¡Hola a todas y todos!. Me gustaría invitarles a seguir la historia de este fic, que se plantea de antemano como un longfic. Espero les guste.
La saga de Naruto y sus personajes no me pertenecen, sino a Masashi Kishimoto. Esta historia me pertenece, por lo tanto, no está permitida su reproducción sin mi autorización.
Luego de largos años, quien era errante en el mundo, volvía a casa, habiendo recuperado su voluntad, su pasado y sanado sus heridas. Sasuke Uchiha era en estos tiempos una persona distinta, los extraños fantasmas que le atormentaban, eran ahora borrosas nebulosas, opacadas por el velo de la madurez, la comprensión y el perdón. La historia sería escrita nuevamente, ahora de su mano y determinación. Se esperaba que la historia fuese distinta esta vez, sin embargo, los años pasaban y las cosas no eran fáciles, dado que la lejanía seguía siendo un componente esencial en su vida, y no solo en la suya, sino también para aquellas personas que se encontraban emocionalmente atadas a él. Los viajes continuaban y con ello, también la distancia de la calidez del hogar. Su compromiso político con Naruto y su proyecto de sociedad nueva, colmaban sus pensamientos, lo llenaban de responsabilidades y deberes que se entrelazaban con la necesidad de retribuir sus errores pasados. Por lo tanto, el camino que deseaba seguir, se encontraba lleno de obstáculos y de esquinas oscuras que le aguardaban, el trabajo era interminable y la ruta llena de claroscuros; así caminaba el Uchiha ahora, de encrucijada en encrucijada, lejano, asumiendo su pasado y enfrentando su nuevo destino. A pesar de la constante angustia, una mano alcanza siempre la suya, la mano cálida de la joven que, a pesar de todos los pesares, espera incansablemente su llegada: Sakura. Todos los extraños demonios que le atacan en la soledad, parecen sucumbir ante la presencia de aquella, que luego de toda la incertidumbre y las culpas, ahí yace a su lado. Desde otra esquina, aguarda otra desazón que abate su pecho: la otra Uchiha, la niña que le mira con sus mismos ojos. Así pasaba el tiempo, abatido por la soledad del deber y constantemente cuestionándose el extraño compromiso había adquirido con Sakura; una espera mutua, de ambos por ver un mundo mejor para la pequeña que habían traído al mundo y de ambos...por estar juntos alguna vez.
PARTE I
Capítulo 1: La misión.
Esa tarde llovía, una las primeras señales del otoño. Se había quedado un rato, absorto frente a la ventana, mientras una lluvia lenta caía sobre Konoha. Bajo la puerta de la habitación, una débil huella de luz se cuela, los ruidos fuera del cuarto le parecen tan cotidianos, Sakura lava los trastes de la cena junto a Sarada. Escucha levemente sus risas, sus inquietos pasos por el departamento. Era uno de esos días libres, en que todos habitaban el hogar apaciblemente, Sarada no se le separaba en toda la tarde, mientras que a lo lejos Sakura les alcanzaba con una mirada afectuosa. Sin embargo, esa tarde Sakura le había encontrado decaído y le habría empujado a que tomase una siesta, siempre le reprendía para que no se sobrecargara de trabajo, le habría dicho a Sarada que le dejase descansar. Él había accedido, pero a pesar del cansancio, su mente no cedía, sentía que había pasado horas en un constante vaivén entre el sueño y la vigilia.
Recostado en la cama, con la habitación a oscuras, se debatía una y otra vez. Al parecer nuevamente la lejanía le esperaba, y con ese pensamiento, los ojos tristes de Sakura ante su partida aparecían en su memoria.
En un momento, en medio de la oscuridad de la habitación, la puerta se abre, mientras una silueta ingresa lentamente. Sasuke se incorpora para encontrarse con ella. Sin embargo, esos ojos, directos y sinceros le miran fijamente, con una leve tristeza y en sus labios se mueve una palabra muda. A pesar del ambiente de sordera, Sasuke lee los labios que conoce tan bien, y lee los ojos que tan fijamente le miran.
No te vayas…
Sasuke la mira fijamente, sin embargo, la figura de Sakura frente a él, es como si hubiera rebobinado en el tiempo. La mirada infantil de Sakura yace frente a sus ojos, la misma niña que quiso detenerle aquella lejana noche, antes de que él abandonara la aldea de la hoja, hace ya tantos años atrás, las mismas lágrimas y la voz quebrada vuelven a su memoria. Para su sorpresa, la niña se acerca y toma una de sus manos. Sasuke la mira inmóvil, mientras la niña acerca su mano a su pecho. El contraste de su mano adulta, acomodada en el pequeño pecho de Sakura, comienza a extrañarle. La niña levanta la mirada hasta encontrar los ojos del Uchiha, mientras aprieta su mano contra su pecho.
