Disclaimer: Los personajes usados en esta historia son propiedad... de alguien más que recibe mucho dinero, y como soy pobre y no tengo ni un quinto para comprar a estos fabulosos personajes, solo escribo sin fines de lucro, osea, no gano nada escribiendo esto (dhu) xD!
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Broken Ice
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Ch I
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Memories
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Jackson Frost es un joven de solo veintidós años de edad, actualmente cruza por una enorme decepción amorosa, aunque algo siempre le había dicho que su amor era imposible, después de todo está enamorado de la única persona que realmente le parece imposible en la faz de la tierra: la novia de su primo Bunnymund, la chica que desde que la conoció, cautivó su pequeño corazón… y solo tenía cinco años cuando aquello sucedió, aun lo recuerda perfectamente.
Su padre y su madre siempre han viajado mucho, por ello es que lo dejaron bajo la tutoría de su tío Aster desde los tres años, ha crecido desde entonces a un lado de su primo y tenido buenos amigos por ello, aunque que no te engañe su apariencia, pues debajo de esa mirada burlona del color del cielo, oculto bajo esos cabellos inhumanamente blancos y detrás de aquella piel pálida lechosa se esconde un chico astuto y frio a la hora de elegir sus amistades, no por algo es el hijo de un distribuidor de tecnología americano con muy buenas ganancias en el mercado global.
Por ello es que sus amigos han sido chicos que están lejos del interés que un niño al que se le puede cumplir cualquier capricho material pueda tener, niños con un futuro tan turbio y solitario como el que su apellido ofrece; Hiccup Horrendus Haddock es solo un joven de veintidós años con piel ligeramente bronceada, cabellos castaños lacios, luceros del color de aquella piedra preciosa llamada esmeralda, antes lucia como un pescado parlanchín pero gracias a los años ahora es todo un «Don» conocido en el mundo bajo como uno de los mafiosos más peligrosos por tener esa reputación de «barbaros» que toda su familia posee desde hace nueve generaciones, no por algo eran los únicos que hacían competencia a Capone en los años treinta.
Detrás de Hiccup siempre podremos encontrar a su sombra, su guardiana… una chica que desde pequeña había querido formar parte del ejército y sin embargo por la influencia política de su madre nunca lo consiguió, aprendiendo todo lo que sabe sola y en los bajos mundos, terminando por llegar a aquel lugar a sus veintiún años de edad, Merida Dunbroch, con raíces escocesas, una chica que eligió ser una guerrera para proteger no solo sus sueños, también a su mejor amigo. De cabello rojo fuego en rizos rebeldes que rara vez sujeta, orbes azul cyan hipnóticos y una fuerza de voluntad comparable solo con su valentía y fuerza, un arma mortal humana que se activa si decides lastimar a su protegido.
Por otro lado está el compañero de bajezas de Merida, Eugene Fintzherbert, conocido en el bajo mundo como Flynn Rider, con reputación intachable de manos agiles y el mejor para tretas veloces y silenciosas, un asesino retirado a pesar de poseer solo veintisiete años, trabajando actualmente en una casa de citas que más bien viene siendo un prostíbulo, a pesar de que Hiccup le ha ofrecido trabajo en su negocio, el chico Rider de cabellera chocolate ondulada y ojos almendrados ha declinado tales ofertas porque «tiene sus razones para continuar en aquel empleo» aunque nunca ha dicho a nadie cuales son aquellas «razones» que lo mantienen atado a un mundo tan asqueroso como la trata de personas, gobernadas en su mayoría por Alvin –enemigo acérrimo de los negocios de los Hooligans (la familia de Hiccup) –, y claro, por la familia South.
