El lugar era lujoso, con mesas llenas de aperitivos y sirvientes por todos lados, por supuesto que Himekawa lo había proporcionado para la reunión. Por fin después de tres largos años volverían a reunirse los que alguna vez fueron los más fuertes de Ishiyama. Los primeros en llegar fueron Kanzaki, Natsume y Shiro.
– Nada mal Himekawa – Dijo Kanzaki.
– Esto no es nada – Respondió altanero.
– ¿Qué hay de los otros?
– Todos confirmaron – Dijo acomodándose los lentes. Kanzaki sonrió.
– Ahora que me he hecho más fuerte, puede que rete a ese maldito de Oga.
– Aun no te rindes – Dijo Himekawa entre risas.
A pesar de haber pasado tanto tiempo separados, poco a poco las viejas y nuevas relaciones se abrían paso.
– Wooow Increíble – Dijo Yuko al entrar acompañada de sus amigas – OH Kanzaki, me sorprende que llegaran antes que nosotras.
– Que esperabas idiota – Yuko corrió hacia él prendiéndosele del brazo.
– No deberías tratarme de esa forma – Protestó – Recuerda que soy tu novia – Kanzaki respondió con un gesto de indiferencia.
– Tan amorosos como siempre – Dijo Himekawa burlándose.
– No creo que seas el más indicado para decir esto. Según tengo entendido eres un hombre casado Himekawa.
– Tan odiosos como siempre – Le dijo Nene a Kunieda.
Esta última no la escuchó, permanecía absorta buscando con la mirada, a una persona que no se encontraba allí. A pesar de los años, los sentimientos que Aoi mantenía por Oga seguían vivos en su corazón, la distancia solo los habían fortalecidos, puesto que por mas que lo intentara estos no desaparecían.
Nene miraba a su amiga, la entendía perfectamente, ya que Aoi no era la única que no pudo confesarle sus sentimientos al chico que amaba. En el caso de Nene, se dio cuenta de lo que sentía demasiado tarde, aun asi, al igual que su amiga, mantenía el fuerte deseo de que con este reencuentro, lograran por fin llegar a ellos.
Aun no llegaban todos y el ambiente estaba bastante animado. Natsume y Shiro permanecían al lado de Kanzaki como en los viejos tiempo, aunque los continuos ataques amorosos de Yuko a Kanzaki eran definitivamente algo nuevo. Himekawa se mantenía sereno observando todo a su alrededor. Nene, Aoi y Chiaki, aprovechaban el tiempo en la mesa de los aperitivos, recordando viejos tiempos como Red Tails. Estaban todos tan ensimismados en sus propios mundos, que ninguno se percató de la entrada del grupo Oga hasta que los tuvieron en las narices.
Oga, Hilda, Furuichi, Lamia, que por supuesto ya era todo una señorita y Beel con su hermana. Bastaron segundos para que estos se vieran rodeados por los ya presentes.
– Dabuh – Saludó un sonriente Beel.
– Hola Chicos – Dijo Furuichi con su usual sonrisa – Ha pasado bastante en estos tres años. Después de todo he conseguido novia – Soltó. La cara de sorpresa e incredulidad de todos, no lo ofendió para nada – ¿No es así Lamia?
– Idiota, en que piensas, soltándolo tan pronto y tan deprisa – Lo golpeó en el estómago – Por favor discúlpenlo – Dijo haciendo una pequeña reverencia ante la sorpresa de todos.
– ¿Es enserio? – Preguntó Nene.
– Si… – Dijo un lastimero y golpeado Furuichi. A lo que Lamia asintió ruborizada.
– Siendo específicos. Estamos comprometidos – Dijo Lamia entre susurros.
– Pervertido – Dijo Chiaki.
– Este idiota por fin lo consiguió – Dijo Kanzaki entre risas.
– Fue gracioso verlo de rodillas todo el tiempo para que Lamia lo aceptara – Se burló, una renovada y fresca Hilda. Su expresión era distinta, más suave "Los años conviviendo con los humanos debieron haberla ablandado – pensó Aoi"
En lo profundo del corazón de Nene algo se quebraba. Sabía que era inútil albergar esperanzas después de tanto tiempo, ya que fueron exactamente dichas esperanzas las que ocasionaron que el golpe fuera mas fuerte.
– ¿Qué hay de ti Oga? – Inquirió Himekawa – ¿Vienes también con una sorpresa?
– No – Respondió indiferente – Que hay de Tojo.
– En la cocina, está trabajando para mí – Ante esto, nadie se sorprendió en lo más mínimo, pues ya había ocurrido varias veces.
– Hey Himekawa – interrumpió Yuko – No crees que ya es hora de sacar el alcohol. Después de todo ya somos adultos – Himekawa llamó inmediatamente a uno de sus sirvientes, mientras que Kanzaki advertía inútilmente a Yuko.
– Tatsumi – Llamó Hilda – Es hora del biberón de los maestros – Dijo tomando en sus brazos a la hermanita de Beel.
Solo Aoi se había percatado de que Hilda había llamado a Oga por su nombre, puesto que nadie en la habitación se encontraba más pendiente de Oga que ella. Mientras que un despreocupado Oga, acataba la orden de Hilda sin protestar.
