Disclaimer: Historia basada únicamente en el universo de J.K. Rowling, la trama es propia y la historia es escrita sin fines de lucro.

Prohibida su publicación en cualquier otra página web, y el plagio de cualquier tipo.

(Exceptuando Potterfics, bajo la misma autoría)

Publicación: 6/08/2015

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Por: Alisma Malfoy Odair

©Copyright 2015


N/A: Hola a todas(os), aquí está el primer capítulo de la historia, está ambientada a comienzos del séptimo año, después de la guerra, y para aquellos que no lo saben, Hermione vuelve sin Harry y Ron, en este capítulo no me detendré en ahondar en algunos temas, así que las preguntas se irán respondiendo según vaya publicando más capítulos.

Es la primera vez que publico en Fanfiction, así que les pido que si encuentran algún error de edición me avisen en un review o en PM. Así que, bueno espero que les guste y si no es así, igual dejadme un comentario con una crítica constructiva.

Con cariño a todos los que llegaron hasta aquí, Aliss.

PD: Les recomiendo un par de gafas oscuras y mucha, mucha paciencia.


-O-oOo-O-

Capítulo 1:

The Little Mistake

"Un Pequeño Error"

Hermione Granger, parecía mantener su dignidad intacta mientras caminaba por el segundo piso del castillo. Nada la inmutaba, su expresión seria y sus ojos ardientes, solo parecían infundir un miedo igualado con el de la insignia dorada que residía en su pecho.

A su lado, Draco Malfoy, sin haber perdido ni un poco de su porte aristocrático, tenía fija su mirada de acero en un punto indefinido de las Gárgolas que se acercaban cada vez más a ellos. Mientras tanto, en su pecho un escudo verde y plata, decorado con una serpiente era acompañado por una insignia similar a la de su compañera. La luz de la luna a través de las ventanas lograba que ambas brillaran peligrosamente, logrando que cualquier estudiante que se atreviera a fijarse mucho en ellos, saliera corriendo en ese mismo instante.

Tras ambos, seis estudiantes caminaban con pasos lánguidos e inseguros, a la vista de cualquiera parecían dirigirse a una muerte innegable. Sin embargo, y a pesar de su desaliñado aspecto, ninguno de ellos dejaba de seguir a ambos Premios Anuales, que siendo sinceros, no lucían mucho mejor.

Muchos de los que los veían dando ese espectáculo, se preguntaban por qué no estaban volando las quejas sobre su aspecto. Si tan solo supieran, que dentro de cada uno de esos chicos no habia ni un solo atisbo de cinismo que les hiciera atreverse a hacer tal cosa.

-O-


―Astoria deja de hacer eso...―advirtió el chico sin levantar la mirada del libro, que hace un buen rato que no cambiaba de página.

La chica de cabello cobrizo resopló ante las palabras del rubio, uno de los mechones de su cabello voló sobre sus ojos verdes, dándole el infantil aspecto de una niña regañada. A su lado una muchacha de cabello oscuro soltó una risa burlona, mientras guardaba su esmalte de uñas en un neceser y con rapidez reducía el tamaño de este, y lo guardaba en uno de sus bolsillos.

Frente a ellas dos chicos discutían sin cesar sobre un tema que ya todos parecían haber olvidado, pero aun así continuaban refutando las ideas del otro sin detenerse a respirar.

Draco Malfoy aún no pasaba la hoja del libro de Pociones, que hace ya media hora que intentaba leer. Sin embargo, sus dedos presionaban tanto las tapas de este, que daba la impresión de querer partirlas a la mitad.

A su alrededor todo parecía subir de volumen, desde la discusión de Theo y Blaise, hasta el suave sonido de la varita de Astoria chocando repetidas veces con el césped de los jardines de Hogwarts.

Toda a su alrededor parecida dar vueltas y entremezclarse en un insoportable sonido que le impedía concentrarse, veía como Pansy movía los labios canturreando quien-sabe-que, mientras Astoria seguía jugando con su varita y Blaise parecía no poder parar su parloteo.