Destrózame...Sasuke-kun…
Sasuke respira con fuerza, mientras intenta zafarse del agarre de la niña. El Uchiha la mira fijamente, el tacto brusco hace que los ojos verdes se llenen de lágrimas. La niña suelta el agarre con rapidez y se echa a correr, alejándose en una densa oscuridad.
Espera…
En el momento en que pensaba perseguirla, ya no hay rastros de ella. Solo la oscuridad. Una mano fría se posa en su frente. El tacto le despierta de golpe y se incorpora bruscamente en la cama.
—Sasuke-kun… ¿Estás bien? —susurra ella en la oscuridad —Te sentí muy agitado, así que te desperté…
Sasuke respira agitado y algo desorientado por la oscuridad.
—¿Sasuke-kun? —vuelve a preguntar la voz.
—Estoy bien...solo he tenido un mal sueño. —responde él, recobrando la calma. Ella no responde, sin embargo, él la percibe inquieta. Enciende la pequeña lámpara del velador, iluminando tenuemente la habitación. Ella se ha incorporado en la cama, y se ha inclinado hacia él; su mano se acerca, y se posa con suavidad en la frente del Uchiha, y él la ve extrañado. Ella lo mira con sus grandes ojos verdes. Ojos preocupados y perspicaces.
—No has dormido bien últimamente…—le dice ella con preocupación. Una voz que Sasuke conocía muy bien.
—No me pasa nada, no te preocupes. Vuelve a dormir, es tarde. —Le susurra él, recostándose nuevamente en la cama, dándole la espalda. Sakura lo mira con preocupación.
Él espera que Sakura insista, pero sorpresivamente, la luz de la lamparita vuelve a apagarse y el silencio retorna a la habitación. Nuevamente esa extraña fusión de la realidad con los sueños lo perturbaba, sin notar cuando se había dormido, ni cuantas horas habían pasado. Ni siquiera notó cuando Sakura vino a la cama. Recobrando un poco la razón, Sasuke piensa en las palabras de Sakura y, como siempre, en su certeza, ya que efectivamente no había dormido bien durante el último tiempo, experimentaba raros sueños relacionados al pasado, en que la culpa le abatía. Después de cierto tiempo, los pensamientos volvían y con ello, los sueños y pesadillas. En su espalda, sintió como el cuerpo de Sakura se aferraba a él. El contacto hizo que su agitación por el reciente sueño se redujera, pero los pensamientos de culpa aun rondaban su mente. Hacía alrededor de dos años y medio que había regresado de manera más definitiva a la aldea -desde la última gran batalla contra Kinshiki y Momoshiki- y se había establecido con su familia. Sarada había cumplido los 14 años hace un tiempo, y una pequeña felicidad le invadía por tener la oportunidad de verla crecer, aunque sea una vez. Sin embargo, algo nuevo sucedía con Sakura. Le estaba costando ocultarle su malestar, y en especial, le estaba resultando complejo plantearle lo de la última reunión que había tenido con Naruto hace unas semanas.
A pesar de haber regresado de manera más estable a la aldea, Sasuke seguía siendo solicitado para diversas misiones, especialmente fuera de Konoha. Además, seguía colaborando con Naruto y su ambicioso proyecto de sociedad nueva. A pesar de que confiaba en Naruto y sus ideas, esa confianza mutua entre ambos, se reflejaba en las complejas misiones que el hokage le asignaba especialmente a él. Hacía algunas semanas atrás, cuando volvía de una breve misión, se reportó en la torre del hokage. Luego de entregar el informe habitual, Naruto le había mirado con rostro atípicamente serio.
—Sasuke, tenemos que hablar. —Sasuke le miró sorprendido, por el tono agotado de su voz.
El día anterior, Naruto había sido convocado a una reunión extraordinaria, con el señor feudal y sus consejeros, al oeste del país del fuego, en la aldea Benigna. En la carta que había llegado a Konoha, el motivo decía "urgente, problemas políticos", sin más detalles. Al comenzar la reunión, uno de los consejeros, explicó de forma muy solemne que el mandato del país del fuego estaba en riesgo, y que se necesitaba tomar acciones de forma inmediata. Naruto miró a Shikamaru. Un cuchicheo general se armó en el salón. El señor feudal, levantó levemente la mano, y todos los presentes guardaron silencio.
