Sakura Card Captor no me pertenece es propiedad de CLAMP, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.
Advertencias: Posible Ooc y Universo Alterno.
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Capítulo 1. Lo que está destinado a ser.
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Totalmente inmóvil a la orilla del edificio, Sakura contempló asombrada la descomunal Luna frente a ella irradiando su hipnotizante luz azulada. El aire gélido golpeó sus mejillas sonrosadas y movió violentamente los mechones de su cabello; pero nada de eso importaba, no cuando la vista era tan magnífica.
—Es tiempo de despertar.
Ella se giró al escuchar el sonido de la voz, sintiendo un leve dolor al despegar la vista de una de las escenas más bellas en el mundo. Sakura creyó que estaba completamente sola en ese lugar, pero no era así. Se encontró con un joven alto al que ella no conocía.
—El momento llegará. Los sucesos inevitables que te harán abrir los ojos a la realidad. —El muchacho habló sin mirarla, pero su voz determinante le dijo a Sakura que se dirigía a ella.
Sakura no comprendió el significado de aquellas palabras y de cierta manera le resultaron crípticas. ¿Qué intentaba decirle el desconocido?
— ¿Qué quieres decir?—Atinó a cuestionar ella. Fue más bien una exigencia.
El joven desconocido al fin la miró, clavando los ojos en ella de una manera que a Sakura le provocó un escalofrío. Sus ojos eran penetrantes y transmitían dureza en su mirar. El claro de luna le permitió a la chica vislumbrar mejor a su acompañante; no era mucho mayor que ella, de hecho parecían de la misma edad, su semblante denotaba seriedad combinando a la perfección con esos ojos marrones y constantes.
La brisa removió la vestimenta del joven, pero a pesar de ello éste no se inmutó ante la inclemencia y brusquedad de la ráfaga. Frunció los labios mientras observaba la incertidumbre en la chica.
—Lo sabes. —La miró unos segundos tratando de encontrar en ella alguna respuesta que le dijera que entendía. Pero no encontró ningún atisbo de entendimiento.
— ¿Quién eres?—preguntó Sakura. Aquel joven la miraba de una manera que ella no supo cómo identificar; los ojos del desconocido habían perdido dureza, dejando ver apenas la estela de un sentimiento muy parecido a la tristeza ¿por qué? ¿Quién era él realmente y por qué le decía todas esas cosas?
Él se movió sin contestarle, erigiendo de nuevo esa máscara de frialdad en su semblante y apartando la mirada de ella. La vista espectacular no lograba impresionarlo pero él no podía responder a la interrogante de la joven.
Hubo un momento de silencio. El cual se rompió cuando otra voz irrumpió:
—La pregunta correcta sería "¿quién eres tú?"
Las sombras bailaban tenuemente y de éstas una nueva figura apareció. Sakura tragó dificultosamente cuando dos inmensas e inmaculadas alas se alzaron imponentes sobre la majestuosa criatura que ahora estaba frente a ella.
—Tú eres… —La respuesta quedó al aire. La joven conocía aquella figura, una criatura que solamente había visto en sueños. Esas alas irradiaban un dorado resplandor que la dejó sin aire.
"¿Estoy soñando?" se preguntó ella. Tal vez era un sueño después de todo.
La criatura caminó posicionándose al lado del joven, ambos la miraron con una expresión indescifrable. Sakura tuvo la imperiosa necesidad de extender la mano y alcanzarlos, un sentimiento que rayaba en una nostalgia que ella no podía siquiera justificar.
—Muy pronto Sakura—habló de nuevo la criatura. Un imponente y magnifico León alado—. Pronto sabrás quien eres realmente. — Sus ojos eran como una sombra misteriosa que cargaban la promesa de un futuro.
Las palabras nuevamente la dejaron pasmada, la jovencita clavó los ojos en la palma de su mano, incapaz de entender a qué se refería la criatura. ¿Quién era ella? la respuesta a la cuestión era más que obvia, ella era Sakura Kinomoto, una jovencita de quince años y estudiante de secundaria. Pero no, aquella cuestión guardaba mucho más de lo que la bestia alada se atrevía a develar.
Estaba intrigada. De nuevo las esmeraldas de Sakura miraron a los extraños, reconociendo en uno de ellos un símbolo extraño incrustado en la fina ornamenta que portaba. El símbolo de un sol; la muchacha recordaba vagamente haber visto aquella insignia en algún lugar pero su turbulenta mente se negaba a brindarle información.
