I
Estaba amaneciendo y los rayos del sol entraban por la ventana, el sol parecía hacer brillar los mechones rubios de Quinn. Mi cabeza… pensaba la rubia mientras ponía su mano sobre su frente, abrió los ojos y miró el techo, después a la derecha y vio la hora es temprano pensó y volvió a acomodarse en la misma posición que cuando despertó. ¿Qué es ese olor? Pensó, no es mi perfume, se dijo a sí misma mientras volteaba hacia la izquierda y ahí estaba ella, cabello negro, piel canela y esas curvas, dios esas curvas pensó. La latina estaba dormida y completamente desnuda, solo tenía tapada la espalda baja con la sabana. Quinn la contempló un momento y después se vio a sí misma, también estaba desnuda. Pero que…?! Pensó, no no, esto no puede pasar… ¿qué pensará Santana sobre esto? ¿Quién lo habrá iniciado? Seguramente fue San… si, siempre le he gustado pero nunca lo ha admitido… pero ¿Por qué ahora? Y lo más importante ¿Qué va a pasar?
Quinn trataba de no hacer ruido o movimiento alguno para no despertar a la morena, quería escabullirse de ahí y hacerlo parecer como si no hubiera pasado nada y que solo se quedó a dormir en su casa, pero ¿cómo explicar la desnudez? Pensó, bueno es fácil, igual y le digo que tenía calor o que se yo. Quinn contemplaba el techo mientras seguía absorta en sus pensamientos cuando sintió movimiento del otro lado de la cama.
- Hey nena, ¿cómo amaneciste? – dijo la latina con la voz un poco rasposa después de todo lo que habían bebido la noche anterior. Santana se acurrucaba y Quinn no contestó. - ¿Nena? Britt ¿Qué pasa? – Dijo Santana levantando la cabeza mientras abría los ojos – ¡MIERDA, QUINN!
- Bue… buenos días? – Dijo la rubia tapándose con la sabana – no te quería despertar…
- Pero ¿Qué paso?... no me digas que tú y yo…? – Decía la latina mientras se percataba de su desnudez – oh… ¿te llamé Britt?
- ajá – mientras movía la cabeza afirmando
- Ok… no hay problema, solo dos amigas que se emborracharon y tuvieron sexo sin compromiso, eso es todo… - decía mientras se levantaba de la cama a buscar su ropa
- ¿No quieres la sabana para…- decía Quinn ofreciéndole la otra sabana
- ¿Qué? No te pongas de puritana ahora Fabray, no creo que después de anoche pienses que la privacidad es algo importante – le decía mientras se ponía la ropa interior de encaje – además, no me digas que no te mueres al admirar este cuerpo…
- Cállate López – dijo la rubia mientras le aventaba una almohada – ¿Qué no vez que esto es serio?
- Ya se, ya se… ¿Cómo cuanto bebimos?
-No recuerdo…
- De lo único que estoy segura es que tú estabas al borde del llanto gracias a ese gremlin
- ¿Ah sí? Pues yo recuerdo algo muy similar causado por cierta rubia de ojos azules…
- Bueno, ya ¿no?... Ahora ayúdame a encontrar mi bra.
Después de un rato las dos chicas estaban en la cocina, Quinn sacó un yogurt del refrigerador y buscó una cuchara para comerlo.
- Invítame a desayunar, digo, es lo menos que puedes hacer después de anoche y…
- ¡OK! – dijo la rubia, la actitud de la latina la empezaba a molestar aunque sabía cómo era la personalidad de la chica y que solo lo hacía por molestar - ¿quieres un yogurt? En lo que preparo algo más…
- Claro – se acercó al refrigerador y lo tomó – y bueno, creo que es hora de hacer la gran pregunta… ¿Qué pasó anoche?
- Honestamente… no recuerdo mucho después de la segunda botella – dijo la rubia tomando una cucharada de yogurt
- Ni yo – contestó la morena – uhm…
II
DOS DÍA ANTES
"Necesito hablar contigo, es urgente. R."
"Te veo donde siempre ;-) Q."
"No. En el café de la calle 1, te espero a las 5 pm. R"
"Ok"
Eran las 4:50 y la rubia ya estaba en el café. Se sentó en una mesa apartada, una que no diera hacia la calle, sabía que Rachel se frikeaba si veía a alguien conocido mientras estaba con ella. Tomó su celular y revisaba algunas cosas. 4:55 pm y Rachel llegó, puntual como siempre.
- Hola nena – dijo la rubia con una gran sonrisa en su rostro, se levantó a saludar a la menuda chica
- Hola – la saludo de beso – te he dicho que no me llames nena en público… - se sentaron
- Lo siento, lo… lo olvidé – decepcionada – debo decir que me sorprendió tu propuesta para tomar café
- Quinn… quiero contarte algo, es que ya no pue…
- ¿Desean ordenar? – dijo la mesera, claramente llegó en un mal momento
- Té verde, por favor – ordenó la rubia- tú..?
- Nada para mí, gracias
- Ok… - la mesera se retiró
- ¿Decías?
- Finn me pidió matrimonio y yo… yo acepté
- ¿Qué? Él… ¿aceptaste?
- Sabes, después de pensarlo mucho lo acepté… lo hice porque lo amo y creo… creo que lo nuestro fue una crisis, si una pequeña crisis que tuve… un bache en el camino y estoy dispuesta a olvidarlo todo, porque lo amo.
La rubia no lo podía creer ¿Lo amaba? ¿A Finn Hudson? ¿Qué tiene él que no tenía ella? La relación entre Quinn y Rachel era complicada, mientras que Rachel era novia de Finn desde hace más de 3 años, tenía año y medio acostándose con la rubia a espaldas de él. Y Quinn lo aceptaba, no le importaba lo que dijera nadie porque amaba a Rachel. Ella le decía que le diera tiempo que lo iba a dejar, pero no lo hacía.
- Una crisis ¿de un año y medio? Dime Rach, ¿Qué clase de crisis es esa? – dijo la rubia tratando de no alzar la voz
- Lo sé, lo sé… te pido disculpas por arrastrarte a esto… por favor, perdóname.
- Rachel, te amo.
- Perdón. Espero que todo siga bien entre nosotras, debo irme. Adiós.- La pequeña chica se levantó y se marchó, dejando sola a la rubia.
Una lágrima recorría la mejilla de la rubia cuando llegó la mesera con su té, esta no dijo nada y solo lo dejo en la mesa y le ofreció un pañuelo a lo cual la rubia agradeció. Quinn se quedó sentada ahí mirando hacia su té.
"Terminamos."
"Donde?"
"El café de la 1"
"Voy para allá"
20 minutos después llegó la latina, Quinn seguía en el mismo lugar. El té estaba frío, no lo había tocado. Sus ojos estaban rojos y solo miraba al espacio.
- ¡Q! – Se acercó la morena – ¿estás bien?
- Sácame de aquí- susurró la rubia
- ¡La cuenta por favor! – ordenó la morena