—Hacía mucho tiempo que no nos enfrentamos a una situación tan compleja como la actual. En la presente reunión pretendo explicarles el motivo de esta. —Explicó con calma el anciano —Les he solicitado asistir, como representantes del país del fuego, para discutir una problemática que se ha venido gestando durante el último año. Como todos saben, el conflicto en el sur aún persiste, y peor aún, se ha ido agudizando con el paso del tiempo. Las revueltas son cada vez más frecuentes, y el acceso a las aldeas del sur, es casi imposible por ahora. La intervención que hemos hecho en el sur, desde la aldea Benigna ha sido infructuosa hasta ahora, y el conflicto se ha vuelto más violento. Muchos de nuestros soldados han fallecido en nuestro intento de contener las revueltas...lo que nos ha obligado a solicitar la ayuda de nuestra solidaria Konoha.
Naruto miró con seriedad, le habían acorralado en un rincón. Todo el consejo le miraba fijamente.
—¿De qué tipo de ayuda estamos hablando, Daimayo-sama? —preguntó Naruto con suspicacia.
—Una que nos permita penetrar en el sur, y recuperar nuestro control de la zona, es decir, deseamos que Konoha pueda colaborar con protección para nuestra aldea, y fuerzas militares que sean capaces de contener y acabar con el conflicto del sur de una vez —Le dijo de manera directa el feudal.
El anciano había cambiado su semblante amable a uno serio. Naruto ubicado al frente del consejo, lo miró fijamente a los ojos, intentando mantener el control de la situación.
—Daimayo-sama, permítame explicarle que la intervención de Konoha no mejoraría la situación del conflicto del sur, al contrario, solo generaría más violencia y caos. Le recuerdo que las aldeas del sur, sumidas en la pobreza, son en su mayoría campesinos... no podrían enfrentarse a una orden militar, y mucho menos si hay ninjas involucrados. Eso solo sería enviarlos a la muerte...confío en que existen otros métodos para contener el conflicto. —El consejo comenzó a mirarse entre sí, con duda.
—El mantener este conflicto por más tiempo, puede llevar a una guerra civil, la cual podría significar muchos más costos, y que podría terminar arrastrando a Konoha. —mencionó otro de los consejeros. Naruto apretó los dientes.
—Daimayo-sama —se dirigió Shikamaru al señor feudal —¿ha abierto las negociaciones con los consejeros del sur?
—Todos han sido asesinados. —sentenció el anciano, y todo el salón comenzó a cuchichear nuevamente.
—Señor —insistió nuevamente Shikamaru —¿ha intentado establecer negociaciones con los caudillos, que mantienen la barrera en el sur? —todos los presentes quedaron en silencio mirando al consejero de Konoha.
—Sus identidades son hasta ahora desconocidas para nosotros. Y el solo propósito que buscan, hacen imposible conciliar una negociación con ellos.
—¿Y qué es lo que buscan? —preguntó Naruto.
—La aldea de las cenizas, y todas las aledañas al sur, desean gestionar su independencia del país del fuego —respondió con severidad el feudal. Todos los presentes guardaron silencio —y lo más grave de la situación, es que su propósito es llegar al poder del país del fuego, es por ello que buscarán expandirse...y buscarán derrocar al señor feudal, y lo más probable es que luego…vayan por Konoha —Naruto y Shikamaru, se miraron aturdidos. La situación era compleja; sin embargo, la voz del feudal, puso los pies de Naruto en la tierra.
—Debo recordarte, hokage, a quién debes rendir órdenes. Konoha, debe obedecer al feudo. Tu negativa puede considerarse traición y alianza con el enemigo. Como también puede costarte llevar tu caso a la corte marcial. —levantó la voz el feudal mientras se ponía de pie —Es una orden. Konoha partirá al sur, en apoyo al feudo. Su deber es brindar protección militar al país del fuego y al señor feudal. —Naruto se puso de pie, y nuevamente le lanzó una mirada directa al anciano.
—Haré lo que sea posible para proteger al feudo y el país del fuego —hizo una breve reverencia y se retiró del salón junto a Shikamaru.
Naruto había vuelto con un problema mucho mayor a Konoha, y debía pensar en algún plan de acción, para enfrentar la carga que el feudal había puesto sobre él. De ahí, pensó en pedir la ayuda de Sasuke.
—Después de todo, el conflicto del sur ya lleva bastante tiempo...en algún momento iba a estallar…—dijo Sasuke afirmado en el balcón del monte de los hokages.
—Por eso, necesito de tu ayuda, Sasuke. Necesito un plan de acción que sea capaz de contener el conflicto, sin embargo, no deseo ampliar el conflicto con la intervención de Konoha en la zona. Con Shikamaru, habíamos hablado de establecer negociaciones con los caudillos. Sin embargo, debemos saber quiénes están detrás del conflicto del sur.
—Eso solo lo podemos saber de una forma…—dijo Sasuke. Naruto le miró, ya sabiendo su respuesta.
Espionaje.
