hija Santana-.
-Por favor Marcos, dime Ben y es un placer conocerlas.
-¿Y la señora Carpentier?-.
-Está en la cocina viendo unos detalles, se nos unirá pronto.
Santana pensó que se trataría de personas mayores, pero el hombre tenía como la edad de su padre y poseía un aire jovial y amable. Ella lo observaba, cuando se sintieron voces desde la puerta, se escucharon un intercambio de palabras y luego unos pasos que subían las escaleras y otro que se acercaban al salón.
-Buenas noches, disculpen la tardanza-. Dijo la mujer
-No hay problema señora Carpentier-. Exclamó Marco.
La mujer miro a su esposo con un claro signo de molestia en su rostro.
-Sucede algo, cariño-. Preguntó Ben-.
-Nada, después lo hablamos. Ahora preséntame a nuestros invitados-.
-Él es Marco López, el jefe de cirugía del hospital, ella es su esposa Sofía y su hija Santana-.
-Un gusto, yo soy Isabel. Pasamos al comedor ya está lista la cena-. Invito la mujer amablemente-.
-¿Donde esta K?-. Preguntó el hombre.
-Se está cambiando, se atrasó de vuelta de la escuela y le dije que se fuera a poner algo más apropiado.
-Disculpen, tienen una hija, no lo sabía-. Pregunto el señor López-.
-Sí, es como de la edad de Santana, de hecho hoy fue su primer día en la escuela-. Respondió Isabel-.
-¿En Mckinley?-. Preguntó Santana un poco confundida, ahora no solo tendría que soportar una aburrida cena, sino a una niñita rica, que probablemente intentaría también colgársele en la escuela. Estaba pensando en eso cuando la tercera integrante de la familia hiso su ingreso al salón.
-Disculpen el retraso-. Señalo la muchacha que tenía la respiración agitada y estaba terminando de arreglarse un pañuelo que colgaba de su cuello, pero cuando miro al frente, su vista quedo fija en la morena que tenía al frente-. ¿Santana?-. dijo entre sorprendida por encontrársela ahí e impresionada por lo bella que lucía la latina, llevaba un vestido azul corto, unos zapatos taco medio y una coqueta chaqueta negra corta , su pelo estaba tomado solo con un lazo que servía de cintillo.
-¿Kayle?ó la morena, también confundida. No podía creer que la chica a quien le había gritado en el baño y luego se había medio disculpado, era la hija del jefe de su padre, sintió un leve pánico de que la chica digiera lo maleducada que había sido, la pondría en un grave problema.
-¿Se conocen?-. Preguntó Ben-.
-Mmm…yo…nos…ó la latina sin poder explicar la situación en la que se conocieron.
-Ella me ayudo a no perderme en la escuela hoy-. Se apresuró a decir Kayle-. Tiene una hija muy amable señor López-. Comentó lanzando un guiño a Santana, al que ella respondió con una sonrisa cómplice-.
No podía negar que esa chica tenía algo, no era solo hermosa, tenía un aire atrayente, quizás misterioso. Por su comportamiento en la escuela, se dio cuenta que no le importaba caer bien ni hacerse de amigas, si hubiera querido con solo decir que sus padres eran ricos, la mayoría de las chicas le habría seguido, pero prefería estar sola. Tenía esos ojos expresivos, esos labios tan bien delineados, su piel bronceada, y esa noche se veía mejor que en la escuela, llevaba un pantalón negro de tela, una blusa gris con diseño, un chaleco de tela sin mangas negro, un pañuelo que combinaba con la blusa y una chaqueta encima.
-¿Entonces son compañeras de escuela y de grado?-. Preguntó Isabel, rompiendo el insipiente silencio que había en la mesa.
-Si-. Respondieron casi al unísono-. Somos compañeras de laboratorio también-. Añadió Santana-.
-Me agrada la idea de que Kayle se esté haciendo amigas, el cambio ha sido fuerte y necesita personas para ambientarse, quizás tu podrías mostrarle el lugar-. Dijo Ben un poco excitado-.
-La verdad es que en Lima no hay mucho que mostrar, pero…
-Papá…no tienes que comprometer a Santana para que pase tiempo conmigo, ella posiblemente tenga cosas más interesantes que hacer que mostrarle a la chica nueva la ciudad-. Interrumpió Kayle-.
-No me molesta, podemos ir al parque o al centro comercial, no es como Nueva York pero seguro podemos pasar un buen rato-. Respondió la latina sinceramente-. Te doy mi dirección después, si quieres claro-.
