Ladybug iba de camino hacia el lugar citado para realizar el patrullaje nocturno, quien a lo lejos diviso a Chat Noir, sentado mientras mecía el tallo de una rosa entre sus dedos.
Pensativo.
Dándose cuenta que estaba así cuando llego hacia donde estaba él. Creyendo en un principio que la iba a invitar a salir como siempre, pero al llegar no la coqueteo y ni siquiera la saludo. Acción que la extraño.
— ¿Chat? —Llamó. Esa voz provoco que el gatito reaccionara y la mirara fijamente.
— My Lady.
Al notar como no iba a hablar más. Se sentó a su lado mirándolo de reojo por la extraña actitud que estaba optando, ya que solo se encargaba de mecer el tallo entre sus dedos mirándola sumido en sus pensamientos.
— Yo siempre te entregue rosas en señal de mi amor —Comenzó al rato con una leve sonrisa— Pero...
Suspiró y ahora con la yema de sus dedos rozo el pétalo de la rosa.
— Al contrario que una rosa, mi amor por ti no se marchitara —Esas palabras hicieron aumentar el ritmo cardíaco de Ladybug, pero las siguientes palabras lo detuvieron— O eso creí.
Ladybug que no rompía el contacto visual con él, sentía como su pecho se oprimía sin motivo aparente.
— Me gusta alguien más.
Ladybug no decía nada. No debería importarle, ella lo rechazaba incontables de veces. Gustarle alguien más significaba... significaba... Pero no pudo pensar en la respuesta, su corazón le comenzó a doler, quien a cada segundo se estrujaba.
— Lo siento.
Se disculpó y ella no sabía porque pidió perdón. No la estaba engañando, nunca comenzaron a salir. Era ridículo, pero era mucho más que se sintiera mucho peor por escuchar esas palabras.
— ¿Quién es la chica que gano tu corazón? —Cuestionó esbozando una sonrisa intentando ignorar el dolor -raro- en su pecho.
Al hacer esa pregunta. Los ojos del gatito brillaron como las estrellas que comenzaban a divisarse por el cielo.
— Ella es...
Diciendo eso tan jodidamente enamorado. De tal forma que el bichito sentía ahora sus pulmones desfallecer.
— Ella es linda y torpe...
Dio un suspiro soñador.
— Pero no es malo, eso la hace encantadora, es una buena amiga, es fantástica... ¡Cocina tan rico! y baila muy bien... ella es...
— No digas más, gatito —Parándolo con una mano, diciéndolo amistosamente— ¡Estoy muy feliz por ti!
Sin embargo por alguna razón, no lo creía. Tragó saliva sintiendo su garganta cerrarse y faltandole el aire. Sin saber el motivo, quería gritarle que era un mentiroso... que había dicho que la iba a amar toda la vida... que...
Intento de detener esos malos pensamientos y regalarle una verdadera sonrisa a su amigo. Su amigo que estaba enamorado, su amigo que no la iba a coquetear más, que no la iba a amar más.
Un mal sentimiento creció en su pecho. Ese pecho que estaba oprimiéndose cada vez más.
— ¿Quién es la afortunada?
Pregunto e inmediatamente se lamentó por esa interrogante. ¿Que conseguiría con eso? ¿Torturarse más? ¿Se estaba torturando? Cerro los ojos como si con esa acción protegiera a su corazón del aplastamiento que sentía como si alguien lo estuviera pisando.
"Marinette Dupain-Cheng"
Al oír su nombre abrió los ojos, observando los verdes que expresaban amor por esa chica. Esa joven que tenía enfrente suyo aunque no lo supiera. Esa misma que volvió a respirar, solo, por el hecho de que la seguía amando.
Y sin que Chat Noir lo supiera, su amor por Ladybug al contrario de una rosa. Seguía siendo inmarcesible.