Es por eso que ver tan cabizbajo y tranquilo a Jack (para los amigos… y los enemigos por igual) resultaba mortalmente aterrador, el albino siempre era el alma de la fiesta, siempre sonriente, siempre alegre y bromista; bien era sabido por todos sus amigos el amor incondicional que Jack manifestaba a Toothiana Fair, y que, si bien nunca le dio alas al peli blanco tampoco aplastó sus sueños de ser correspondido en algún momento, al menos no de golpe como en aquella ocasión, pues aun retumbaban aquellas palabras dichas por Bunny en la cena familiar hace tres semanas:
…
—Tooth y yo tenemos algo que decirles —habló Bunny, había comenzado el discurso antes del postre, aquel primo del albino, un hombre de ya treinta años con el cabello gris humo y ojos verde pradera —. Como bien saben ya tenemos más de diez años siendo pareja, por ello pensé era hora de dar el siguiente paso.
» Hace una semana le he hecho a Tooth la pregunta más importante de nuestras vidas. Ella había planeado una cena para celebrar una noticia que yo aún no entendía, decidí hacerlo ahí: pedirle que se casara conmigo.
» Cuando me arrodillé frente a ella no entendía porque de la nada había comenzado a llorar hasta que me lo explicó con una simple frase: Hormonas de embarazada. No cabía en la felicidad de aquella noticia, además de todo ¡Tooth aceptó casarse conmigo! Toda mi felicidad parecía estar frente a mí, en bandeja de plata… es por ello que era deber mío el informarles que nuestra boda se celebrará en cinco meses. »
…
Oh si, aun recordaba como su padre se levantaba de su asiento para abrazar a la feliz pareja y llenarlos de felicitaciones, su tío de la misma forma, fue su primo el único que notó como el rostro de Jack se volvía un tanto más pálido de lo acostumbrado, Sandy le había dedicado una mirada de esas de «tienes que ser fuerte por ahora aunque estés derrumbándote» y, así lo hizo. Se levantó de su asiento, estrechó la mano de su primo (con el que ni antes de conocer a Tooth había llevado bien) y abrazó a la mujer de cabello negro con algunos mechones de colores extravagantes y piel bronceada como la de su primo, con bellos luceros color violeta… fue durante su abrazo que le susurró al oído a la chica algo tan sencillo como lo es un «Felicidades» que si bien para cualquiera puede ser una sencilla palabra, para el chico Frost quemó cada letra al salir de su garganta.
—¡Y una mierda con esto! —gritó Flynn transcurrido el mes de aquella cena, estaba harto de no tener a su amigo-rival para hacer apuestas estúpidas (que siempre terminan en empate por terquedad de parte de ambos) y reír a carcajada suelta de las tonterías que se pueden llegar a realizar en el centro comercial por gente ajena a su círculo social.
—Eugene Fintzherbert, ¡Te he dicho que nada de palabrotas en mi restaurante! —la gerente de aquel establecimiento saltó de inmediato, a pesar de ser medio día y estar algo ligera la clientela, Tiana era muy exigente con aquel grupo de adolescentes que siempre concurría el restaurante de su familia en la bahía, después de todo por las mañanas sus hijos siempre estaban a unas mesas de distancia de su oficina en aquel lugar, jugando y estafando a su padre.
—Huy… lo siento Tiana, es que ya me he cansado de tener un zombie en nuestra mesa ¿Entiendes? ¡Solo hay que mirar al anciano! Me tiene harto su actitud. —La mujer de piel morena hizo caso y asomó su rostro desde la puerta de la oficina, tenía que darle la razón al decir que Jack lucia horrendo sentado en esa mesa con aspecto demacrado, aquello del mal de amores era simplemente el peor mal que algún jovencito podía sentir, ella lo sabía, después de todo lo había vivido a medias cuando su amiga llegó con la noticia de que Navin (su actual esposo) había aceptado ser su pareja para el baile…
Fue rara la manera en como Tiana y él terminaron enamorándose y su amiga siendo la primera en darse cuenta de sus sentimientos, terminó con él y lo incitó a confesarse… su amiga pecaba de romántica. La gerente suspiró, la verdad es que ella sufría de lo mismo, era por ello que compadecía al joven y su devoto amor, aunque también sabía que no era más que un caso de amor platónico. Con esa idea terminó por salir de su oficina, la cerró correctamente y se dirigió a la cocina de su restaurante, terminando en menos de quince minutos –gracias a que algunas cosas ya se encontraban pre-cocidas –, un rico estofado de carne de res con verduras, el cual llevó a la mesa de los jóvenes y colocó frente al albino, quien pegó un pequeño salto de la sorpresa.
