Basada en parte en: I'm not the one- 3oh!3 { youtube . com /watch?v=zIlt41KooD0 }
Y I won't Give up- Jason Mraz {youtube watch?v=wGKsoHWi_Js}
Kīlauea
¿Y cuando esté sentado a la orilla del volcán, vendrás por mí?
La primera vez que sonó el teléfono, dio una conversación que Alfred guardaría en su lista de "Cute moments with little Matt", o"momentos tiernos con el pequeño Matt"
-Hello?-contestó Alfred sin si quiera mirar el identificador de llamadas
-Hey, Al, ¿estabas durmiendo?-sonó una voz conocida en el parlante
-Sí, pero no importa, ya son las 12 de todas formas es hora que me levante. What's up, Matt?
-Oh, nada importante. Sólo estaba planeando un pequeño viaje y necesitaba pedirte un favor si no te molesta.
-Sí claro, dime. ¡El héroe está a tu disposición!
-Verás, tengo planeado ir a Hawaii, pero estoy seguro que a Kumajiro no va agradarle nada el clima, ¿podrías cuidar de él mientras tanto? No quisiera tener que molestarte con esto, pero eres uno de los pocos en los que confía. Prometo que no será mucha carga, sólo necesita que le des de comer tres veces al día, del resto puede ocuparse sólo, es bastante independiente.
-Bueno, si me lo pides así, bro, la verdad no te puedo decir que no
-Gracias, Al, prometo comprarte algo en recompensa.
-¡Espero así sea! ¿Cuando vendrás a traer a la pequeña bestia?
-Oh, la verdad que todo surgió un poco de improvisto, así que tendré que enviar a alguien para que lo lleve, seguramente mañana en la noche pueda estar llegando. Te enviaré su comida para una semana, ¿de acuerdo?
-¡Perfecto, lo estaré esperando!
-...Thanks, Al.
-No hay problema, ¿necesitas algo más?
-No, eso es todo.
-Ok, entonces supongo que nos estaremos viendo en un mes, en la reunión en Suiza.
-Oui. Um, ¿Al?
-Yes?
-Gracias...por acordarte quien soy a la primera.
-What? Sure I-...-
Click.
La linea murió ahí.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
La segunda llamado no tuvo sentido, pero la catalogó igual que la anterior.
-Hey, Al, ¿cómo está Kumajiro?
-Bueno, no he visto mucho en realidad, la pequeña bestía se la pasa todo el día con Tony, ¡asi que creo que podemos asumir que la está pasando de maravilla!
-No es cierto, está deprimido, ¿verdad?
-Sí, algo. Lo siento, Matt, pero te juro que lo he intentado de todo pero no puedo animarlo. De verdad te extraña.
-No hay problema, es bueno que se acostumbre a estar lejos de mí por un tiempo. Sólo asegúrate de respetar perfectamente la dieta que te envié ¿de acuerdo?
-Yessir!
-...Al, ¿crees que debería hacerlo?
-¿Um? ¿Qué cosa, Matt?
-Hay algo que hace tiempo quiero hacer pero no encontraba el coraje para hacerlo. Y ahora estoy cerca de hacerlo, pero aún no sé si hacerlo.
-...¿Qué cosa es, Mattie?
-Oh, no es nada ilegal, lo prometo. Ni que dañe a nadie. Sólo...no sé si cuando llegue el momento me atreva.
-Bueno, si no hace daño a nadie, y te hace feliz, ¡estoy seguro que cuando llegue el momento podrás hacerlo! Quiero decir, si no es hoy, será mañana, o pasado, lo que importa no es cuándo sino que algún día podrás.
-...Thanks, Al.
-No hay problema. Ahora quieres decirme qué-...-
Click.
La llamada se cortó ahí.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
La tercer llamada desató el caos.
-Hello?
-¿Kumajiro sigue deprimido?
-¿Matt estás llorando?
-Contéstame, Al, ¿sigue deprimido?
-Sí, un poco, pero es normal, sólo te extraña, no te preocupes por él, está en buenas manos, ¿de acuerdo?
-Supongo que él sabe más que yo mismo, o sea, debe sentirlo, ¿no?
-No te entiendo, ¿por qué lloras?
-De que es lo correcto, estoy seguro. Pero...pero no sé si...no sé si...
-Matt, ¿qué suecede? Suenas muy mal, ¿quieres hablar?
Se escuchó una risa casi histérica.
-¿Hablar, Al? ¿En serio?
-Sí, hablar, Mattie, ¿está todo bien? ¿Dónde estás?
-No entiendes, Al. No entenderías. Asegúrate que Kumajiro siga su dieta. Please.
Click.
Y de nuevo, la linea murió sin que pudiera decir mucho.
Se quedó mirando su celular porque lo que acaba de escuchar simplemente no tenía sentido.
A lo pies de la cama, Kumajiro lo miraba aún acurrucado como había estado durmiendo.
