Sonríe
Disclaimer: Todo pertenece a George R. R. Martin.
Esta historia participa en el reto Bueno, bonito y barato del foro Alas negras, palabras negras.
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Extraña el sonido de las olas rompiendo contra la piedra. También se siente extraño no poder oler el mar ni verlo desde la ventana de su habitación. Lo echa de menos, así como echa de menos el aire cargado de humedad y las paredes manchadas de salitre de su antiguo dormitorio.
Theon da vueltas en la cama intentando conciliar el sueño, pero no puede dejar de pensar que esa no es su cama, que ese no es su hogar. Jamás lo reconocería en voz alta, porque un hijo del hierro nunca tiene miedo, pero ante sí mismo no puede negarse que está asustado. Está solo, rodeado de desconocidos y lejos de su hogar y de su familia. Nunca pensó que echaría tanto de menos a sus padres y a sus hermanos él que siempre soñó con el día en que al fin podría cruzar los mares capitaneando su propio barco y vivir aventuras como todos esos hombres valientes sobre los que su madre le solía cantar. No obstante, Theon aún no es un hombre, aunque siempre intentara parecer mayor delante de sus hermanos para que no se rieran de él. Es un niño y no está en Invernalia para vivir aventuras, ni siquiera está allí por decisión propia. Es un rehén, aunque nadie se lo diga, y sabe que a lord Stark no le temblará la mano a la hora de blandir el hacha contra él si hay algo en el comportamiento de su padre que le disguste a él o al rey Robert. No duerme en toda la noche.
A la mañana siguiente le piden, o le ordenan, Theon no está del todo seguro, que se presente en el salón de Invernalia para tomar el desayuno con lord Stark y su familia. Está asustado porque no sabe qué puede esperar de ellos, qué clase de trato recibirá. Sin embargo, no permite que la mujer que ha ido a buscarlo lo note. En lugar de eso sonríe y hace un comentario burlón sobre si será cierto el rumor sobre que los Stark comen la carne cruda como los lobos que les sirven de blasón. Sabe que eso es una estupidez, que Asha se lo dijo cuando era más pequeño para tomarle el pelo y que ni aún entonces se lo creyó, pero la broma le sirve para sentirse un poco mejor.
Ese día Theon descubre que la risa es el mejor remedio contra el miedo, que una sonrisa puede enmascarar su inseguridad y que una frase punzante puede hacer que los demás no se den cuenta de lo que él no quiere que nadie sepa. Por eso pase lo que pase, Theon Greyjoy siempre sonríe.
