Hola a tod s. Hemos pensado en una nueva historia y queríamos compartirla con vosotros, esperemos que os guste tanto como nuestros fics anteriores y obviamente esperamos reviews para saber vuestra opinión. Ninguna de las dos escritoras vemos Rizzoli & Isles así que cualquier parecido con esa serie será coincidencia. Nada más, disfrutad mucho y gracias por el apoyo :D
Aclaración: Las partes escritas entre "[]" son pensamientos de los protagonistas.
Capítulo 1.
Regina Mills era agente especial del FBI, llevaba más de 10 años resolviendo crímenes en Nueva York. Rondaba los 35 años, era soltera y vivía sola en un pequeño departamento en el centro de la ciudad. Prácticamente dedicaba todo su tiempo al trabajo y apenas tenía vida social fuera de él.
Era una mujer muy guapa, con un brillante cabello castaño por arriba de los hombros, una mirada fuerte, aunque con un cierto tono de tristeza si se le prestaba especial atención.
Regina había tenido distintos compañeros, todos ellos forenses y hombres, pero habían ido abandonando el trabajo a lo largo de los años, quizás porque eran personas de ciencia que no estaban acostumbrados a ver la muerte tan de cerca y no han podido con la presión que esa profesión conlleva.
El último había abandonado una semana atrás, y la unidad de la morena estaba trabajando arduamente para poder encontrarle un nuevo compañero, en lo posible uno competente que estuviera a la altura.
A Regina le molestaba mucho el hecho de tener que estar cambiando de compañero tan seguido. Ella no era una persona fácil de tratar, no hablaba de nada que no tuviera que ver con los casos a resolver y pocas veces era del tipo de persona confidente, al contrario, si había una falla no dudaba en reportarla con su jefe. Debido a esto, era bastante odiada por el resto del personal de la Oficina del FBI donde trabajaba, pero la respetaban porque se había ganado su puesto gracias a su eficiencia en lo que hacía.
Había llegado el día en que le iban a presentar a la persona que la acompañaría en la difícil labor de resolver los casos más peligrosos e importantes de la ciudad.
En otro rincón de la ciudad, Emma Swan, rubia de 33 años, y doctora, sacaba ropa de su armario descartándola al instante [No, esto es demasiado casual, es una entrevista de trabajo] sacó un vestido negro [Tampoco es que vaya a una fiesta, ¿debería usar tacones?]. No podía decirse, hasta que optó por un traje negro y tacones altos. No era fanática de los zapatos altos, al contrario, los odiaba porque apenas podía caminar con ellos y sólo tenía unos pocos porque jamás los usaba, pero como creía que ese día sólo sería entrevistada quería dar una primera buena impresión. Moldeó un poco su cabello, armando unos perfectos bucles y se maquilló, pero sólo un poco, rímel y delineador, lo justo y necesario para no parecer un payaso, ya que era un desastre en todo lo que a campo femenino se refería.
La rubia se había volcado en varios campos de la medicina, pero ya estaba cansada de la rutina. Los hospitales le consumían demasiado tiempo y a su parecer necesitaba aún más acción. Sabía que para ser médico forense no se necesitaba demasiado y tampoco perdía nada con probar.
Le habían dicho que su compañera detective, o policía -como la llamaba ella-, sería una mujer. Iba mal predispuesta, pues le encantaban las mujeres bien femeninas y creía que en este caso su compañera no lo sería. Pero por supuesto que era mucho mejor que tener un compañero hombre. [No vas a ligar con tu compañera de trabajo Emma, por muy buena que esté, sería problemático].
Llegó bien puntual, raro en ella, pero era terreno desconocido, así que no quería empezar con el pie izquierdo. Se presentó en la recepción y dijo tener una entrevista. La hicieron caminar por un largo pasillo lleno de oficinas, todas vidriadas salvo la última, algunas tenían cortinas pero por algún motivo estaban todas abiertas, seguramente sería una norma o algo por el estilo porque estaba segura de que a todo el mundo –como a ella- le gustaba tener aunque sea un poco de privacidad.