-Está bien-. Respondió con sus ojos verdes fijos en la morena-.
-Te lo agradezco Santana, primero ayudas a Kayle en la escuela y ahora le enseñaras Lima, eres muy amable, eso dice mucho de crianza que has recibido-. Expresó Isabel haciendo un gesto de aprobación-. Eso sí, vas en auto me escuchaste, no quiero ni siquiera una insinuación de vas en esa cosa, ok-. Dijo mirando a su hija y cambiando su tono por un más severo-.
-Esa cosa se llama motocicleta, y no tenía pensado ir en ella-.
-¿Tienes una motocicleta?-. Preguntó Santana sorprendida, en Lima las chicas nunca andaban en moto, no se veía apropiado.
-Sí, hacía las cosas más fáciles en Nueva York, el tráfico era horrible y la usaba para ir a la escuela a veces, aquí también podría pero mi madre últimamente está un poco sensible con el tema-. Dijo haciendo énfasis burlescamente en lo último-.
-Tú sabes que muchas cosas han cambiado desde Nueva York-. Respondió la señora, mirando a su hija-.
-¿Y de qué escuela vienes Kayle?-. Preguntó el señor López.
-De la academia Akron-. Respondió
-Es la mejor escuela privada de Nueva York, es solo de mujeres, una educación de excelencia-. Añadió Isabel-. Ahora esperamos que se acostumbre a una escuela pública.
-No es tan difícil mamá, además si lo que te preocupa es que mantenga mis calificaciones lo haré-. Dijo Kayle con molestia
-Porque no pasamos al salón a tomar una copa y hablar de negocios-. Intervino Ben para relajar el ambiente que se estaba creando entre su mujer y su hija-. Kayle porque no le enseñas la casa a Santana, aquí se van a aburrir-. Indicó, a lo que el padre de Santana hiso un gesto de aprobación.
Kayle se levantó y comenzó a mostrarle partes de la casa como su padre le ordenó, hasta que salieron a una terraza de donde se veía la parte trasera de la mansión, que podría decirse era prácticamente un parque, y se sentaron en una banca que había, una al lado de la otra a admirar la vista.
-Lo siento por lo de la mañana, y gracias por no decir lo maleducada que fui, tú inventaste eso de que fui amable mientras yo…-. Expresó Santana.
-No te preocupes-. Interrumpió-. No mentí, estoy segura que muy dentro hay una persona amable-. Fijo su mirada en ella y le sonrió haciendo una mueca-.
-De verdad lo siento, solo que hoy no fue un buen día-.
-Lo entiendo, olvídalo, todos tenemos días que quisiéramos olvidar, yo por lo menos tengo muchos que quisiera olvidar-.
-El cambio no es fácil verdad, de Nueva York a esta ciudad pequeña-. Dijo la latina buscando una explicación para la visible sombra que se posó sobre la muchacha al recordar su antigua vida-. Yo voy a intentar mostrarte lo menos aburrido de Lima, aunque no prometo que te gustará-. Cada palabra fue con entusiasmo, no sabía que tenía esa chica pero de cierta manera se sentía mejor. Comenzó a restregar sus manos en sus brazos, el frío de la noche se estaba haciendo notar.
-No tienes que hacer eso, de verdad, mi papá solo quiere que tenga amigas, pero no te sientas obligada a salir conmigo…-. Notando que la morena tenía un poco de frío.
-No me siento obligada…yo…me gustaría pasar tiempo contigo-. Expresó con una sonrisa, y notando que la chica se sacaba su chaqueta-. ¿Qué haces? ¿Hace frío?-.
-No tengo frío-. Coloco suavemente su chaqueta en los hombres de Santana, para cubrirla-.
-No es necesario…tu-. Ese movimiento la descoloco, nadie nunca había sido tan amable con ella, menos alguien que recién conocía-.
-Entonces…te recojo a las 11:00. Así podemos pasar el día y almorzar en alguna parte, ¿hay algún sitio decente por aquí?-. Dijo sin prestar atención a los reclamos de la morena-.
-Creo que te podría gustar ó la latina. De verdad quería eso, distraerse, salir, definitivamente conocer a Kayle le servía como remedio para olvidar a cierta rubia que le había roto el corazón.
Estaban animadas siguiendo con la conversación, cuando su Marco López se acercó y le dijo a su hija que ya era hora de ir a casa. Kayle los acompaño a la puerta junto al resto de la familia y quedaron en verse el día siguiente.