—Más te vale terminarte todo Frost, este va por la casa… sirve para animar el espíritu —mencionó la mujer morena mientras sonreía de manera maternal, Jack se limitó a hacer el amago de una sonrisa y comenzó a degustar el platillo, era obvio que no era lo que necesitaba, pero al menos tocó un poco su estado de ánimo, la cocina de la gerente del Tiana's palace era mágica.
—Gracias, Tiana —agradeció el Frost sincero, mientras terminaba el alimento sin ninguna objeción, la peli rojaa en la mesa agradeció con la mirada a la mujer, quien se alejó de ahí en dirección a la mesa donde un hombre de la misma test se lamentaba por haber perdido ya más de cien dólares contra sus tramposos dos hijos y su astuta hija menor.
—Olvida las caras largas, que todo en esta vida es por algo ¿De acuerdo? Si ya estás en el fondo, solo queda subir —con ese consejo dejó solos a los chicos, con un pensativo Hiccup, una aliviada Merida y un Flynn refunfuñando la comida gratis al de ojos azules.
—Deberías hacer caso, Jack. No hay mal que por bien no venga —agregó el Haddock después de quedar solos, el mencionado rodó los ojos y terminó su comida.
—Claro —soltó con sarcasmo —, como cuando tienen que ir tus matones a cobrar los intereses de los préstamos que das ¿No, Hiccup? Solo les queda estar unidos y eso termina sacándolos adelante.
—Eso es algo diferente. Pero a la vez tiene mucho que ver —habló la Dunbroch mientras cruzaba sus brazos —. Pero ellos eligieron no pagar, por eso se hundieron. Tu estas eligiendo pensar que la boda de Toothiana con Bunny es el fin del mundo y por eso te estas revolcando en el fango, por idiota depresivo.
—Cuando te enamores lo entenderás.
—Cuando me enamore, no será de alguien con pareja. —El comentario mordaz de parte de la peli roja, tensó un poco las cosas, Flynn casi toma sus cosas y sale corriendo al sentir las miradas hostiles que ambos se estaban dirigiendo, azul y cyan chocando firmemente… hasta que la de él desistió.
—Vale, ganaste, maldita osa.
Jack dejó en la mesa un billete de cien dólares y se levantó resignado, no era de su gusto el perder, nunca le había agradado, pero no había de otra, su amiga tenía razón, desde siempre supo que aquello era imposible pareció que se había encaprichado con la mujer de luceros violeta y solo ahora que en verdad el «reto» había sido perdido totalmente, era que podría seguir adelante… quería hacerlo, seguir su camino, enamorarse con la pasión con la que ella y su primo se miraban, entregar cada aspecto suyo a otra persona y como si fuera una ruleta rusa confiar ciegamente en ella, más para ello primero necesitaba superarla, de una vez y para siempre.
Si bien en la preparatoria y en la universidad había tenido algunas novias sin importancia alguna, solo para distraerse de su realidad y de sus sueños imposibles, de aquel amor platónico que sentía, más incluso con ello nunca llegó a más de unos besos y caricias ¿Cómo admitir que el rompe corazones Jack Frost nunca había estado con alguien? Bueno, solo Hiccup lo sabía (porque al final de cuentas, eran mejores amigos), así que prácticamente era un novato en esto de las relaciones sentimentales… y la única persona a la que podría preguntarle era Eugene o Merida… porque Hiccup solo había salido un par de años con su amiga de la infancia –ahora su empleada –, así que prácticamente estaba descalificado.
—¡Hey Frosty, espera! —escuchó la voz del de ojos chocolate llamarlo, por andar metido en sus pensamientos no se dio cuenta de lo rápido que había llegado a su automóvil, Flynn había tenido que correr para darle alcanzance.
—¿Qué necesitas Flynn? —sin mirarlo a la cara, abriendo su carro, preguntó.
