Disclaimer: Percy Jackson no me pertenece.

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Moneda de cambio

No es que Némesis disfrutara de su trabajo; de acuerdo, lo hacía, solo que quizás no demasiado.

Lo suyo era el trueque, una forma de pago; la gente siempre le maldecía porque terminaba mal parada, ¿y que esperaban, un premio? ¡No! La vida era sufrimiento, dolor y angustia; ¿quieres algo? ¡Consíguelo! ¿Lo quieres sin trabajo? ¡Paga por ello, vago imbécil!

Admitía que esa parte de su trabajo era grata; tarde o temprano la gente pagaría por sus acciones y ella estaba en primera fila para ello. Era especialmente encantador cuando la gente creía que se salió con la suya, ¡crédulos! Es mejor cuando no se lo esperan, lo adoraba.

Algo que esperaba con ansias era la del hijo de Hefestos.

El chico creía que podía dejar a todos sin pagar; era una lástima, que quizás el precio por la clave era que todos lo olvidaran y sus logros fueran para otros semidiós…

Amaba su trabajo.

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Supe el título antes de empezar a escribir, quizás por eso no lo he cambiado.

La idea de Leo no es mía, es de radycat; que de hecho he pensado escribir. Me pareció que nunca vimos el precio de Leo; y me pareció horriblemente cómico la sugerencia de radycat: cuando Leo llega con Calipso, nadie lo recuerda. Muy irónico tomando en cuenta que pensó primero en una casi desconocida que en sus amigos.

Tengo que escribirlo algún día.

Bueno, esto era lo último, gracias por leer;

Lira.