— ¿Quiénes son ustedes? ¡Dime por favor!—Clamó con el corazón acelerado, Sakura juntó las manos a la altura de su pecho para tratar de apaciguar los latidos.
El joven de extraña vestimenta y la criatura encontraron sus miradas compartiendo un mensaje silencioso. El muchacho fue el primero en abrir la boca, pero para desgracia de Sakura no hubo sonido alguno, estaba moviendo los labios pero de éstos no salía absolutamente nada.
De pronto todo comenzó a desmoronarse a su alrededor. Sakura trató inútilmente de llegar hasta ellos, estiró la mano en un vago intento pero al hacerlo simplemente logró que las figuras se distorsionaran y se desintegraran en la nada. La oscuridad se cernió sobre ella comenzando a presionarla, envolviéndola y cegando su visión.
Sakura despertó bruscamente. Su corazón latía desbocado y un sudor frío comenzaba a bajar por su espalda; tenía un ligero dolor de cabeza gracias a la presión que sus manos ejercían sobre ésta.
Estaba en su habitación, al borde de su cama y la iluminación era notable dándole un indicio de que ya había amanecido. El molesto pitido del despertador reverberaba en sus oídos y fue suficiente para crisparle los nervios casi de inmediato ante el recordatorio de que estaba haciéndose tarde.
Tomó el molesto objeto entre sus manos y lo apagó, el reloj marcaba las siete en punto así que estaba justo a tiempo para arreglarse, desayunar e ir al instituto. Dejó el despertador sobre el estante de su cama y mientras lo hacía sintió una extraña sensación invadirla, sin poder evitarlo las imágenes de su sueño golpearon su mente abrumándola en el proceso.
Aquel chico y la extraña criatura que más bien parecía salido de un cuento fantástico. Tal vez debería dejar los libros que Naoko le prestaba, los gustos de la chica eran peculiares así como su personalidad. Sakura sacudió vigorosamente la cabeza para tratar de despejarse, era sólo un sueño; uno de los muchos que había tenido desde hacía cinco años cuando apenas tenía diez.
Una vez serena, se levantó cual resorte de la cama para correr hasta su armario y sacar su uniforme escolar, después con dirección al baño para asearse y cambiar su pijama rosa; porque sí, a pesar de contar con quince años, Sakura Kinomoto se aferraba a sus gustos infantiles.
Tardó apenas lo necesario, la chica bajó las escaleras con dirección a la cocina. Sakura era apenas una brisa mañanera cuando lo requería, sin mucho esfuerzo llegó a la mesa tomando su lugar de siempre mientras una vasta sonrisa cubría su rostro.
Su hermano se encontraba al otro lado de la barra friendo un par de huevos, pero ello no impidió que la escuchara llegar. Sus ruidosas pisadas en el segundo nivel -según Touya- podían escucharse desde la entrada de la casa y una cuadra anterior a esa calle.
—Te levantaste temprano hoy Monstruo —Miró de soslayo a su hermana sin dejar de freír. Incluso el mayor de los hermanos Kinomoto podía ser "multitareas" cuando se lo proponía—. O es que tal vez el olor de la comida te abrió el apetito y te hizo salir de tu cueva. —O cuando la situación demandaba molestar a Sakura.
La chica arrugó la cara con evidente molestia ante el comentario ¿hasta cuándo su hermano pretendía seguir molestándola con sus comentarios tontos? ¡Era tan infantil! Las manos de Sakura formaron un puño y sus pies golpearon notablemente el suelo de madera haciendo que el ruido llegara a los oídos de su hermano, ante este gesto Touya entornó una imperceptible sonrisa de satisfacción.
— ¡Que no soy un Monstruo! Hermano eres cruel. —Se quejó Sakura volviendo la mirada a un lado.
Ignorando la molestia de su hermana, Touya por fin sirvió el desayuno. El de Sakura, el propio y el de un puesto extra en la mesa.
— ¿Yukito vendrá a desayunar con nosotros?—preguntó Sakura expectante sin poder borrar la sonrisa de su rostro. De pronto el enojo hacia su hermano había quedado en un segundo plano.
—Por supuesto, por eso no te vayas a comer toda la comida. Deja algo para nosotros. —De nuevo Touya le picó.