Se sentía observada, y era normal, era carne fresca en el lugar, pero nadie le dijo nada, sólo se limitaron a mirarla. Justo cuando estaba llegando a la oficina, los nervios se apoderaron de ella, había estado muy tranquila hasta ese momento. No supo cómo –o sí lo supo, por su increíble torpeza- se dobló el pie cayendo en el medio del pasillo haciendo que todos sus papeles volaran. En ese momento se dijo para sí misma:
–¡Mierda Emma!-
Se escuchó el ruido de una puerta y a los pocos segundos una mano se extendía para brindarle ayuda –¿Primer día?- una voz muy dulce pero a la vez baja le hablaba.
-Sí, ¿Se nota tanto?- río un poco mientras terminaba de recoger todas sus cosas y se levantaba con ayuda de la chica –Soy Emma- le volvió a extender la mano, esta vez para saludarla. Cuando levantó la vista para verle el rostro, no pudo evitar quedarse sorprendida al ver a la joven, pelo moreno rojizo y los ojos celestes más lindos que había visto [Que mala idea tenías de este lugar Emma].
-Yo soy Belle- la joven observó la oficina a la que se dirigía Emma, era raro, su jefe siempre hacía entrevistas cuando de puestos importantes se trataba, si era para asistentes o nuevos policías lo hacía alguno de sus inferiores –¿Tienes una entrevista con el Señor Gold?-
-¡Oh sí! Por el puesto de forense- la rubia sonrió ampliamente, pero de pronto pudo notar una molestia en su tobillo por la caída que había sufrido unos instantes atrás.
Belle se quedó dura al escucharla. Era la primera vez que se presentaba una mujer para ese puesto, como compañera de Regina. No porque no fueran capaces o por algún complejo de machismo del Señor Gold, simplemente porque era consciente de que Regina era muy buena en su trabajo, pero a la vez muy difícil de tratar, y seguramente una mujer duraría mucho menos que un hombre. Esta vez era evidente que querían hacer la prueba -Bueno, no quiero ponerte nerviosa, pero no dejes que Regina te intimide… ¡ah! Y no le digas Regina, dile por su apellido, Mills, porque no le gusta nada. Yo soy su asistente, así que nos veremos seguido-
Emma sonrió de costado, no le desagradaba para nada la idea de tener a Belle cerca. Por el lado de Regina, no iba a dejar que nadie la pasara por encima, mucho menos una mujer que tendría la misma jerarquía en el trabajo que ella –Muchas gracias Belle, lo voy a tener en cuenta. Hasta luego-
-Hasta luego, suerte Emma- la joven la saludó con la mano y un momento después volvió a sus labores, no sin antes cotillear con sus compañeros de la chica nueva.
El momento había llegado, Emma golpeó la puerta y una voz masculina bastante calma se escuchó –¡Adelante!-
La rubia entró a la oficina. Su jefe era un hombre que seguramente pasaría los 50 años, iba vestido de traje y pudo observar que al lado de su escritorio había un bastón, lo cual hizo que se le despertara curiosidad. Estrecharon sus manos para saludarse. Pero al mirar hacia la izquierda pudo distinguir a la mujer que probablemente trabajaría con ella. [Vale Emma, qué equivocada que estabas]
Apenas vio a Regina no podía entender cómo esa era la mujer tan dura que Belle le había comentado. Estaba seria, muy seria, pero parecía indefensa. No había duda de que era muy atractiva, tanto o más que la joven. La rubia le extendió su mano.
-Regina, ella es Emma Swan, tu nueva compañera-
Antes de coger la mano de la otra mujer, la morena la examinó de arriba abajo, era toda una novedad ver que una mujer trabajaría con ella, nadie se lo había dicho –Vaya, ¿Ya no les quedan hombres forenses? ¿He podido con todos?- dijo sonriendo apenas y por fin estrechó la mano de la rubia.
-¡Eso parece!- exclamó Emma divertida.