Cerro el libro con fuerza y todo a su alrededor pareció silenciarse, levanto la vista creyendo haberse vuelto loco, cuando una serie de imágenes en movimiento pasaron frente a él con una lentitud espantosa.

Exactamente diez segundos después, un grito encolerizado hizo añicos toda la calma de esa soleada tarde. En ese mismo instante los cinco Slytherin's ya estaban de pie, tres de ellos temiendo seriamente cuál sería su destino.


Soleaba, aquella tarde de la tercera semana de Septiembre, las hojas de los arboles habían comenzado a tornarse naranjas y a caer de sus ramas con delicada suavidad. Bajo los árboles de los lindes del Bosque Prohibido, un grupo de cinco personas parecía disfrutar de la tarde.

Sin embargo, apenas unos metros más cerca al castillo, tres chicas de séptimo año, acaban de sentarse. Una de ellas llevaba una cesta de mimbre, dentro de la cual estaba un pastel decorado delicadamente con crema y varillas de chocolate; sobre él, flotaba un pañuelo blanco que lo cubría de la vista de los demás.

Las otras dos muchachas, una de liso cabello fuego y la otra de alborotado cabello castaño aún se preguntaban que había dentro de la dichosa canasta que su amiga rubia habia tomado de las cocinas del colegio hace unos minutos.

― ¿Ahora nos puedes decir que hay dentro de la cesta, Luna?― interrogo la pelirroja con cierta complicidad.

Por otro lado, Luna enfocó sus ojos azules en la chica de cabello castaño y dijo:

―Bueno, creímos que te gustaría Hermione...―con suavidad le ofreció la cesta a su amiga y esta la coloco sobre el gras y levanto el pañuelo.―Feliz Cumpleaños...― termino con ese tono soñador que parecía no abandonarla.

―Luna... De verdad... creí que...―la chica inmediatamente fue interrumpida por la pelirroja que la miraba con los ojos en blanco.

― ¿Qué lo habíamos olvidado? No seas tonta, Mione, jamás olvidaríamos tu cumpleaños.―la pelirroja se acercó y abrazo a la Gryffindor, seguida de la ojiazul. Minutos después habían logrado transfigurar algunas cosas, para obtener lo que necesitaban.

Ginny corto tres pedazos de pastel y le dio uno a Hermione, la chica lo tomo aun con una brillante sonrisa en el rostro, lo acercó un poco a ella y tomo un trozo con el tenedor. En ese mismo instante en el que este hacia el viaje a sus labios, un chispazo se oyó cerca de ellas, Ginny y Luna giraron como en cámara lenta y entonces todo lo bueno de ese día se hizo trocitos.

Hermione logro ver por el rabillo del ojo, como el rayo azul golpeaba el plato entre sus manos y este golpeaba su rostro, la sonrisa es extinguió de golpe, sus ojos miel, ahora chispeante, se alzaron en dirección a la que venía el rayo y dio con ellos.

Cinco asquerosas serpientes, tres de ellas con la varita en la mano.

Ginny y Luna, nunca sabrán, ni como, ni cuándo; pero en un instante su amiga se habia limpiado parcialmente el rostro, habia sacado su varita y había corrido hacia el grupo de Slytherin's con una furia enferma brillando en su rostro.

Un grito de rabia se oyó en todos los terrenos del castillo, y de un momento a otro, insultos parecían ir directo a las serpientes.

― ¡MALDITO MORTIFAGO! ¡¿ACASO NO TE CANSAS DE ARRUINARME LA VIDA?!― Un rayo rojo salió de la varita de la leona. Sin embargo, un escudo pareció desintegrar el hechizo incluso antes de que estuviera a un metro de Malfoy.

― ¡Yo no te hice nada, Granger!―dijo el rubio con los ojos entrecerrados, pero sin responder al ataque.