Restregándose los ojos, tomó los lentes de le mesa de luz y decidió levantarse, la voz de Matthew siguiéndole todo el camino a la cocina repitiendo esa última oración. Mientras esperaba el café, en una punta de la mesada vio la caja donde su hermano le había enviado la comida de Kumajiro. Estaba en camino a ella, cuando no vio la osezno frente a él, tropezando y resultando en tirar todo lo que había en a mesada, incluida la caja. Latas y bolsas se dispersaron por todo el piso.
-Shit-dijo entre dientes aterrizando de rodillas.
Le dio una mirada fulminante al oso aún si sabía que no podía culparlo. Por suerte, Matthew había tenido el detalle (o la obsesión) de etiquetar cada bolsa con fecha y comida del día, asi que tomó todas las cosas y las puso en la mesa para volver a ordenarlas. Cuando agarró la caja, sin embargo, notó algo fuera de lugar. En el fondo, justo debajo de dónde antes había estado la lata de atún para la última cena, había algo blaco pegado. Una pequeña carta, tan pequeña como para ser tapada por una lata de atún, que tenía su nombre.
Con el ceño fruncido, la tomó despegándola del cartón con cuidado. La miró de un lado y del otro, pero no había nada más escrito.
En otro momento hubiera pensado que sería sólo el adorable Matthew dándo las gracias por cuidar de su mascota. Pero con la conversación de unos momentos atrás aún haciéndole eco en la cabeza, y la forma en que Kumajiro miraba el papel, todo le estaba dando una muy mala sensación.
La nota dentro no tenía encabezado, ni fecha, ni dedicatoria, ni firma.
Sabes, te mentí. Mi viaje tomará más que una semana.
Si estás leyendo esto, significa que al fin me atreví a hacer eso que hace tanto sentía que debía hacer.
Así que a partir de hoy, oficialmente el mundo se ha desecho de la carga de Matthew Williams.
Lo único que me preocupa es Kumajiro. Lo siento, no quería cargarte con esta responsabilidad, pero eres la única opción que tuve. Simplemente no quería que Kuma pasará está semana sólo. Si pudieras llevarlo algún lugar del norte de Canadá o Alaska, sería algo muy importante para mi. Sólo déjalo allí, y él sabrá encontrar su camino, que haya estado domesticado por siglos no significa que no sepa cuidarse sólo, y con su aspecto de osezno estoy seguro que una vez llegue a territorio salvaje alguna madre le dará la bienvenida. Por favor, no intentes ser el héroe y adentrarte en zonas peligrosas, sé lo mucho que odias el frío, y no subestimes mi invierno.
Gracias por hacerte cargo de él en este tiempo, y despídeme de él por mí, ¿sí?
Y adiós a ti también, hasta siempre, Al.
Supongo que no tiene sentido pedir perdón, pero lo siento, Al. Ya no podía soportarlo más.
.
¿Por qué era que esto le sonaba tanto a una nota... suicida?
Miró medio segundo en los ojos oscuro de Kumajiro, y de repente todo se le vino encima.
¡Kumajiro! ¡Las señales estuvieron ahí todo el tiempo!
Matthew dijo su nombre perfecto cuando lo llamó. Ambas veces, y en la carta. No erró ni una letra. Matthew nunca decía bien el nombre de su oso.
Además, no era la primera vez que Matthew viajaba a un lugar caluroso, y nunca antes había dejado a su oso. Eran como una misma persona, lo llevaba a todos lados, aun si viajara al caribe.
Dios, era tan obvio que algo no andaba bien.
-Fuck!
La actitud de Kumajiro en sí debió alarmarlo. Había descartado la depresión del osezno como simple nostalgia por su hogar y dueño, u otras veces la catalogó de simple vagancia. El osezno sabía.
¡Y esa estúpida segunda llamada!
¡Matthew le había preguntado si debería matarse, y él muy heroicamente le dijo que sí lo hiciera!
Y la tercer llamada. Matthew estaba destrozado.
-Maldición, maldición, maldición-murmuraba mientras corría escaleras arriba a buscar su celular-atiende, atiende, ¡atiende!
-Hello?
-Por favor, necesito que rastrees un celular. Por favor, por favor, ¡por favor!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
2 horas y media. 2 malditas horas y media tomó el vuelo de Los Angeles, a Hilo.
Aún cuando llegó, cuando terminó el papeleo y todo, se encontró con que lo único que podía hacer era sentarse en un banco a las afueras del aeropuerto e intentar llamar una y otra vez al celular de Matthew, sin respuesta alguna. Kumajiro, a su lado, parecía más decaído que nunca. Sabia que Matthew estaba en ese lugar. No tenía idea de dónde.
-¿Será que es demasiado tarde?-preguntó mirando al osezno.
Kumajiro empujó con el hocico su mano en un especie de gesto de cariño. Alfred se llevó la otra mano a los ojos sintiéndo como las lagrimas ardían en ellos.
-Nunca es demasiado tarde. Al menos eso dicen-sonó una voz.
Se giró alarmado y detrás de él había una señora de unos 55 años que al parecer estaba paseando a su perro, un hermoso mantonegro que intentaba olisquear a Kumajiro a través de las maderas del banco.
-¿Aún para la muerte?
-Bueno, también dicen "la muerte es un castigo para algunos, para otros un regalo, y para muchos un favor"
-¡Castigo, castigo, juro que un castigo!-murmuró volviéndose a tapar los ojos, no quería llorar ahí, pero no podía contenerse.
