Ocho de la mañana. Un ronroneo que fuera humano suena molesto y cansado, sofocado por la almohada y una alarma monótona llena la habitación de su sonido sin fin. Un ojo se asoma entre pelo negro y sábanas blancas, prediciendo el momento menos esperado del día: Es hora de levantarse.
Craig Tucker pone un pie descalzo en el suelo con párpados entrecerrados. Mente nublada de sueños pasados. Se ducha, se viste, come algo, se cepilla los dientes, coge su mochila, se despide de su madre y abre la puerta de la casa, siente el aire frío de la mañana agitarse contra su rostro. Su mente despierta y neuronas comienzan a trabajar. Craig comienza su día como cualquier otro.
Que su vida fuera monótona no era realmente un problema, es más, hasta podría decirse que lo disfrutaba sin remordimientos. Podía ser que en sus noches de insomnio envidiara a Token y su fabulosa vida de estudiante universitario millonario, o a Clyde y sus trasnochados días de fiestas interminables. Su vida era aburrida, cualquiera podría tener una vida mucho más emocionante que la suya, pero que más daba. Tenía lo necesario para seguir respirando: un techo donde dormir, comida en la cocina, padres que le pagaban sus necesidades básicas y un trabajo de medio tiempo con que se podía comprar sus demás porquerías.¿Acaso no era un vida perfecta? Para Craig lo era. Aburrida y simple, tal y como le gustaba.
Se encaminó a paso lento, sin apuros, hacia la escuela de Bellas Artes de South Park. Iba observando todo a su alrededor con ojos fijos e iris oscuras, descifrando las figuras del bosque a su alrededor. Craig desperdiciaba sus días yendo a esa escuela ya que definitivamente no sabía que mierda hacer de su vida, es decir, qué estudiar en la universidad. No había nada que le gustase mucho y era relativamente mediocre en todas las áreas del conocimiento humano. Lo único que realmente le gustaba hacer era mirar películas y filmar objetos (generalmente animales) con su cámara. Luego de una larga y aburrida (no del tipo de aburrimiento que Craig disfruta) con sus padres, ellos decidieron ponerlo en la escuela de artes para que hiciera algo productivo con su vida, y bueno, películas y pintura es prácticamente lo mismo ¿No? Sea como sea, Craig se abstuvo de emitir juicio y aceptó indiferente las órdenes.
Su día iba normal, aburrido y si mucha novedad. Las mismas clases de siempre, las mismas caras de todos los dias, tipos con peinados sobrevalorados y muchachas con vestidos sacados del baúl de sus abuelas. Craig realmente desentonaba en el grupo de jóvenes "artistas" como una mancha azul descolorida e indeseable, siempre usando los mismos pantalones de buzo negro, su casaca azul y su gorro del mismo color que no se quitaba nunca. Todos sospechaban que su cabello negro nunca veía la luz del día y que seguramente lo ocultaba con la excusa de simplemente no lavarlo. Lamentablemente estaban en lo cierto.
Una vez que terminó su clase de Lectura de Poetas, en la cual se pasó mitad de la hora durmiendo bajo sus brazos y soñando con las agonías de Victor Hugo, tomó su bolso y se encaminó hacia las calles de South Park para continuar con su rutina diaria. Pasó a almorzar a un Mcdonalds y luego de terminar su solitaria comida se dirigió hacia la secundaria de South Park. Debía admitir que le incomodaba volver cada día al lugar donde pasó sus años de pubertad y adolescencia: años crueles, viles y despreciables, por cierto. Caminó como un zombie hacia la entrada, topándose con muchachos estúpidos y porqué no decirlo, decerebrados, tal y como él y su generación lo fueron. Las cosas en South Park nunca cambiaban y todo se repetía como un ciclo tortuoso sin fin. En la entrada se encontró con Ruby, quién lo esperaba con los brazos cruzados sobre su pecho y un aire endemoniado entorno su cabellos pelirrojos de infierno. Craig frunció el ceño al acercarse a ella, siendo bienvenido con tal expresión, Ruby lucía furiosa.
-¿Por qué mierda llegas tarde?- interrogó Ruby, fuego saliendo de su hocico rosa frutilla.
Craig solo soltó un silencioso sonido de frustración y se limitó a mostrarle su dichoso dedo de al medio, lo cual su hermana respondió de la misma manera.
-Me comí dos McMenu antes de venir aquí.- Respondió y su hermana le hizo una mueca de desaprecio. Maldita bulímica, pensó Craig. - Pero ya estoy aquí. ¿Por qué tanto apuro?
