A veces pienso que todo esto es producto de mi imaginación. Busco los ojos que siento sobre mí y los encuentro fijos en las notas de Runas Antiguas, sin siquiera percibir mi presencia (y es que hace semanas que no me miras). Cuando me giro, sin embargo, vuelvo a sentirlos... y la calidez de tus ojos dorados me envuelve por completo, aunque no pueda verlos. Dejo atrás el miedo y la negación, con una amarga sonrisa interna... he perdido demasiado tiempo en ellos. En este momento (tal vez demasiado tarde), no tengo miedo de admitir que eres lo más importante en mi vida. Fue así desde siempre. Guiabas mis acciones sin quererlo, sin que ninguno de los dos se diera cuenta... todo se relacionaba a la necesidad de protegerte.
Hogwarts se volvió mi hogar muy pronto, y los Merodeadores mi familia... pero tú eras especial. Incluso antes de saber de qué debía protegerte, antes de verte tendido en tu propia sangre al amanecer, y entender qué era el dolor, y la muerte, y la asfixia (y era verte sufrir). James tuvo la idea de volvernos animagos para acompañarte... pero siempre sospeché que mi desesperación fue el factor detonante (y se lo agradezco). Kilómetros de pergamino y eternidades de práctica valieron la pena cuando pude al fin estar a tu lado en las transformaciones, aullar contigo a la luna llena, frotarme en tu piel de lobo y lamer tus heridas.
La luna, que nunca me importó antes de conocerte y que se convirtió en mi enemiga más odiada esa primera mañana de descubrimiento, pasó de pronto a ser una amiga, una cómplice de las noches en que podía acercarme a tu lado oculto. Moony no es un monstruo, Remus, no importa quién lo diga. Nadie puede juzgar lo que sufres cada mes, eso lo has oído hasta el cansancio... pero nadie debería juzgar al lobo tampoco, ni a sus instintos. Ñoñerías de lado, el lobo es parte de ti y no puedes pedirme que lo odie.
Otra vez siento tus ojos sobre mí y sé que si volteo ya no estarán. Pero lo sé, los siento... esto no es mi imaginación ¿cierto, Moony? Quisiera acercarme y preguntártelo, leer tus ojos de miel y saber por fin que está pasando. Remus, lo siento tanto... Sé que fui yo quien se alejó de ti, por miedo a lo que sentía, sé que es sólo mi culpa que tus ojos no devuelvan mi mirada. Te extraño tanto, Moony... tanto.
Uno pensaría que después de todo esto no tendría miedo de acercarme y preguntarte, abrazarte, confesarlo todo y suplicar con todas mis fuerzas que los ojos que siento sobre mí no sean producto de mi imaginación. Vivo al borde del abismo desde que comprendí la razón de mi miedo, al borde de encontrar tus ojos y arriesgarlo todo... pero 'todo' es tu amistad, Moony... y es un riesgo demasiado grande.
Wormtail no parece darse cuenta, pero Prongs lo sabe... no dice nada, pero me mira intensamente, esperando a que salte.
Xantas, hijo de Gangor, traduces con voz suave y tiemblo despacio.
Y quiero decirlo, gritarlo... me acerco al borde del abismo y cierro los ojos. Zumbas en mis oídos, tu voz me invade desde el otro extremo de la habitación con nombres antiguos y extraños... y sé de pronto que saltaré, ahora, en este momento, sin importar las consecuencias.