Santana ya estaba en el auto y todavía sentía ese aroma agradable que reconocía como el perfume de Kayle, era suave pero intoxicarte. Ahí se dio cuenta que llevaba aún su chaqueta, había olvidado devolvérsela, pero no era problema, la vería de nuevo mañana, además le gustaba la idea de tener algo de esa chica.
-Gracias por llevar a Kayle a recorrer Lima mañana, te comportaste muy bien, San-. Dijo su padre cuando estaban llegando a su casa y ella subía a su habitación-.
-No hay problema, además de verdad me agrada-.
-Lo sé, o sino aunque te lo hubiera pedido de rodillas no lo habrías hecho-. Indicó seguro ya que conocía de sobra el carácter de Santana.
La morena solo atino a sonreír. "Buenas noches papi". Y siguió subiendo las escaleras en dirección a su dormitorio, necesitaba dormir, había sido un largo día y tenía que despertar despejada para mostrar a su nueva amiga la ciudad.
Kayle, puso su despertador a las 9:00 a.m., quería tomarse su tiempo para una ducha larga y reponedora, no había dormido muy bien porque su teléfono sonó en varias ocasiones durante la noche, ella sabía quién era y se negó a contestar, porque supuso que quien la llamaba estaba borracha, finalmente opto por apagar su móvil. Se tomó aproximadamente media hora en la ducha, selecciono la ropa con cuidado, eligiendo algo simple que pareciera casual, un pantalón gris oscuro con líneas más claras en el mismo tono, una camiseta con cuello en blanco y su chaqueta de cuero favorita encima. Cuando termino de vestirse, se sintió satisfecha, se veía bien y no muy producida, la verdad no sabía porque estaba un poco nerviosa, no era como si eso fuera una cita, era simplemente una salida a conocer el pueblo con una chica que al parecer quería ser su amiga o por lo menos conocerla.
Bajó las escaleras, buscando a sus padres para despedirse, ya eran las 10:25 y le tomaba cerca de 40 minutos llegar, así que estaba al límite e incluso tendría que manejar un poco rápido, su madre salió a encontrarla para decirle si deseaba desayunar, pero le respondió que no alcanzaba y que la vería en la noche. La mujer le recordó que tenían otra cena, pero Kayle no tenía intención de ir, así que no prestó atención.
Mientras manejaba hacía la casa de Santana, pensaba como su vida había cambiado tanto en menos de un año, como de vivir en Nueva York, estudiar en una escuela privada, tener una hermosa novia y ser la persona más popular en Akron. Hoy conducía por un camino prácticamente inhabitado, iba a una escuela pequeña, estaba soltera y en Mckinley era una más. Pero se sentía mejor así, por lo menos el poco tiempo que llevaba en Lima, había pasado más tiempo seguido con sus padre que en todo un año en la ciudad, se sentía libre y no condicionada por los márgenes sociales de la exigente Socialité Neoyorquina, quería que la conocieran por lo que ella era y no que la trataran bien por el apellido que llevaba, solo quería que alguien se diera el tiempo de conocerla lo suficiente.
Estaciono el auto en la entrada de la casa de la familia López, y camino a la puerta, no entendía porque sus manos le sudaban y su respiración estaba levemente agitada. Le gustaba la idea de pasar tiempo con Santana, a solas, pero a la vez la ponía nerviosa. Tocó el timbre y espero que alguien le abriera.
-Kayle…pasa… ¿Cómo estás?-. Saludo animosamente la señora López-.
-Buenos días…yo…vengo a…- Tartamudeo-.
-Lo sé, vienes por Santana, aún está en su habitación, debe estar por bajar, te puedo ofrecer un café o un té mientras la esperas-.
-No estoy bien, gracias, si no le molesta preferiría esperarla afuera-.
-No hay problema, yo voy a subir a buscarla, saldrá en un momento-.
-Gracias señora López-.
Santana estaba terminando de arreglarse, cuando sintió el sonido de un auto estacionarse en su porche, miro por la ventana y vio que era Kayle, se acercó al reloj y sonrió con satisfacción 11:00 a.m. en punto. Se miró al espejo por última vez y se lanzó un beso, realmente podría ponerse una bolsa de papel encima y aun así lucir sexy. Bajaba la escalera, cuando su madre al parecer iba a subir por ella, la chica la estaba esperando afuera.
Cuando salió, agradeció llevar lentes de sol que disimularon la expresión de su rostro. Kayle estaba apoyada en el capot del auto, que no era cualquier auto, era un Jaguar deportivo descapotable en color negro, una obra de arte, sin embargo, no era el vehículo lo que la impresiono, era definitivamente la chica, con su postura elegante pero descuidada, sus brazos cruzados, unos lentes de sol, y mirándola con esa sonrisa fascinante que siempre tenía.
