Una verdadera bella durmiente
Ren no estaba seguro si el destino o Dios (alias Hao) se había encargado de esto. De lo único que estaba seguro es que aquella princesa frente a él sería la bella durmiente ahora, y él el principe shaman que rompería el hechizo.
Tenía 19 años en ese entonces. Tomo el primer vuelo por la mañana a Francia, vestido de traje y totalmente impecable. A penas si podía recordar los días que estuvo visitando empresas, armando negocios, o comprando algún recuerdo para su hermana. Pero recordaba ese momento con exactitud, ese instante que algo o alguien puso en su camino.
Se encontraba en su auto. No manejaba. El hotel se encargo de todo tal como pidió: un medio de transporte y un chófer que facilite su movilidad. Aún odia el tráfico y aquellos aparatos bulliciosos que rodaban por las calles, aunque el odio que sentía por cada humano que los utilizaban había desaparecido hace mucho tiempo. Y quizás... Fue eso lo que lo llevo a aquel lugar.
Llevaba ya casi 20 minutos estancado detrás de una fila de autos. La paciencia se le estaba acabando. Al día siguiente tomaría su vuelo de regreso a China y necesitaba utilizar sus últimas horas en el país europeo para arreglarlo todo.
El chofer vio por el retrovisor el rostro nada contento de su jefe. Suponía que en algún momento empezaría a sermonearlo por un problema que ni siquiera había causado, así que antes de eso, decidió hacer comentario.
-Es una pena lo que ha ocurrido últimamente en el país-Ren no dijo nada, pero con su mirada en el espejo retrovisor lo animó a continuar-Los partidos opositores al gobierno actual han creado algunos altercados. Algunos han...-Sus palabras se quedaro en el aire cuando una fuerte explosión llegó a sus oidos y la gente empezó a gritar.
Ren no fue el único que bajo del auto. Varias personas más estaban fuera del suyo mirando más allá. A varios metros se encontraba un puente y por lo que pudo observar una hilera de ambulancias y equipos de rescate que se amontonaban al inicio.
Su mente trabajó rápido, o tal vez no lo hizo... Porque aunque no se lo hubiera pedido, sus piernas comenzaron a moverse hacia adelante, acortando la distancia entre el puente donde existia el cogestionamento y él.
Los carros y las personas obstruian el pasó, pero logro llegar hasta la calle hacia donde aquellas ambulancias se estaban desviando. Metros más allá, la policia detenia a un grupo de personas, posiblemente causantes de aquella explosión, destina a impedir el pasó de las ambulancias.
No se quedó mucho. En su cabeza ya estaban reunidas las piezas para darle sentido a todo ese alboroto. Quizás fue esa parte de humanidad suya lo que lo hizo seguir el camino en que se dirigian esas ambulancias, o quizás fue algo más divino y abstracto. Todo lo que supo fue que al llegar a las puertas del hospital y ver a tantos heridos (niños, mujeres, ancianos) no podía quedarse de brazos cruzados sin ayudar.
No dijo una sola palabra mientras ayudaba a descargar a los enfermos o heridos que habían sido obligados a abandonar el hospital donde estaban luego de hubiera una explosión en el mismo. Tampoco dio explicaciones a los encargados del sitio, ni estos se preocuparon de preguntarselo. Aunque fuera egoísta, no podía limitar todo su tiempo en aquellas personas. Él seguia siendo Ren Tao, y ninguna de sus obligaciones habían desaparecido para permitirle ayudar a esas personas. Así que como última obra de caridad, se dirigió a la recepción y entrego un donativo bastante grande para los gastos que se pudieran estar causando. Ya se encargaría luego de dar otro incentivo ds ser necesario.
Dio media vuelta para salir del lugar pero entonces lo vio: la sombra del espíritu que le había devuelto la vida hace más de cuatro años. Ni siquiera tuvo que proponerse seguirlo, entró directamente en la primera habitación del piso, donde lo vio desaparecer.
Había una enfermera tomando apuntes y revisando el suero que guindaba hasta la cama. Sabia quien estaba ahí antes de si quiera verla. Y lo único que necesitaba en ese momento era...
-¿Qué sucedió?-Preguntó haciendo voltear a la enfermera.
-Disculpe, ¿conoce usted a esta joven?-
Ren asintió.
-Hace algún tiempo-Dijo y la enferma regresó a sus apuntes.
-Ha estado aquí desde hace un año. Cayó en coma luego de un accidente automovilistico-Cerro su carpeta-Nadie ha aparecido por ella, ni se le conoce algún pariente cercano por lo que pudimos averiguar-
Ren calló por unos segundos observando a la poderosa Iron Maiden Jeanne dormir. Sin esa apariencia tan estrafalaria del torneo, se veía como una simple adolescente francesa.
