Nota: Harry Potter no me pertenece. Y la historia tampoco, Geeky-DMHG-Fan es la autora, esto es solo una traducción autorizada.
Una serie de eventos desafortunados
Por Geeky-DMHG-Fan
Evento desafortunado numero uno:
Un mal comienzo
"Y como lo indica el gráfico, la población de peces Ramora en el Océano Índico ha disminuido considerablemente en los últimos diez años. Usando nuestros medios de repoblación en la Shrake como modelo, esperamos incrementar el número de Ramoras en un sesenta por ciento en la próxima década. Ahora, esta tabla de aquí muestra…"
Tick. Tock. Tick. Tock.
Hermione nunca se había considerado a sí misma una persona musical, pero el ruido incesante del reloj de cuco era inspirador. El ritmo del tiempo mientras pasaba recuperaba su pensamiento dominante, adaptándolo a su simple compás.
Estás. Retrasada. Estás. Retrasada.
Y. Aburrida.
Si se podía creer en los pequeños chirridos del objeto dorado que salía cada pocos minutos del reloj, eran más de las siete. Pero saber que eran más de las siete y tener el tiempo exacto eran dos cosas diferentes. Y dado la naturaleza exigente y exacta de Hermione, su estado estaba lejos de encontrarse satisfecho. Por desgracia, no podía ver la hora exacta. El reloj estaba en la pared detrás de ella.
Pero el no saber el tiempo era el menor de sus problemas. Desde que se había unido al Ministerio unas semanas atrás, su vida había estado llena de estrés, ansiedad y plazos. Y como eran más de las siete, se encontraba retrasada para su tarea más importante.
Era el turno de Hermione de cuidar a Teddy Tonks por el fin de semana, ya que su abuela (y la única persona que lo cuidaba) Andrómeda iba a estar fuera de la ciudad. Y la fecha había coincidido justamente con el tercer aniversario de la muerte de su esposo, y la salida había sido planeada con meses de anticipación. Hermione no había contado con tener que asistir a la reunión acerca de los hábitos de apareamiento de los peces mágicos de agua salada, la cual había sido anunciada la semana pasada. Ni había anticipado que Andrómeda sería incapaz de encontrar una niñera esa primera noche.
Como no había encontrado niñera, Andrómeda estaba esperando a que ella llegara. Dadas las circunstancias de dicha salida, Hermione se sentía más culpable con cada minuto que pasaba. Y mientras sentía el tiempo pasar, se hundía más y más en su asiento.
Y por más que trataba, no podía concentrarse en la presentación. Lo aburrido del tema, sumado al gran grano que el presentador tenía entre las cejas hacia de la fácil tarea una labor hercúlea. Y ella no era Hércules.
Dejando caer la barbilla sobre su mano, casi emite un gemido al sentir un pequeño bulto formándose en su piel. ¿En serio? Tenía veinte años. La empleada más joven en su departamento. Defensora del Reino Mágico. La bruja más inteligente de la Era Moderna. Seguro que eso le valía una piel sin granos.
Pasó los dedos sobre su piel una vez más, deseando haberse imaginado el doloroso bulto. Nop. Ella no era Hércules, definitivamente. Los semidioses nunca tienen granos.
"¿Alguna pregunta?"
Hermione echó un vistazo alrededor de la mesa, retando silenciosamente a cualquiera a prolongar la reunión. Cuando nadie alzó la mano, recogió los papeles lo más rápido posible, y salió de la habitación. La reunión se había realizado en el séptimo piso; su oficina estaba en el cuarto piso. Y el ascensor estaba dañado.
Navegando por los pasillos y escaleras vacías del Ministerio de Magia; llegó a su oficina con las piernas doloridas y sin aliento.