Los tres tomaron asiento. El señor Gold comenzó a explicarles la modalidad de trabajo. Empezarían bien temprano en la mañana, se les darían los casos más urgentes, y ellas decidirían cuál atender primero. Los fines de semana los tendrían libres, a no ser que hubiera una urgencia de la que no se pudieran ocupar otros agentes.
-Entonces… ¿Pasaremos bastante tiempo juntas no?- Emma giró la cabeza sonriendo para buscar la mirada de Regina para encontrar un poco de apoyo, pero ésta la miró muy seria sin siquiera hacer una mueca, más bien con algo de desprecio.
-Sí, en este trabajo es así, prácticamente voy a ser toda tu vida social a partir de ahora, así que dile a tu novio que lo siento- Por su cabeza pasaba que seguramente Emma sería la típica chica mona con novio, aunque tampoco le interesaba demasiado la vida personal de su compañera.
La rubia no pudo evitar arquear sus cejas al escuchar el comentario de la otra mujer, pero tampoco creía que fuera conveniente estar aclarando delante de su jefe sus preferencias sexuales –Creo que se lo diré… bueno, tu tendrás que guiarme un poco al principio. Sé hacer mi trabajo pero nunca he trabajado con policías la verdad…-
Cruzada de brazos, la morena observaba a Emma, no quería tampoco tener que ser su niñera en este trabajo, pero debía mostrarse lo más amable posible delante de su jefe -No te preocupes por eso, te harás con ello enseguida, y si no es así, tendré que informar a mis superiores. En este trabajo se premia la eficacia y la gente que se queda atrás sólo perjudica en el caso-
-Está bien… ¡gracias por asustarme desde un principio!- la rubia lo dijo en tono de broma, aunque al observar a Regina ésta parecía no tener ánimos de escuchar ningún chiste. [Fantástico, ¿En dónde me estoy metiendo?]
-Bueno, ya les he dejado una carpeta del caso que quiero que investiguen. Está en tu oficina Regina- él era el único que podía decirle su nombre, o más bien, al único que no podía decirle nada por llamarla así, pues era su superior.
-Perfecto jefe, nos pondremos a ello enseguida- dijo la morena muy firme a la vez que se levantaba de su asiento y miraba a Emma invitándola a hacer lo mismo.
Emma se quedó sorprendida [¿Esto fue la entrevista de trabajo? ¡¿Ya me mandan al campo y yo con estos zapatos?!]
No le quedó otra que asentir e ir detrás de Regina. No le habían dado una oficina… entonces no entendía dónde se suponía que estaría cuando no tuvieran un caso, porque su compañera no parecía la típica que le gustara compartir cosas.
Una vez en la oficina, la morena le extendió una carpeta –Bueno, aquí tienes una copia-
La rubia cogió la carpeta, pero se encontraba más entretenida intentando descifrar la sexualidad de su compañera. No creía que fuera del gremio, por muy ruda que pareciera seguro le gustaban los hombres, y probablemente sería la tonta que andaría detrás de algún policía de alto rango. Leyó las hojas por encima y la miró sin saber cuáles eran los pasos a seguir –Tenemos que ir al lugar ahora o ¿qué?-
-Sí, pensé que querías leer esto antes, normalmente tus antecesores me obligaban a leer todo el rollo teórico, pero si quieres pasar a la acción directamente perfecto-
-Yo no soy como mis antecesores, soy especial, aparte de que me han dicho que siempre has trabajado con hombres ¿no?-
Regina asintió –Así es, si me demuestras que realmente eres especial tendrás futuro en este trabajo- [Acaba de llegar y ya se cree alguien importante, ¿por qué me hacen trabajar con esta gente?] -Vamos allá-
Emma caminó detrás de ella y no dudó en deleitarse con las vistas, a pesar de su carácter la morena tenía un cuerpo muy deseable. Cuando la mujer se giró para comprobar si seguía sus pasos, Emma levantó la mirada y disimuló con una sonrisa -¿Iremos en tu coche, en el mío o cada una en el suyo?-
-En el mío- dijo contundente, se había dado cuenta de que su nueva compañera la estaba mirando mucho, no sabía si simplemente era curiosa o es que tenía algún problema con ella. Llegaron al aparcamiento y subieron al vehículo.
