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Aquí esta muchacha ,que adora escribir fics, presentándose. Espero sea de su agrado.

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Un viaje accidental al pasado

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Otro día normal

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Era otro día normal para ella. Volvió rápido del colegio. Iba casi corriendo por las calles. La habían invitado a salir por primera vez. Estaba tan contenta. No dejaba de sonreír como tonta. Llego a su casa, salió su mascota a recibirla.

Un pequeño cuatí que había rescatado un día, después de que su padre la había llevado a una cacería. Lo encontró tan solitario e indefenso que el corazón se le derritió. Se lo llevo a su casa a pesar de las protestas de su madre, quien a pesar de ser estricta no había logrado dominar a la muchacha. Su padre había consentido aquello, argumentando que una mascota volvería responsable a su atolondrada y algo alocada hija. Desde ese día eran Clint y ella, los dos eran inseparables.

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-¡Clint! ¡Clint! ¡Jajajaja!-se ria la muchacha al verlo.-Adivina que , Clint. ¡Un chico me invito a salir! ¡Si! ¡No es una broma! En verdad, me invito. Es la primera vez que un muchacho me invita salir...Después te diré quien me invito, ¿De acuerdo, Clint? Solo te diré que me pareció simpático. Y hasta me dijo que le gustaría ser médico de grande, como yo. Yo aun día quiero ser una enfermera.

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El cuatí le lamió la mejilla cuando ella se agacho a cariñarlo. Se sentía tan feliz. Pero no había nadie en casa, nadie a quien comentarle sobre el hecho de que la habían invitado a salir, pero ella había decidido dejar unos días y pensarlo.

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-Eso es algo que no puedo tomar a la ligera...-se decia para si misma, pues estaba sola.

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Fue a la habitación de su hermano mayor, rebusco entre sus cosas una radio. Estaba aburrida, y estar sola y en silencio la ponía de mal humor. No la encontró. Suspiro frustrada. Se tumbo en la cama de su hermano. Salto en su cama, como si fuera una niña pequeña. Luego cuando se acerco al escritorio de este, encontró una hoja. Eran dibujos de un invento en el que su hermano había estado trabajando.

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-Maquina del tiempo…¡Jajajaja!…¡Si como no!…-decía ella después de leer el titulo de esa hoja. Aunque la curiosidad la venció y se fue a la cochera a ver la "maquina del tiempo" que su hermano había inventado. Se dirigió a la cochera. La encontró bajo una manta vieja y desteñida. La observo con algo de asombro. Pero negó con la cabeza. Hallo otra nota pegad en ella decía…

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"Hermanita, al fin logre perfeccionar mi invento. Este fue el motivo por el que me desvele tanto por las noches. Hoy saldré tarde del colegio, porque tengo un trabajo en grupo. Espérame y lo probaremos juntos…

Atentamente Alister."

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-Entonces si funciona… ¡Vaya! Me imagino a que época podríamos ir, Clint. Tal vez a la época de la independencia o podríamos ir a ver la Revolución francesa ¡Justo tengo una tarea de eso mañana!… ¡Que oportuno! Así no tendré que leer tomos pesados a hasta altas horas de la noche...-decía la rubia, saltando de alegría en su sitio.

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Entonces se sentó en una banca a esperar a su hermano. Esa determinación se vio algo desanimada, cuando veía que paso media hora y aun no venia. Jugaba con Clint, ya había comido algo. Se fue a la cocina a beber agua. Pero aun no regresaba a casa su hermano. Estaba algo impaciente, muy impaciente a decir verdad. Cogió el teléfono fijo de la casa y la marco al celular de su hermano. Quien contesto de inmediato.

-¿Qué ocurre, Candy?-pregunto Alister.

-¿Dónde estas? Estoy preocupada.-decía la rubia, jugando con la cuerda del teléfono.

-Aun estoy en el colegio, pequeña. La tarea es muy difícil, aun para mí. Y como es en grupo pues es mas trabajoso aun. ¿Ya almorzaste?