Al cabo de un rato, Lamia se encargó de entretener a los bebés demonios, a lo que el resto se sentaba en círculo a beber. Aoi había logrado quedar a un lado de Oga, su corazón latía rápido, de la misma forma en la que lo había hecho años atrás. No dudó en recibir su vaso, perdida en sus pensamientos. Los chicos hablaban de sus años como matones y yakuzas, mientras que Oga contaba sus experiencias en el mundo de los demonios. Kunieda estaba feliz de volver a verlos a todos, el estar reunidos en ese momento, el compartir anécdotas como viejos amigos. Furuichi, ya que por orden de Lamia no podía beber, dejó su puesto para acompañarla, lo que provocó un vuelco en el corazón de Nene, quien trató de disimular lo mejor posible. Tojo dejó sus labores y se unió llenando cada uno de los vasos. Aoi permanecía distraída, hasta que algo llamó su atención. Con total naturalidad, Oga le arrebató el vaso recién llenado a Hilda bebiéndolo de sopetón, ante la mirada desentendida de todos.
– Ella no puede beber – Dijo sin inmutarse.
– Tatsumi – Hilda se sorprendió del rápido actuar de Oga.
– Así que no resiste bien el alcohol – Dijo Kanzaki ente risas.
– ¿Ah? No es eso – Dijo Oga – Está embarazada – Aclaró.
El silenció se hizo presente.
– ¿QUEEEEEEE? – Dijeron al unísono. El corazón de Kunieda estaba agitado.
– ¿Qué quieres decir? – Dijo Himekawa – ¿Embarazada?
– Si – Respondió con naturalidad. Hilda permanecía en silencio con una leve sonrisa en su rostro.
– Verán – Dijo un entrometido Furuichi – Oga y Hilda oficializaron su relación y se casaron en el mundo de los demonios hace unos dos años. Por supuesto siguen siendo los padres adoptivos de Beel y su hermanita. Supongo que quisieron agrandar la familia – Dijo entre risas.
– A la fecha Hilda-nee tiene cuatro meses de embarazo. Y si no fuera suficiente felicidad con eso, se trata de gemelos – Confirmó Lamia. Habiendo dejado a los bebés dormidos.
– ¿QUEEEEE?
– ¿Oga se convertirá en padre? – Exclamó Kanzaki. Todos permanecían aún sorprendidos. Kunieda aun intentaba procesar toda la información.
– ¿De qué te sorprendes? – Lo reprendió Yuko – Tu también lo serás – Anunció – Dos meses – Le sonrió Kanzaki.
– ¿Yo también? – Kanzaki permanecía en shock. Hasta que abrazando a su mujer se largó a llorar.
Oga y Hilda recibieron las felicitaciones del grupo. Aunque las personalidades de ambos eran poco demostrativa, en ellos se dejaba entrever una felicidad pura, seguramente algo que solo era de ellos, algo que solo podían compartir con el otro.
La celebración siguió hasta altas horas de la noche. Kanzaki ebrio, no dejaba de presumir su pronta paternidad. Un pervertido Furuichi trataba de abordar a Lamia, ante la mirada de la mareada y casi inconsciente Nene. Al lado de esta, permanecía Kunieda, ahogada en la agonía propia del amor no correspondido, observando cada uno de los detalles de las acciones de Oga y Hilda. A pesar de estar borracho, Oga no dejaba de mirar a Hilda cada cierto rato, atento a cada uno de sus movimientos, ayudándola a levantarse para ir al baño o a volver a su puesto junto a él. Todas esas acciones provocaban que las puntadas del pecho de aoi se sintieran más profundas.
– Tatsumi – Llamó Hilda con urgencia. Inmediatamente Oga respondió a su llamado atento a cualquier cosa que le pidiera su esposa – Quiero comer pedazos fritos del sedoso demonio majuuheel, con omelet de viudas negras con cebollas verdes.
– ¿Eh? No hay forma de que te consiga eso. Los bebés son en parte humanos ¿Acaso quieres matarlo?
– Taatsuumiii – Dijo enojada.
– Esta bien, está bien, solo espera – Dijo Oga tratando de evitar una catástrofe.
– No hagas enojar a Hilda-nee en su estado idiota – Lamia por fin se había librado del pervertido de su novio al darle una paliza – A pesar de que los bebés son mitad humanos, llevan tu sangre, por lo que nada de lo que coma le hará daño.
– Esta bien – Dijo de mala gana – Lo siento chicos – Les dijo al resto más amable de lo usual – Nosotros nos iremos primero – Tiernamente ayudó a su esposa a ponerse de pie, bajo su vestido ajustado, podía notarse el leve bultito que se estaba haciendo presente.
– Supongo que ya deberíamos ir a casa – Dijo Furuichi.
– Recuerden que quedamos en dos meses más para ir a la playa – Les recordó Yuko.
– Si, si – Dijo Oga dándoles la espalda, mientras cargaba en cada brazo a los bebés demonio.
"Se ven como una familia – pensó Kunieda, a lo que las siluetas desparecían detrás de la puerta"
Yéndose los invitados principales, de a poco cada uno se retiró, acordando verse de nuevo en dos meses. Esta vez sería menos tiempo separados, pero por supuesto, serian dos meses llenos de sorpresas.
