Diario de una Feminazi

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Toei Animation. Yo sólo los tomo prestados sin ánimo de lucro.


Capítulo 1 – La Loba

Sora había terminado su entrenamiento de tenis agotada. Era un día especialmente caluroso, así que antes de pasar por las duchas decidió recostarse en un banco bajo la sombra de un árbol con una toalla cubriéndole la cabeza. Una voz la sacó de su ensoñación:

—¿Qué tal ha ido el entrenamiento, Sora?

Ella se quitó la toalla de su sudorosa cara. Su primera visión fue la sonriente cara de Matt, quien llevaba una nevera de playa a sus espaldas.

—Oh, hola, cariño —respondió—. Con el calor que hace hoy he sudado más de lo normal —se pasó la toalla de nuevo por la frente—. Necesito ducharme.

—Tranquila, esperaré aquí sentado.

Matt tomó asiento sin borrar su sonrisa mientras ella se iba hacia las duchas.

Unos minutos después ya se sentía fresca y limpia. "Como sacada de un anuncio de compresas" pensó ella.

—Estás preciosa —le piropeó su novio.

Ella se puso roja como un tomate frito. Que no sé si será más rojo que un tomate fresco, pero estaba falto de una analogía mejor.

—Oh, pero qué cosas más bonitas me dices. Bueno, ¿listo para ir a la playa?

Los dos habían ideado un día de playa, completamente solos, con picnic incluido.

—Sí, pero tenemos que pasar por mi casa a por la comida.

—¿No la has traído?

—Es que con el calor que hace me da miedo que se estropeara, así que he ido a comprar una neverita de playa, y como me pillaba de camino pues he venido a buscarte.

—Oh, pues venga, vamos.

Caminaron cogidos de la mano. Al pasar delante de un parque, encontraron una pareja de ancianas. Una de ellas comentó:

—Mira, Vicenta, qué pareja tan bonita.

—Oh, juventud —contestó la otra—, divino tesoro. Quién fuera joven otra vez.

Sora sonrió. Le gustaba oír ese tipo de comentarios. Eran la pareja perfecta, sin duda.

Matt abrió la puerta de su casa e invitó a Sora a entrar primero.

—Gracias, caballero.

—No hay de qué, señorita —sonrió él.

Entraron a la cocina, donde la comida aguardaba sobre la mesa: botellas de zumo, sándwiches, un par de tupperwares y demás cosas.

Empezaron a colocar entre los dos todo en la nevera, intentando que cupiese todo. En una de estas, Matt toma una de las botellas de zumo torpemente y ésta se cae. Había olvidado cerrarla bien, por lo que el líquido se derramó en sus pantalones cortos.

—¡Oh, mierda!

—¡Oh, vaya! Te has manchado.

—Sí, eso ya lo veo... Tendré que cambiarme. ¿Puedes esperarme?

—No hay problema —respondió ella con una sonrisa—. Te esperaré viendo la tele, si no es mucha molestia.

—Claro que no. Estás en tu casa.

El rubio se marchó a su cuarto, donde empezó a buscar un par de pantalones que estuvieran limpios -ya que en su casa la colada se hacía más bien cuando era cuestión de vida o muerte- y que, además, le conjuntaran bien con su bañador verde moco de pájaro loco.

Sora se sentó en el sofá y encendió la televisión. Comenzó a zapear, buscando algún canal que diera algo interesante.

—Veamos, veamos...

—Con la D: serie de dibujos animados sobre unos bichos que luchan y evolucionan.

—No me interesa.

—¡Eso es mentira! ¡Yo quiero mucho a mi hija! ¡Porque yo por mi hija MA-TO!

—No me interesa.

—¡Agumon digievoluciona en...!

—Lo tengo muy visto.

—¿Quieres tener un pene más grande?

—Definitivamente no me interesa —dijo con aburrimiento—... ¿Eh?

Sora paró en un canal donde una mujer vestida con chaqueta y corbata parecía estar dando un acalorado discurso a una masa ingente de mujeres.

—¿Qué es esto?

—¡Y os repito —decía, más bien gritaba, la mujer del televisor— que no debéis permitir que los hombres os corten vuestra libertad!

Sora había oído hablar de ese tipo de programas: una mujer se quejaba de la posición de la mujer en la sociedad y despotricaba contra los hombres. Sin embargo, nunca había visto uno, por lo que decidió verlo. "Sólo un ratito" pensó, "en lo que Matt se cambia".

—¿Qué pasa? —seguía despotricando la mujer— ¿Que por ser mujeres somos inferiores? ¡Basta de eso! ¡Somos algo más que trozos de carne!

—En eso tiene razón —murmuró Sora, quien acto seguido se sorprendió de estar de acuerdo con esa señora.

—¡Los hombres son unos cerdos! ¡Aprovechan la mínima oportunidad para vernos desnudas! ¿O me negaréis que no os sentís incómodas cuando se os quedan mirando en la playa?

—Oh, dios mío, la playa...

—¡Decid no al yugo del macho! Sólo fijaos en con qué desprecio nos llaman "señoritas" mientras ellos siempre son "Señor esto", "Señor lo otro". ¡No somos señoritas! ¡Somos lobas!

Media hora de búsqueda después, Matt se había rendido y había optado por cambiarse de bañador. Ahora llevaba uno color blanco nube de primavera y pantalones a juego.

—Cariño, perdona la tardanza, pero ya estoy —se paró al ver que Sora estaba muy concentrada en la televisión, donde una mujer muy poco atractiva pegaba unos gritos que parecía querer que se le oyera en el Tibet—... ¿Qué estás viendo?

—Calla, hombre —gruñó ella—, que no me dejas escuchar.

Sorprendido, se sentó a su lado, pensando qué tendría de interesante aquella mujer gritona para tenerla pegada al sofá.

—Y recordad, hermanas, que no somos simples mujeres: ¡somos lobas!

¿Lobas? Matt pensó que aquella mujer estaba pirada.

—¿Nos vamos, Sora?

—Vamos —contestó secamente.

Cuando estaban a punto de salir, Matt se acordó de la nevera.

—Oh, cielo, ¿puedes traer la neverita de la cocina?

Indignada, respondió:

—¿Qué pasa? ¿Que por ser mujer tengo que ser como una mula de carga? ¡Ve tú!

Matt no salía de su asombro.

—Sora... ¿Te ocurre algo? ¿Estás bien?

—¡¿Acaso pensar por mí misma es ahora una enfermedad? ¡Machista!

"¿Se puede saber a ésta qué le pasa?" pensó mientras iba a por la nevera.

Al volver a la puerta, intentó calmarla dándole un beso, pero ella lo paró dándole una bofetada.

—¡No sin mi permiso! —gritó.

Definitivamente, pasaba algo, y Matt no lograba entenderlo, pero sin duda tenía algo que ver con aquel programa y aquella mujer que tanto gritaba.

Continuará...


Notas de autor

El título de este capítulo hace referencia a la canción La Loba de Shakira, pero no tiene nada que ver con su contenido.