¡Hola!
Escribí esta historia hace varios meses, pero sinceramente no sabía si publicarla o no, contiene varios flashback, los cuales se encuentran en letra cursiva.
A 23 de Marzo del 2018
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Miró la imponente mansión frente a ella y por última vez observó la elegante invitación entre sus manos. La invitación decía ocho en punto.
-¿Tienes miedo?- una profunda voz la sacó de sus pensamientos.
-Jason, esperé varios años para esto…-su voz se fue apagando poco a poco.
-kor…-
-Star, desde ahora debes decirme Star.- lo observó. Jason Todd había sido su mejor amigo desde que ambos tenían memoria y él siempre había sido su apoyo, su ancla, su confidente.
-Está bien, Star.-
Si bien de pequeña su peculiar nombre siempre le había gustado, en su niñez fue el motivo por el cual todo el acoso escolar comenzó.
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-¿Koriand'r? ¡Pero que mierda, tus padres te odian!-
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Ella entrelazó su brazo con el de él y suspiró.
-¿Lista?-
-Siempre- su seguridad era evidente y esto provoco escalofríos en él. El lugar era precioso. El piso era de mármol travertino beige y las paredes tenían un hermoso color beige con detalles dorados.
-Creo que resaltamos entre la multitud.-su acompañante le susurró al oído.
-Esa es la idea-
Si bien la invitación claramente decía que todos los invitados debían ir de color blanco, ella bien podría pasar desapercibida y era lo último que quería en esa ocasión. Sintió tantas miradas sobre si, que por un segundo le entraron las ganas de salir corriendo y olvidar aquel absurdo plan, dejar todo por la paz y continuar con su vida.
-¡Dios mío!- Koriand'r reconoció aquella voz de inmediato.
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-¡Ya muérete!-
Una segunda cachetada impactó en su rostro. Ella quería defenderse pero sus dos secuaces la tenían agarrada de ambos brazos y ella no podía sino llorar de impotencia.
-¡Qué horror eres incluso más fea cuando lloras!-
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-¡¿Jason Tedd?!-
-Todd- corrigió el con una sonrisa fingida.
Aunque la detestaba, no podía negar el hecho de que Bárbara seguía teniendo una figura envidiable, ojos tan azules como el mar y a metros de distancia cualquiera podía decir que ella era una chica refinada. Aunque Kori quería poner todo ello a prueba.
-Buenas noches Bárbara- Jason sujetó el brazo de Kori con más fuerza.
-¡Pero mira nada más! ¿Ella es tu esposa? ¡Eres muy linda!- Kori sabía perfectamente que esas palabras eran falsas, llevaban claramente un toque de veneno consigo, pero no se iba a dejar intimidar.
-Novia- Habló ella y la sonrisa de Bárbara decayó un poco.
-¿Y…nos conocemos?- cambió de mano su copa de vino y la observó de arriba abajo.
Si bien Kori de pequeña tenía aquellos preciosos ojos verdes, con el tinte rojo cereza en su cabello parecía otra persona totalmente diferente, además claro con ejercicio y la bendita pubertad, muchas facciones en ella se acomodaron dejándola como una chica atractiva.
-No lo creo, soy nueva en la ciudad, mi nombre es Star-
-Pues Jason felicidades, uno pensaría que terminarías casado con la gorda asquerosa que era aquella muchacha, pero veo que pudiste aspirar a muchísimo más de lo que todos creíamos…-
Tanto Kori como Jason se quedaron helados.
-¿Cariño, ella habla de Koriand'r?-
Kori mordió su labio inferior mientras observaba a Jason. Eso no era parte del plan, pero si quería seguir con él, debían improvisar.
-¿Ah, tú también la conoces Star?-
-Sí, Bárbara creo que es una falta de respeto que hables de así de la chica que nos unió-
-Oh-Inmediatamente la chica noto lo vulgar que estaba siendo frente a ellos. Y se disculpó.
-Ella falleció el año pasado- esta vez Kori habló con genuina tristeza.
-¡Oh!- Bárbara pareció por un segundo sentirse apenada por su comportamiento. –Star, y dime, ¿Jason no te dejó leer la invitación?-
Bárbara claramente se refería a su elección de vestido, y aunque Jason llevaba traje blanco, usaba una corbata lavanda, y el vestido de ella era del mismo color, de corte de sirena.
Kori sonrió –Que te puedo decir, el morado es mi color-
Aunque a diferencia de Kori, Bárbara llevaba un vestido mucho más sencillo, claramente se notaba que era un diseño exclusivo y además carísimo. Lo cual la hizo sentir muy pequeña e insignificante a su lado.
-Buenas noches- una cuarta voz interrumpió tras de ellos y ambos voltearon.
-¡Richard!-
Era la voz del hombre que la había destrozado por dentro cuando ella era aún una niña. El mismo que había destrozado sus esperanzas y que había hecho llorar días y noches enteras.