—S que ni a ti ni a Hiccup les gusta el lugar donde trabajo, pero para distraerte un poco, se me ocurrió que sería un buen lugar para que fueras aunque sea solo una noche.
—… ¿Qué?
—Sí, mira… no necesitas acostarte con alguien, pero al menos puedes distraer la mente… si aceptas, Hicc ya dijo que va. Pero tú tienes la última palabra… ven esta noche, aunque sea un rato.
El albino observó sobre el hombro al Fintzherbert, lucia algo nervioso, pero era normal si de cajón al invitarlos iría el que descubrieran la razón por la que seguía trabajando en aquel sitio, por ello el que les ofreciera aquella invitación era nuevo… Jack pasó saliva y sintiéndose como si acabara de firmar el pacto con el mismísimo diablo, viró sobre su eje ciento ochenta grados y asintió a su amigo unos centímetros más alto que él, recibiendo una sonrisa y un pulgar arriba en respuesta, en verdad sentía que acababa de vender su alma, pero no podía jactarse de sus decisiones y un pequeño cambio a su rutina de deprimirse día a día no haría mal.
—¡Bien! Entonces yo le aviso a los chicos, te envío la dirección por un correo, no se te olvide borrarlo después… más te vale estar a las diez que Hicc termina de trabajar y, por amor a lo que sea lo que creas, ve presentable, en esos lugares te juzgan mucho por como vayas vestido.
—Como digas Flynn… nos vemos entonces.
Dicho esto volvió a girar y entró Jack a su auto, solo para escuchar como el castaño se alejaba probablemente de regreso al restaurante para terminar su comida y de paso avisarle su respuesta al resto del grupo… quizá era muy tarde para jactarse de su respuesta decir que mejor no. Tragó saliva y encendió el motor de su clásico Shelby Ford Mustang 68 GT500KR color negro, sin duda de los mejores automóviles que podría haber siempre. La música de su estéreo comenzó a sonar y su mundo alrededor desapareció, en su auto y en las calles todos podrían irse a la mierda, más incluso ahora no podría dejar de pensar que su mundo no era tan malo comparado con el de cualquiera que estuviera siendo explotado en aquel bajo mundo como las personas que formaban parte del lugar donde el chico Rider trabajaba de guardia.
De hecho no se encontraba tan equivocado.
…
Si ella tuviera que juzgar su vida, diría que su sufrimiento lo estaba pagando por cualquier céntimo de felicidad que su hermana menor estuviera disfrutando lejos de aquel mundo, no le importaba hundirse en el mismo infierno si fuera por el bienestar de su hermana menor. Desde el momento en que nació su existencia estaba maldita, lo entendía a la perfección, después de todo ¿No eran sus padres unos corredores de bolsa del bajo mundo? Ella conocía de vista –aunque en esos momentos no comprendía –, lo que sus padres hacían. El lavado de dinero y la compra de propiedades para acciones ilícitas era a lo que se dedicaban, de fachada eran corredores de bolsa con lo que limpiaban el dinero de aquellos que llegaban a recurrir a ellos, después de todo si querías que tu dinero fuera limpiado, nada mejor que recurrir a la familia Arendelle.
De aquel matrimonio había nacido ella, Elsa Arendelle, una pequeña de cabello rubio platinado con luceros color azul cobalto, que a pesar de su inocencia comprendía a medias el mundo en el que había nacido, sin embargo en cuanto supo que tendría una hermana había pedido a sus padres algo que ellos mismos habían estado pensando desde antes: el renunciar a ello y dedicarse únicamente a la familia y a empleos legales… más nada salió como se había esperado, el destino le dio por jugar con la vida de aquella familia y los enemigos que se habían conseguido con aquella decisión eran quizá, demasiado rencorosos.
