¡Hola a todos!
Les presento este fic, que tiene como protagonista a la pareja "dramione". Espero que la disfruten, y por favor ¡dejen reviews con sus críticas!.
Háganme saber lo que les gusta de la historia, y lo que no. Ojalá compartamos un gran estrecho de historia. Lo pienso como un fic probablemente largo, dividido en capítulos de una extensión media.
Sin más preámbulos, los dejo elaborar su crítica.
Cariños a todos,
Adalie May.-
1- ) Recuerdos antes de partir
Más de una vez había llorado por asuntos insignificantes. Pero esta vez, la angustia y la excitación le prohibían decidir cuál era la emoción más profunda. Es que aquel sería su último año dentro de Hogwarts, su segundo hogar. Su tan añorado colegio, su sitio de aventuras y miedos, de enojos y reproches, de sonrisas y juegos, de risas y paranoias. De todo, absolutamente todo. Pero allí los había conocido. Allí los vio por primera vez a Harry y a Ron, y jamás los podría olvidar.
Su último verano. Su última despedida de padres y familiares. Las lágrimas empañaban su sonrisa al descubrir una foto de su primer año, cuando sus rizos eran indomables, y cuando todavía quedaba una vida de colegio por delante. Pero, ¿qué vendría después de todo? Voldemort. Y, ¿después? (si es que había un después.) No quería crecer, de eso estaba segura.
Conservando las esperanzas de detener el tiempo, el primero de septiembre llegó con rapidez. Su baúl estaba repleto hacía unos cuántos días. Esta vez iba más armada en libros que en cualquiera de los otros años, si es que eso era posible. Llegó a la estación escoltada por la Sra. y el Sr. Granger. Cruzó la barrera que separaba la estación nueve de la diez, y allí la melancolía la invadió de nuevo.
-¡Hermione! – escuchó detrás de ella. Harry caminaba en su dirección, y cuando estuvo lo suficientemente cerca, lo derrumbó de un abrazo.- ¡También te he extrañado mucho! – continuó con una sonrisa irónica.
-No seas tonto.- Inquirió una Hermione llorosa.- Es nuestro último viaje de partida, ¿recuerdas?
-Así que es eso. No te preocupes, Hermione, jamás de desharás de nosotros tan fácilmente.
-¡Hola! – irradió Ron detrás de ellos. Hermione rodeó en un abrazo a los dos chicos, y comenzó a sollozar de vuelta.
-¿Qué sucede? – preguntó Ron, mirando a la castaña con angustia.
-Es que a Hermione le preocupa que no vayamos a volver aquí.- Explicó Harry.- Pero no entiende que una vez que terminemos aquí, ¿quién nos cocinará más que ella?
Hermione lo calló de un suave golpe, y secó sus lágrimas.
-Nunca había estado – hipó – tan melancólica.
-No llores, Hermione.- Dijo Ron.- Mira Fred y George, uno hubiera apostado que iban a quedarse en el colegio, con Filch, por el resto de sus vidas, y ahora son grandes empresarios con camperas de piel de dragón.
Los tres fueron recorriendo la plataforma, para subir al tren, cuando la familia Weasley apareció detrás de ellos.
-¡Harry, Hermione! – dijo amorosamente Molly.- Por favor, cuídense, ¿sí? Los veremos para las navidades, si deciden venir con nosotros, por supuesto.
-Adiós, señora Weasley.- Dijeron al unísono Harry y Hermione.
-Cuídense los tres, ¿sí? No se metan en problemas.- Sugirió Arthur Weasley abrazando al trío dorado.
Ron Weasley, Harry Potter y Hermione Granger subieron al tren cargando sus baúles, hasta encontrar el compartimiento donde estaban Ginny, Neville, y Luna.
-¡Hola Luna, Neville! – dijo Harry. Se saludaron unos a otros hasta que Hermione intervino.
-Iremos un rato al vagón de los prefectos, pero volvemos de inmediato. ¿Sí?
-Vayan.- Respondió un Harry alegre, entablando una conversación de Quidditch con Ginny.
-¡Ah! – recordó Ginny.- Hermione, ¿puedes traerme una revista que dijo Parvati que quería darme? gracias.
Ron y Hermione se dirigieron hacia el vagón de Parvati primero, tomaron la revista, y luego hacia el vagón de los prefectos, donde ya se encontraban Hannah Abbot, Anthony Goldstein, Padma Patil y Pansy Parkinson junto a Draco Malfoy (por no decir, encima de él.) Al poco rato Ernie Macmillan se les unió.
-¿Qué tal las vacaciones, Hermione? – preguntó Ernie, para sorpresa de ella y de todos los presentes.