La rubia había notado que era bastante autoritaria, aunque no le desagradaba, pero esperaba no tener problemas con ella en el futuro. Se puso el cinturón, mientras la otra mujer conducía ella se iba fijando mucho en todo [¿Por qué me cuesta tanto saber lo que te va? ¿Hombres, mujeres, ambos? Eso sería interesante] Rio para sus adentros.
-¿Por qué has pasado del laboratorio a esto?- Regina nunca hablaba de cosas que no estuvieran relacionadas con el trabajo y en este caso su pregunta lo estaba, quería saber si tenía la motivación suficiente -¿Te aburría tu vida como rata de laboratorio?-
-¿Rata de laboratorio? Gracias por el halago…- dijo irónica –Sí, puede ser, necesitaba cambiar un poco y espero ser buena en esto-
-Bueno, eso lo veremos ahora mismo. Han venido varios como tú, para probar "nuevas experiencias", no duraron ni dos semanas, cuando no hay motivación suficiente no funciona-
-No me juzgues antes de tiempo… Aún no me conoces lo suficiente como para hacerlo- Emma quería encajar en este sitio, pensaba que se le daría bien y su compañera no iba a desanimarla con sus palabras.
Llegaron al lugar del crimen y bajaron del auto –Te diré un secreto Swan, soy muy buena juzgando a las personas- caminaban por el descampado en el que se encontraba el cuerpo –Y casi siempre acierto-
-Siempre puedes equivocarte- Emma se sentía como un pato, había muchas zonas embarradas y ella caminaba como podía con los tacones. Tenía que ir esquivando las cosas que se iba encontrando y daba saltitos de un lugar a otro.
Regina sonrió al ver lo mal que lo estaba pasando –¿No esperabas una excursión por el barro?-
-No, la verdad que no, espero que la próxima vez sea en un hotel, seguro lo pasaremos mucho mejor- levantó sus cejas mirando a la morena, quería hacer un chiste, pero la otra mujer simplemente la ignoró [Mi compañera es el alma de la fiesta].
En la escena ya había varios policías tomando muestras y apuntando datos, Regina se acercó a ellos y sacó su placa –Agente Mills, FBI y esta es la Dra. Swan, venimos a examinar el cuerpo- una vez dicho esto los policías asintieron mientras seguían a lo suyo –Bueno, ya puedes empezar a hacer… tu ciencia-
Emma se agachó y se puso unos guantes, a pesar del estado del cadáver, no estaba impresionada, había visto muchos así o peores –Su estructura ósea indican que es un varón- movió un poco su cuello y luego se fijó en varias marcas que tenía a lo largo del cuerpo –Parece que lo torturaron y luego acabaron con él…-
La morena se agachó fijándose y vio unas pisadas, les hizo un gesto a los policías –Recojan fotografías y muestras de esto, pueden ser del agresor- se acercó a su compañera –Cuando confirmamos que es un asesinato y no un accidente pasa a ser un caso nuestro y llevamos el cuerpo al laboratorio donde puedes empezar a hacer investigaciones, supongo que estarás al corriente-
-Sí, no pretenderás que haga todo mi trabajo aquí sin instrumental ni nada- se levantó y se quitó los guantes tirándolos dentro de una bolsa. Sacó una cámara y empezó a hacer fotos de las cosas que le parecieron más importantes.
Regina la observaba [Parece que tiene ganas, a ver si no es sólo la motivación del primer día]. Todavía no podía juzgar si servía o no para ese trabajo, al fin y al cabo era su primer caso, pero de momento le parecía que estaba haciendo todo lo necesario. Que esta vez fuera una mujer le alegraba, normalmente todos los hombres con los que trabajaba solían intentar tener algo sexual con ella.
Cuando terminaron, el resto del equipo se encargaría de trasladar el cuerpo, ellas volvieron al coche.