Pero su ataque fue poco efectivo. Alguien llamó desde la puerta principal y los hermanos sabían de quién se trataba; Sakura iba a levantarse para abrir la puerta pero Touya se lo impidió, recordándole que si no se daba prisa llegaría tarde a clases. El joven fue hacia la puerta para recibir a su invitado como todas las mañanas.
La presencia de Yukito en el devenir de la familia Kinomoto era una constante, de hecho ya lo consideraban como parte de ésta.
Sakura saludó efusivamente al joven de apariencia frágil y amable personalidad, Yukito era todo lo contrario a Touya por lo que Sakura siempre se preguntaba el cómo su amistad podía funcionar. No obstante la respuesta a esa cuestión era visible ante los ojos de la joven.
Yukito tomó asiento junto a Sakura y Touya. Agradeciendo por la comida el muchacho engulló hasta la última migaja del plato; a decir verdad el apetito de Yukito era admirable y casi envidiado por cualquier hombre que quisiera romper algún récord.
Ambos jóvenes se enfrascaron en una conversación que involucraba a la universidad en la que ambos asistían, la joven Kinomoto decidió dejar de escuchar en algún punto pues la charla se había volcado hacia reportes y exámenes finales, suficiente tenía con los propios.
Miró sus manos sobre la madera de la mesa, sin darse cuenta ya no estaba comiendo y los alimentos en su plato apenas fueron tocados. Sakura sentía una sensación en el estómago, algo muy parecido al vértigo o a la emoción ante la expectativa, no obstante aquel día no era diferente a cualquier otro en su rutina.
— ¿Te encuentras bien Sakura?—Yukito la trajo a la realidad tocando su hombro. La mirada del joven se teñía en preocupación.
Ella asintió rápidamente alegando que no era nada.
—Te ves cansada. —Siguió el muchacho de lentes. Tal vez eran ideas suyas pero debajo de los ojos de Sakura podían notarse un par de ojeras y eso no le agradó.
Touya miró a su hermana esperando una respuesta al igual que Yukito. Y ante el par de miradas Sakura no tuvo más opción que soltar un suspiro de resignación antes de contar la verdad, de nada serviría mentirles a los dos hombres que la conocían prácticamente de toda la vida.
—Tuve otro sueño—Comenzó—. Pero esta vez fue diferente a los anteriores. No estaba sola, había dos sujetos conmigo y me decían algo que no podía entender. —Sakura se hundió en su asiento tratando de recordar sobre ese extraño sueño, pero no hubo nada más.
La mirada de Touya se endureció y sus ojos relampaguearon con sospecha e inteligencia. No era la primera vez que Sakura alegaba tener sueños extraños, de hecho todo había comenzado desde que ella cumplió los diez años y a partir de ahí no se detuvieron. Pero las imágenes para Sakura nunca eran del todo claras y siempre lograban confundirla, el mensaje de los sueños era simplemente un código indescifrable para ella, no así para Touya. Las cosas estaban empeorando con su hermanita, al principio creyó que todos esos sueños eran a consecuencia de la muerte de su padre, pero después de esos cinco años él ya no estaba tan seguro y temía que algo malo le sucediera.
"Aún no es tiempo" se dijo. Touya se negó a dejar que su desasosiego saliera a flote y pusiera en evidencia la turbación que estaba sintiendo, no quería que Sakura hiciera preguntas al respecto porque él no estaba dispuesto a responder a ninguna de ellas. Alargaría el momento tanto como pudiera para que ella siguiera a salvo.
Yukito por su parte asentía con la cabeza. — ¿Sabes? Algunas personas dicen que algunos sueños pueden predecir el futuro. —Su tono de voz y su expresión difería en gran medida con la actitud seria de Touya, como siempre irradiando esa inmensurable amabilidad.
— ¿Predicciones? — murmuró la joven. Si lo que Yukito estaba diciendo era cierto, entonces eso significaba que ¿llegaría a conocer a aquel joven de mirada severa y a la majestuosa criatura?
Sakura negó con la cabeza ante la absurda conjetura. Era imposible en todas las formas posibles.
El hermano de Sakura miró con molestia a su amigo, por primera vez en muchos años. Y se lo hizo saber al levantarse bruscamente de su asiento haciendo chirriar las patas de la silla contra el suelo.
—Apresúrate o llegaras tarde. —Le dijo a ella más bien como una orden mientras recogía su plato y el de Yukito.
