Este fic participa en el reto de "Viñeta" del Foro I solemny swear.

El Potterverso pertenece a Rowling.

Cuando la guerra llegó a la vida de Mary ella no supo muy bien cómo reaccionar. Tenía miedo, sí, pero el pensamiento de quedarse al borde de la acción nunca le pasó por la cabeza. No cuando sus amigos eran asesinados o torturados, no cuando su familia huyó del país, y mucho menos cuando le ofrecieron una posición en la Orden.

Había otras cosas que le parecían incomprensibles, no sólo que un ser humano pudiera matar a tanta gente inocente por una causa tan ridícula, sino que a pesar del ambiente sombrío sobre las calles de Londres ella pudiera reír abiertamente.

Reír, una acción extraña que no pegaba con la situación pero que era tan espontánea que no podía se controlada. ¿Cómo reír luego de que mataron a Marlene? O de que Alice tuviera que esconderse por la amenaza de la profecía, era totalmente ilógico.

Pero ¿cómo evitar carcajearse viendo a Gideon y Fabian jugar "quién es quién" con Sirius, mientras el joven Black se exaspera con cada fracaso y Remus acierta cada vez? Imposible mantener una cara serie cuando James le habla bobadas a la barriga creciente de Lily, con voces y morisquetas como si ya tuviera el niño al frente, ni se diga de los artilugios de McGonagall; que cuando cree que nadie la ve hace que la taza de Peter baile al son de la música que suena en la radio.

Reír, la única cosa que no le han podido quitar después de tanto tiempo, la única cosa que le da esperanza de que las cosas pueden mejorar.

Por lo que le parece irónico estar esa noche; tirada en el piso, con la sien ensangrentada y las articulaciones dolidas; frente a una máscara de teatro sonriente, sin esperanza alguna de escapar y a sabiendas de que lo último que escuchará será la risa macabra del Mortífago que le quitará la vida.