Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto. La historia, sin embargo, es de mi propiedad. No creo que lo hagan, pero no la tomen sin mi consentimiento.


Las guerras representan sangre, en su verdadera y consistente forma. Los gritos de dolor, angustia y pena se expanden siempre en todo el campo de batalla, yo lo viví en carne propia.

Naruto y todos mis amigos muriendo frente a mis ojos, mis manos manchadas de sangre por la ineptitud de no tener más formas de curarles, por la debilidad de controlarlo a la perfección pero tener muy poco chakra para utilizar y por mi poca predisposición para matar a alguien a quien poco antes amaba y que hacía pocos minutos había visto morir ante mis ojos, a manos de su propio aliado.

A pocos segundos de morir entre las zancas del Kyūbi, un demonio de nueve colas anteriormente encontrado dentro de Naruto y que gracias a Madara y Uchiha Sasuke había escapado de su interior, sucedió algo extraordinario. Un deseo antiguo hecho realidad y las palabras de un sensei ya muerto, tomando una sincera forma nuevamente.

Porque, aun sin saber cómo, encontré una manera de empezar todo, absolutamente todo, desde cero.

«Vamos, Sakura, cálmate. Te prometo que todo volverá a ser como antes…»

Como antes…


El inicio…

~Para poder seguir tengo que empezar todo de nuevo~


¿Dónde estoy? ¿Estoy muerta?... No. Mi cuerpo aún siente dolor, la muerte no puede ser tan dolorosa. Si estuviese muerta no sufriría, ¿verdad?

Lo único que sentí antes de ver la oscuridad fue... viento. Un viento frío y alarmante, tan gélido como la mirada de Sasuke al momento en que lo vi ser atravesado por una espada en el corazón, cortesía de la traición de Madara.

¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? ¿Por qué no puedo abrir los ojos?

Tenía miedo, había presenciado cómo la guerra acababa poco a poco con la villa, la aldea de la Hoja se consumía entre llamas y los azotes de las colas del zorro de las nueve colas, el Kyūbi arrastraba todo a su paso.

Una de las colas me golpeó, dejándome aturdida contra el suelo. Con el último suspiro saqué de mi lado a Naruto. No pude ver más, una de las patas del zorro fue directamente a mi cuerpo. Pensé en morir, pero ahora solo siento dolor; quema, me apuñala todo el cuerpo.

¡Maldita sea, Sakura, abre los ojos!

—¿No crees que es muy bonita? —murmura esa voz... ¡Naruto!— ¡Vamos teme, no intentes fingir desinterés y acéptalo!

¿Teme? ¿Sasuke? Quería llorar.

—Hmp.

Sasuke...

¡Sasuke-kun! Estás aquí, Madara no te asesinó. A mi lado el monitor cardíaco comenzó una secuencia acelerada de pitidos.

—¡¿He?! ¡Enfermera, algo va mal! —llamó Naruto en tono angustiado.

—¡Doctor, la paciente ciento treinta está a punto de despertar!

—Bien, quítenle el respirador artificial.

¿Respirador artificial?

Mi garganta ardió durante unos segundos, antes que la sensación de nauseas me embargara. Sentí mi cuerpo agitarse en un intento de sacar el objeto extraño de mi tráquea, inconscientemente tosí. Medio minuto más tarde entendí que necesitaba respirar por mis propios medios. En cuando mis pulmones ardieron en busca de oxígeno, inspiré con fuerza por la boca.

De acuerdo, ¿qué demonios pasaba?, ¿y por qué diablos Naruto y Sasuke estaban juntos sin chocar Chidori y Rasengan alguno? No es que lo quisiera ni lo deseara, todo lo contrario. No me sentía capaz de detenerlos si eso pasaba, todo mi cuerpo parecía entumecido; pero era algo que merecía la pena ser explicado después de esos cuatro años de la partida de Sasuke.

Mis ojos se abrieron con rapidez, giraron sin enfocar nada en especial. Todo se veía borroso y no había más que sombras, hasta que un pequeño rayo de sol iluminó todo mi campo de visión; veía una ventana muy extraña para mí, era grande y parecía estar a muchos pisos de altura, mucho más que el de la torre Hokage. Entrecerré los ojos y fruncí el ceño al mismo tiempo, confundida; a lo lejos no se veía ninguna montaña, sino un mar extenso con algunas islas en él, también habían caminos de color negro o gris que se extendían por todos lados entre los edificios, y en ellos en vez de pasar personas corrían unas cosas de diferentes colores que parecían un vagón pequeño de un tren con pequeñas ventanillas.

Mi respiración se agitó, empecé a hiperventilar mientras volteaba mi cabeza hacia el otro lado de la ventana. El monitor cardíaco, que aún seguía encendido, empezó a pitar de manera alocada, mucho más que antes.

Kami-sama, ¿qué estaban haciendo Naruto y Sasuke con esas extrañas vestimentas, uno al lado del otro, con mirada curiosa puesta en mí?


.

.

.

Pues, era una idea que tenía en mente desde hacía ya medio año, la fui avanzando poco a poco; pero creo que llegó el momento de publicarlo antes que alguien tenga alguna idea mejor que la mía jo~.

Espero que les guste y no duden en comentar y dar consejos.

Gracias a todos por leer.

-Shina-