La chica miró el reloj de la pared y en efecto faltaba media hora para que las clases comenzaran. Totalmente aterrada ante la idea de llegar tarde al instituto, engulló a toda prisa lo que le quedaba en el plato; Sakura dejó su traste en el lavabo y tomó sus cosas, corrió hasta el recibidor para ponerse los zapatos.
— ¡Nos vemos en la cena hermano, Yukito!
Y sin más la puerta se azotó cuando ella se marchó.
El silencio se apoderó del ambiente por una fracción de segundo volviéndolo escambroso.
—No tenías por qué decirle eso a Sakura—espetó Touya después de unos minutos.
Yukito dio un pesado suspiro ante la conversación que estaba a punto de tener, como muchas otras veces el dilema se haría presente entre ellos.
— ¿Hasta cuando piensas seguir ocultándole la verdad a Sakura?—habló con determinación el joven de lentes. Yukito abandonó cualquier atisbo de serenidad volviendo su semblante mucho más serio. Vio a su amigo tensarse como las veces anteriores.
Touya sacudió la cabeza hacia él antes de contestar. —Ella no está lista para saberla—Fue tajante al respecto—. Lo he visto, sé lo que va a pasar cuando ella lo sepa y Sakura no está preparada para esa responsabilidad.
Touya poseía un "Don" muy interesante del que sólo Yukito sabía, pero el pelinegro veía aquel poder más como una maldición. Durante años ocultó una verdad a su hermana, una que no le era ajena en lo más mínimo. Conocer el destino de las personas era una carga muy pesada y dolorosa cuando se involucraba a los seres queridos y él lo supo. Si podía hacerlo, quería evitarle ese destino a su hermana. Quería proteger lo más valioso que tenía en esa vida.
—No es algo que puedas postergar Touya. Ambos sabemos que ese momento está mucho más cerca de lo que imaginamos, los sueños de Sakura se han vuelto más frecuentes porque el sello se está rompiendo. —Incluso para Yukito aquellas palabras le resultaron difíciles de pronunciar.
El pelinegro gruñó frustrado, pero a pesar de ello muy en el fondo Touya parecía apreciar su franqueza aún cuando hacían añicos sus esperanzas. Sakura era su responsabilidad y desde la muerte de su madre había jurado protegerla de lo que fuera, con el pasar del tiempo el juramento se volvió una promesa a sí mismo. Podría aplazar las cosas cuanto quisiera pero a pesar de ello el destino se encargaría de alcanzarlos.
—Lo sé Yuki es sólo que… —Touya apretó los dientes ocasionando un incomodo rechinido. Le tomó toda su fuerza de voluntad mirar a la cara a Yukito y ocultar los sentimientos emergentes con respecto a su situación—. Pase lo que pase, quiero que protejan a Sakura.
Tsukishiro acortó la distancia entre ellos y tomó a Touya por los hombros, su mirada antes apacible se convirtió en una que desbordaba determinación. No le fallaría en algo tan importante como eso, después de todo conocía muy bien su papel en todo eso y por sobre todo, apreciaba en demasía a la jovencita como para protegerla de cualquier cosa.
—La mantendremos a salvo pase lo que pase. —Algo en el interior de Yukito se encendió.
Aquellas palabras fueron el aliciente que Touya necesitaba, como si algo dentro de su amigo emitiera vibraciones tranquilizadoras. Quizá fuese sólo la voz de Yukito lo que ocasionó aquella sensación en él.
Una lenta sonrisa se propagó a través de la cara de Touya. —Gracias Yuki.
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Desde el momento en el que Syaoran entró a la casa, el olor lo golpeó. Era una casa antigua al estilo europeo, no obstante el aroma que se respiraba distaba mucho del que desprendería una morada vieja llena de polvo y suciedad acumulada en todos esos años. De hecho aquel lúgubre lugar olía particularmente a té recién servido y a un aroma dulce como el de galletas o panecillos recién horneados ¿Qué clase de lugar era después de todo?
Además, había ocasiones en las que el joven se perdía tratando de encontrar las habitaciones. Llevaba ahí por lo menos una semana y durante ese tiempo los pasillos le parecieron más bien absurdos laberintos; aunque claro, en más de una ocasión no fue enteramente su falta de ubicación lo que le ocasionaron los problemas.
— ¿Lo has encontrado?