-Si, ya. ¿Entonces demorarás mucho? Es que estoy solita en casa. Papá y mamá no están. Salieron por una emergencia de su trabajo. Ya alimente a Clint. Avance mi tarea. ¿Puedo salir al parque a pasear en tanto te espero, hermano?-pregunto la rubia. Sabiendo de antemano que la respuesta seria un rotundo "no". Solo resopló molesta.

-No, papá se enfadara mucho si sabe que saliste sola de casa. Quédate en la casa. No tardare tanto, y si, pues puedes ir comiéndote la gelatina que escondí en la nevera.

-Ya me la comí. Estaba muy buena. De acuerdo esperare en casa, pero si te demoras mucho pintare tu cuarto de color rosado.-decía la rubia.-Y no, no estoy bromeando.

-¡Oye! Deja mi cuarto tranquilo. Te dije que tengo un trabajo difícil. Mira una película, compre una nueva, debe estar en el librero.

-La mire ayer con Clint.-decía la rubia, con algo de fastidio.-Bien, buscare algo que hacer en tanto llegas, hermanito.-decía la muchacha, antes agrego lo siguiente.-¿Tengo permiso de salir con chicos?

-No, eres muy pequeña. Los chicos son unos aprovechados. Ya habíamos hablado de eso el otro día.

-Me invitaron a ir por un helado, el día viernes. Dije que lo pensaría.-decía Candy.-Y hoy es martes.

-Sabes lo que dirían nuestros padres. Se paciente, aun eres inmadura. Cuándo vuelva hablamos. ¿De acuerdo?

-Si, adiós, hermano.-decía la rubia, colgando el teléfono.- ¡No viene! ¡Aun tengo esa tarea de la Revolución francesa pendiente!-gritaba pateando el suelo.

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El cuatí se asusto por el ruido y salto dentro de la máquina. La rubia se metió dentro de la maquina, que tenía la forma de un auto antiguo. Quiso sacar al cuatí, quien presiono un botón color azul. Haciendo que la maquina se sacudiera un poco. La muchacha aparto al animalito de ahí, pero en eso acciono una palanca que solo hizo de empezara a vibrar dicho "auto". La rubia, sonrió al ver aquello. Pero prefirió salir, justo iba a accionar la manija para salir. Pero el cuatí vio unos restos de comida que estaban sobre una especie de tablero con botones pequeños. Sin querer presiono unos números con su nariz. El "auto" empezó a andar. La rubia estaba nerviosa y asustada.

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-¡Oh! Estrellaré el auto…Aun no aprendo a manejar bien.-decía ella, tratando inútilmente de frenar el auto.- ¡Demonios! ¡No se detiene! ¡Me ganare un gran coscorrón¡-decía la rubia, mientras guiaba con el timón evitando que estrellara. No recordaba haber dejado la puerta de la cochera abierta. Pero eso no importaba ahora. Debía detener ese vehículo. Piso lo que creyó era el freno, pero sólo acelero. Las luces del tablero empezaban a marearla.

-¡Tranquilo, Clint! ¡No nos estrellaremos! ¡Lo prometo!-decía la rubia, direccionando el auto por un camino poco transitado. Pero de un momento a otro dejaron de ver el camino, todo se puso oscuro.

-¡Que raro! No recuerdo que fuera tan tarde. Aun había sol antes.-decía ella, mirando por la ventana, el animalito iba mirando por la otra ventana del auto.

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Luego volvieron a ver luz. "De seguro pasamos por un túnel, y ni cuenta nos habíamos dado…" pensó la chica.

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Pero las calles que miraba por la ventana eran desconocidas. Las casas se veían más antiguas. Pensó haberse perdido. Pero suspiro al ver un árbol de roble plantado cerca a la acera. Le recordó a uno parecido que había visto todos los días que iba al colegio por la calle "Las Rosas".

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-No pude ser el mismo. Pero son tan parecidos, casi idénticos. Aunque este árbol se ve más joven.-decía la rubia. Luego miro que los letreros no estaban en donde se supone que deberían. Pero lo que la saco de lugar fue ver pasar un carruaje que se le adelanto.