-Hola, que puntual-. Saludo la latina con un beso en la mejilla-.
-Llegar temprano es lo menos que podía hacer para agradecer tan amable invitación-. Dijo mientras abría la puerta del copiloto para que subiera la morena-.
Santana hiso una nota mental. Anoche cuando se dio cuenta que tenía frío me cubrió con su chaqueta, ahora me abre la puerta del auto, y muchas veces la he sorprendido mirándome fijamente, y sin contar esa sonrisa coqueta que tiene, quizás es amable solamente, la educaron para serlo, no quiero mal interpretar las señales, aunque yo también le he coqueteado, está bastante buena, no me molestaría en lo absoluto enseñarle algunas cosas más que solo la ciudad.
-Entonces… ¿A dónde vamos?-. Pregunto Kayle-. Llegue hasta tu casa con GPS así que sería útil si me dieras las instrucciones para llegar a donde quieras ir-.
-¿A dónde yo quiera?- La morena pregunto aún distraía en sus pensamientos anteriores por lo que esa frase le salió con un tono un tanto malicioso-.
-Eeemmm…yo no conozco lugares aquí todavía…pero no he desayunado… ¿vamos por un café?-. Respondió tragando saliva he intentado no hacer evidente su nerviosismo por la frase descaradamente coqueta de la otra chica-.
-Es una buena idea, yo tampoco desayune y mi cerebro no conecta bien sin un buen café, podríamos pasar al Starbucks y pasear en el parque ¿o es muy aburrido?-. Dijo la morena intentando sonar casual, para esconder su nerviosismo, no había querido decir lo anterior, solo salió.
-Me parece una buena idea-.
Compraron en sus cafés, Latte para Santana, expresso para Kayle, y agregaron unos mufins, una lunas y en realidad todo lo que la latina había querido, la otra chica solo se limitó a consentirla. Conducían hacía al parque en un cómodo silencio, solo interrumpido en ocasiones por las instrucciones de la morena, así estacionaron el auto y salieron para tomar su rico desayuno en una de las bancas cerca de la laguna.
-Tiene su encanto…me gusta el paisaje-. Dijo la chica de ojos verdes mirando fijamente a la morena, mientras le daba un sorbo a su café-.
-No es Central Park…pero-.
-No tienes que comparar todo con Nueva York, sabes…cada lugar tiene sus cualidades-. Interrumpió la chica-. Me gusta encontrar lo hermoso en cada cosa-. No quitaba sus ojos de Santana-.
-¿Eso es lo que haces conmigo?-.
-¿A qué te refieres?-.
-Cuando nos conocimos, te golpee con una puerta, fui grosera y prácticamente te amenace…y tú solo me salvaste con mis padres, para después decirme que pensabas que había alguien amable dentro de mi…entonces eso es lo que buscas en mi…¿encontrar algo hermoso?...porque si es así…tal vez pierdas tu tiempo-. A medida que fue hablando su voz parecía más insegura, no sabía porque había dicho todo eso, quizás porque después de lo de Britt, se sentía que no era suficiente para que alguien la amara solo a ella-.
-Para ver lo hermoso en ti no hay que buscar…tú… eres preciosa a simple vista y estoy segura que no solo por fuera…tú ojos expresan más de lo que imaginas-. Respondió con seguridad pero dejando algo en el aire…se miraron por unos segundos hasta que la chica tomo el valor para preguntarlo-. Yo…no quiero sonar entrometida…pero…ese día que nos conocimos…tú estabas llorando…parecías de verdad muy triste, y en tus ojos a veces todavía puedo ver algo de tristeza…yo…si tú no quieres hablar de eso lo entenderé quiero decir a penar nos conocemos…no quiero que te molestes -. Estaba nerviosa no quería presionarla, había sido testigo presencial de como actuaba la latina cuando se sentía amenazada y no quería arruinar el momento-.
-No me molesta-. Estaba sorprendida por como la otra chica había leído en sus ojos que algo pasaba, nadie nunca había hecho eso, o sea si hubo alguien antes, pero esa persona le llevaba años de ventaja, no se podía comparar-. Ese día alguien…alguien que yo quiero mucho…me rechazó…yo me enamore y duele cuando no te aman de la misma forma-. Termino esa frase intentando controlar las lágrimas que querían salir, miro para otro lado para que la muchacha a su lado no se diera cuenta-.
-Hey-. Dijo colocando dos dedos en la barbilla de la morena y girando su cara para mirarla a los ojos-. No tienes que avergonzarte por estar enamorada-.