El joven se sobresaltó al escuchar la repentina cuestión, Syaoran suponía que se encontraba solo en aquel poco iluminado pasillo. Suspiró y giró hacia quien le había llamado, encontrándose con una jovencita, su prima. Su momento de paz había acabado.
—No deberías estar aquí Meilin. —Syaoran le envió una mirada inquisidora. Su prima siempre lo acompañaba a donde él fuese y nunca aceptaba un "no" por respuesta. A decir verdad era muy perseverante cuando se lo proponía, pero era esa cualidad de la chica lo que sacaba de quicio al joven.
Meilin mostró una amplia sonrisa sin inmutarse por las palabras de su primo, de igual manera siempre ignoraba las negativas del castaño. La chica fue firme en su decisión de viajar con él a ese país, advirtiéndole a Syaoran que ella lo acompañaría así fuese colándose en su equipaje. Además, la chica de ojos color rubí sabía que a pesar de todo, esa actitud huraña de Syaoran no era más que una máscara que utilizaba para alejar a las personas de él, cosa que ella aprendió a ignorar con los años. Nadie merecía vivir en soledad.
Syaoran negó con la cabeza en señal de desaprobación. — ¿Qué haces aquí?—Le cuestionó.
La pelinegra se adelantó un par de pasos hasta quedar junto a él y con toda la confianza del mundo lo tomó del brazo comenzando a caminar por el pasillo.
—Estaba aburriéndome en mi habitación. —Se quejó inflando levemente las mejillas y frunciendo el ceño. Era una casa enorme pero muy aburrida.
—Te dije que no vinieras, éstas no son vacaciones Meilin. —soltó Syaoran con un poco de petulancia impregnando su tono de voz. Su prima nunca escuchaba, o al menos sólo escuchaba lo que quería oír.
Ella suspiró pero a pesar de ello no soltó el brazo del chico sino todo lo contrario, afianzó aún más su agarre.
—No me respondiste Xiao Lang ¿lo encontraste?—Hubo algo en el comentario, un deseo anhelante quizá.
El joven suspiró resignado. —Aún no —Informó con molestia—. Sé que se encuentra en este lugar pero el tablero no me muestra la ubicación exacta. Además, otras presencias están bloqueando la señal.
El motivo de su viaje se encontraba demasiado cerca pero al mismo tiempo parecía tan lejano a él. Sus intentos por hallarlo eran infructuosos, algo le impedía su localización exacta y muy a su pesar odiaba admitir que sus habilidades aunque fuertes, no eran suficientes.
La mirada de Meilin decayó por un segundo pero después se enfocó en su compañero.
—Lo encontraras, eres fuerte y tu magia también. —Lo animó con actitud renovada. Durante años ella fue testigo del arduo entrenamiento de Syaoran; su magia ahora era más poderosa de lo que alguna vez fue cuando niño. Después de todo provenía de un poderoso Clan.
Él no le dijo nada pues no sabía qué decirle. Así era Syaoran, un chico serio que sabía conjurar técnicas de alto nivel pero que no sabía cómo responder a la interacción humana. En los últimos años, Li se había entrenado para no mostrar sus emociones y estaba seguro de que su expresión permanecía estable. No obstante le devolvió la mirada, sus ojos reflejaron un sentimiento de gratitud.
Ambos llegaron al final del pasillo y la joven se soltó de él.
—Rubi me dijo que Hiragizawa quería verte—dijo ella—. Te está esperando en su estudio. —Tomó el pomo de la puerta para abrirla.
La puerta cedió con un molesto chirrido y los chicos reconocieron que a esa casa le hacía falta un poco de mantenimiento. Syaoran ingresó dejando a Meilin en el dintel de la puerta, ella no dio un paso más pues sabía que esa conversación no le concernía en lo más mínimo.
Las sombras bailaban en las paredes gracias a la poca iluminación que constaba únicamente de la enorme chimenea al final de la habitación, no era invierno pero al dueño de la casa le fascinaba mantenerla encendida. El interior de la habitación era modesto pero le daba un aire vacío, en el centro se encontraba un enorme sillón que a juzgar por su apariencia llevaba ahí el tiempo suficiente para considerarse una reliquia.
Syaoran avanzó hacia aquel sillón escuchando sus pasos mezclarse con el crepitar de las llamas que lamian furiosas los ladrillos de la chimenea. Rodeó el enorme sillón y se mantuvo de pie frente a un joven, quien sostenía un libro abierto en las manos; el chico se mantuvo así un par de segundos antes de estirar la mano hacia una mesita y tomar un separador para marcar la página que hasta entonces se encontraba leyendo.