—¿Y luego…?
—Indagaremos en sus propósitos, y luego podemos tomarlos como rehenes e interrogarlos en Konoha. —mencionó Sasuke.
—Recuerda que estaremos en su territorio.
—Tenemos que ganarnos su confianza. Una vez aquí, podemos obligarles a ir a negociaciones...y si no…
—Tendremos que invadir el sur… —completó Naruto, llevándose los dedos a las sienes.
Sasuke, miraba la noche desde la altura, con el viento rozándole la cara. Una noche pacífica. Naruto seguía con el rostro bajo. Largos minutos transcurrieron en silencio.
—Sasuke…no podría confiarle esta misión a nadie más que a ti —susurró Naruto, luego de un rato en silencio. Sasuke que miraba hacia el horizonte, bajó la mirada, y comenzó a caminar regreso a la aldea.
Ya lo sabía.
Esa noche, no pudo conciliar el sueño. Y de esa forma comenzó su seguidilla de malestares.
Al día siguiente, se reportó en la torre del hokage. Naruto y Shikamaru le esperaban en la oficina, para gestionar la planificación. La misión sería exclusivamente de espionaje, con el fin de obtener información sobre los caudillos. Tendría que ganarse la confianza de la aldea, e ir escalando hasta llegar a las personas detrás del conflicto del sur. Si las cosas iban mal, o era descubierto, enviarán refuerzos de Konoha, para reprimir el conflicto. Esa misma mañana, había llegado una carta desde la aldea Benigna. Una citación de advertencia para Naruto desde la corte marcial del país del fuego, en que le acusarán de alta traición de no presentar apoyo militar para el señor feudal. El hokage estaba acorralado y necesitaba tomar una medida. Sasuke sería su mejor apuesta en esta problemática. Escribieron un informe con los detalles de la planificación y estrategia para proceder con el conflicto del sur. Y así Naruto viajó a la aldea Benigna, para establecer el sometimiento de Konoha a la voluntad del señor feudal. Sin embargo, el plan contaba con condiciones específicas.
Si bien Konoha responde bajo el mandato del feudo en ciertos ámbitos, mantiene su autonomía en sus formas de proceder. Es decir, si colaboran en el conflicto del sur, lo harán a su manera.
La misión será en primera instancia de espionaje, y será efectuada por un habilidoso y experimentado ninja de Konoha. El cual intentará obtener la mayor información posible sobre el conflicto.
La misión será clasificada como rango S. y además de carácter confidencial. La misión secreta, mantendrá resguardada la identidad del ninja que la llevará a cabo, para hacer más efectivo su trabajo de infiltración en la zona, y también como resguardo de posibles traidores, ya sea en Konoha, en la aldea Benigna, o cualquier otro lugar del país del fuego. Por otra parte, la misión tomará el tiempo que sea necesario.
La misión también contará con la intervención de este Shinobi en la zona, es decir, intentará establecer negociaciones con sus aldeanos.
De no ser posible el plan de intervención. Konoha se compromete a realizar una intervención militar que dé fin al conflicto de forma definitiva.
Bajo esas condiciones, y ante la dura reprobación del señor feudal, la votación del consejo resultó a favor del plan de Konoha. De esta forma, pasaron dos semanas.
Dos semanas eternas para Sasuke, en que pensaba una y otra vez en su familia. Desconocía cual sería la duración de la misión, sin embargo, Naruto le había asignado una duración máxima será de cinco años para resolver todo. Sasuke sabía que, si bien la misión sería de 5 años, por sus propios cálculos, podría extenderse mucho más. Sakura y Sarada nuevamente solas, no era una idea que le gustara mucho, pero el peligro era inminente y alguien debía actuar, y dadas las condiciones de la misión, las tensas relaciones con el feudal, y el hokage contra las cuerdas, el único adecuado para aquella tediosa misión, era alguien de confianza para Naruto.
Durante aquella noche, en que había vuelto a soñar con Sakura, ella intuitivamente había leído en sus ojos, el cansancio y que algo le pasaba. Ante el mutismo de Sasuke, ella habría vuelto a aferrarse a su cuerpo. Sasuke pensaba en la forma en que le diría sobre su partida nuevamente. Pensaba en sus ojos. Él ya conocía aquella expresión en su rostro, cuántas veces en el pasado ella le había mirado de esa manera. Esa expresión que le recordaba a todo lo que le había hecho durante sus días oscuros, los cuales le perseguían incluso hasta estos días. Los ojos vidriosos, compungidos, producto de la inseguridad y la preocupación que sólo él lograba causarle. Ahí estaba Sakura con esa mirada que llegaba a aparecer en sus sueños más angustiantes. Cuantas veces la imagen de ella le había atormentado durante esos años de expiación, en donde la culpa le abatía constantemente, día a día. Ahora nuevamente le traía nuevas preocupaciones e inevitablemente la culpa volvía a invadirle.
