EL ALQUIMISTA Y LA FRANCOTIRADORA

FULL METAL ALCHEMIST © HIROMU ARAKAWA

Sinopsis: Nada es perfecto. El mundo no es perfecto, pero está allí para nosotros haciendo lo mejor que puede por eso es tan maravilloso. #royaiweek18

Nota de la autora: ¡Si, finalmente haré una Royai Week! Después de tanto tiempo esperando hacer una, este año sí me daré el lujo de participar y aportar más sobre esta pareja. En mi caso, haré cosa de no más de 500 palabras porque estoy muy justa con los tiempos en la universidad.

Y si quieren saber de qué trata todo esto, solo pon "Royai Week 2018" en el navegador y disfruta. Dicho esto, ¡vamos con la temática del primer día!


Primer día – Parental Royai

—¿Estás seguro de esto, Edward? —inquirió Winry viendo como su pareja sostenía el teléfono entre su mano izquierda y su oreja. Tensión notable, mirada ceñuda y hombros rígidos mientras su otra mano sostenía una fotografía.

—Estoy completamente seguro, Winry. No tengo idea de cómo este bastardo lo interpretara, es decir, se lo dije, pero no tan formal y… ¡ah, ese idiota seguro se burlará de mí! —refunfuño sacudiendo el teléfono con desgano mientras miraba con antipatía la foto de Roy Mustang y Riza Hawkeye dirigiendo sus miedos al primero mencionado.

Edward Elric llevaba planificando su boda con Winry Rockbell desde hacía un par de meses. La mayoría de las típicas problemáticas para tal evento estaban resueltas y solo restaban resolverse detalles menores, sin embargo, la mecánica había notado que su prometido le dirigía una especial atención al mural de fotografías durante la última semana.

Primero pensó que era simple añoranza lo que afligía al mayor de los Elric, pero tras escucharlo musitar el nombre de Roy Mustang de la mano con varios insultos, supo que el superior del alquimista era el problema. Winry todavía no sabía que había hecho su novio en Central durante el último medio año junto al general, lo único que Edward transmitió al respecto fue sobre su retorno al ejército y también el regreso de su alquimia*.

Sin embargo, la blonda presentía la relación entre ambos hombres se había modificado considerablemente. No era necesario ser muy inteligente para notarlo.

El alquimista de Acero estaba con el teléfono en la mano una vez más y de forma envalentonada marco hacia el comando de Central. Espero los tres tonos para notificar que pertenecía a una línea externa, dio su número de la milicia y ya escuchó al intermediario decir que sería redirigido a la línea del general Roy Mustang. Edward suspiró.

Ya era hora.

—Alquimista de Acero, ¿a qué se debe tu llamada? —el tono arrogante y engreído de su superior estaba allí. Eso un claro indicio de que todo marchaba perfectamente—. ¿Acaso llamas para decirme que tu boda fue cancelada porque la señorita Rockbell se hartó de ti y de tu temperamento?

—Mire general, no tengo tiempo para sus bromas. Iré directo al punto —dijo Edward con sencillez, pero dejando entrever que el asunto tenía cierta importancia. Pudo jurar que escuchó al moreno cambiar su postura en el asiento y a Hawkeye murmurar algo respecto al tema, era obvio que estaban en la misma habitación—. Mi boda es solo un par de semanas, ¿lo recuerdas?

—Incluso hice un espacio en mi apretado horario para asistir. Considérate afortunado.

Edward sollozó ante su humor en medio del asunto y continuo.

—Bueno veras, sé que ya te había comentado con anterioridad sobre esto, pero…

Las palabras no pudieron salir de la boca del alquimista, avergonzado de pedirle a su superior y a su asistente semejante cosa.

—¿Acero…?, ¿Acero?, ¿Ed…?

Sin embargo, después de acordarse sobre el sinfín de cosas que Roy Mustang había hecho por su persona en el último periodo, tomo noción de que sería una falta de respeto no pedírselo. Ni siquiera correspondía repasar si decírselo o no. Era su obligación de por sí estar allí.

—¿Podrían la teniente y tu asistir como mis padres a la boda? Antes había mencionado esto, pero…

—¿Qué color de corbata llevó? —interrumpió Mustang.

—¿Eh? —Edward no entendió.

—Creo recordar que tanto el novio como el padre de este deben tener corbatas a juego, Acero. ¿O acaso no sabes lo básico? —Roy escuchó que Edward vacilaba al responder, así que lo interrumpió—. Descuida, mejor ocúpate de otros detalles que yo llevaré tu corbata desde aquí. Procura no aburrir a la señorita Rockbell, hijo —y la llamada se cortó.

Desde el lado de línea originaria de Resembool, el teléfono fue observado un momento más. Winry no podía descifrar qué pasaba por el rostro de Edward exactamente y creyó que Mustang se había negado a su petición, sin embargo, el mohín contentado del rubio dejó ver que era todo lo contrario.

En Central, un general había dejado hacía instantes el teléfono sobre su sitio mientras mostraba un rostro sin emociones hacia su teniente primera y guardaespaldas. Hawkeye enarcó levemente las cejas ante su semblante. El moreno negó con la cabeza levemente mostrando facciones complacientes.

—Teniente, espero que tenga un vestido acorde al evento que nos confiere a Resembool dentro de dos semanas —comentó mientras recogía su pluma y continuaba firmando documentación. Los números del proyecto de Ishbal disminuían conforme la reconstrucción finaliza.

—¿Señor…?

—Tal vez no me crea teniente, pero hemos actuado como padres para cierto alquimista estatal con un temperamento particular —su expresión denoto cierto orgullo y complacencia al mencionarlo. Nadie hubiera creído que Roy Mustang estaría complacido por tener un lazo paterno con Edward Elric—. Hubiera preferido que sacara mi cabello y encanto. Aunque su tono dorado tampoco luce mal en él, teniente —expresó mordaz.

Las facciones del Ojo de Halcón se relajaron. Sus comisuras levantadas levemente, rostro relajado. El sonido del agua hirviendo se escuchó y fue a buscar el té para su superior.

—Señor, Edward se parece a usted más de lo que cree.

—El físico de la madre y la actitud del padre, ¿puede creerlo? —bufó, sonriente.

El general terminó de firmar y arrimó el montón de documentos al costado mientras la teniente colocaba su taza. Roy la sujeto con su mano y dio un leve apretón a la mano con la que Hawkeye dejaba el azúcar y la cuchara. Un leve gesto, un leve rose.

Riza le dirigió una mirada de desaprobación a su superior, sin embargo, el gesto tranquilo del alquimista hizo que se brindara el lujo de relajarse, aunque sea un poco, solo un instante, un momento.

—Hicimos un buen trabajo con él, ¿no lo cree, teniente?

—Sí, supongo que sí.


*Esto hace referencia a mi historia "Aprendiendo con él", si quieren, les invito a leer.