—Meilin me dijo que querías verme. —Li fue directo al punto—. ¿Qué es lo que quieres Eriol?
Eriol Hiragizawa dejó su libro a un lado y fijó su mirada en él, en ellos no había ningún rastro de sorpresa sino más bien una amabilidad engañosa. Syaoran lo sabía, Eriol era un joven que escondía su verdadero ser detrás de esa amable sonrisa, no es que no fuese un sujeto amable porque sí lo era, pero era apenas una faceta de su personalidad, la punta del iceberg.
— ¿Quieres tomar algo?—Le ofreció Hiragizawa.
—No.
La sonrisa de Eriol se amplió pero no insistió al respecto. —Dime ¿has tenido suerte?—Cruzó las piernas de manera casual, adoptando una posición despreocupada. Otra de sus fachadas.
—Hay algo que me impide dar con la ubicación, algo que está bloqueando al tablero casi como…
—Como si otra fuente de magia estuviese entorpeciendo la señal— Completó Eriol. Vio a Syaoran asentir e incluso él lo sabía—. No es de extrañar, después de todo el libro es una reliquia muy codiciada, es decir estamos hablando de magia avanzada y creaciones perfectas.
Syaoran entornó los ojos hacia Eriol, el sujeto a veces hablaba con petulancia pero debía concederle la razón.
— ¿Tú no sabes dónde está? Es tu libro después de todo.
Eriol negó enviándole una mirada que brillaba con indecisión.
—Sé que está en este lugar pero no sé exactamente en dónde. Sin embargo… —El joven de ojos azules vaciló sólo un instante.
Syaoran de alguna manera sintió su indecisión. —Sin embargo ¿qué?—Lo instó a continuar con su oración a medias. El muchacho odiaba la incertidumbre.
—He tratado incluso se ubicar la presencia de alguien que podría saber sobre el paradero del libro pero me es imposible. —Eriol trató de encontrar a dicha persona pero en cada ocasión le resultó imposible tal como si ésta hubiese desaparecido de la faz de la tierra.
— Pero con tu nivel de magia no debería ser problema ubicar el libro o a esa persona, eres el mago más poderoso que existe. —Syaoran volvió la mirada hacia la chimenea. La situación lo estaba frustrando más de lo que quería admitir.
Eriol observó su expresión sabía que Syaoran prefirió apartar la mirada como prueba de su propia incertidumbre. Y no lo culpaba, ciertamente a pesar de ser alguien poderoso habían cosas que escapaban de su entendimiento o de su control.
—Te equivocas Li—dijo con vehemencia—, yo no soy el más poderoso. —No desde que había tomado su decisión.
— ¡Eres la reencarnación de Clow!—La voz de Syaoran se elevó una octava de lo normal y su mirada se endureció aun más si es que eso se podía.
—Pero no soy él, no del todo—Por fin Eriol dejó a un lado esa imperturbable sonrisa y esa posición despreocupada en el sofá para hablarle con total seriedad al muchacho—. Mis memorias siguen intactas, en esencia son las mismas que las del antiguo Mago Clow. Mi magia sin embargo, ahora se ha reducido a la mitad.
La mirada chocolate chocó con los zafiros de Eriol tan de repente que inconscientemente contuvo el aliento. Los ojos del chico de lentes era de un azul intenso, casi oscuro como la noche más lúgubre, y sólo entonces la intensidad de su expresión libre de cualquier atisbo de humor -del bizarro humor que Eriol poseía- lo volvió cauteloso.
— ¿Qué quieres decir? explícate. —exigió Syaoran con incredulidad. No había nadie más poderoso que Clow y su madre le había confiado la verdad sobre la identidad de Hiragizawa desde hacía años cuando él fue su maestro.
—Pasaron cosas—Comenzó Eriol sin dar demasiados detalles—. Todos saben que yo soy la reencarnación de Clow y aunque esa es la verdad lo que pocos saben es que no soy el único.
Syaoran dio un paso hacia atrás debido a la impresión ¿él no era el único? ¿A qué se refería con eso? ¿Había otras reencarnaciones del Mago? Imposible. El castaño inclinó la cabeza mientras consideraba eso, no estaba seguro de entender del todo lo que Eriol estaba diciéndole.