Junto a él Astoria parecía encogerse sobre si misma con el rostro cubierto con una mueca de arrepentimiento extremo, pero Hermione no vio eso, su vista estaba nublada de la rabia que parecía explotar dentro de ella, contenida por años, hacia una sola persona.

-Expulso-susurró entre dientes, en ese instante movió su varita, cambiando su objetivo, ya no Malfoy, sino la chica a su lado. Para ella, un simple manchón, con el escudo de Slytherin brillando sobre ella.

Un grito agudo corto el aire, Luna miro a Hermione asustada y sabiendo todo lo que podría pasarle corría hacía el lugar donde la chica Slytherin había caído.

Tras ella, se oían silbidos ir y venir si cesar, los Slytherin's habían comenzado a atacar, eso no era justo, pero ellos tampoco lo eran.

― ¡Dos a tres! ¡Que valiente!―grito la menor de los Weasley con rabia.

― ¡Cierra la boca, pequeña zanahoria!―grito Blaise pensando sus palabras, no quería cometer un error y terminar en Azkaban.

― ¡Sera mejor que seas tú quien la cierre, intento fallido de mortifago!―grito la pelirroja haciendo todo lo contrario que el moreno.

Blaise rio con ironía y un hechizo salió de su varita logrando dejar a la pelirroja mirando de cabeza... literalmente

― ¡BAJAME, ZABINI! ¡BAJAME!―gritaba Ginny con el rostro adquiriendo el color escarlata que competía con el de un tomate radioactivo.

La gravedad estaba jugando en su contra, y los alumnos curiosos comenzaban a acoplarse a su alrededor, los minutos pasaban, y los insultos iban con la misma rapidez con lo que los hechizos regresaban, las mismas persona que estaban a su alrededor comenzaron a salir corriendo al ver que los hechizos pasaban rozándole los hombros., al punto en que solo quedaron ellos en los jardines.

― ¡Expelliarmus!―Hermione apunto a Zabini, logrando que su varita saliera volando, pero para que el moreno volviera a tomarla con una agilidad que Ginny, que había caído sin gracia en el suelo, de verdad envidiaba.

―Astoria no despierta―el rubio, que en ese momento iba a hechizar a Hermione, bajo su varita al escuchar la desesperación en la voz de Pansy, miro a ambos lados, Theo ya habia ido con ellas, y Blaise parecía haber reaccionado igual que él. Corrieron unos metros más hacia donde se encontraban las chicas, dándoles la espalda a ambas Gryffindor.

―Maldita sea-susurró Blaise al ver la sangre emanar del corte en la cabeza de la pequeña chica, parecía una muñeca, pálida... muy pálida.

―Asquerosa sangre sucia-dijo Pansy girando a ver a la Gryffindor, las mejillas de esta ardieron de rabia y otro hechizo salió de su varita.

Hermione Granger había perdido el control sobre sí misma y en ese momento no parecía haber quien la pare, absolutamente nadie.

Theo y Blaise parecieron ver en cámara lenta como el cuerpo de Pansy volaba hacia el lago e impactaba con tanta fuerza, que el agua helada caía sobre ellos, en ese momento todo pareció estallar, un zumbido de rabia atravesó el ambiente,

Y las cosas fuera de esa pelea dejaron de importarles.

―¡ERES UNA MALDITA IMPURA!―grito Draco lleno de rabia, un hechizo no verbal salió de su varita, logrando que Granger diera dos vueltas en el aire y terminara impactando sobre el pastel que había estado olvido metros lejos de ellos.

Hermione tuvo un instante de pura conciencia mientras el duro impacto era detenido por sus manos. Sin embargo, de un segundo a otro la rabia la invadió entera y sintió sus dedos arder, deje la varita y corrió hacia Malfoy.

Se abalanzó como una fiera sobre él, con tanta fuerza que ambos terminaron sobre el barro a orillas del lago, mientras tanto tras ellos Blaise y Ginny parecían querer matarse, hechizos volaban de una manera tanto diestra, como siniestra.

