En la cuna de una cabaña en medio del bosque, en un lugar donde los árboles no están tan jutos, había una pequeñita brujita, con una hora de haber nacido, era rosadita y con el pelo hasta la cintura color negro y lacio, y los ojos morados, que parecía que brillaban, era delgadita y pequeña, con los labios rosados, y estaba dormida envuelta en una cobija blanca.
Su madre en ese momento a pesar de haber dado a luz estaba ya de pie, y con expresión seria, era delgada, vestía un vestido negro de manga larga que le llegaba hasta los pies, usaba botas negras, su color de pelo era del mismo que su ropa, y rizado, era muy blanca, con los ojos grises y tenía los labios rojos como la sangre.
No parecía una mujer que hace poco había teido una hermosa hija, y no porque se veía completamente fuerte y sana, si no, que su mirada era fría y hasta podría decirse que estaba molesta, su nombre era Mirna.
Mirna- Así que ahora soy madre y soy responsable de una pequeñita criatura- dijo con voz cantarina y sarcástica, enseñando una terrible mirada- y además, adiós a la libertad, ahora qué haré, teniendo que cuidar ha esta chiquilla, cuando podría usar mis poderes y DOMINAR AL MUNDO COMO SE DEBE, lo que mi querida madre me dijo que debía hacer antes de que muriera, fue su último deseo y no pienso fallarle.
En eso fue directo a la cuna y hay la vió, a la pequeña despierta y con los ojos morados y brillantes que la miraban mientras sonreía.
Mirna- No hay opción, no puedo hacer nada con ella, por desgracia para mí, su padre, antes de... Eso- dijo con una sonrisa que desapareció al decir lo siguiente- me hechizó para que el día en que esta niña naciera estuviera protegida de tal manera que nunca pudiera hacerle daño, o deshacerme de ella, la abandonaría, pero no, si hiciera eso al instante empezaría a perder mi vida y todo por ese HECHIZO... Aunque- comenzó con una sonrisa- su padre era un mago muy poderoso, tonto, pero poderoso, y con mi poder, esta dulce pequeña- dijo mientras le acariciaba la cabeza- debe de ser igual, o aún más poderosa que su padre y yo, en ese cazo, si la crío como me crió mi madre, me ayudará a conquistar el mundo, y con un tratamiento adecuado, por qué no, tal vez llegue a tener algunos derechos- en eso comenzó a reír como loca y tan fuerte que de verdad aterraba- muy bien, y el nombre de esta niña para empezar sera... Mm... Mirida.