— ¿El alma de Clow se dividió?—Jamás había oído tal cosa ¿un alma partida a la mitad para reencarnar en dos cuerpos? ¿Eso siquiera era posible?
—Clow de alguna manera me entregó las memorias y los poderes a mí, sin embargo no fue su elección otorgarme su mayor creación.
—El libro. —Supuso Syaoran.
Hiragizawa le dio la razón. —Mi alma es una existencia independiente a la de Clow al igual que la otra reencarnación —Se levantó de su sofá y pasó de Syaoran caminando hacia la chimenea—. No tenía recuerdos y tampoco poderes, él era un hombre común que únicamente conservó la apariencia de Clow.
Tras decir todas esas palabras, Syaoran cayó en cuenta de algo importante.
—Entonces él tiene el libro—No fue una cuestión sino más bien una aseveración—. ¿Acaso es el nuevo dueño de las cartas?
Eriol giró para encararlo y negar con la cabeza.
—Incluso Clow antes de su muerte—Hiragizawa evitó que una imperceptible sonrisa escapara de su boca ante la última palabra—, eligió al nuevo dueño de las cartas. Pero no te equivoques Li Syaoran, no se trata de mí o de la otra reencarnación.
Así era, Eriol sabía a la perfección de quien se trataba pero a pesar de ello no lograba ubicar a la persona elegida.
—Me encontré con la otra reencarnación hace algún tiempo y en ese entonces le brindé la mitad de mis poderes para que las cosas siguieran su curso, así de la misma manera el libro conservaría el sello y evitaría que fuese abierto.
Él estaba en lo correcto. El sello protegía a las cartas de caer en manos equivocadas para fines equivocados, las cartas no sólo podían usarse para el bien sino también para traer desgracias al mundo, eso dependiendo del dueño.
Syaoran frunció el ceño cuando dos pensamientos lo golpearon simultáneamente.
—Entonces esta búsqueda no tiene caso si el libro está con su nuevo dueño o es que ¿acaso piensas quitárselo?
Eriol no respondió de inmediato y entonces Li creyó que le estaba dando la razón al segundo pensamiento, él pensaba quitarle el libro al nuevo dueño.
—Te equivocas—La cara del chico de lentes recobró la amabilidad y esa sonrisa de antaño—. Pero es nuestro deber proteger al nuevo dueño de que alguien lo intente, tú como descendiente de Clow y yo como su reencarnación. —La mirada de Eriol destelló en las profundidades con emoción contenida. Muy en el fondo deseaba al fin conocer a la persona encargada de las cartas pues por el simple hecho de ser el elegido lo volvía una persona muy valiosa.
Li reconoció que él tenía razón. Durante toda su vida se había concentrado en aumentar su nivel de magia para así un día poder ser el dueño de dichas cartas, no obstante Hiragizawa le revelaba aquella verdad y en un principio Syaoran sintió que todo su entrenamientos no servía para nada. ¿Sin un propósito cuál era el verdadero significado? Pero ahora tras las palabras de Eriol se dio cuenta de que su trabajo aun no terminaba, si no podía tener las cartas a su disposición entonces las protegería de caer en manos equivocadas, eran una reliquia familiar después de todo y no quería defraudar a su linaje.
El castaño asintió dándole la razón. Iba a decir algo cuando su cuerpo se tensó ante una sensación conocida para él, miró a Eriol quien mantenía los ojos cerrados percibiendo lo mismo que él.
—Es una presencia desconocida—Informó Hiragizawa tratando de concentrarse en la ubicación—, se encuentra cerca del centro.
Syaoran abandonó la habitación de manera abrupta sin siquiera dirigirle unas últimas palabras a Eriol. Corrió lo más rápido que pudo hacia el lugar que Hiragizawa le había indicado, una vez cerca ya se las arreglaría para encontrar al sujeto.
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Sakura estaba de camino a casa. Esa tarde decidió desviar el camino y distraer su mente después de semejante examen; Tomoyo, su mejor amiga y prima no la acompañaba en esa ocasión ya que ella estaba tomando asesoramiento en una academia de clases intensivas a petición de su madre.
Daidouji era la heredera de un imperio que se dedicaba a la creación de artefactos y Sakura no podía negar que Tomoyo tenía madera para eso pues en más de una ocasión la vio proponer ideas para prototipos de uso personal. No obstante aunque el negocio familiar le resultara interesante a su prima, la verdadera pasión de Tomoyo era la confección; sus habilidades eran excepcionales.