-No recuerdo que hubiera un festival de primavera. Porqué aun estamos otoño…-decía ella, mirando extrañada como se alejaba dicho carruaje. Pero también observó a unas personas caminando a la acera. Lo curioso era que sus ropas aparecían como de esa fotografías antiguas a blanco y negro. Iban con sombrillas, y con sombreros. Sonrió por lo extraños que le parecían. No supo como, pero choco su vehículo. Casi saltaba por el impacto, de no ser porqué se había colocado el cinturón de seguridad. Temblaba de miedo, el corazón se le quería escapar.

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-¡Mis padres me mataran!-decía la rubia, preocupada.- ¡Choque el auto de Stear! No me hablara por una semana.-decía ella.

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Observo como el sujeto con el que se había chocado bajo de su vehículo. Ella trataba de ocultar su cara. Pero eso seria cobarde, por lo que también bajo del auto. Pediría disculpas a ese tipo, y le daría el número de la aseguradora de sus padres. Volvería a casa. Tendría que notificar todo. No le quedaría de otra. Dejo al animalito dentro. Pero este se escabullo como pudo y salió con ella. Por el golpe estaba tan aturdida, que no veía bien al sujeto. Por lo que asumió que era un señor.

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-¡Discúlpeme en verdad, señor! Yo no tenía permiso de conducir este auto. Es de mi hermano. Le dejare anotado el número de nuestra aseguradora. En verdad lo lamento, señor.-decía la rubia, rápidamente, se quería retirar de ahí cuanto antes.

-¿Señor? ¿Aseguradora? ¿Se puede saber de que estas hablando?-preguntaba el joven, quien alzaba una ceja. Le pareció una chica extraña.-No tengo mucha mas edad que tu, y no se que demonios es una aseguradora. Pero créeme que si existiera una seria más fácil todo.-decía el joven.

-¿Eh? ¿No sabe lo que es una "aseguradora"? Es una oficina donde las personas que están aseguradas son atendidas cuando ocurre un accidente de transito. Como ahora, le diré el numero de la aseguradora de mis padres es…-iba a decir la muchacha. Cuando el joven le hizo un ademan de impaciencia.

-¡No trates de jugar conmigo! Eso no existe. ¿Ya vio como quedo mi auto? Acabo de comprarlo, después de ahorrar por bastante tiempo mi salario….Y no soy rico…-decía el joven a la muchacha. La observo mejor, tenía la falda de su vestido por encima de sus rodillas. Esto le extraño, pero no dijo nada.

-Por eso deje que le diga el numero de la aseguradora es…-iba a decir ella. Pero en joven solo le toco un rizo de su cabello. Ella no se inmuto, solo le miro. Noto que no era más de dos años mayor que ella.

-¡Olvídalo! No se para empezar como terminaste conduciendo. Una chica conduciendo es algo imposible de ver… ¡Debiste haber robado ese auto! Por eso me andas inventando historias extrañas…De aseguradoras que no existen…-dijo el joven, era castaño.

-¡Si existen! ¡Busca en las oficinas! Por cierto ¿Cómo conseguiste esa capa? Hace años quise una como esa, pero no me alcanzo para comprarla.-decía la rubia, mirando al joven que tenia una capa color azul oscuro, una gorra que cubría parte de su rostro. No se podría ver demasiado el rostro.- ¿Sabe? Su vestimenta parece antigua, como de esas fotos del siglo pasado. Aunque eso es imposible, porque para que sean verdad yo debería estar en otra época. Lo cual es aun mas imposible, a menos que tuviera una maquina del…-iba decir la rubia, pero se callo de golpe, y se llevo ambas manos a la boca. Negó con la cabeza. Sentía que se asfixiaba, se puso algo pálida.

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Ahora entendía porque había visto tantas cosas fuera de lugar. Aquello la abrumo. Sentía que se caería desvanecida. En efecto, después de ver nuevamente rápidamente las calles, y a las personas que por ahí pasaban. Lo confirmo.

¡Había viajado en el tiempo!

¡Ese invento si servia!

¿Qué había hecho?

Esa revelación la dejo helada .Sintió un frió glacial, que la dejo petrificada en su sitio. No pudo soportar la impresión. Se desvaneció, el joven se apresuro a atraparla, para que no se golpeara. Clint salto aun lado, chillaba tratando de levantar a su dueña. Pero esta no respondía.

