Los personajes creados aquí no me pertenecen. Fueron creados por la escritora Suzanne Collins, yo solo los uso sin fines de lucro.
Sinopsis: La vida entera de Peeta cambia cuando la madre de él decide llevar a una desconocida y violenta chica a vivir con ellos. Katniss, recién salida de la cárcel y con una historia mas dolorosa de lo que ella se anima a admitir, es casi obligada a vivir con esta amable familia mientras trata por todos los medios escapar de allí. Ninguno de los dos esta preparado para lidiar con el otro, y menos aun cuando comienzan a descubrir esos sentimientos incontrolables e inevitables que tienen estrictamente prohibidos sentir.
"Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren..."-Joaquin Sabina
Katniss
Mis piernas entumecidas se mueven involuntariamente, como si ellas supieran antes que mi cerebro que debo levantarme. El sonido metálico de siempre me azota, recordándome donde estoy.
-arriba señoritas -dice la policía de turno. Sé, por el tono de su voz, que no se trata de la mezquina y malvada que me ha tocado toda la semana, eso me reconforta, sin embargo no abro los ojos, esperando mosquearla de algún modo; soltando todo ese resentimiento que tengo hacia los que me han metido aquí, sobre ella. Mi compañera de habitación se levanta de un salto y la litera de arriba se hunde, casi aplastándome, ella mete un pie intencionalmente sobre mi, esperando que yo reaccione de alguna manera. No lo hago, tan solo me quedo allí, con las piernas estiradas y los parpados cerrados, esperando que todo sea un mal sueño del que pronto despertare.
Pero no lo es, y el hedor del ambiente no se olvida de rememorarmelo cada día. A penas llegue aquí recordé esa frase tan famosa de las películas "ojala te pudras en la cárcel" y no es un invento, poco a poco, hora tras hora, tu cuerpo se va deteriorando. Transformando tu rostro en el mismo color gris de los uniformes. Y vaciando todo rastro de felicidad, de vida, de humanidad que pudiste haber tenido.
Miro hacia el techo cuando me percato de que si no me muevo pronto me perderé el desayuno. Apoyo mis pies con pesadumbre sobre el frío suelo, y este me quema. Voy hacia la pileta, que parece haberse encogido, y me lavo la cara. El agua al principio sale hirviendo y luego se hiela hasta hacer que mis manos se vuelvan violetas. Me obligo a soportarlo, nunca encontrare la manera de hacer que el agua sea acogedora, nada aquí lo es.
Escucho como la puerta se abre y estoy casi aliviada de ir, por lo menos, hasta el comedor. Me apresuro a salir inmediatamente después de mi compañera, por si se les ocurre dejarme aquí todo el día encerrada, como ya me ha pasado antes.
Los rostros de siempre me miran con ojos filosos y cabezas gachas. No hago contacto visual con nadie, eso podría traerme problemas. Agarro una bandeja y me sirvo la escasa comida que nos dan. Hay una mesa apartada en un rincón, me siento con cuidado de no tirar nada y procuro concentrarme en no pensar. Es mas fácil soportarlo así. Pero, como siempre, no es posible olvidar donde estoy. Una policía se me acerca y me mira desde arriba. Levanto la vista y entrecierro los ojos, ella continua allí parada observándome con esa cara entre divertida y asqueada. Estoy a punto de perder el poco control que me queda, y preguntarle que diablos le pasa, pero por fortuna ella habla antes de que esto suceda.
-en hora buena -anuncia sin ganas- te vinieron a buscar. -la miro confundida. Pero no dejo que la felicidad me invada, seguramente sera una falsa alarma. Aun me quedan por cumplir dos meses mas para salir de este infierno.- ¿que esperas? ¿una carroza? -me pregunta enojada- levántate -ordena e instantáneamente me agarra del brazo. Ese simple toque me despierta, actúo por instinto y forcejeo con ella, su mano aprieta el interior de mi codo y me clava las uñas tan fuerte que siento como la sangre brota. Soy consciente de que todas se han detenido a mirar el espectáculo y escucho voces a lo lejos que me lo confirman. Con toda la rapidez de la que soy capaz levanto mi mano en un puño y le doy de lleno en la cara a la policía. Su nariz pronto empieza a sangrar y me doy cuenta de mi error. Ya no forcejeo con ella, ahora estoy inmóvil, tratando de pensar en como saldré de esta. A penas diviso su brazo yendo a su cinturón y sacando el mazo, levanto mis manos en señal de rendición pero se que no es suficiente para detenerla. Ella me pega de todos modos.