Apenas un par de metros más cerca del bosque, la cabaña de Hagrid parecía temblar con los ladridos de Fang, pero su dueño parecía no encontrarse dentro.

Draco y Hermione se encontraban en una trifulca cuerpo a cuerpo, donde Draco parecía retener con habilidad todos los golpes de la Gryffindor, de un momento otro, el giro sobre sí mismo, terminando por inmovilizar a la joven castaña, otro rayo de lucidez atravesó a esta apenas un par de minutos.

―Suéltame, Malfoy...―susurro nerviosa, estaban demasiado cerca para su propia salud mental.

― ¿Por qué tú me lo pides, pequeña impura?―siseo la serpiente acercándose a su oído.

Hermione sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral y entonces la rabia impregno su sangre, realizo la misma maniobra que había realizado Malfoy, pero no le salió como esperaba.

La fuerza con la que había girado con el fin de inmovilizar al chico, se le fue en contra cuando ambos cayeron al lago y se hundieron unos metros, un horror infernal recorrió las venas de la chica, pero la rabia fue más fuerte y en cuanto ambos pidieron respirar se volvió a abalanzar sobre el chico.

A unos metros, Pansy se encontraba respirando agitadamente y totalmente empapada, pero con la varita en la mano, intentando ayudar a Lovegood a curarle esa herida a Astoria. En ese momento, una oleada de afecto recorrió a la pelinegra, esa muchacha parecía ser la más cuerda de esas locas psicóticas que las habían atacado sin razón.

Sin embargo, esa sensación desapareció con la rapidez con la que había aparecido, en cuanto vio sobre el hombro de la rubia, como Granger se levantaba del suelo con un objeto redondo y brillante en una de sus manos, algo que hace cinco minutos había estado en el cuello de Draco.

―Sueltalo―le dijo acercándose, apretando su varita con fuerza para que sus manos no temblaran.

― ¿Por qué tú me lo dices, Parkinson?- gruño la chica, sin soltar el medallón.

―Demonios Granger... Suelta eso si no quieres terminar muerta―le dijo Blaise con un tono ahogado, logrando inmediatamente que Ginny bajará la varita, ambos, el moreno y la pelirroja parecían haberse revolcado por todos los terrenos del colegio, parte de sus túnicas estaban rasgadas y el sudor perlaba sus frentes.

― ¡No!―dijo la chica con una voz que a Draco le sonó más a su lamentablemente, difunta tía Bellatrix, que a la propia Hermione― ¿Qué es esto, Malfoy? ¿Tu amuleto contra los impuros? ¿Te lo dio tu mami?

Draco estaba ya de pie frente a la chica, sus ojos metálicos votaban fuego, pero su rabia la tenía bastante controlada, no podía dejarse llevar por las provocaciones de esa sangre sucia, no en ese momento, no estando tan cerca de Azkaban por haber sido un mortifago.

―Mira Granger, no creo que la historia de ese medallón te Importe lo más mínimo, pero si es que tu asquerosa existencia te importa, dejaras esa cosa en el suelo... Ahora―dijo el chico con molestia.

Ginny vio el peligro en los ojos de Malfoy, y ya con su rabia diluida pudo ver con claridad todo lo que había pasado. Vio a su alrededor y se encontró con la cabellera de Luna junto al cuerpo de Astoria Greengass metros más atrás, posiblemente ella había sido la más sensata de las tres y por el momento lo seguía siendo.

―Mione dale eso Malfoy y larguémonos de aquí...―pidió con la voz temblorosa ante las miradas de los cuatro Slytherin's.

―No Ginny, estoy harta de ellos, arruinaron toda mi vida en este colegio y no dejaré que lo sigan haciendo―dijo en un tono impersonal, lleno de rabia.

―Pero no así... Debemos irnos―le dijo Ginny asustada, el tono de su amiga la asustaba, pero aún más le asustaba que algún profesor las descubriera en ese momento.