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-Se debió haber golpeado. Debo llevarla con un medico.-decía el joven, cargándola. Se la llevo en un carruaje que pasaba por ahí, el cuatí le siguió, y subió con el. Se sentó a su lado, y ponía sus patitas sobre la dueña. Tratando de hacer que se levantara. Luego cuando llegaron bajaron del carruaje. La rubia despertó en una habitación blanca e iluminada.

-¿Ya me morí?-preguntaba al no escuchar ningún ruido. Observo a un hombre, que parecía un medico. Quien estaba junto a dos enfermeras. Ellas le ordenaron que se sentara. Así lo hizo.

-Tuvo un accidente. Pero solo tiene un moretón en el brazo. De seguro por el impacto, señorita.-decía el medico, a la rubia. Quien miro todo extrañada.

-Ya veo, doctor. ¿Me podría decir sin molestarse en que año estamos ahora?-decía la chica, con algo de timidez.

-¡Que pregunta mas extraña!-decía una enfermera. La otra enfermera solo se rió por lo que dijo y se acerco a la rubia.

-No, nos digas que perdiste la memoria, linda. Estamos en 1914.-decia la enfermera, tratando de recuperarse, estaba tan eufórica por el comentario de la rubia.

-¿En verdad no sabia en que año estábamos, señorita?-preguntaba el medico. La rubia negó con la cabeza.

-¡Ese si es un gran problema! Debió ser el golpe.-decía el medico.-Le diremos a su primo, él se encargara de usted….-iba diciendo el medico. La rubia lo veía extrañada.

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"¿Dijo primo? No tengo a nadie en 1914. Para empezar no soy de esa época. Viaje en el tiempo, pero eso no me lo creería nadie. Ni yo misma jamás creería eso." Pensaba ella. El medico le dio otras indicaciones.

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-Lo dejaremos con su primo…-decía una enfermera.-Por suerte estaba junto a ti cuando ocurrió el accidente, señorita Graham.-decía la enfermera entes de salir por la puerta. La rubia quiso preguntarle algo más, pero solo vio que entró un joven de cabellos castaños a esa habitación.

-Veo que esta mejor.-decía el castaño, al ver que ella estaba sentada en la cama. Aun le cubrían unas sabanas.

-Gracias por traerme al hospital, señor.-decía la rubia, tratando de ser educada.

-No soy un señor. Soy bastante joven ¿Sabes?-decía el castaño, mirando el moretón de su brazo y el trozo de hielo junto a su cabeza.- ¿Te duele la cabeza?-pregunto el joven.

-No, solo me lastime el brazo.-decía la rubia, levantando el brazo, para que el joven lo viera mejor.

-Por suerte no te fracturaste el brazo. Bien, te darán de alta en media hora. ¿Dónde vives? Debo llevarte a tu casa.-decía el joven.

-No vivo aquí….-decía en voz baja la rubia.

-¿Estas de visita? Entonces dime donde se hospedan tu y tus padres.-decía el joven.

-¿Dónde esta Clint? ¡Clint!-decía la rubia, luego miro que el animalito entro por la ventana, había trepado un árbol para entrar a esa habitación.- ¡Estas aquí, Clint! ¡Oh, Clint! No tienes ni idea de donde estamos…-decía la rubia, con rostro algo nervioso. El cuatí solo le lamió la mejilla. Ella oculto su rostro, por unos mechones de su cabello rubio.

-¿Ahora si me dirás donde vives? Ya es algo tarde para que vaya sola por la calle, señorita…-iba diciendo el joven.

-¿Graham? ¿Ese es tu apellido? Les dijiste que me apellidaba así.-decía la rubia.

-Si, iba a tardar mas explicando que tú me habías chocado con tu auto, que al parecer no es tuyo.

-No, no es mío. Es de mi hermano. Lo compro de segunda mano, lo estaba reparando para que cuando sacara su licencia de conducir nos fuéramos al colegio ahí, en vez de tomar siempre el bus. Para no ir aplastados.-decía la rubia.-Me matara cuando lo vea así, y mis padres me mataran por haberme subido a un auto sin supervisión de un adulto responsable. Tome una lecciones, pero aun no me acostumbraba a ese auto antiguo… Es una cafetera andante por así decirlo…No debí tocar nada.