El camino a casa desde el parque no era demasiado largo a decir verdad pero en esos momentos Sakura estaba tomándose su tiempo; el clima agradable de la tarde le parecía perfecto para levantar la mirada, cerrar los ojos y dejar que el viento acariciara su piel. Soltó un pequeño suspiro y siguió su camino.
Para su sorpresa el lugar estaba prácticamente desierto, ningún hombre, mujer o niño deambulaba por el camino o jugaba a los alrededores, respectivamente ¿acaso era demasiado tarde?
Estaba cerca del "Rey Pingüino", aquel enorme juego del cual el parque debía su nombre. Ese era el camino a seguir. Caminó un par de metros más hasta que algo captó su atención, en las cercanías se escuchaba el sonido de un par de voces que hablaban en un tono bastante elevado.
Sakura se detuvo y miró a su alrededor, creyó estar sola pero al parecer no era así. El sonido de las voces se intensificó entonces y eso despertó su curiosidad, sin detenerse a pensar demasiado se acercó hacia donde el sonido provenía, justo detrás de un par de árboles. Lo que vio la dejó impresionada.
La punta de una espada a centímetros de la garganta de un chico. La joven observó el pedazo de metal brillante desde un extremo a otro hasta que su mirada se enfocó en quien empuñaba el arma y su mente se nubló ante la impresión. Lo reconoció como el joven con el que había soñado esa mañana.
— ¡Responde!—exigió el joven de la espada al otro chico. Su cuerpo se encontraba en posición para dar la estocada y su mano firmemente afianzada al mango de la espada.
El muchacho arrodillado en el suelo siendo amenazado miró hacia él entre nervioso y petulante, aunque Sakura sólo pudo identificar el nerviosismo. El muchacho tragó dificultosamente.
—No sé de lo que estás hablando. —respondió el chico y eso pareció enfurecer al joven castaño.
La mano del joven se alzó y con ésta su espada también, Sakura vio centellar la filosa hoja con los últimos rayos del sol y no pudo aguantar más. Sin saber exactamente lo que estaba haciendo, corrió hacia el chico arrodillado y se interpuso entre él y la espada.
— ¡No lo hagas!—gritó con desesperación.
La espada se detuvo a unos centímetros de su rostro y el castaño la miró estupefacto. No podía creer lo que veía.
—Por favor no lo mates. —Pidió de nuevo Sakura mirándolo a los ojos.
Syaoran se perdió un segundo en sus ojos esmeralda que lo miraban suplicantes. ¿Qué estaba sucediendo? Apartó la mirada como si el choque quemara.
—Apártate—Le ordenó después de recobrar la compostura.
La conexión se había desvanecido apenas en un segundo pero le bastó para saber que era él, el joven de sus sueños. La apariencia, el sonido de su voz y esa mirada dura que estaba enviándole al decirle que se apartara. Yukito no estaba errado después de todo.
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Continuará…
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NA:
Ok sé que no debería estar haciendo esto con todos los proyectos que tengo pero la verdad es que no pude evitarlo ya que el fandom me absorbió de inmediato. A pesar de haber visto Sakura desde hace mucho, mucho, pero mucho tiempo creo que nunca me había animado a escribir sobre la serie (hasta hace poco); creo que un Shot no me bastó y hace una semana una idea comenzó a rondar por mi cabeza.
Aclaro un par de cosas. El fic es un Universo Alterno por lo que voy a utilizar algunas cosas de la historia original y cambiar otras, incluso incluiré a otros personajes de universo CLAMP y uno que otro concepto de las mismas 7u7r
En este universo Sakura y Syaoran tienen quince años. Y sí, Li conoce bastante bien a Eriol, además creo que motivo de su misión ya quedó muy claro XD
Honestamente es un proyecto sencillo y no quiero hacer de éste algo muy complicado. Y por supuesto este fic va a tener romance SakuraxSyaoran así que es sólo un pretexto para escribir sobre ellos, también algo leve con respecto a Yukito y Touya que en lo personal a pesar de que no soy fujoshi, esa pareja me gusta mucho.
Mis tiempos de actualización son muy lentos así que pido paciencia
De antemano a quienes le dieron una oportunidad a esta historia les doy las gracias y nos vemos en la próxima.
