Notas del autor – No estaba muerta solo agonizando, ok no, pero desde que entre a clases no había prendido mi pc, les traigo un mini one-shot y un extra de "Suicide room", está relacionado con la última escena, ya después de esto no esperen nada más relacionado con el fic, es muy poco probable que escriba algo más, no tengo mucho más que decir así que eso, enjoy!

Música del capítulo – "Житьвтвоейголове" (cover. Саша Капустина)

Advertencias – Oc. Algo de feels.

Inazuma Eleven no me pertenece, Attakai tampoco es de mi propiedad.

Disfruten su lectura.


Capitulo único

Desde lo ocurrido en aquel hospital y la muerte de Masaki su vida no había sido de lo mejor, pasó a lo menos un par de meses respondiendo preguntas acerca de aquel suceso, lo que sin duda lo desgasto mental y emocionalmente, recordar la muerte del muchacho de ojos ámbar dolía hasta el día de hoy, recordar al chico que lo había amado hasta el punto de dar la vida a cambio de la suya le generaba un agujero en el corazón hasta el día de hoy, casi quince años después.

Después de terminar la escuela se enfocó completamente en escribir, para alejar los recuerdos y tal vez un poco para mantener la cordura que a duras penas preservo tras toda la locura del hospital; se había vuelto alguien retraído, tenía un aire taciturno y el aroma a cigarrillo parecía haberse impregnado en él, a sus más de treinta años no tenía mucho por lo que vivir, vivía solo y a los 29 había comenzado a dar clases en una escuela no muy lejos de su departamento, un lugar pequeño y sombrío que sin duda no ayudaba mucho a su constante pesadumbre, en algún punto que no recordaba había descuidado su cabello, el que ahora le llegaba casi a los hombros y llevaba atado en una coleta mal hecha la mayor parte del tiempo, las ojeras también se habían vuelto parte regular de su apariencia acentuando su piel pálida por la poca exposición al exterior.

Un leve suspiro salió de sus labios a la vez que el humo del cigarrillo entre sus dedos aprovechaba la oportunidad para escapar desapareciendo poco a poco en el aire, el día estaba nublado, había una brisa que aunque ligera hacía que la sensación térmica fuera menor a la que había, Attakai acomodo la bufanda gris alrededor de su cuello y se cubrió hasta la nariz que había tomado ya una ligera tonalidad rojiza debido a la constante exposición al frío y boto la colilla para seguido pisarla y seguir de largo, paso frente a un parque y se detuvo justo en la florería que visitaba desde hace años, compro lo de siempre, girasoles, y cuando se disponía a seguir su camino el llanto de un pequeño llamo su atención, el muchacho no debía de tener más de diez años, de alborotado cabello negro y enormes ojos ámbar que ahora se encontraban desbordantes de lágrimas, su corazón se detuvo por un momento a la vez que sentía un escalofrío recorrerle la espalda, sus pasos se encaminaron casi mecánicamente hasta el pequeño que aún se encontraba en el suelo con sus rodillas sangrantes y manos raspadas, se detuvo a unos pasos del menor y dudo de que hacer o porque se había acercado a él en primer lugar

-¿Estas bien?- los orbes brillantes del muchachito se posaron en él haciendo que su corazón se estremeciera por el repentino cumulo de emociones, es que era demasiado parecido a él, el peli-negro froto sus ojitos antes de responder

-Me duele- musito viéndolo de reojo, Attakai se arrodillo frente a él para revisar las rodillas heridas del pequeño dejando el ramo de girasoles a un lado en el suelo, los ojos del muchacho se desviaron a las flores mientras sentía un ardor en una de sus heridas, cuando volvió la vista al mayor este se encontraba colocando una venda en su rodilla -¿De dónde las saco?- preguntó ladeando el rostro, Attakai se quedó viendo aquellos ojos cargados de inocencia largamente hasta que las mejillas aun húmedas se colorearan de un leve tono rosa

-Siempre las traigo, soy algo torpe- respondió y es que de un tiempo acá se había vuelto una costumbre el que terminara lastimándose por algún descuido, siguió con la otra rodilla y cuando termino se puso de pie levantando también las flores

-¿Son para su novia?- inquirió nuevamente el muchachito apuntando los girasoles, el oji-negro vio las flores y luego a él

-No- respondió con una leve sonrisa melancólica –Son para un amigo- el pequeño solo soltó un leve "oh" sin querer preguntar más por alguna razón que no alcanzo a entender

-Gracias por ayudarme- dijo finalmente el pequeño levantándose con una sonrisa para luego sacudirse la ropa, el corazón débil del mayor se apretó mientras un nudo se instalaba en su garganta, eran tan malditamente parecidos que dolía el solo mirarlo

-No fue nada- respondió a duras penas, observo un poco más al menor que desviaba cada tanto sus ojos hasta las flores en su mano -¿Te gustan los girasoles?- pregunto en voz baja a lo que el oji-ámbar asintió

-Son mis flores favoritas- respondió con una amplia sonrisa, Attakai se inclinó frente a él para luego sacar una de las flores del ramo y tendérsela

-Ten- el pequeño dudo un momento antes de tomarla con sus ojitos brillando y un ligero tono rosa en sus mejillas –También son las favoritas de él- él, no le costó entender a quien se refería el mayor

-¡Muchas gracias!- exclamo feliz, se acercó más a Attakai dejando un beso en su mejilla –Me tengo que ir o me regañaran- le dedico otra brillante sonrisa –Nos vemos- y se fue dejando al oji-negro ahí, en la nada, rasgando su corazón de una forma indescriptible, se levantó en silencio y siguió su camino hasta el cementerio, se detuvo frente a la lápida que rezaba el nombre de Masaki y se sentó en el césped tras dejar las flores frente a ella

-Me sigue sorprendiendo lo cruel que puedes llegar a ser- musito viendo el nombre grabado en la lápida –…Puedo jurar que acabo de verte- siguió, refiriéndose al pequeño que había ayudado en el parque, algunas lágrimas se deslizaron por sus mejillas –…supongo… que pronto volveré a verte- se detuvo un momento para impedir que el llanto que amenazaba con salir lo hiciera –Lo prometo-

-¿Crees que alguno de nosotros salga con vida?- una sonrisa fugaz cruzo los labios de Killer antes de voltear

-Saldrás con vida, lo prometo- la seguridad de aquellas palabras obligo al más bajo a confiar en ellas.

Y tal como Masaki, cumpliría su promesa, miro por última vez la lápida y se colocó de pie, mientras volvía sus pasos a casa pensó en que finalmente le daría un buen uso al arma que lo esperaba en el cajón de su cuarto.


Notas del autor – Lloren que yo lo hice, estoy algo sensible y me releí el último capítulo de "Suicide room" entre lágrimas, tenía otros planes para esto pero me gustó como quedo, supongo que sabrán lo que hará Attakai al llegar a su departamento, me recordé de un one-shot de soulmates que leí con un final similar mientras escribía así que supongo que influyó un poco, no tengo más que decir salvo que espero que les haya gustado y nos leemos en otros fics pronto espero.

Si llegaste hasta aquí, muchas gracias.

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