Ruby iba a comenzar a decir algo, labios formándose, preparados para escupir, cuando sus ojos se fijaron en algo, allá lejos de ellos y su redonda cara dio un cambio inesperado: de un rojo furioso pasó a un azulado morado. Sus facciones transformándose de demonio a niña. Miedo asomándose en sus mejillas pecosas. Craig miró atento los cambios, grabándolos en su memoria. Definitivamente no era normal lo que sucedía en ese instante.
-...Hay un tipo,-comenzó Ruby con el ceño fruncido y esquivando la mirada de su hermano mayor.-Hace rato que anda paseando por aquí y no sé, creo que anda drogado o algo pero da mucho miedo.
Craig soltó una pequeña risa y su mano se posó en la cabeza de Ruby para empujarla hacia abajo con fuerza. Hace tiempo que no veía en los ojos de su hermana un sentimiento tan despreciable como el miedo. Aquello lo ponía ridículamente feliz. Ruby se deshizo de su agarre y con el fuego volviendo a llenar su boca escupió hacia su hermano.
-¿Qué te pasa imbécil? !Estoy hablando en serio!
-Entonces vamonos de una vez.-contestó Craig. Alzó su mano con la palma mirando hacia el cielo y una sonrisa en los labios. Ruby dudó ante la proposición por un momento y sintió sus mejillas arder, recordando momentos de niňez en los cuales caminaba mano a mano con su hermano. Miró la palma blanca y después los ojos negros de Craig esperando obtener una respuesta, Craig solamente se mantuvo en silencio. Cuando Ruby alzó su propia mano, sintió el rechazo en la voz de Craig:
-Tu mochila, tonta.- y movió sus dedos expectánte. Ruby se sonrrojó y furiosa le lanzó el bolso por la cabeza. Dios, ¿Por qué le había tocado un hijo de puta como hermano? -Joder, ya no eres una niña miedosa, Ruby, hazte mujer.
Y Ruby hizo exactamente lo que una mujer haría: mostrarle su dedo ofensivo y ofrecerle la ley del hielo.
Craig rio para sus adentros y se sintió afortunado de tener una hermana tan asquerosamente adorable. Pero bueno, eso nunca se lo admitiría, ya saben, se odian mutuamente a muerte y admitir que la amaba y que era la alegría de su vida sería como perder la guerra y venderle su alma al diablo.
Craig puso el bolso sobre su hombro y caminó alejándose de la secundaria, Ruby lo siguió callada. Y su rutina volvía de vuelta a la normalidad. Usualmente caminaban hasta su casa y Ruby siempre hacía comentarios acerca de los inútiles de sus compañeros y estúpidos profesores. Craig la escuchaba atento, asombrado de tanta grosería que salía de su femenina boquita de frutilla. Nunca dejaría de estar secretamente orgulloso de su hermana menor.
Iban caminando en silencio, rodeados de adolescentes y muchachos indeseables. Entre medio de la muchedumbre Craig divisó una figura que se tambaleaba de lado a lado, no muy lejos de ellos el sujeto en cuestión caminaba con sus extremidades curvadas en difíciles ángulos y ojos desbordados en huecos morados. Craig instintivamente tomó la mano de su hermana y escondió tras de sí.
-Pero qué mierda- Gruñó Craig, viéndose intimidado por aquel tipo que caminaba peligrosamente hacia su dirección. Sintió las manos de Ruby aferrarse a su espalda.
-¡Te dije! ¡te dije maldita sea! - gritó Ruby entre susurros desesperados. Con el pánico en la garganta.
Craig podía entender ahora el miedo de su hermana, y es que ver a ese hombre te hacía repensar todas tus opciones. Los ojos hundidos y desentornados, locura en su máximo estado. Su estado sucio, gestos artificiales y de máquina rota, con piezas faltantes. Se abrió paso entre los estudiantes como Moíses en el mar ... los adolescentes repeliéndolo como la plaga, algunos gritos se escucharon cuando el tipo loco se les acercaba demasiado. Craig sintió su corazón palpitar cuando estuvo cerca, muy cerca. Pasó por el lado suyo y Craig aguantó su respiración, creyendo en el fondo de su mente que aquel tipo podía oler el miedo. Fueron apenas unos escasos segundos en que cruzaron miradas, Ruby se tensó detrás de él y Craig no pudo apartar la vista. Ojos negros vacíos y sin vida. Craig sostuvo su aliento y esperó pacientemente a que el sujeto se alejara de él. Y así lo hizo. Se alejó de ambos y Craig pudo volver a respirar y Ruby pudo volver a relajarse.