-No sabía cómo se sentía que alguien te rompiera el corazón-. Una lágrima cayó por su mejilla-.
-Lo entiendo…-. Dijo mientras con su dedo pulgar limpiaba la lágrima de Santana-. Duele…pero no hay nada que el tiempo no ayude a superar…no se olvida…pero uno se va sintiendo mejor-. Expresó sinceramente-.
-Que acaso alguien también rompió tu corazón-.
-En mil pedacitos…
-Y tiene que ver con que hayas dejado Nueva York-.
-Si-.
Ninguna de las dos sabía porque estaban siendo tan sinceras, quizás la necesidad de liberar sus sentimientos, y que no había otra personas que las entendiera, o era que sentía que había un lazo especial, algo que las hacía sentir confianza aunque fuera contra su naturaleza reservada y defensiva.
-Tengo una idea-. Dijo de repente Kayle mirando una pequeña balsa de madera que estaba en la orilla de la laguna-.
-Ni lo sueñes-. Respondió Santana adivinando lo que la otra chica iba a decir-.
-¡Vamos!...será divertido, yo puedo remar...-.
-Valoro mi vida y no me subiré a esa cosa-.
-Que Santana López le tiene miedo a una simple balsa-. Dijo con un tono burlesco para atacar el ego de la morena-.
-No es eso…no hemos terminado de desayunar-. Respondió apuntando a los mufins que todavía quedaban en la bolsa-.
-Eso es porque tendrías que llamar a un ejército para que se comiera todo lo que compraste-.
-Pero…es que yo quería…
-Parecías una niña de cinco año en una tienda de juguetes, así que no te detuve…era realmente adorable-. Dijo riendo-. Ahora no seas cobarde, prometo que si caes al agua me tirare a salvarte-. Se levantó de la banca y tomo la mano de la morena.
-Está bien…pero si pasa algo…yo te-.
-Deja de reclamar-. Tiró con fuerza el brazo de la latina y se dirigieron a la orilla de la laguna para subirse a la balsa y comenzar a remar para alejarse la orilla.
-¡Hey!-. Dijo Kayle-. No me molestaría que me ayudaras a que esto de mueva-.
-Eeemmm…no lo creo…fue tu idea así que puedes seguir remando-. Dijo estirando su cuello hacía atrás mientras se apoyaba en sus codos-. Yo te doy todo mi ánimo desde aquí…-.
-Eres una abusiva lo sabías…
-Si…creo me lo han dicho un en un par de ocasiones-.
Las dos chicas reían y conversaban acerca de cosas sin mayor importancia, cuando el móvil de Kayle comenzó a sonar.
-No contestas-. Preguntó Santana-.
-No…yo no quiero hablar por el momento-.
-Tiene relación con tu ex -.
-De hecho es mi ex…bloquee su número pero me llama desde otros y no sé qué…
-Lo entiendo…yo también últimamente evito llamar a Br…-. Cuando iba a pronunciar el nombre de la rubia, se dio cuenta de la información que iba a revelar si lo decía. por lo que guardo silencio. Tuvo suerte que la muchacha estuviera más pendiente del teléfono que de lo que ella decía-.
-Creo que es mejor que volvamos…podemos ir a ver un lugar donde almorzar-. Dijo rompiendo el silencio-.
-Si estoy de acuerdo…pero esta vez invito yo ¿ok?-.
-Pero…
-No es una pregunta…está bien que seas una niñita rica pero yo también puedo invitarte-. Expresó la latina haciendo esos gestos de cuando el tema no era discutible para ella-.
-Entiendo, aunque no era necesario llamarme niñita, me habías convencido desde antes con tu mirada fulminante-.
Kayle remó hasta la orilla y ahí tomó el brazo de Santana para ayudarla a bajar, caminaron lento y relajado hacía el auto, riendo de bromas tontas que hacían. La morena agradecía haber salido con vida de la balsa y la otra chica se hacía la indignada por que dudaba de sus capacidades en los remos. Las dos se sentían cómodas con la otra, cada una tenía cosas que necesitaba olvidar y pasando tiempo juntas eso ocurría.
Santana llevo a Kayle a Breadstix, era uno de sus lugares favoritos en Lima, le gustaba la comida y lo encontraba agradable. Pero cuando entraron la latina se dio cuenta inmediatamente que en la mesa del fondo estaban Rachel, Quinn, Britt, Artie y Kurt. Intento devolverse pero iba a ser demasiado evidente por lo que su única solución fue sentarse en una mesa lo más lejos posible de la de sus compañeros del coro.