-Pues no. No debiste, ahora recibirás una gran reprimenda. Me agradara ver la cara enojada de tus padres y de tu hermano. Creo que eso compensaría mi auto estropeado. ¡Bah! Karen tenía razón cuando me dijo que no duraría mucho. Lo iba utilizar para ir a mi trabajo y a otras partes. Pero creo que caminare hasta que lo tenga reparado.-decía el castaño.

-¿Tu novia?-pregunto con una risita la rubia.-¡Jajajaja! Si, Karen de seguro te matara.

-No es mi novia , es mi compañera de trabajo. ¡Demonios! Odio que tenga razón casi siempre. No dejara de reírse. Ya me imagino lo que dirá. ¡Bueno me salvaste de llevar de "aventón" a la frentona!

-¿Tu hermana?-pregunto la rubia, imaginando a esa chica.

-No, no es mi hermana. Es otra compañera de trabajo. –decía el castaño.

-Debe ser tu amiga, para que te refieras a ella de esa forma.-decía la rubia.

-Tampoco, solo es una compañera… ¡Eres pésima adivinando!-decía el castaño, con una sonrisa.- ¡Me volvería loco si fuera como dijiste!

-No te creo. No creo que sean tan terribles como dices… ¡Exageras!

-Tienes razón… ¡Es peor!-decía el castaño.-Bueno ya debemos irnos. Mande a alguien a recoger mi auto, y el tuyo pues creo que lo dejaron en el depósito. Hasta que pagues la multa.

-¡Perfecto! No tengo ni un quinto. Deje mi dinero, y dudo que me hubiera sido tan útil de todos modos.-decía la rubia.

-Eres muy extraña. ¿Cómo que el dinero no te seria útil? Te seria útil para qué le pagues a un cochero y le digas que te lleve a donde vives.-decía el castaño.

- Solo se que estaba conduciendo con Clint, y pasamos por un túnel extraño y estábamos aquí. ¿Es Nueva York?

-Si, estamos aquí en Nueva York. No entiendo que tenga que ver que estemos en Nueva York o en Chicago o en donde sea. Pero de seguro por eso decías incoherencias…Te llevare con la policía, ellos te ayudaran a volver a tu casa con tu familia.-decida el castaño. Luego miro el rostro afligido de la rubia, quien negó con la cabeza.

-...No conozco nada. Pero algo se me ocurrirá. Algo. Soy muy lista, solo es cuestión de pensar que hacer…Solo eso…Stear me diría "No te desesperes. Busca la salida, y no te rindas, pequeña".-decía la rubia, quien se levanto, tendió la cama.

Tomo a Clint, y miro al castaño.

-Te agradezco que me hayas traído aquí. Buscare donde quedarme. Gracias, joven Graham.-decía la rubia, despidiéndose con la mano. El joven la veía alejarse. Solo negó la cabeza.

El castaño se disponía a irse. Luego apareció el médico, que había estado ahí hace no mucho.

-¡Que bueno que esta aquí, joven! Su prima estaba muy confundida. Hasta nos pregunto en que año estábamos. Al parecer perdió la memoria. Pues se veía muy afligida. Nos alegra saber que no esta sola. Por favor no trate de presionarla a que recuerde las cosas. Le di algunas recomendaciones a ella, pero seria bueno recalcártelas de todos modos, señor Graham...-iba explicando el doctor.

El castaño ya no lo escuchaba, solo se quedo meditabundo.

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"¡Demonios! Si esta desmemoriada, y se fue como si nada. Ella no conoce nada. Ese choque le afecto, hasta inventaba historias disparatadas. Debo encontrarla." Pensó el castaño. Se despidió rápido y salió casi corriendo por los pasillos del hospital. En el camino se encontró con Karen, quien lo miro algo preocupada.

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-¿Qué haces aquí, Terry?-pregunto la actriz.- ¿Estas enfermo?

-No es nada, solo vine a ver a un amigo, es todo. Debo irme, tengo una urgencia.-decía el castaño, antes de seguir su caminata apresurada. Karen lo miro extrañada, pero se encogió de hombros, prosiguió su camino.

