Quiero ser abuela
Summary: Si, quería nietos, y mejor aun si tenían unas adorables orejitas de perro en sus cabezas. •Viñeta [Reto de cumpleaños para Mrs Bipolar, del foro ¡Siéntate!]
Disclaimer: Todos los personajes de InuYasha pertenecen única y exclusivamente a Rumiko Takahashi.
Advertencia: Ninguna.
Pairing: InuYasha/Kagome y mamá de Kagome.
Género: Family/Humor.
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Silencio.
El único sonido que podía percibirse era el sonido del lápiz contra el papel, y de vez en cuando suspiros agotados e impacientes.
—Oe, Kagome, ¿aun no terminas?
Sip, estaban en la época contemporánea y Kagome se encontraba haciendo sus deberes, pero como siempre, estaba InuYasha para distraerla.
—Terminaré más rápido si dejas de interrumpirme.
—Keh…
Volvió a escucharse el lápiz contra el papel y de vez en cuando gruñidos frustrados.
—Kagome, ¿aun no…?
— ¡No! —interrumpió la chica mirándolo con furia, lo que hizo que él se sintiera intimidado.
Rápidamente volvió a sus tareas, solo que ahora con el ceño fruncido.
El hanyô gruñó. Malditos deberes. Maldita Kagome. No tenía ningún derecho a ser ignorado. Keh…
—Kagom…
— ¡¿QUÉ?! —gritó exasperada dándose la vuelta, solo para darse cuenta que la persona que le hablaba no era InuYasha, sino su madre, quien acababa de entrar a su habitación. A la miko se le subieron todos los colores a la cara con vergüenza. —L-Lo siento, mamá.
—No te preocupes, cariño. —le dijo la señora Higurashi con una sonrisa. —InuYasha-kun, ¿puedes acompañarme un momento? —le preguntó amablemente al hanyô, quien se tensó inmediatamente al oír su nombre.
—Eh… Sí, claro. —dijo poniéndose en pie para salir de la habitación.
A Kagome se le dibujó una gran sonrisa en los labios, ¡por fin podría estudiar tranquila!
Preparada mentalmente se volvió a girar quedando frente a su escritorio y pegó el lápiz al papel.
"Concentración…"
…
…
¿De qué estarán hablando?
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—Siéntate, cariño.
El hanyô se sonrojó por el apelativo cariñoso pero obedeció.
—Tengo algo muy importante que decirte.
El hanyô sudó frío.
—Iré directo al punto. —a estas alturas el hanyô no podría estar más nervioso. —Sé que tú y mi hija están enamorados.
El hanyô se sonrojó furiosamente y antes de que pudiera decir algo, ella continuó hablando.
—Y por eso quiero pedirte una cosa.
Ahora estaba realmente confundido. ¿No iba criticarlo o algo así por el estilo?
Hubo una pequeña pausa antes de que la señora prosiguiera. Miles de cosas rondaban con la mente del hanyô, quien si pudiera, habría huido hacía mucho tiempo.
—Quiero nietos.
¿Eh?
¿Qué había dicho?
— ¿Eh? —fue lo único que InuYasha pudo articular.
—Eso mismo, cariño. —le regaló una sonrisa. —Como sé perfectamente que se quieren el uno al otro, y Kagome ya está bastante grande, creo que ustedes podrían dar el siguiente paso: casarse, formar una familia… Y además yo quiero nietos, y quien mejor que tú, InuYasha-kun, para dármelos junto con mi hija.
Bien. Ahora sí no tenía idea de que hacer, decir, o en todo caso tartamudear. De lo que estaba seguro, era que su cara estaba mucho más roja que sus ropas.
— ¿Q-Quiere q-que Kag-gome y yo…?—logró decir.
—No te avergüences, querido, sé que tú y mi hija se quieren mucho, así que no veo ningún problema, ¿cierto? Tú puedes hacerlo.
— ¿Eh? ¿Yo?
— ¿O quieres que mi hija se vaya con otro? —la señora Higurashi sabia, por parte de su hija, que el hanyô era extremadamente celoso.
— ¡¿Qué?! ¡Sobre mi cadáver!
La mujer le sonrió de tal forma que él no supiera a dónde tenía que ir para que la tierra se lo tragara.
—Bien, lo que tienes que hacer es decirle tus sentimientos y que quieres formar una familia con ella.
— ¿Qué? ¡No haré eso! —exclamó rojo.
—Vamos, yo puedo enseñarte como. —le dijo poniéndose en pie e indicándole a él que hiciera lo mismo.
— ¿Q-Qué…?
—Haz esto. —le tomó las manos y miró al hanyô a los ojos con una sonrisa. —Solo dile lo que sientes, así: Te amo.
— ¿Eh?
Los dos presentes voltearon a ver y se encontraron a Kagome en la entrada de la sala, viendo como su madre mantenía sujetas las manos del hanyô, a quien le apareció un tic en el ojo.
—Oh, Kagome, cielo, InuYasha-kun quiere decirte algo.
Inmediatamente fue hacia su hija y la empujó hasta dejarla frente al hanyô.
Ambos se miraron.
Él, con los nervios a flor de piel y con la cara completamente roja.
Ella, confundida y con un ligero sonrojo en las mejillas.
—Los dejaré solos. —dijo sonriente la señora Higurashi y luego desapareció del lugar.
—InuYasha, ¿de qué hablabas con mi madre? —preguntó con curiosidad.
—E-Eh… Nada.
La miko le miró frunciendo el ceño.
— ¡No es mi culpa! ¡Yo no he sugerido nada, fue tu madre quien dijo todas esas cosas! —le gritó nervioso.
— ¿Qué cosas? ¿Por qué ella se te estaba declarando? —preguntó ahora molesta.
—N-No se me estaba declarando, ella… quería que yo lo hiciera contigo, dice que quiere nietos, ¡pero yo no tengo nada que ver!
— ¿E-Ella te dijo que quería nietos? Y-¿Y quiere que tú seas el padre?
No supo que responderle. Solo que quedaron viéndose nerviosos y sonrojados.
— ¿Tú quieres? —preguntó con voz tímida la miko, unos minutos después.
— ¿eh?
—D-Digo, que si a ti… te gustaría la idea de… ya sabes…—miró al piso sonrojada.
—Y-Yo… Etto… No sé… Eh… ¿Tal vez?
— ¡Nee-chan! ¡Inu-no-nii-chan! —Sôta entró alegremente a la estancia. —Mamá dice que ya pronto estará la cena.
—G-Gracias, Sôta.
— ¿Interrumpo algo?
— ¡No! No. —gritaron los dos al mismo tiempo.
El chico se encogió de hombros.
—Bueno. —y dicho esto salió.
—Eh… ¿Vamos a comer? —preguntó la miko.
—Sí.
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N/A: Pues he aquí :D En realidad nada que decir.
¡Chaito! Tsuki