Poco después del nacimiento de la segunda hija de los Arendelle, Ana, estos fueron invitados a una cena en casa de unos viejos amigos… todo resultó bien, en casa tanto Elsa como Ana que aún eran muy pequeñas para soportar una cena tan noche, eran cuidadas por el señor Gepeto, un vecino amable con un pequeño nieto al cual cuidaba como si su hijo fuese, por ello al llegar la media noche y que no hubieran estado de regreso, la pequeña de seis años se alarmó un poco, enviando al señor de regreso a su casa con su nieto. Una vez que estuvieron fuera, Elsa llamó por teléfono a sus padres, alcanzando a contestar su malherido padre, el cual advirtió a ella que huyera de casa junto con su hermana… y eso hizo.
De inmediato que colgó salió corriendo en dirección a la alcoba de su hermana para tomarla en brazos y salir de la casa, viviendo cerca de los suburbios es que pudo llegar con relativa facilidad y oculta gracias a las calles, a la parte central de la ciudad, donde se acercó a una casa hogar que con anterioridad había visto, donde una señora conocida como Ellie era la encargada general del lugar; llamó a la puerta tanto como pudo y fue atendida rápidamente, la señora sorprendida recibió a la pequeña y algunos documentos que Elsa le entregó entre los que destacaba el testamento de sus padres y papeles de registros y más.
Explicando a grandes rasgos a la señora, la pequeña Elsa convenció a la mujer de que al cumplir la chica los veintiún años, le explicara su origen y reclamara todo lo que era suyo, que la cuidara y que pasara lo que pasara, no le dijera nada hasta entonces, pues ella se encargaría de mantenerla a salvo de aquel que la buscara. Ellie no quería aceptar pues entendía el enorme sacrificio que la peli platinada haría para salvar a su hermanita, pero por lo mismo le dijo que no se preocupara y la dejó marchar de vuelta a la casa, llegando solo unos momentos antes de que su hogar fuera violentamente allanado por aquellos que eran los responsables de la muerte de sus padres tan solo unas horas antes… Elsa nunca olvidaría la sonrisa de aquel chico de diecisiete años al mirarla.
Soltó un suspiro mientras sus luceros cobalto seguían perdidos en la ventana polarizada del lugar, la noche poco a poco caía y con ello su tortura diaria iniciaría, si por ella fuera, el no crecer le hubiera agradado en demasía, pero el tiempo transcurre e inevitablemente uno tiene que crecer, incluso si tu mente no puede madurar más de lo que ya lo ha hecho, lo único que le daba la fuerza para mantenerse de pie y con su recia mirada por arriba de todos, era el saber que nunca habían hallado a su hermana menor, ni lo harían hasta que fuera demasiado tarde y que todas las cuentas de su familia tuvieran claves diferentes de donde ni ella pudiera acceder al dinero.
Pero lo material le venía importando poco, el bienestar de la pequeña Anna, de cabello color caramelo y el mismo color de ojos que ella, con algunas pecas que su regordete rostro dejaba entre ver con solo unos meses de nacida que era como la recordaba, era lo que la llenaba de fuerza para seguir adelante, para seguir de pie en aquel infierno al que tenía que llamar vida diaria; cerró sus ojos y se alejó de la ventana, de nada servía observar todo el exterior si nada cambiaría, en el reloj las ocho menos diez se marcaban, todas comenzaban a ser maltratadas y obligadas a mostrarse y venderse al mejor postor, tenía hasta eso suerte de no tener que ir con cualquier estúpido que llegara a aquel sitio, su indudable belleza natural había hecho que los malditos dueños de aquel clandestino negocio tuvieran que elevar a tanto su cuota que solo los que poseyeran las mejores ofertas podrían tenerla en aquella cama de la habitación que tenía designada.
Porque tenía fama en aquel mundo, un porte inigualable, una mirada que te hiela hasta la médula de los huesos y un cuerpo que solo una reina podría tener, si, la «Reina del Hielo, la Reina de las Nieves» era el premio que pocos se podían comprar, para lástima de ella, el dueño de aquella casa era uno de ellos, por eso cada vez que se le antojaba la usaba como si de una muñeca desechable se tratase… al menos hoy no era uno de esos días, estaba tan de buen humor debido al nuevo «cargamento» que había llegado desde Rusia de una forma tan barata, que no parecía tener ánimo de joder su existencia. Esa era una excelente noticia.