Una vez dentro Emma aprovechó para conocer más de la morena -¿Por qué has cambiado tanto de compañero? Quitando los que se han ido por voluntad propia me refiero-
Regina estaba con la mirada fija en la carretera –Bueno, casi todos se marcharon o no servían para esto y luego un par de ellos sobrepasaron los límites y tuve que informar, ya sabes cómo son los hombres a veces…-
A Emma le resultó interesante que tocara ese tema, quería sacarle más información –Bueno, pero ¿Nunca te ha gustado ninguno?- sonrió divertida, le encantaba hablar de esos temas.
La morena carraspeó –No me gusta mezclar el trabajo con la vida personal, espero que valores eso también-
-Claro, claro, eso no fue lo que te pregunté. Te pregunté si alguna vez te ha gustado algún compañero- la rubia podía llegar a ser muy insistente y más cuando alguien como Regina se le ponía por delante.
-Eres muy curiosa ¿No? Demasiado diría yo, pero no, no me ha gustado ninguno de ellos-
-Sí, soy un poco curiosa, me sorprende que no te haya gustado ninguno- [¿Será porque te gustan las mujeres?]
-¿Por qué te sorprende? Soy exigente en ese aspecto, y como te he dicho separo muy bien lo personal de lo profesional-
-Bueno, supongo que está bien. ¿Tienes marido e hijos?- Emma no se la imaginaba casada ni con una familia, pero aun así quiso descartarlo.
-No. ¿Vas a seguir indagando sobre mi vida Swan?- le estaba empezando a molestar tanta pregunta. Quizás no era tan ventajoso tener una mujer como compañera.
-Lo siento, tú también puedes preguntarme lo que quieras, soy muy abierta-
-Soy poco curiosa como podrás ver. Igual creo que tampoco eres de las que se casan y tienen hijos-
-Has adivinado, y dime Regina, ¿Puedo llamarte Regina? ¿O te gustan las formalidades? ¿Mills? ¿Sargento Mills?- Emma rio, ser descarada era una de las facetas que más le habían hecho ligar en su vida.
-Mills está bien- contestó seca sin mirarla.
-Bueno, Mills ¿Eres de salir? No sé, ¿Disfrutar de la vida quizás? ¿O estás siempre internada en el trabajo?-
Regina la miró de reojo –Tengo vida si es a lo que te refieres, y sí, me gusta salir, tomar una copa de vez en cuando y disfrutar de buena compañía cuando se puede. Pero mi trabajo es una parte importante en mi vida-
-Ah bueno, me dejas un poco más tranquila- hizo una pausa –¿Yo estoy dentro de la categoría "mala compañía"?-
-Un poco curiosa y habladora, pero mala no- habían llegado, aparcó el coche y salieron.
-Me conformo con eso, aunque sabes que si quieres que pare de hablar o de preguntarte cosas, sólo tienes que decirlo- [Estoy siendo tan encantadora que caerás en mis redes]
-Cuando sea insoportable te lo haré saber- Regina hizo que la siguiera hasta el laboratorio y entraron –Bueno, aquí es donde pasarás la mayor parte del tiempo, creo que tienes todo lo necesario, siempre que necesites algo más me puedes decir a mí- Un hombre de unos 30 años se acercó a ellas –Este es el asistente de la morgue que te ayudará-
-Oh, perfecto- se dirigió al chico –Ve a recibir el cuerpo que han traído y por favor sé cuidadoso, no quiero andar lidiando con desastres ajenos- sonó más autoritaria que nunca.
Regina se quedó sorprendida al ver su cambio de actitud, pero no comentó nada –Bueno, yo voy a investigar y ver qué han conseguido de las huellas que vi, cuando sepas algo llámame-
Emma asintió mientras se colocaba la bata y los guantes, le esperaban unas horas largas examinando el cuerpo. Ahora que conocía a su compañera y el ambiente de trabajo estaba bastante contenta, tenía un buen presentimiento con ese trabajo. Además, que la otra mujer se mostrara tan fría y autoritaria suponía todo un desafío para ella, le gustaba cuando se lo ponían difícil.