Una enfermera amable me trae una bolsa de hielo mientras espero en la comisaria, le digo de mala manera que no lo necesito, aunque mi ojo me palpita y siento el sabor de la sangre que brota del labio inferior. Ella no discute conmigo, pero deja el hielo al lado mio, por si me arrepiento. Y lo hago, casi 30 segundos después de que se haya ido. Observo la habitación en la que estoy, no es ni de cerca tan precaria como la celda pero igualmente las paredes tienen su mismo color negro gastado. El jefe de la correccional llega pronto y su gran barriga se mueve a medida que camina, haciéndolo parecer una caricatura.
-vamos -me dice en tono firme pero suave.
-¿dónde me llevan? -pregunto resignada. El alza las cejas y una arrugas se forman alrededor de sus ojos azules.
-creí que te lo habían dicho. Te vas de aquí. Alguien quiere acogerte. -sus palabras son tan simples y tan reveladoras al mismo tiempo, que siento una euforia repentina agolpándose en mi pecho.
-pero...-susurro, sorprendida- c..como? qui...en? -el sonríe y agarra la cadena que se une a ambas esposas en mis manos.
-ven a ver -responde. Me levanto aun en estado de shok y salgo a con él, esperando que la persona que se encuentra fuera de esta puerta no sea la que me encerró aquí.
Una mujer de unos 40 años me mira con una sonrisa cordial. Lleva una blusa holgada de color marfil y un pantalón de vestir negro. Sus ojos me examinan por un momento y luego baja su mirada hacia mis manos.
-sáquenle eso de inmediato -dice con voz estrangulada.- Hola, mi nombre es Julia -se dirige a mi con una amable sonrisa y quiero esconderme. Me desacostumbre tanto al buen trato, que ahora no se como comportarme como una persona decente. Cuando no le respondo ella toma mis muñecas que han sido despojadas de las esposas, pero yo me zafo de su tacto bruscamente y doy un paso atrás.
-¿esta segura de esto señora? -le pregunta el comisario mirándome de reojo.
Ella no le responde, pero su sonrisa falsa lo dice todo. Agarra unos papeles de su bolso y se los tiende al policía. Este los lee por arriba y hace una seña hacia un compañero suyo.
Julia me mira con complicidad antes de acercarse a mi.
-debes estar confundida -me dice en voz baja, como si estuviera compartiendo un secreto.
-todo listo -anuncia el jefe y lo miro con el ceño fruncido- puede llevársela -anuncia. Ella me sonríe y yo miro a mi alrededor. ¿Eso es todo? ¿Podre salir, así como así van a dejarme ir? quiero preguntarle a alguien como es posible que alguien me lleve tan fácilmente de aquí después de tanto tiempo, pero no lo hago. Por si se arrepienten.
-vamos -anuncia Julia tendiéndome la mano, no la tomo pero me apresuro a ponerme a su lado. Cuando salimos de la cárcel miro todo como si fuera nuevo. Hay niños riendo, corriendo por la acera. Arboles que se alzan hacia el cielo hasta casi no verse, sonrisas, conversaciones, ropas coloridas. Y de pronto me siento fuera de lugar, como si fuese un bicho raro, un experimento mal salido. Y tal vez lo soy, me digo. Repito esa reflexión hasta que llegamos al enorme auto estacionado en una punta de la comisaria. Julia lo abre con un botón que hay en su llavero y este hace un leve "pip" cuando lo aprieta. Entro rápidamente, dudosa de hacerlo o no, pero es lo que debo. Tengo que entrar, necesito alejarme de aquí, aunque sea con esta mujer que no conozco. Ella sonríe cuando me ve a su lado, y mis piernas se mueven en un incesante ritmo de incomodidad. Julia me observa detenidamente, y trata de permanecer serena cuando observa mi labio y mi ojo lastimados, pero no lo logra y su inspección hace que todo sea aun mas raro. Por suerte, no se toma mucho tiempo mas en encender el auto y se oye un ronroneo en cuanto este arranca.
Miro hacia atrás, observando la comisaria a mis espaldas, recordando los días y noches de tortura frecuente. Entonces, por primera vez en casi un año entero, sonrío.
Se que es irresponsable empezar otro fic sin haber terminado los otros, pero en mi defensa esta idea está en mi cabeza hace mucho tiempo, y la historia ya casi la tengo terminada por lo que confío que podre subir capitulo cada semana y mientras tanto, podre continuar con los otros.
Si bien la historia no es algo que se diría "nuevo" porque ya se han visto libros y series sobre este tema, es algo revolucionario para el mundo en el que vivimos. Por eso agradecería que a las personas que no les gusta o parece correcta que simplemente no lean o den criticas constructivas.
Muchas gracias por leer! Al final del fic pondré la serie y libro que me han inspirado a escribir esto.
Besos, Ro :)