—Parece que Hans esta de muy buen humor hoy —mencionó una de las chicas que se encontraba limpiando, a diferencia del resto de las chicas en el lugar, ella lucía una larga falda de color violeta junto con una playera de manga larga y cuello redondo, todo un caso mirases por donde mirases, incluso su larga cabellera de color rubio te hacía pensar en ello, sus orbes verde esmeralda relucían con una energía extraña en aquel sitio.
—Claro Rapunzel, porque su nuevo y barato negocio le salió a la perfección… —soltó de forma monocorde Elsa, quien observaba el panorama de forma calculadora, sabía que la chica le gustaba usar aquella peluca para que su madre la dejara ayudarla aunque sea en las labores de limpieza del lugar, madre Gothel era la madrota de aquel prostíbulo y ella era su hija, por lo tanto era la única que sin importar el precio, nunca estaría a la venta —. De todas formas ¿No es muy tarde para que sigas por aquí? Siempre te vas como por eso de las seis y ya van a dar las ocho de la noche.
—Bueno… estoy esperando a un amigo…
—De nuevo con eso, ya te dije que no confíes en ninguno de ellos. —La mirada de hielo de Elsa terminó de recorrer el lugar, se paseó por la habitación en compañía de su amiga de tono real de cabello castaño y al fin se decidió por volver a subir, no había hoy nadie que alcanzara su precio, tampoco es como si le importara.
—Lo sé, lo sé, créeme, pero él es… diferente. Tú lo conoces, es el chico… Flynn Rider, el que sacó al par de borrachos problemáticos la otra noche.
—Ah… él… cierto. Es diferente al resto de ratas de este sitio… pero igual tiene su reputación, Hans no lo hubiera contratado de no ser así.
—Bueno… yo he querido confiar en él… ¿Si? De todas formas, cuento contigo para escucharme, madre siempre me dejará platicar contigo si lo necesito, para ella al menos tú eres sensata y realista entre todas.
—No me importa lo que ella opine de mí. Ten cuidado Rapunzel… yo volveré a mi alcoba, cuídate. —Ante tal despedida la oji verde se limitó a sonreír mientras observaba a Elsa enfundada en su hermoso vestido azul hielo, subir las escaleras al piso más alto de aquel edificio, al parecer no estaba de humor.
La chica, Rapunzel, no tuvo que esperar demasiado para encontrarse con la persona que esperaba ver cada día con más ansias que el anterior, pues al dar las ocho en punto, el de orbes chocolate apareció por la puerta de servicio, siendo recibido por una entusiasta chica que de inmediato saltó a abrazarlo. Estaban enamorados, uno del otro, pero para poder estar juntos él debía de sacarla de aquel mundo y, quizá hace un par de meses le parecía inconcebible la idea de alejar a la hija de la madrota del bajo mundo… si no hubiera escuchado lo que escuchó por casualidad aquella noche; su razón de seguir en aquel lugar, al servicio de la persona que más aborrecía de todos, un patán que se creía con clase, una sucia rata callejera con aires de dandi, Hans Southem.
Faltaban dos horas para que sus amigos llegaran, el comenzaba su turno de guardia y su adorada flor seguía limpiando algunas cosas, su trabajo era relativamente sencillo, revisar entrada y salida de aquel sitio, muchas eran llamadas para ser llevadas a prostituirse fuera de aquel edificio, claro, solo aquellos que pagaran bien eran los que conseguían sacar a sus predilectas, era obvio que Elsa nunca había estado entre aquel selecto grupo, era mucho el riesgo que tenía el South si la dejaba salir, su rostro era sin duda igual al de su madre, sería reconocida con facilidad por el mundo. Dadas las diez de las noche fue que Flynn recibió a quienes tenía un gusto de recibir, sin embargo antes de entrar concretamente al edificio, Rapunzel fue presentada a ellos, Merida fue la primera en aceptar a la chica en el grupo, al decir que hasta eso el chico ni tenía malos gustos, soltando una carcajada por el rostro sonrojado de ella y siendo coreada casi de inmediato por Hiccup, de parte del albino consiguieron solo una pequeña risa.