-¿Un amigo? Si como no…Es mas solitario que una sombra.-decía Karen, negando con la cabeza.-Si fuera así seria bueno en verdad. ¡Que raro! El tiene un carácter difícil, pero hoy hasta casi pareció amable.

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El castaño seguía caminando rápido, diviso el lugar. Se detuvo al ver una multitud que estaba cerca de un parque. Todos estaban reunidos en un círculo. Creyó que había ocurrido algo grave. Observo como una muchacha rubia peleaba con un chico, quien había intentado robar a otra joven que caminaba por ahí. Todos la veían extrañados y sorprendidos. Para ser chica peleaba bien. Daba patadas certeras, y se un movimiento rápido logro derribarlo.

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-¡Para que no trates de robarle a chicas inocentes!-decía la rubia, pateando al sujeto en el suelo.- ¡Es una vergüenza! Y nadie hacia nada. ¡Con razón estamos como estamos!-decía indignada la rubia. Ese sujeto se levantó y escapo corriendo hasta perderse por unas calles lejanas.

-¡Gracias, señorita!-decía la otra muchacha, quien casi había sido asaltada. Se acerco y miro con gratitud a la rubia.-No tengo como agradecerte por lo que hiciste…¿Sabes? Te daré esta entrada para el teatro.-decía la muchacha, quien le extendió una entrada a la rubia. Quien lo tomo y leyó dicha entrada.

-¡Romeo y Julieta! ¡Iré, te lo juro! ¡Iré! ¡Siempre quise ver esa representación!-decía la rubia pecosa.-¡Gracias, señorita…!

-Mi nombre es Susana. Susana Marlowe.-decía la muchacha, con una sonrisa.-Soy una actriz. Me alegra saber que asistirás. Actuare ese día. Espero verte ahí.-decía ella para luego irse por su camino.

Candy solo la miro alejarse. Saltaba de alegría.

-¡Vaya! ¡Conocimos a una actriz, Clint! Era bonita, debemos ir como sea ese día al teatro.-decía Candy, sonriendo mirando al cuatí, quien movió la cola.- ¡¿Y ustedes que me ven?! Por poco le roban a una pobre señorita. Y no hacían nada más que mirar. Este no es un teatro, vayan a lo suyo.-decía la rubia, alejándose por un lado del parque.

El castaño había visto a la rubia peleando. Se adelanto mas rápido, y le dio alcance cerca a un puesto de periódico de una esquina del parque. La rubia leía los encabezados de los periódicos con interés.

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-¡Oh! Al parecer este año ha sido uno de los más tranquilos hasta ahora.-decía la los periódicos.

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"Si supieran que luego la guerra destruirá esta preciada calma." Pensó con algo de tristeza la rubia. Pero no podía hacer nada. Si le decía de eso a alguien, no la dejarían acabar de hablar y la mandarían a un manicomio.

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-Stear…Hermano, ¿Cómo volveré a verte? No se como volver…No lo se…No lo se...-decía ella, a un punto de echarse a llorar. Clint seguía a su costado.

-Eres muy rápida. Para ser tan pequeña.-decía el castaño. La rubia se giro a verlo con algo de sorpresa.

-¿Joven Graham? ¿Qué hace aquí? ¿Comprando periódicos? Es algo tarde, según veo venden revistas a estas horas. Yo solo leía algo…–decía la rubia.

-No vine por un periódico. Vine por ti...-decía el castaño.

-¿Cómo dices?-preguntaba la rubia, lo miro confundida.

Continuará….

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Hola, aclaro desde ya que este es un minific. Una idea que tenia de tiempo atrás. En honor a esto de escribir minifics.

Ya lo tenia escrito hace mucho tiempo atrás, pero no me animaba a publicarlo hasta ahora.

La primera vez que hice un Oneshot era titulado "La de la mala suerte", que era sobre Susanna.

Y si, esa vez dije que tal vez haría otros. Como otros Oneshots, o minifics.

Y bueno es este. Y no, este no es de Susanna.

Creo que ya saben de quien es el fic. ¿Adivinaron?

Espero que si. ;)

¡Saludos a todas! Espero que tengan un buen día.

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Selenityneza

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