-Bien, por suerte. ¿Las tuyas? – respondió a los segundos.
-Fantásticas. He conseguido un tomo de libros de "La magia en los tiempos ocultos" de Madame Doquier. ¿No es increíble?
-Eh, sí, sí, claro.- Asintió una Hermione sorprendida por el repentino interés del chico en ella. Ron lo miraba con una expresión de asco absoluto.
-Nos vamos a patrullar.- Irrumpió Ron tomando a Hermione del brazo y mirando a Ernie con desprecio.
-Hasta luego.- Pronunció Hermione.
Ya en el pasillo, Hermione notó que Ron estaba hirviendo de la furia.
-¿Qué te sucede? – preguntó Ron una vez que pudo emitir un sonido que no fuera un insulto.
-¿A mí? ¿Qué te sucede a ti que por poco le escupes en la cara a Ernie?
-¡Oh, lo lamento! Pobre del estúpido sin lugar a dudas de Ernie.- Respondió un totalmente enojado Ron.
-¿Qué te molesta? ¡Una vez que alguien se interesa en hablar conmigo!
-Sus intereses iban más allá de hablar contigo, Hermione. No seas ingenua.- Agregó.- ¿No quieres venir a mi habitación hoy a la noche? Podríamos leer "Soy uno de los estúpidos más grandes la historia" o "Me lavo el culo con un plumero"- Imitó Ron con una sonrisa burlona.
-No hables así de Ernie, Ron. Parece ser buen chico.
-Todos parecen serlo en un principio.- Corroboró Ron Weasley. Entraron en el compartimiento donde Luna leía "El Quisquilloso", donde Ginny discutía riéndose con Harry, y donde Neville intentaba descifrar un libro de Runas Antiguas.
-¿Qué tal todo? – preguntó erróneamente Harry.
-Bien, sin contar porque Ron casi le desfigura los rasgos a Ernie Macmillan.
-Es que tú no sabes…- Ron le contó su versión un tanto modificada de la historia a Harry, mientras Ginny reía con Hermione.
-¿Pudieron hablar? – investigó Hermione.
-¿Con Harry? – susurró Ginny. Hermione asintió.- No, pero no sé, está mucho más alegre, mucho más alcanzable.
-Me alegro que así sea. Yo se que él te quiere, y mucho. Y no te imaginas cómo te mira.
-Ojalá.- Dijo la menor de los Weasleys.- Oye, ¿me trajiste la revista de Parvati?
-¡Oh! Seguro la olvidé en el vagón de los prefectos. Iré a buscarla.- Hermione salió al corredor hasta llegar al vagón de los prefectos. En él estaba Pansy Parkinson despidiéndose de Draco Malfoy con todas las partes visibles y no, de su cuerpo. Una escena desagradable para la castaña, que entró rápido y se puso a buscar la revista evitando la acción. Al terminar con su espectáculo, Pansy le dio un empujón y salió de la habitación dejándola a solas con Draco Malfoy.
-¿Se te perdió algo? – Preguntó él con voz irónica.
-Sí, la vista. Podrían dejar sus teatritos para un lugar donde no circule la gente.- Respondió Hermione. Para su segunda sorpresa del día, Draco Malfoy río. ¡Malfoy riendo de algo que había dicho ella! ¿Qué había pasado con el mundo?
-Si quieres estar en su lugar, Granger, dilo y listo.- Espetó Malfoy.
-No quiero morirme del asco, gracias.- Impuso ella preguntándose dónde estaría la maldita revista.
-Ay, ay, ay. Granger. ¿No aprendes con los años, eh? – Malfoy se levantó y cerró las puertas del vagón, y se detuvo justo enfrente de ellas.
-Abre ya la puerta Malfoy, porque grito.
-Inténtalo.- La provocó él.
-No me provoques. Quiero mi revista, y punto.- Espetó ella.
-Oh, ¿esto buscabas? – Draco sacó de su túnica la revista que Parvati le había dado. Hermione intentó agarrarla pero Malfoy la sacó de su alcance.- Pídeme por favor que me corra, y que necesitas de mí.
-Sí, seguro.- Repuso ella riendo.
-¿Te parece gracioso? Entonces nos quedaremos aquí todo el día, o todo el mes, Granger.
-¿Qué buscas con esto, Malfoy?
-Provocarte, sangre sucia, provocarte.- La reacción fue inmediata de la chica. Hasta entonces no había sido duro con ella, pero en ese momento sí. Hermione lo corrió de un empujón, y salió de la habitación, dejando a un Draco con bastante en qué pensar.
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¡¿Qué les pareció el primer capítulo?!
Díganme si estan preparados para mas :)