Hermione se giró a verla y la pelirroja retrocedió un par de pasos, jamás había visto esa expresión tan vengativa en el rostro de su la castaña. Como tampoco creyó que fuera posible lo que hizo en ese momento.

―Claro que si Ginny... nos iremos, pero antes debo deshacerme de esto―los ojos de todos los presentes se abrieron con horror al ver como la Gryffindor lanzaba la cadena hacia el bosque prohibido.

Theo giro a ver al rubio con una expresión de aparente calma en su rostro.

―Dime, sinceramente, ¿Cuál es tu... patronus?―ninguno de los presentes, además de Blaise, Pansy y Theo parecieron creer la importancia de esa pregunta en ese momento.

― ¿Y que se supone que tiene eso de importante?―pregunto Ginny, Pansy la miro unos segundos.

―Lo que la loca de Granger lanzo al bosque, era un Esfera de Aferes, Weasley... Le pertenece a Draco y si eres una sangre pura, sabes lo que eso implica―la pelirroja trago gruesa y Hermione tras ella pareció haberse congelado.

Ahora todos miraban a Draco con cierta súplica en sus ojos.

―Un dragón―les dijo el chico con cierta ambigüedad.

―Dime que es un Opaleye de las Antípodas o un Hocicorto Sueco, Malfoy―dijo Ginny a punto de tener un ataque de pánico,

―Colacuerno Húngaro... Y lo invoque por primera vex hace dos años y medio―murmuro Draco sin mirarlos a la cara.

―Por un demonio...―dijo Blaise, una mirada compartida con los demás compañeros de su casa fue suficiente, los cuatro, Draco, Blaise, Theo y Pansy, salieron como si los persiguiera el diablo. Se detuvieron junto a una medio consiente Astoria y el rubio la tomo en brazos.

―Lovegood ven con nosotros, por favor... ―la voz de Theo temblaba ligeramente, Luna se puso de pie y lo miro unos segundos, al igual que a los otros.

―Tenías una esfera de Aferes... es muy difícil conseguirlas...―susurro―...Perdona a Hermione, ella no debió tirarla―el tono soñador de la chica aún no se había ido, al igual que su aparente tranquilidad.

―Ella se pondrá bien―susurro mirando a Astoria y antes de recibir respuesta, salió corriendo hacia el castillo con su túnica negra ondeando tras ella.

―Sé que no es momento... Pero ella no parece estar chiflada―dijo Blaise antes de tomar carrera hacia Hogwarts, sus amigos le siguieron al instante, sin detenerse, pero aun en medio de su huida, se pudo sentir la afirmación de las serpientes.

Metros más cerca del bosque, Hermione acababa de reaccionar, miraba a Ginny con los ojos llenos de lágrimas y ni siquiera sabía porque.

― ¿Qué demonios se supone que te pasa?― le dijo Ginny en un tono que hizo temblar a la castaña.

―No lo sé, Ginny... Yo...

―Tu... ¡Maldita sea casi matas a Greengass! ¡Y lanzaste a Parkinson a lago! ¡Sin contar esa esfera maldita que le quitaste a Mal...!―algo en el ambiente detuvo a Ginny, olía a cenizas.

Hasta ese instante ella le había estado dando la espalda a los lindes del bosque, pero en ese momento se dio cuenta de su error,

El sol aún no se había ocultado, pero una repentina sombra reinaba en el lugar, Ginny giro sobre sus talones tragando saliva y sus ojos se alzaron hacia el cielo lentamente.

El grito horrorizado de ambas chicas se ahogó en sus gargantas antes de que salieran corriendo, tal y como los Slytherin's lo habían hecho, como si les persiguiera el mismísimo demonio, como si su vida dependiera de ello.

Los pocos estudiantes que habían estado en las ventanas o torres del castillo, tuvieron que presenciar el espectáculo de sus vidas, y sentir en sus venas el miedo que les hizo correr al profesor más cercano para decirle todo lo que estaba sucediendo.