Abriendo su portafolio, tiró el manojo de papeles; cerrándolo rápidamente. Salió de la oficina, corriendo otra vez, hasta el punto de aparición más cercano. Desafortunadamente, este se encontraba en la planta baja, afuera del edificio y los ascensores seguían sin funcionar. Mientras Hermione llegaba a su objetivo, se le ocurrió que podía haberse ido por la Red Flu hasta la casa de Andrómeda. Ya era demasiado tarde.
Llegando finalmente al lugar desde donde podía aparecerse, se concentró en aparecer justamente frente a la cerca de la casa de Andrómeda.
Menos de un segundo más tarde, estaba ahí.
Ahí: donde llovían perros y gatos, y ella no tenía paraguas. Ahí: donde los charcos llegaban más arriba de los tobillos y donde el barro cubría sus zapatos nuevos. Ahí: donde no podría cambiarse en su pijama limpia y calentita, ya que la había dejado en su bolsa de noche con todo lo demás que había empacado.
Cerrando la puerta con un menos que satisfactorio 'bang', Hermione comenzó a correr, ignorando los chapoteos que hacían sus pies dentro de los zapatos. Después de estar tres minutos tocando la puerta sin obtener respuesta y mojándose aun mas, Hermione decidió darse por vencida, colocando su portafolio en el piso. Ignorando el pequeño retortijón de estomago, sacó la varita murmurando un silencioso Alohomora. Para su gran sorpresa, la puerta se abrió sin hacer ni un ruido.
No podía haber sido tan fácil. No con todas las barreras que tenía Andrómeda.
Algo no estaba bien.
Empujando la puerta suavemente, Hermione caminó hacia la entrada. Toda la casa estaba a oscuras, y ella alzó su varita, dispuesta a sorprender a cualquier ladrón que se estuviera escondiendo en las sombras. Estaba a punto de entrar a la sala, cuando un sonido detuvo sus movimientos.
Antes de que pudiera voltearse, el daño ya estaba hecho.
"¡Petrificus Totalus!"
Paralizada por el hechizo y por el miedo, Hermione solo pudo quedarse ahí parada, esperando el próximo movimiento de su atacante.
"Vaya, vaya, vaya. Pero mira lo que el indiscriminado kneazle nos trajo."
Malfoy.
Todo el terror que había sentido se transformó rápidamente en enojo.
La mirada de suficiencia que tenia, sin mencionar su ropa seca, la hizo desear golpearlo. Pero no podía hacer nada, no podía reaccionar ni siquiera cuando el utilizó su varita para alzar uno de sus mojados y flojos rizos, inspeccionándolos. Y mientras él la miraba, ella solo podía pensar en lo injusta que era la vida al darle a un imbécil como Malfoy una piel tan limpia. Seguro que ni un grano le había salido en toda su vida.
Él dio un paso hacia atrás, cruzando los brazos y mirándola de arriba abajo. Una familiar sonrisa arrogante cruzó sus labios, y ella se preguntó que la podría haber causado. Y después dejó de preguntarse el por qué al recordar que estaba usando una camisa blanca, la cual, gracias a la lluvia, estaba bastante mojada y transparente.
Merlín Misericordioso, ¿es que este día podría ir peor?
"Y pensar que Pansy dijo que estabas bonita."
Las manos de Hermione picaban por el deseo de golpearle el rostro. O la garganta. En ese momento no podía poner objeciones.
Él estaba a punto de tomar otro paso hacia ella, cuando un pequeño llanto salió del segundo piso de la casa.
"Finite," dijo Malfoy, para después subir las escaleras, con Hermione pisándole los talones.
Malfoy se detuvo abruptamente frente a la cuna de Teddy, y Hermione accidentalmente tropezó con él. Perdiendo el equilibrio, sus manos se aferraron a cada lado de la cuna, meneándola. Si los quejidos de Teddy comunicaban algo, era que eso no le había gustado.
"Ve por dónde vas, Granger," siseó Malfoy.
Hermione lo ignoró y en cambio volteó a ver a su bebe favorito.