-¿Te pasa algo?-. Preguntó la morena de ojos verdes-.
-No me pasa nada ¿por qué? ocultar lo mejor posible su incomodidad-.
-Porque estas un poco pálida…quizás no fue buena idea lo de andar en bote inmediatamente después de desayunar-.
-Estoy bien…solo iré al baño…ve la carta por mientras-. Indicó la morena antes de dirigirse al baño de mujeres, sin darse cuenta que su presencia en el lugar ya había sido percibida-.
-Esa que acaba de entrar no es Santana…y ¿quién es la chica?-. Preguntó Quinn
-No lo sé…es bonita-. Dijo Britt, observando con curiosidad a la chica que ahora estaba sola en la mesa-.
-Es nueva, su nombre es Kayle algo, tengo español con ella-. Respondió Rachel
-Y que hace Santana saliendo con una chica nueva, no es precisamente del comité de bienvenida-. Exclamó Artie sarcásticamente-.
-¿Qué pasa Kurt?...si la sigues mirando fijo pensará que la acosamos-. Dijo Quinn
-Es que creo haberla visto antes…pero no estoy seguro, si es donde pienso no tiene mucho sentido que viva acá y estudie en Mckinley-. Dijo pensativo y tomando su móvil para ingresar a internet a verificar su informació dijiste que era su nombre Rachel, recuerdas su apellido-.
-No estoy segura, pero creo que es Kayle…Carpentier.
Todos estaban en silencio esperando a que Kurt ingresara los datos en su celular aunque ninguno sabía que es lo que estaban esperando, para ellos solo era la niña nueva, lo único extraño, era que le hubiesen permitido transferirse a solo cuatro meses de finalizar el año escolar.
-¡Lo sabía!-. Exclamó de repente Kurt, asustando un poco a los demás que tenían cierto desconcierto-.
-Que es lo que se supone que sabías…no estamos entendiendo mucho-. Dijo Quinn intrigada-.
-Nuestra nueva compañera es parte de la Elite Neoyorkina, estudiaba en una exclusiva academia de esa ciudad y viene de una de las familias más ricas de los Estados Unidos, su familia tiene negocios en casi todo, clínicas, bancos, teatros, estudios de cine y podría seguir, en resumen es una heredera, miren-. Les mostro una fotografía de una revista de sociedad donde salía una entrevista a Kayle-. Es casi una celebridad-.
-Pero que puede estar haciendo alguien como ella en Lima-. Preguntó Rachel confundida-.
-Es una buena pregunta…creo que otra es que hace con Santana-.
Se quedaron observando a la chica, casi fijamente y tomando el acuerdo que cuando tuvieran la posibilidad interrogarían a Santana al respecto.
Kayle, estaba viendo la carta, cuando su móvil estaba sonando otra vez, fue cuando ya perdió la paciencia y decidió que terminaría con eso.
-Hasta cuando piensas seguir molestándome-. Expreso agresivamente-. Te dije que no quiero hablar más contigo, ya cerré mi Facebook, cambie mi mail y bloquee tu número, ahora vas a hacer que cambie mi teléfono-. Iba cada vez aumentando el tono y el disgusto-.
-Solo dime dónde estás…por favor y así podremos arreglar todo esto-. Se escuchó en la otra línea en tono de súplica-.
-No tenemos nada que arreglar entiende…Francis por favor deja de llamar esta es la última vez que te contesto-.
-No voy a dejar de llamar hasta que me digas dónde estás…es lo único que te pido-. Decía la voz a punto de llorar-.
-Tú no tienes derecho a pedirme nada, ¿me engañaste recuerdas?, así que no llores ni te hagas la victima ahora, se terminó y voy a colgar porque estoy ocupada-.
-Estás con alguien…tú ¿tienes novia?-. Preguntó tímidamente-.
-Eso tampoco tengo que responderlo, tú ya no eres mi novia por lo que no tengo que darte ningún tipo de explicación. Adiós.
Cuando cortó, sintió una punzada fuerte en medio del pecho. No podía evitar sentir que todo lo que estaba construyendo se cayera cada vez que hablaba con Francis, si, ella la engaño, pero no podía evitar pensar que si la volvía a ver podría perdonarla, ella había sido su primer amor y era difícil olvidarla.
-¿Y?... ¿ya elegiste?-. Preguntó una voz, rosándole el hombro antes de tomar asiento en la silla al frente de ella.
-Eeemm…no lo siento, me distraje en algo-. Respondió intentando ocultar sus sentimientos por la conversación telefónica que había tenido antes.