-Sus signos vitales se encuentran estables y loas daños que pudo haber provocado el accidente ya han sido curados. Sin embargo, sigue sin despertar-La enfermera le dedico una breve mirada compasiva a la muchacha-Quizas porque no tiene a dónde volver-
-Envienla a mi casa-Dijo el Tao sin un atisbo de emoción-Contratare un enfermera que se encargue de sus cuidados mientras siga en ese estado-
-Es imposible que alguien que no sea familiar...-
-Hay bastantes heridos haya afuera. Las habitaciones se están acabando y necesitan más-Ren se volteo sin dejar de hablar-Jeanne estará bien mientras este a mi lado-Y sin más salió del lugar.
Su increíble donación sirvió para que los tramites se realizaran con agilidad. En menos de dos horas una ambulancia llevaba a Jeanne y a Ren hacia el apartamento que había arrendado como oficina cuando llegó a Francia. No era muy amplio, pero contaba con el espacio suficiente para lo que se traia entre manos. En un par de llamadas obtuvo todo lo necesario para cuidar a esa niña.
La enfermera ya estaba ahí cuando llegaron, junto con personas aptas para colocar los equipos medicos. Esa noche ni siquiera volteo a mirarla. No le dio más instrucciones a la enfermera que estuviera pendiente de ella. Y se marchó.
Cuando llegó al hotel envío un comunicado a su hermana, dicendo que ampliaria sus días de estancia en ese país. No anuncio cuantos, solo los necesarios para que su conciencia dejará de eatar inquieta.
El segundo día no se apareció más por el apartamento mas que para conoced alguna novedad que se haya presentado. Su visita duro minutos y el resto del día se la pasó metido en el hotel trabajando.
El tercer día tuvo la excusa perfecta para quedarse a solas con ella. No fueron más de 15 segundos, pero la ampolla de vitaminas que tenía que preparar la enfermera le permitió avanzar un poco en su fijación con Jeanne. Esta vez tuvo paciencia y se limito a observarla con calma, más que a hecharle un simple vistazo, como lo había hecho el primer día.
El cuarto se apareció por la noche, con la chaqueta guindada del brazo y un maletín en la mano. Echó a la enfermera a su habitación para que se cambiará y se preparara para dormir y por primera vez toco una parte su piel. Fue solo un empujon en el hombro con el dedo, pero fue el mismo que siguio frotando con su pulgar el siguiente día.
El quinto día llegó tarde otra vez y en esta ocasión la enferma desapareció sola. Ren se dirigió a su escritorio y siguió trabajando como si nada. Como si no compartiera el mismo sitio con la adolescente tumbada en la cama a su lado. Aunque se levanto varias veces por un vaso de agua, teniendo que cruzar frente a ella varias veces más.
El octavo día llevo un vino. Despidió a la enfermera y compartió el silencio con ella. Tomó copa tras copa, hasta que los papeles de su maletín dejaron de importar.
Seguramente era de madrugada cuando caminó hasta su lado en la cama, y quizás hubieran pasados varios minutos hasta que decidió tocarla. Quizás Shamash sabría lo que vendría, quizás por eso él y el espíritu del trueno se retiron en silencio. Quizás por eso Ren se lleno de tanto vino antes de hacerlo.
Pero cuando su rostro bajo hasta unos centimetros cerca del rostro de ella, las palabras flueyeron con facilidad de su boca.
-¿Irónico, no?-Susurro con un sonrisa ladeada-Una bella durmiente debería ser pura, inocente, no un monstruo como yo-Una de sus manos acarició el cabello de ella por varios segundos-No debería haber bebido tanto-Se separó con un resoplido. Tomó su maletín y su chaqueta pero antes de irse se acerco de nuevo a ella-A una verdadera bella durmiente debería estar esperandola un principe que la despierte-Se acerco a su oído y susurro-A una como tú... Así...-Separandose ligeramente de ella, depósito un casto beso sobre sus labios. Él roce no duro más de dos segundo, pero cuando abrió los ojos, encontró unos ojos escarlatas viendo directamente a los suyos.
Notas: Muchas gracias por leer este fic! Está pensando para ser un one-shot, pero si encuentro la motivación suficiente (REVIEWS) podría hacerlo un long fic.
Disculpen si me equivoque en algo, o si algunas cosas les parecieron fuera del lugar. No sé nada sobre la condición política de Francia, ni sobre enfermeras o médicos.
En fin, pasen bien y no olviden dejarme un comentario! :)