-Qué... mierda- murmuró Ruby en un respiro forzado. Craig siguió con la mirada al tipo loco y vio como se dirigía a pasos veloces hacia cierto punto en específico. Seguramente había estado buscando algo, y ahora había encontrado a su víctima. Craig vio atento como el tipo apuró aun más sus pasos y se abalanzó sobre alguien. Un penoso y hasta alarmante grito se explayó en el ambiente, como un rayo amarillo y estrepitoso que se colaba en tus oídos. Piernas y brazos se agitaron enérgicos mientras que gritos desesperados en busca de ayuda se escucharon bajo el tipo demente. Y repentinamente la vista de Craig se lleno de un montón de estúpidos adolescentes que rodearon la escena.
-Espérame aquí, ahora vuelvo- Craig se giró hacia su hermana soltándole la mano para dirigirse hacia el epicentro de los hechos. Todo esto le hacia surgir una nueva curiosidad inesperada y hasta añeja. Los ojos de Ruby lo miraron incrédulos.
-No. Nos vamos a casa. Ahora.
-Shhh, calma, no pasará nada. Lo prometo.- Y Craig posó su palma suavemente sobre la frente de la niña. Y sin más se encaminó hacia el lugar que estaba repleto de gente. Se abrió paso sigilosamente hasta quedar en primera fila. La escena que vio a continuación era morbosamente triste: había un muchacho rubio oscuro que pataleaba y gritaba chillonamente bajo el agarre del demente, Craig no podía verle la cara ya que el muchacho tenía sus brazos firmemente sobre su cabeza, ahogando sus llantos patéticos. Ambos yacían en el suelo, emboscados en una lucha de tirones y manotazos. La gente que se había acumulado al rededor miraban la escena con un disfrute cruel y digno de un lugar como South Park. Craig podía oír los murmullos que comenzarían una apuesta, como si se tratase de una pelea de gallos, pero la verdad era que no existía ninguna pelea. Ningún golpe, nada de sangre ni narices rotas. Solo gritos y una visión agitada de extremidades que se mezclaban entre sí.
Pero todo murmullo se detuvo cuando el primer golpe rompió la tensión. El demente había clavado un puňo en el estómago del muchacho, quien ahora tosía para recuperar el aliento, la impresión del golpe lo hizo revelar su identidad y el público sostuvo el aliento. Y Craig sostuvo el aliento, reconociendo al chico al instante. Sin poder despegar sus ojos del rostro rojo y húmedo recordó el nombre y la historia del muchacho. Tweek Tweak. Un revoltijo en su estómago y millones de preguntas se asomaron desde el fondo de su cerebro hasta nublar sus pensamientos. Y antes de que cualquier idea se enlazaran para hacer un orden en este lío, otro puňo de nudillos huesudos atravesó la nube de su mente para conectar directamente con el rostro de Tweek. El público hambriento de morbosidad y violencia alabó el hecho y las apuestas volvieron con fuerza como un zumbido de panal emocionado. Craig se concentró en Tweek y en su reacción. En como su rostro se encrispó de dolor y sangre brotó de sus labios hinchados, lágrimas de espanto y angustia corrieron por sus mejillas ovaladas y Craig se preguntó si el chico respondería a los golpes como lo había hecho con él mismo hace muchos años atrás. Pero era estúpido pensar así. Aquello había sido una pelea de niños estúpidos e incoherentes. Esto era algo bizarro, morboso y que definitivamente asustaba.
-!Vamos Marica!- Gritó el demente con voz profunda y de ultratumba, haciendo retroceder a la muchedumbre. Tweek se encogió bajo su agarre. - ¡Golpéame, maldita sea! ¡Eres una jodida puta! ¡maricón! - Y una lluvia de manos encrispadas en puños impactaron en el pequeño Tweek. Craig sintió una lástima sobre acogedora hacia el pobre muchacho que lucía indefenso y abandonado a su suerte. Pero él no podía hacer nada al respecto, sólo quedarse allí, mirando y esperando su inevitable muerte, pensando qué mierda había hecho Tweek para merecer eso, pero por más que lo pensase nada venía a su mente. Tweek siempre había sido un poco raro, un niño hiperactivo, obsesionado con el café, estúpido y además paranoico. Pero nunca un mal niño.
Craig solo podía recordar al Tweek niño inocente. Pero lamentablemente había perdido toda comunicación con él hace unos cuatro años, cuando el chico se fue a vivir a Europa o alguna mierda así. Quedando con la vaga impresión de haberlo conocido, guardando el conocimiento de su existencia en el completo olvido.