-Ahora yo debo preguntar ¿estás bien?...estás como extraña…paso algo mientras no estuve-.
-No nada…bueno solo que ese grupo de allá no deja de mirarme, pero supongo que es porque soy nueva-. Exclamó con una sonrisa para desviar la atención en el grupo-.
-Si es porque eres nueva, es una ciudad pequeña, y tú llamas la atención, sobre todo si estacionas un auto afuera que probablemente vale más que el bromeando la morena para distender el ambiente y sacar una sonrisa de la chica. Además sabía quiénes eran los que la miraban.
Cuando el mozo se acercó ya habían elegidos sus órdenes, mientras comieron siguieron conversando, de la escuela, del proyecto de ciencias y de lo que harían después de salir de Breadstix, para lo que Santana ya tenía un plan. Estaban en eso cuando la morena se dio cuenta que sus compañeros se acercaban a la mesa.
-Hola Santana-. Dijo Kurt animadamente y mirando con curiosidad a la otra chica-.
-Hola-. Respondió la latina no tan amistosamente-.
-Te vimos y como ya nos vamos pensamos en saludarte antes-. Dijo Quinn
Santana noto que Britt no decía nada solo se limitaba a inspeccionar con la mirada a Kayle, la observaba como si analizara cada centímetro de la muchacha. Esa actitud le produjo una sensación de satisfacción, sabía que detrás de esa mirada había solo una cosa y eso era celos.
-Y no nos presentas a tu amiga-. Dijo Kurt-.
-Claro, ella es Kayle Carpentier y es nueva en la escuela-.
-Hola chicos-. Añadió la morena
-Hola es un placer conocerte-. Respondió Kurt quien casi se le abalanzo para darle la mano.
-Bueno nos vemos en la escuela el lunes-. Exclamó la morena en un tono cortante intentando que sus amigos se fueran.
-Ahora vamos al cine a ver una película, pensábamos que podrían ir con nosotros-. Dijo Rachel -.
-Eemmm-. Santana no quiso ser desagradable así que miro a Kayle esperando a que ella decidiera-.
-Agradecemos la invitación, pero ya tenemos planes, podríamos dejarlo para otra ocasión-. Respondió cordialmente la chica-.
-Ok, lo entendemos…nos vemos en la escuela entonces.
El grupo se alejó, susurrando entre ellos, mientras que las chicas se relajaron al encontrarse solas otra vez.
-Gracias por no aceptar ir con ellos-. Soltó Santana, en tono de alivio.
-No hay problema, la verdad son un poco extraños, ellos eran los que me miraban fijo desde el otro lado…aunque ya me imagino porque-.
-¿Por qué?-. Preguntó la morena un tanto perdida-.
-Deben haber visto alguna fotografía mía en alguna revista antes solían entrevistarme, mi familia participa en muchos eventos-. Respondió algo resignada-.
-Lo siento…debe ser incomodo que te traten diferente…lo lamento…ellos no son así todo el tiempo-.
-No te preocupes no es tu culpa…sabes es una de las cosas que me gusta de ti, tu eres tan desagradable conmigo como con todos, creo que nadie me había golpeado antes-. Recordó riendo.
Terminaron de comer y Santana le dijo que la llevaría a uno de sus lugares favoritos en la ciudad, que era la tienda de helado. Disfrutaron de la mutua compañía durante el resto de la tarde, caminaros por las calles de Lima y aprovecharon de conocerse, intercambiar experiencias y soltarse un poco. Ya estaba anocheciendo cuando Santana le hablo de un lugar al que quería ir con ella.
-¿Es muy tarde para conocer un último lugar?-. Preguntó la morena en un tono infantil que utilizaba cuando no quería un no por respuesta-.
-No lo creo…tendría que llamar a papá para decirle que no voy a ir a la cena-.
-Que todas las noches tienes alguna cena que asistir-.
-Créeme es mejor que mi rutina en Nueva York-. Respondió con fastidio-. Dame un segundo-.
Marco al móvil de su padre y tuvieron una breve conversación, a lo que el hombre no se negó a que llegara tarde y se saltara la cena. Ya iban en el auto camino al último lugar.
-Entonces… ¿A dónde vamos?-.
-Tú solo conduce-.
-Ok-.
Cuando se iban acercando, Kayle, vio de lo que se trataba, después de pasar varios minutos sin nada más que árboles de paisaje, llegaron a un lugar que estaba prácticamente escondido, pero que daba una vista privilegiada de la ciudad, más a esa hora donde estaba atardeciendo, se veía todo iluminado.