Pero parecía ser un cuento, tanto que ningún profesor con dos dedos de frente creyó en lo que les decían...

¿Cómo demonios un Colacuerno Húngaro adulto iba a aparecer en el bosque prohibido?

¿Acaso había venido volando desde Rumania?

-O-oOo-O-


Casi 3 minutos después, Ginny y Hermione alcanzaron a los cinco Slytherin y a Luna, que se encontraban en las puertas del castillo, Astoria estaba consiente apoyada contra uno de los muros, asustada y pálida, como un fantasma. Ninguno de ellos se atrevía a ver al bosque, pero los rugidos de la enorme criatura que lo sobrevolaba no eran ningún buen augurio.

―Si todos morimos va a ser tu culpa, Granger...―dijo Pansy, mirándola furibunda.

―...Yo no sabía que esa cosa...―

Incluso antes de que terminara de excusarse, Theo ya la había interrumpido: ―Te dijimos que lo soltaras e hiciste un escándalo digno de una niña caprichosa.

Extrañamente Hermione sintió como si su propio padre la estuviera regañando, pero en ese momento, un mechón de su cabello cayó frente a sus ojos, cubierto de crema. En ese instante recordó como había comenzado toda esa trifulca y levanto la vista, desafiante.

― ¡Nada de esto hubiera pasado si Malfoy no me hubiera lanzado ese hechizo para que el pastel me cayera en la cara!―dijo con indignación y seguridad.

Se oyó una explosión, y no hubo respuesta, pero los ojos de todos giraron hacia el bosque.

Por los mágicos calzones de Merlín―se escuchó tras ellos la aguda voz del profesor Flitwick, que se encontraba al final de las escaleras.

La manada de centauros acababa de invadir los jardines del colegio, con sus arcos preparados. Ahora el estruendo era innegable, los alumnos comenzaron a arremolinarse en las ventanas, y las puertas del castillo y no tardaron ni dos minutos en lograr que el plantel completo de profesores apareciera en la entrada principal.

-¡TODOS A SUS SALAS COMUNES! ¡PREFECTOS ENCARGUENSE DE QUE NINGUN ALUMNO QUEDE FUERA! ¡LOS PREMIOS ANUALES VENGAN CONMIGO!

La amplificada voz de McGonagall se oyó en el recibidor y el alboroto comenzó, los alumnos de Gryffindor y Revenclaw comenzaron a subir hacia sus torres, mientras que los Huffelpuff y los Slytherin comenzaban a bajar hacia sus Salas Comunes.

Un minuto después no quedaba nadie, excepto por el grupo de ocho alumnos que se encontraba en un rincón.

Fuera el Colacuerno lanzaba sus letales llamas de fuego con un intensidad invaluable, casi 15 metros de fuego vivo había terminado por encender el Bosque Prohibido, el fuego comenzaba a expandirse y desde una distancia moderable los profesores hacían lo posible para contener a la bestia, Hagrid que hasta ese instante había estado en una junta con la directora, parecía no creer lo que sus ojos veían e intentaba explicarles a los centauros lo que había sucedido, aunque él no acababa de entenderlo.

La directora había comenzado a enviar Patronus uno tras otro hacia el Ministerio, mientras veía como la letal criatura ganaba terreno.

―Malfoy, Granger vengan aquí...―McGonagall volvía a hablar en un tono normal, mientras giraba sobre los tacones de sus botas. Pero se interrumpió a si misma al ver el aspecto de sus alumnos.

Rápidas ideas se enlazaron en su mente, paseo su mirada por cada uno de ellos y una furia helada hizo que sus pequeños ojos gatunos desvelarán el misterio.

―A la dirección... Ahora...

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PD.-Si tienen alguna duda sobre los dragones, Consultar el libro Criaturas Fantasticas y Donde Encontrarlas de Newt Scanmander