Disclaimer: Nada me pertenece. Ojalá, pero no. Algún día, quizás.

Este fic participa en el reto "Rescatando personajes olvidados" del foro Open! Walkers inside.

Personaje elegido: Martinez.


La oscuridad siempre amenaza con volver, y tarde o temprano cumple su promesa. Huyes aun sabiendo que es más rápida que tú, incluso en ocasiones corres en círculos hasta que estás tan cansado que no puedes moverte y te la encuentras de frente, impertérrita. El tiempo siempre es tu aliado y con él te acostumbras a la oscuridad, te adaptas poco a poco hasta que termina por ser una parte indispensable de ti, aunque lo niegas con las pocas fuerzas que te quedan, creyendo que eres único y especial, que las reglas del mundo no se te pueden aplicar. Te repites a ti mismo incansablemente que no tienes otra alternativa, y de tenerla es probable que sea peor, no vas a arriesgarte en vano. Has comprendido que es preferible tener cerca aquello que te hace cuestionarte tu lugar en el mundo, a evadirlo y que te pille desprevenido. A Martinez le ha sucedido una vez, no dejará que pase de nuevo. Está preparado.

El Gobernador había vuelto, la fuente de todo mal, precursor de la barbarie, representación humana de la oscuridad que no conoce fin. Martinez ya se había dejado manipular antes, había hecho todo lo que él quería e incluso más, le debía ser fiel y lo había sido, no estaba ciego, simplemente sus ojos no se habían adaptado a la penumbra. Aquello pertenecía al pasado, el campamento, su gente, le había iluminado de tal forma que ahora lo podía ver todo, en cualquier momento, en cualquier lugar, en cualquier circunstancia, le habían demostrado que nadie le iba a arrebatar lo que era suyo por derecho, ni siquiera quien ya se lo había arrebatado anteriormente. Se merecía lo que ahora tenía por su fuerte personalidad, por su capacidad de liderazgo. Ese debía haber sido su puesto desde el principio, tal era su poder. Era el momento de cambiar el rumbo de la partida, la oscuridad iba a cambiar de bando.

No podía olvidar como el Gobernador había asesinado a su propia gente sin miramientos y se sentía agradecido por ello. Entonces lo sospechaba, ahora lo afirmaba: matarlos es la última opción y por lógica la más inútil. Masacrar a su propio pueblo le dejaría sin poder, debía lograr que le adorasen, que creyesen que sus decisiones son siempre insuperables. Debía controlarles porque son inútiles y le necesitan, pero nunca matarlos, sin ellos pasaría a ser lo que era antes, sin ellos no puede ver. En el fondo un líder también es una persona necesitada. Martinez no sólo lo sabe, sino que lo siente. Prescindir del liderazgo sería renunciar a sí mismo.

Estaba borracho y reflexivo. Qué irónico. Con el Gobernador prácticamente de rodillas, aunque estuviese de pie. Qué irónico. Los roles pueden cambiar muy rápido, el peón convertido en rey, y el rey convertido en cenizas, la oscuridad finalmente de su lado. Qué irónico. En la vida no hay botón de reinicio, ahora estás y ahora no estás. Como él mismo. Qué irónico.

De nada le sirve ver, todo está oscuro ahora y así se mantendrá para siempre.


He tratado de meterme en la mente de Martinez, o algo similar. Casi muero en el intento. Espero que os haya gustado.

¡Muchas gracias por leer! Las críticas de todo tipo son siempre bienvenidas.