Ese día, tenía que salir muy temprano. Odiaba levantarse y dejar a Sasuke en la cama. Verle dormir era un privilegio que no siempre tenía. Sakura trabajaba muy duro en el hospital, con jornadas extenuantes, pero era una mujer feliz. Su felicidad se acrecentaba con la presencia de Sasuke en el hogar, no sólo porque su presencia la llenaba a ella, sino porque también había calmado la angustia de Sarada y la eterna interrogante por su padre. Desde que Sasuke había vuelto a la aldea hace algunos años, Sarada se había vuelto muy unida a él. Siempre estaba preocupada por Sasuke. Le causaba curiosidad la forma en que Sarada quería a su padre a pesar de las asperezas de su personalidad. Sin embargo, Sasuke era un padre amable, que siempre le dedicaba suaves sonrisas a su familia.
Por otro lado, su actividad sexual había aumentado considerablemente. Desde que Sasuke regresó, se sentía con mucha más vitalidad, dado que retomó la sexualidad con su esposo con mucha mayor frecuencia e intensidad. Amaba a Sasuke, y su cuerpo siempre respondía con demandante deseo ante su marido. A pesar de su intensa sexualidad, ella era rigurosa con los anticonceptivos, dado que, aunque desearan tener más hijos, la presencia de Sasuke en la aldea aún pendía de un hilo, debido a que salía regularmente y por otro lado, ella tenía mucho trabajo que levantar en el hospital. Era un acuerdo mutuo, hasta que la estadía de Sasuke en la aldea fuera mucho más estable.
Ese mismo día, Sakura debía entregar el informe del presupuesto anual del hospital en la oficina del hokage, por lo que caminó tranquilamente por las apacibles calles de la aldea. Con el tema del trabajo, casi nunca veía a Naruto, quien por su parte también estaba con mucha carga de trabajo. Ese día su turno terminaba a las 8 de la noche, por lo que aprovecho de hacer el trámite por sí misma y de paso visitar a su amigo. Se deslizó por los pasillos de la torre, y tocó la puerta de la oficina. Al no haber respuesta, pensó que Naruto estaría muy ocupado o estaría durmiendo por el agotamiento encima del escritorio. Abrió la puerta lentamente y para su sorpresa, la oficina estaba vacía. A pesar de la ausencia de Naruto, Sakura se acercó al mesón para dejar la carpeta sobre el montón de papeleo que tenía sobre el escritorio, además de los diversos envases de ramen instantáneos que siempre rondaban entre sus útiles de trabajo. Sakura sonrió por la terquedad de Naruto a alimentarse mejor. Dejó la carpeta al lado de un libro en que sobresalían algunos papeles. Al moverlo, notó un documento que sobresalía, del cual alcanzó a leer "Uchiha Sasuke. S. 5 años". Ver el nombre de su esposo, en un documento en la oficina del hokage le causó incertidumbre, y como siempre, angustia, especialmente por el enunciado de 5 años. Especialmente porque la presencia de su marido pendía de un débil hilo, entre las misiones secretas y su vida familiar.
Miró en dirección a la puerta, por si venía alguien; sin embargo, no sintió presencia alguna en los alrededores. Shikamaru debía haber terminado su turno. Tomó el papel que sobresalía y comenzó a leer. Era la descripción de una misión para Sasuke, para una aldea cuyo nombre no se especificaba. Por las claves se dio cuenta que era una misión rango S, de espionaje. Duración máxima 5 años. Sakura comenzó a sentir un nudo en su garganta y una angustia al procesar toda esa información. El documento fechaba de hace dos semanas. No tenía el motivo de la misión, ni nada más de información con respecto al caso que estaba en investigación. Solo un documento para que el hokage firmara y se pudiera comenzar la misión. Estaba totalmente confundida, pero al mismo tiempo atando cabos, respecto a las salidas más prolongadas de Sasuke de la aldea, y su ánimo más taciturno. Sintió las lágrimas correr por sus mejillas. Sasuke estaba nuevamente involucrado en una investigación riesgosa. Las lágrimas no paraban de brotar. Sakura, inevitablemente, volvía a ser la mujer que lloraba.
—Sakura-chan? —llamó una voz desde la puerta. Era Naruto.
Sakura se estremeció, ya que recordó que estaba husmeando documentos confidenciales del hokage. En silencio, dejó el papel sobre el escritorio y bajó la cabeza sin responder al llamado. No se volteó, porque no quería que él la viera llorar. Naruto confundido, se acercó a ella.