El niño no tenía ni dos años, y ya se parecía bastante a su madre. Con ojos oscuros, cabello oscuro y una cara en forma de corazón, era la viva imagen de Tonks. Era incluso un metamorfomago, como ella. Hermione no pudo evitar sonreír, olvidando temporalmente a la molestia ubicada cerca de su hombro derecho.
En el momento en que Teddy los vio, paró de llorar. Poniéndose de pie sobre sus piernas regordetas, el niño trató de alcanzar a Malfoy, riéndose y balbuceando.
Sin poder creer lo que veían sus ojos, Hermione apartó a Malfoy y tomó al bebe en brazos.
"¿Cómo esta mi osito Teddy?" lo arrulló Hermione, tratando que dejara de retorcerse y gemir. Pero era insistente. El niño seguía tratando de alcanzar a Malfoy.
"Esto debe de ser una broma," murmuró ella por lo bajo.
"Dámelo Granger, antes que llore otra vez," ordenó Malfoy. Y sin esperar una respuesta, tomó al joven Lupin de las manos de Hermione. Y con solo eso, ya el niño era todo solecitos y arcoíris.
¿Es que acaso Hermione había entrado a Universo Paralelo? ¿Dónde los buenos eran castigados con ropas mojadas y reuniones sobre el apareamiento de los peces mientras que los imbéciles arrogantes como Malfoy eran adorados por los niños y tenían una piel tan tersa y suave como la crema?
¿Dónde estaba la justicia?
Hermione sentía como ya se le estaba formando una migraña. O tal vez era un resfriado. Con la suerte que tenía, podría muy bien estar en el camino de contraer neumonía.
Con su mano apretando fuertemente la varita, Hermione solo pudo decir "¿Qué estás haciendo aquí, Malfoy?"
Draco frunció el ceño, sin gustarle obviamente la manera en que Teddy jugaba con su cabello.
"Podría preguntarte lo mismo. Por lo que yo sé, el allanamiento de morada es un crimen."
"Estoy aquí para cuidar a Teddy."
"¿Oh, es que mi tía no te dijo? Soy tu reemplazo."
Oh. Eso no era algo que Andrómeda haría. Normalmente, ella mantenía a Hermione al día sobre cualquier cambio de planes.
"Ella nunca me dijo eso," dijo Hermione.
"Oh. Si es verdad. Yo tenía que decirte. Disculpa. Ya sabes como la vida es de complicada. Seguramente se me olvido."
Hermione dejó salir un bufido muy poco digno, sonriendo internamente ante la mirada de disgusto que tenía el pálido hombre frente a ella. "¿Ocupado? ¿Haciendo que, exactamente? ¿Recopilando el interés sobre la fortuna de tu familia? ¿O esperando a que tus elfos domésticos cumplieran todos tus caprichos?"
"¿Es que estoy detectando algo de envidia?"
"Difícilmente. Yo no cambiaria lugares contigo ni por todos los galeones del mundo."
"Lo dudo. Pero otra vez, no puedo pretender entender todo lo que pasa por esa retorcida cabecita tuya."
"¿Retorcida? Por favor. Si algui-"
Hermione se detuvo. Esto no tenía sentido. Tenía casi veinte años. Ella era mucho mejor que esto; mucho mejor que Draco Malfoy.
Él se inclinó, su ceja izquierda arqueada condescendientemente. "¿Si?"
En lugar de discutir con Malfoy, lo ignoraría. Desde la comodidad de su cálida y muy seca casa. "No importa. Teddy no necesita dos niñeras. Así que yo-"
"Justamente lo que estaba pensando." Y sin previo aviso, Malfoy empujo a Teddy a sus brazos, haciendo que se le cayera la varita. Y luego salió de la habitación. Hermione lo siguió sin decir nada, empezando a hablar solo cuando él se paró en frente de la chimenea. "¿Qué piensas que haces?"