-Es realmente impresionante…no pensé que Lima pudiera verse así-. Dijo la chica de ojos claros, observando el paisaje-.
-Vengo cuando necesito pensar…es como mi lugar especial-. Expresó la morena, colocándose al lado de la otra chica en el capot del auto-.
-Gracias por…compartirlo conmigo…-. Señaló fijando sus ojos en la morena-.
-Considéralo la disculpa que te debía-. Dijo sonriendo y devolviendo la mirada-.
-Ya me había olvidado de eso-.
-Hay algo que quiero preguntarte…cuando estábamos en Breadstix…escuche parte de tu conversación por teléfono…no fue con intensión lo prometo…solo que…hay algo que…-. La morena estaba nerviosa-.
-Si mi ex es una chica-. Respondió antes que la latina pudiera preguntar-.
-Como sabes que iba a preguntar eso-. Preguntó confundida-.
-No lo sé…creo que porque no aclaré eso en nuestra conversación en el parque, si nos estamos conociendo, no me gustaría ocultar esa parte de mí.
-O sea no encuentras que haya algo malo en…-. Preguntó desviando la mirada-.
-Para nada…o sea creo que hay muchas cosas mal conmigo, pero que me gusten las chicas no es una de ellas-. Respondió con una sonrisa-. Porque… ¿tú quieres decirme algo?-.
-Es acaso muy obvio-.
-Lo fue un poco, cuando tenía a una chica rubia y alta mirándome con odio en Breadstix…y pensé porque me miraba así y lo único que he hecho desde que llegue es salir contigo, por lo que tú eras la única causa probable de ese odio-.
-Esa conjetura es lógica aunque rebuscada…
-En realidad…fue más obvio cuando vi como la mirabas-. Respondió con una cuota de decepción-. Quieres contarme… ¿Fue ella la que rompió tú corazón?-.
- Si…ella es Brittany, es mi mejor amiga y…nosotras…nos besábamos y dormíamos juntas, y ella me pidió que le digiera que sentía…yo sé que la herí, mentí muchas veces diciendo que era solo sexo, pero cuando le dije que la amaba… prefirió quedarse con su estúpido novio-. Su voz se escuchaba temblorosa, sentía como las lágrimas caían por sus mejillas, ahí estaba derrumbándose otra vez, sin embargo, esta vez sintió como unos brazos la envolvieron, dándole consuelo y apoyo, fue como sacar un gran peso de sus hombros, era primera vez que se lo contaba a alguien y la hacía sentir mejor, acurruco su cabeza en el hombro de Kayle, mientras ella le acariciaba el cabello intentando consolarla. No podía entender, como alguien a quien conocía hace dos días la podía hacer sentir así-.
-Ya estoy mejor-. Dijo la latina separándose de la otra chica y limpiándose el rostro-. Esto está siendo vergonzoso…debo dejar de llorar-.
-Llorar no es algo por lo que se deba sentir vergüenza…para otras cosas si-. Respondió melancólicamente-.
-¿Cómo para engañar?-.
-Si…creo que eso lo escuchaste de la conversación-.
-Lo siento no quería ser tan brusca…
-No te preocupes…pero si…supongo que es mi turno de contar mi historia…Francis, ha sido mi única novia, me enamore creo, y era todo perfecto, éramos las personas más populares de la academia por lo que nadie nos cuestionaba…ella para mí era todo hasta que un día creo que se aburrió de mi porque descubrí que se estaba acostando con un tipo amigo de su hermano y créeme no lo supe de la mejor forma…y de ahí todo fue caos, pasaron muchas cosas y…mis padres decidieron que era mejor sacarme de Nueva York por un tiempo-. La chica solo miraba hacía la ciudad lo que le daba un reflejo brilloso en sus ojos-.
-¿La extrañas?...
-Si…aunque hoy…ha sido el primer día que no la he extrañado…y te lo debo a ti-. Dijo tomando la mano de Santana-.
Santana sintió calor agradable que iba desde su mano viajando por todo su cuerpo. Ella le daba una seguridad que nunca había sentido antes, de cierta manera se sentía viva de nuevo y no vacía, era confuso, quería disfrutar cada segundo de ese momento, y no soltar la mano de Kayle. Se miraban la una a la otra, sin decir nada. Sus sentidos expresaban mucho más. Sus corazones y cada uno a su manera comenzaban a latir otra vez.
Estoy terminando el capitulo dos, si les gusto seguire publicando, sino se entiende es mi primer intento, gracias a todos por leer y comentar.