—¿Qué haces aquí, Sakura-chan? ¿Ocurrió algo?
Que Naruto la viese llorando, era a esas alturas inevitable. Decidió enfrentarlo. Lo miró antes de que él alcanzara una distancia muy cercana. Él la miró sorprendido, Sakura le devolvía una mirada seria, con leves lágrimas en los ojos. Entonces llevó su mirada al escritorio y vio el papel que Sakura había soltado encima. Naruto la miró con preocupación
—¿Por qué estás husmeando en mis documentos? Son confidenciales, está prohibido Sakura-chan —le dijo con la voz un tanto severa. Nadie debía saber nada sobre aquellos papeles. Ya le diría a Sakura en su momento. Pero esa no era la forma adecuada que había pensado con Sasuke para exponerle la situación. La cuestión era seria.
—Yo… —empezó ella con la voz un poco quebrada, lo que le dolió a Naruto. —no lo sé… — Estaba como ausente. Sakura no era así. La reacción asustó un poco a Naruto, tal vez no debió haberle hablado con severidad.
—Te lo íbamos a decir de todas formas…pero de una manera más adecuada... —dijo Naruto para suavizar la tensión del ambiente.
—Ya veo… —susurró ella en un murmullo y con la mirada baja. Naruto bajó la mirada hasta que sintió sollozos por parte de la chica.
—Sakura- Chan… —intentó acercarse, pero ella lo interrumpió abruptamente.
—¿Hacia dónde enviarás a Sasuke-kun? —interrogó ella, con la voz entrecortada. A Naruto le sorprendió el tono pueril en que llamaba a Sasuke aún. Le recordó al pasado, a la Sakura de 12 años, de cabello largo, sonrojada, que lloraba siempre. Hacía mucho que no veía lágrimas en sus ojos. Todo se había tornado incómodo y extraño.
—No puedo decírtelo... —dijo Naruto con un tono serio. Sakura desvió la vista. Para ella las cosas siempre se complicaban cuando se trataba de Sasuke. Naruto se sentía terriblemente culpable, por alejar a Sasuke de ella. Por su parte, Sasuke asumía las responsabilidades sin mostrar emoción alguna. Sin embargo, Naruto sabía que para él también era dificultoso alejarse de Sakura y de Sarada. Se sentía responsable, Sakura comprendía la situación, pero su extenuación durante los años la había desgastado muchísimo. Ella se había callado y tenía la mirada en el suelo, las lágrimas caían levemente por sus ojos y ya no luchaba por ocultarlo. Le dolía. Odiaba verla así.
Naruto se acercó a ella y rodeándola entre sus brazos, la atrajo hacia él, abrazándola con fuerza. Sakura sorprendida se vio apoyada en el pecho de su amigo.
—No llores...por favor...Sakura-chan. —Sakura seguía inmóvil bajo los brazos de Naruto. En el pasado, lo habría rechazado rotundamente, incluso con algún golpe, pero por alguna razón, el contacto se sentía diferente. Hacía años que no tenía ese tipo de contacto físico con Naruto. El abrazo se sentía cálido, envolvente, tranquilizador. Se sentía diferente. Naruto había madurado, su cuerpo era grande y ella podía refugiarse en él, su olor también había cambiado. Cerró los ojos y hundió su cara en su pecho, mientras extendía sus brazos por su cintura, correspondiendo el abrazo.
Naruto levantó la vista con seriedad hacia la puerta de la oficina, mientras identificaba la presencia que estaba a un lado de la puerta abierta. Sasuke, que recién regresaba de su misión e iba a reportarse, había decidido no entrar a la habitación.
Así en la solitaria torre del hokage, Naruto estrechaba a Sakura entre sus brazos, mientras Sasuke que llegaba de su misión, se retiraba preguntándose cómo le explicaría a Sakura su partida. Envidiaba a Naruto por su habilidad de calmar el corazón de Sakura. Algo que, a pesar de los años, aun no aprendía a hacer. Naruto reparaba, mientras el destruía. Si tal vez Sakura estuviese con Naruto, él podría amarla como nadie. Sasuke solía pensar en ello algunas veces, pero se sentía doblemente culpable, porque el sólo hecho de imaginar a Sakura con otro hombre le remecía. Imaginar el cuerpo su esposa, siendo estrechado o acariciado por otros le ardía. Incluso ver a Naruto abrazando a su esposa le había dado una sensación extraña. A fin de cuentas, Sasuke deseaba amar a Sakura. Era lo que lo mantenía con vida.
Al cabo de unos minutos, los cuerpos abrazados en la solitaria habitación se soltaron. Sakura ya no lloraba. Naruto la miraba con una sonrisa apenada.