"Me voy a casa." Hizo una demostración al mirar a su reloj, empujando la manga de su chaqueta para que solo él y nadie más pudieran ver lo cara que era la pieza. O lo bien definidos que estaban los músculos de su brazo. De verdad que era un ególatra. "Creo que ya los elfos domésticos deben de tener la cena preparada. No me gustaría estar en sus zapatos si no es así. Te haré saber cómo va todo."
"No seas ridículo. Tú no te vas."
Después de que Malfoy agarrara un puñado de polvos flu, se volteó a ver a Hermione. "¿Cuándo alguna vez me has conocido por ser ridículo?"
"Dijiste que ibas a cuidar a Teddy esta noche."
"Y lo hice. Por los cuarenta y cinco minutos que no estuviste. Ya cumplí mi parte del trato."
"No por mucho."
Malfoy inclinó la cabeza, para luego quitar unos cuantos cabellos que habían caído sobre sus ojos. "Si no supiera tanto, podría jurar que no quieres estar aquí… ¿Alguna cita?"
"No tengo una cita. Es sol-"
"Claro que no. ¿En que estaba pensando?"
Ella no rodaría los ojos.
Tal vez si utilizaba otra táctica. Tal vez una que envolviera a su masivo ego. "Al parecer le gustas Teddy."
"No te sorprendas. Si me dieran a escoger entre ser cargado entre tú y yo, me elegiría a mi también."
Primer Strike.
¿Tal vez un llamado familiar?
"¿No quieres conocer a tu primo?"
"¿Qué te hace pensar que no lo conozco?"
"Por favor. Visito a Andrómeda tres veces al mes, y nunca te he visto."
"¿En serio esperas que me aparezca cuando tu estas por aquí? ¿Quién está siendo ridícula ahora?"
Segundo Strike.
¿Y si le rogaba?
"Mira, Malfoy, tuve un muy mal día. Tengo frio, estoy cansada y tengo hambre, de verdad apreciaría que fueras un ser humano por primera vez en tu vida y cuidaras a Teddy esta noche. Como le prometiste a Andrómeda que lo harías."
Malfoy se encogió de hombros. "No puedo ayudarte. Estas sola."
"Malfoy…por favor."
"Lo siento, Granger. Tengo planes."
Tercer Strike.
Como ya estaba ponchada, Hermione decidió que estaba suficiente lo de ser buena.
"¿Cómo puedes tener planes? Si le dijiste a Andrómeda que lo cuidarías."
"¿Por qué crees que no te dije que vendría?"
Hermione se quedó con la boca abierta, y para su vergüenza y disgusto sus ojos se comenzaron a humedecer. De todos los arrogantes, presumidos, ton-
"Cierra la boca, Granger." El colocó un dedo debajo de la barbilla de Hermione para luego cerrar su boca con gentileza. Ella estaba muy sorprendida como para moverse.
"Tal vez si tienes suerte, me aparezca mañana," dijo.
Ella sacudió la cabeza, poco dispuesta a que el baboso ese entrara en contacto con ella. "Quítame tus malditas manos de encima."
"Lenguaje, Hermione. No quiero que corrompas a mi primo. Y ya que hablamos de eso, es posible que quieras realizar un hechizo secador. Puedo ver a través de tu camisa."
Y luego lanzó el manojo de polvos flu, proclamando 'Mansión Malfoy' y luego desapareció.
Sin importar que tuviese casi veinte años, Hermione golpeó el suelo con el pie. "¡Estúpido Malfoy!"
Teddy, que desde que Malfoy lo había cargado se había estado comportando como un ángel, simplemente le sonrió, como si ella hubiera estado jugando con él.
"Esto no es gracioso, osito Teddy. Tu primo es un hombre malo, muy malo."
Pero Teddy simplemente se echó a reír. Y como si todo el horror no fuese suficiente, el cabello del bebe comenzó a pasar de un tono oscuro a uno rubio pálido tipo Malfoy.
Y mirando al rubio bebe, Hermione dejó salir un suspiro.
"Dulce Merlín, mátame."