Pero allí estaba ahora, siendo inesperadamente masacrado por un maldito loco qué salió de quién sabe dónde, esperando su destino final ¿Qué estaría pensando Tweek? Craig se vio envuelto en una curiosidad embriagante, que lo hacía removerse en ansiedad. El tipo demente agarró a Tweek por el cuello y acercó peligrosamente su cara a la del rubio. Aliento caliente sobre el lío de lágrimas,suciedad y sangre que era Tweek. Craig no estaba muy seguro, pero por el ángulo que ambos habían adquirido parecía que el tipo loco le murmuraba cosas al oído. Un escalofrío recorrió su espalda, sintiendo lástima por el pobre muchacho, pero también sintiendo curiosidad en qué estaba pasando frente a sus ojos, en qué le estaría diciendo en susurros macabros el loco al chicuelo y también curiosidad en qué estaría pensando Tweek en ese momento. Quizá rezaba para que el buen Dios lo rescatase. Pero a estas alturas Craig dudaba de la existencia de cualquier ser benevolente.
Los gritos a su alrededor aumentaron, el público volviéndose cada vez mas emocionado con el show. Esperando el clímax. Craig observó atento las expresiones de Tweek, las cuales se convirtieron en una cinta de diferentes emociones: primero estuvo jodidamente aterrado, con los ojos abiertos de par en par, verde destilando miedo, para luego pasar a la confusión, y de la confusión, lentamente sus facciones dieron un giro abrupto: rabia y odio.
Lo que fuese que el tipo le murmuró al oído, había vuelto a Tweek loco. Con una fuerza inesperada se deshizo del agarre y aprovechándose del desequilibrio de su atacante lo golpeó con fuerza en las costillas.
El público se rindió en silencio.
Un grito de guerra perforó en el silencio. Tweek había declarado un estado ofensivo. Se abalanzó sobre el otro tipo y con una desesperación envenenada repartió golpes y patadas por el cuerpo del enemigo.
Craig observó la escena con ojos abiertos, atentos. Observó cómo una nueva energía se extendía en Tweek, cómo sus brazos pasaron de ser débiles alambritos a feroces garras, cómo su rostro pasó de ser el de un pequeňo niño indefenso a la de un muchacho firme y guerrérico.
Craig se encontró así mismo observando con completa adoración y fascinación hacia el rubio. Sitió unas ganas poderosas de poder grabar todos estos sucesos, todos estos pequeños pero importantes detalles de Tweek. Quería filmarlos y guardarlos para siempre. Ésto era algo que no debía deshacerse.
La bizarra pelea terminó al aparecer la policía. La muchedumbre se dispersó velozmente entre gritos y empujones. Ruby tuvo que tironear a su hermano para poder dejar el lugar. Craig seguía hipnotizado por este chico que ahora era un desorden salvaje y el cual ni siquiera había escuchado la policía llegar.
Lamentablemente Craig no pudo ver el final de la pelea, que obviamente no fue nada beneficiosa para Tweek si la policía los había capturado. Pero Craig se había quedado con las dudas acerca de este muchacho que había vuelto a parecer en su vida de manera tan abrupta. Y dentro de sí sintió que algo grande se avecinaba. Algo digno de ser filmado.
OOOOK. Tak, este capitulo es como la mierda lo sé, me tardé como dos meses en terminarlo. Pero han de entender que estoy en una etapa de mi vida muuuuuuy complicada, en donde estoy muy ocupada pero a la vez muy inspirada y con ganas de escribir D:
Esta será una historia mas o menos larga, no estoy segura de qué tanto, pero no creo que mucho porque no soy muy buena para escribir.
Porqué decidí escribir esto: amo esta maldita pareja, son mi OTP forever and ever, me fascinan la dinámica que pueden llegar a tener si están en buenas manos jaja y bueno, me he leído todos los fics buenos y decentes que hay en internet, tanto en espaňol como en inglés, y hace muuucho tiempo que hay una sequía de fics buenos y de calidad, asi que me dije, si quieres leer algo bueno, pues hazlo tú misma. y aquí estoy po jaja.
Este fic tendrá momentos muy dulces, otros bien amargos, raros, bizarros, y harta sabiduría joven.
espero que os guste damas, y denle una oportunidad, porque lo que aquí escribiré será algo un tanto más original que los típicos fics donde los protagonistas son super OOC y actúan como pussies FUJ.
tak, měj se hezký a čau motherfuckers-