—Ve a descansar, Sakura-chan, te citaré dentro de estos días para explicarte la situación con detalle. —dijo intentando reconfortarla. Ella le devolvió un gesto algo cansado.
—Me iré a casa...ya hablaremos. —Se despidió ella con rapidez caminando hacia la salida.
Naruto la vio irse con paso apurado. Se quedó con la sensación del delgado cuerpo de Sakura apegándose al suyo. Frunció el ceño y golpeó el escritorio con el puño.
—maldición…
Una vez fuera de la torre del hokage, Sakura alentó el paso. Caminando vio que había anochecido. Las luces iluminaban tenuemente las calles. Aun sentía el nudo en el estómago por la noticia. Caminó de manera vaga por la calle, titubeando los pasos. Se encontraba demasiado distraída, demasiado agotada. Levantó la vista y a la distancia de una cuadra, entre la oscuridad, atisbó una figura negra bajo un poste de luz. Un hombre, se hallaba de pie bajo la luz mirándola desde la distancia. Pensó en Sasuke.
Dudó de su visión por un momento. Pensó que estaba colapsando. Al acercarse, fue notando los rasgos de Sasuke. Por alguna razón esa noche su esposo se veía intimidante en la oscuridad.
—¿Qué haces aquí, Sasuke-kun? —preguntó ella sin mirarlo a los ojos. Se quebraría si lo mirara. No se permitía llorar frente a él.
—Fui a reportarme. —respondió Sasuke con simpleza. Sakura abrió los ojos a más no poder. Si no se equivocaba Sasuke venía de la Torre del Hokage. De todas formas, le parecía extraño que Sasuke estuviera allí, como esperándola. Como si supiera que ella había estado con Naruto. Sasuke había llegado en el momento preciso. Aun no se atrevía a mirarle.
—Sasuke-kun, Naruto y yo… —dijo desviando el rostro hacia un costado.
—Tranquila, no me molesta en lo absoluto —respondió el Uchiha con sinceridad. —por ahora, hay otro tema del que debo hablarte… —por primera vez ella fue a encontrar sus ojos. Sasuke la miró un momento y comenzó a caminar, alejándose de la luz que daba el poste. Sakura se queda detenida bajo el poste de luz, mientras ve la espalda de Sasuke alejarse poco a poco.
—Sasuke-kun… —susurra ella. Él detiene su paso, dándole la espalda. No se voltea. Solo el sonido del viento resuena. Ella espera una respuesta, pero el silencio de Sasuke otorga.
—No tienes que hacer esto solo...no cargues con ese peso tú solo… —murmura ella. Se siente decepcionada de sí misma, porque sabe que sus palabras nunca cambiarán a Sasuke. Ese día había desenterrado a su antigua yo...la que lloraba, la que no podía hacer nada por la persona que más amaba. Estaba frustrada. Parecía que nada había cambiado desde entonces, Sasuke nuevamente dándole la espalda y ella ahí frágil y sin poder hacer nada. La barrera, que ella pensaba le había tomado trabajo derribar entre ambos, no había cedido del todo.
—No quiero involucrarte en este asunto... —dice finalmente él, sin voltearse aún. Sakura levanta la mirada.
—Pero te he visto distinto el último tiempo, siento tu malestar...y tu silencio me daña Sasuke-kun...tu mutismo me llena de incertidumbres… ¿qué debo hacer para que confíes en mí, Sasuke-kun?
—Te preocupas demasiado...por mi Sakura…no es fácil hacer esto… —murmura él algo cansado.
—Tus palabras son duras, Sasuke-kun… —responde ella, dolida.
—Tú sabes que hago este tipo de trabajo...lo sabes desde antes de casarnos… —dice él con severidad.
Sakura había sentido esa sensación antes. La de ser completamente desplazada. Sin embargo, ella misma reconocía que había cambiado, porque sabía lo que Sasuke intentaba hacer. Sin articular palabra alguna, avanza en su dirección y se para frente a él, mirándole a los ojos.
—¡Cómo te atreves! —le incrimina, mientras alza su mano, dándole una cachetada en el rostro a Sasuke. Este desprevenido, se queda mirándola fijamente, con la mejilla enrojecida, como si se esperase el golpe o lo mereciera. —Me preocupas porque te amo, si deseo que confíes en mí, es porque yo confío plenamente en ti —le suelta ella, mirándolo con frustración —esto no se trata solamente de ti y de mí. Tenemos una hija, ambos somos padres de Sarada, ambos deseamos un mundo mejor para ella y para la aldea…por favor...confía en mí.
Sasuke pone su mano sobre la cabeza de Sakura y la atrae para sí. Ella esconde su rostro en su pecho. Un abrazo tan distinto al de Naruto, angustiante, inseguro, cercanía que ella sabe puede perder en cualquier momento.