-¿Entonces por qué te sientas a esperarla?
-No es a mí-dio un profundo suspiro-¿Es usted de aquí?
-Desde el día en que nací, nunca salí de estas islas.
-Puedo preguntarle, si estuviera planeando suicidarse en algún lugar de esta isla, ¿dónde lo haría?
-¿Debo responder como si fuera un habitante de Hawaii queriendo terminar su vida, o como una extranjera eligiendo este paraíso para tener su último respiro?
-Eh...como un extranjero.
-Bueno, supongo que un extranjero vería como algo romántico lanzarse en la laguna de lava del Kīlauea. Algo que realmente no recomiendo, si me lo permite, señor. La Diosa Pele, siendo una deidad femenina, no acepta sacrificios humanos. Y nunca se debe hacer enojar a la diosa Pele.
-¿La diosa Pele?
-Si, la diosa que vive en el Kīlauea. Tch, turistas. Sólo vienen a Hawaii por nuestras playas.
Y con eso la mujer empezó a caminar tironeando a su perro que no quería separarse del osezno. Pero a Alfred no le importó, porque ya tenía un destino.
Con la poca información que tenía, una corazonada era en lo único que podía confiar. Vio un taxi venir, metió a Kumajiro en la mochila donde lo traía y le hizo señas.
-Necesito ir al volcán. Rápido.
-¿Qué volcán?-preguntó el taxista.
-Kila...kileo...ki...
-¿Kīlauea?
-¡Exacto! ¡Es urgente!
-Va a costarte un buen dineral llegar allí, amigo.
-¡Lo que sea!
El taxista puso en marcha el vehículo.
-¿Puedo preguntar por qué la emoción?
-Mi hermano está por tirarse al volcán-respondió con las manos en la cara
-Oh, bueno, si es por evitar que sangre inocente caiga en la pureza de la Diosa Pele, estoy seguro que la policía nos perdonará el exceso de velocidad.
Alfred sacó su celular y continuó con sus intentos de comunicación.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
No tenía la menor idea cuanto duró el viaje, pero allí estaba a los pies de donde según el taxista era el volcán. A lo lejos el mar rugía y en el horizonte se vía humo donde la lava caía al mar.
El taxista no le había cobrado nada, y hasta le había dado toda la información que sabía del volcán. Al parecer en la cima hay una la laguna de lava permanente, que cae al mar eventualmente. Subir es peligroso, y aún si los antiguos hawaianos lo hacían, no cualquiera puede hacerlo. Un paso mal dado y o te fundes en la lava, o te desnucas en la caída, o te ahogas en el mar.
Y sin embargo Alfred corría por la superficie de roca color gris oscuro, sin importarle tropezar con grietas o piedras sueltas. Kumajiro lo seguía pegado a los talones. No tropezó con ningún estás cosas, sino que lo hizo por dar un paso en falso al sentir su celular vibrar.
-¡Matthew!-gritó atendiendo la llamada mientras se levantaba de un salto.
-Oh, por lo general no me llamas así.
De fondo se escuchaba el viento rugir tan fuerte que la naturalmente suave voz del canadiense casi no se oía.
-¡Qué diablos crees que estás haciendo!
-¿Está todo bien con Kumajiro? Vi tus llamadas perdidas.
-Matthew, no me ignores, sé lo que estás planeando hacer. Ni se te ocurra.
-No sé de que hablas.
-¿Dónde estás?
-¿Dónde estás tú? Suenas agitado.
-Vi la nota, Matthew.
-Oh. Se suponía que no tenías que verla hasta dentro de dos días.
-No hagas esto, Matt. Por favor.
-No es decisión tuya, Al.
-No, no lo es. Por eso te ruego que no lo hagas.
-Es curioso, llevo 4 horas sentado aquí en el volcán y cada vez me convezco más que es lo correcto.
-¡Entonces sí estás en el volcán!
-Sí. ¿Ya lo habías adivinado? Wow, esperaba que te tomara al menos un mes si quiera sospechar que algo había pasado, otro mes para que conectaras eso con mi viaje a Hawaii, y ni te digo para que supieras que fue en un volcán. Felicitaciones, has superado las expectativas.
-Hice que rastrearan tu teléfono. Dios, llevo al menos una hora corriendo pero este maldito volcán no tiene fin.
-¿Y qué si no es el volcán correcto? Hay varias opciones la verdad.
-Matthew, esto no es un maldito juego, dónde diablos estás.
-Oh, supongo que tendrás que llegar a la cima y saber.
-Matt, please. Déjame hablar contigo.
-Estamos hablando, Al.
-Cara a cara. Lejos de este maldito volcán, ¡sin la presión de que un momento a otro vas a lanzar a una maldita laguna de lava!
-...no es así como funciona, Al.
-¿...Matt?
-No se supone que ahora tengas que venir por mí. No es justo que ni si quiera me dejes morir en paz cuando yo lo decido.
-¡Matthew!
Click.
Continuará?
Sólo si lo piden :)
Revisado y editado: 22/07/2012