No estaba de humor, no entendía porque mierda había tomado una ducha, se puso una camisa de vestir azul celeste, un traje negro con toques blanquecinos en sus hombros como si fuera escarcha nevada, zapatos de punta negros con agujeta y una corbata gris claro medio suelta al cuello; que ropa de vestir no le faltaba, porte mucho menos, solo era el hecho de que llevar aquello le era bastante incómodo, ni terminaba por acostumbrarse a dejar de lado sus converse de botín, sus bermudas, sus chaquetas y sobre todo, su libertad de poder vestirse como quisiera y como se sintiera cómodo… pero debería ir acostumbrándose ¿No? Tarde o temprano esa sería la forma que tendría que usar para ir a trabajar, por algo era el heredero de la empresa de sus padres, su hermana Maggie aún tenía solo quince años y no quería que ella no tuviera elección de lo que sería su futuro, por ello él se encargaría y dejaría que ella fuera lo que deseara: pintora, bailarina, enfermera, cantante, escritora… fuese lo que fuese, él la apoyaría.
Merida llevaba un traje de vestir para chica de color verde oscuro, le daba la movilidad que buscaba y claro, le dejaba llevar sus armas favoritas ocultas y sin tener que dar explicación, que era una guardaespaldas, la de más confianza del castaño, el cual tenía un traje negro y una camisa de vestir vino, su corbata del mismo color que su traje y su cabello despeinado, teniendo a pesar de todo un arma entre sus ropas, porque si antes era un chiquillo que no podía defenderse solo, ahora gracias a su agilidad y a horas en el gimnasio (en compañía de sus amigos antes mencionados), habían hecho mella en él –en compañía de la adolescencia –, de la mejor manera posible.
—Bien, entonces entren rápido, supongo que llamarán un poco la atención, no todos los días dos herederos se presentan en la casa del menor de los South… ese bastardo tiene suerte de que la «madre» de Punzie trabaje con el… —habló Rider.
—Ya sabes que lo que necesites, cuentas con nosotros —le recordó Hiccup a su amigo, Flynn sonrió confiado y asintió, se acercó a Jack y le dio una palmada en la espalda.
—Quita esa cara de amargado, relájate, si algo no llama o llama tu atención avísame.
El chico Frost se limitó a asentir y reafirmar que, no se encontraba de humor y que hubiera sido mejor no salir de la cama.
—Bien, suerte chicos… y con cuidado, que el idiota de Hans es un maniático peligroso… siempre anda presumiendo como mató a cuatro de sus doce hermanos para que no le tocaran solo migajas.
—Solo es un idiota… —susurró malhumorado Jack, entrando al fin a aquel edificio donde la oscuridad reinaba y, sería el lugar donde su destino lo alcanzaría.
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PRIMERO QUE NADA subí hace un tiempo el resumen de este fanfic a mi Tumblr personal, un enorme gracias a: andyflynn26, zakurohatsune y fanloca-123 por sus like y su pequeño comentario, en serio, me ha encantado y esos likes me inspiraron para escribir, pero madre musa inspiración me abandonó al grado de que ni en el rol pude postear (?) xD!
Me inspiré mientras escuchaba "Vendedora de caricias" y la idea salió :P aquí también subiré el fanfic, dudo mucho el hacer lemmon porque nunca he escrito uno en mis fics xD! Pero las palabrotas no faltaran, además de que se trataran situaciones fuertes ¿La idea llama la atención? Bueno está publicada de todas formas xD! Y… Pues espero les guste :3
No pude publicar las fichas de los personajes ¬¬ ni estoy en mi casa, pero igual, ojalá la historia llame la atención xD! Gracias por leer~
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׺°"˜`"°º×
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¿Reviews? Escuché por ahí que bajas un kilo por cada uno (?)
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Sky n' Ice Queen Beilshmildt. Lovely charm.
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