—Tampoco es fácil para mí —dice él con la voz aterciopelada, que sólo utiliza cuando están solos y la mira a los ojos.
—Pero… —ella no logra terminar la frase porque el Uchiha la ha callado posando sus labios sobre los de ella. Ella está sorprendida por la conducta inesperada de Sasuke. Ella cierra los ojos y lentamente se amarra a su cuello. El poco a poco comienza a encerrarla contra un muro cercano, alejándose de la luminosidad del farol. Profundizan el beso. Sasuke nunca la besaría así en un lugar tan público. Pero las calles yacían solitarias durante la noche, a excepción de la figura de los dos amantes. Sasuke le provocaba algo que Naruto nunca le haría sentir. Ese cálido deseo.
Sasuke la miró, interrumpiendo su letargo, su mirada tenía un atisbo de preocupación.
—Tenemos que hablar…vayamos a casa —susurró él, despacio, cerca de su rostro. Sakura asiente aletargada por el calor del encuentro. Ambos caminan en silencio. Ella se acerca y se aferra a su brazo con fuerza. Esto no puede aumentar más la culpa que siente Sasuke.
En el silencio de su habitación, Sasuke penetra a Sakura, con fuerza. Ella ahoga un gemido. Intenta buscar la mirada de Sasuke, pero él parece ausente. La embiste una y otra vez, mientras ella se aferra con fuerza a su espalda. Siente su respiración agitada en su oído, lo siente vibrar dentro de ella, un gruñido suave sale de sus labios entrecerrados. No logra conciliar el erotismo de toda la situación; sin embargo, le parece placentero como él se desliza dentro de ella. Le gustaría poder sentirlo sin el condón. Ella desea más, tenerlo tan adentro, retenerlo, para que no se vaya. —Más rápido...Sasuke-kun… — logra articular, a pesar del deseo constante de gemir. Él aumenta la velocidad, abre más sus piernas para profundizar la penetración. Ella se regocija de sus suspiros y cómo él se mueve encima de su cuerpo. Entre los movimientos, Sakura busca su mirada y a pesar de su estrecha unión física, Sasuke parece lejano. Las lágrimas brotan, mientras él sigue entrando y saliendo con violencia de su cuerpo. Se siente tonta por haberlo incitado a follar, a pesar de que lo sentía distante mientras caminaban a casa. Sasuke parecía funcionar de manera automática...sin embargo, los sollozos de Sakura lograron sacarlo de su trance. Bajo su cuerpo, ella se tapaba el rostro con una mano. Él sale de su interior, sentándose a la orilla de la cama. Se quita el condón, y se da cuenta que se ha corrido. En el fondo oye a Sakura sollozar. Se siente asqueado.
Esa noche, ambos se acostaron en silencio. Al cabo de unas horas, Sakura abre los ojos en la oscuridad de la habitación, y solo se encuentra con la espalda de Sasuke; a la que busca aferrarse con uno de sus brazos. Sabe que él no duerme aún.
—¿Como te sientes? —susurra él de pronto, al sentir el tacto de ella.
—No lo sé… —responde ella de forma vaga —me siento tan egoísta, Sasuke-kun.
Sasuke no responde. Sin embargo, se da la vuelta en la cama, para verla de frente. Extiende su mano y le acaricia el rostro.
—Lo siento… —Él siente que ella le abraza con fuerza. Mientras hunde la cabeza en su pecho. Ambos permanecen en silencio unos minutos, hasta que Sakura finalmente le hace la pregunta que más le aflige.
—¿A dónde irás? —ella espera pacientemente la respuesta de Sasuke, del cual nunca sabe qué esperar.
—Partiré al sur en una semana. —responde él brevemente.
Sakura se incorpora y lo mira fijamente. En la aldea se había esparcido la noticia sobre los levantamientos en el sur del país. Sabía que en algún momento Konoha tendría que intervenir. Sin embargo, ya no hay más respuestas y ella decide callar. Ambos se abrazan en silencio.
Sakura no logra conciliar el sueño, a pesar de estar agotada por el encuentro con Sasuke. Piensa en su ya incipiente ausencia. Voltea su mirada para verlo a su lado con los párpados suavemente cerrados, mientras duerme tranquilamente, cansado también. En su confusa mente comienza a surgir una idea.
No te dejaré partir solo...Sasuke-kun...No puedo hacerlo.
Espero hayan disfrutado de este capítulo. Debo admitir que este es el primer fanfic que escribo y que publico, así que estoy un poco nerviosa por la recepción que tendrá. Dejen en los comentarios sus sugerencias, críticas, reacciones, etc. que me motivarán a seguir escribiendo esta historia. Nos vemos!
