Disclairmer: Si reconocen algo no me pretenece, probablemente sea de JK Rowling.

NOTA: Subiré los primeros capítulos que están escritos y corregidos según yo. Si alguien quiere ayudarme a como continuarlo estoy abierta a sugerencias de todo tipo. Gracias por su apoyo y espera, el bloqueo que tengo con esta historia me da vergüenza.

Capítulo I

Para cuando llegue a la mansión por las vacaciones de verano, antes de entrar al 6to año, sabía que me esperaba, por eso no me sorprendí de ver al señor tenebroso en mi mesa, portándose como el señor de casa y ver a mi madre atemorizada en un rincón siendo consolada, aunque parecía no funcionar, por mi tía Bella.

Sabía que habíamos caído de la gracia del Lord y que nuestra vida sería un poco peor que la de los elfos domésticos a menos que yo de alguna manera pudiera restaurar el honor de la casa Malfoy. Con mi padre en prisión mi madre se desvanecía en su propia miseria sin preguntarse qué pasaría conmigo.

Fui obligado a tomar la marca, observe y aprendí maldiciones, oclumancia, legremancia y más que nada aprendí a ocultar mis emociones verdaderas y tener una máscara de cinismo y diversión ante cada horror que enfrenté.

Cuando el lord me anunció mi "misión" escuché a mi madre sollozar más fuerte. Sabía al igual que yo que era casi una sentencia de muerte… para cualquiera que no fuera yo, claro que ninguno lo sabía.

-¿Y que hay para mí en ese arreglo?- Los Malfoy seriamos muchas cosas pero no estúpidos, si bien mi padre seguía fielmente a Lord Voldemort también había obtenido beneficios, entre de ellos la mano de mi madre y varios negocios que había ayudado/extorsionado para obtenerlos que habían incrementado las arcas de la familia. El lord rio por lo bajo sabiendo como trabajaba mi familia.

Su voz provocaba escalofríos con su pronunciar lento y arrastrado.

-¿Qué quieres niño?, gracias al desastroso trabajo de tu padre no estás en posición adecuada para exigir algo. Deberías alegrarte que deje que tú y tu madre vivan y que Lucius esté en prisión si no ya lo hubiera hecho pagar por su incompetencia. Además es un honor servir a la causa.

-Pero mi trabajo, con todo respecto Lord, además de ser un honor, cuando esté terminado te dará más de lo que mi padre pudo haberte dado junto con los otros mortífagos de haber tenido éxito.

-Pareces estar muy seguro al respecto de tu éxito, ¿Estás tan seguro que puedes con esto?

Yo sabía que él no creía que yo pudiera con esto y que esto era una manera de castigar a mi familia, dándome una misión que creía casi imposible que yo realizara. Me haría cumplirla como si fuera un honor hacerla, si no haría que la familia Malfoy se extinguiera de la faz de la tierra de una forma lenta y dolorosa.

-Si usted no me creyera capaz no me habría asignado esta misión. ¿O me equivoco?- El admitir que no creía en mi pondría en evidencia su verdadero propósito, así que jugaría bien mis cartas. Después de todo a él tampoco le gustaría que mostrara su verdadera cara ante sus demás seguidores.

-En eso tienes razón, te ofrezco la libertad de tu padre, la exoneración de su culpa y la restauración del honor de los Malfoy.

-¿Y qué hay de mi futuro?

-Ya tienes mi marca y si cumples tu misión tienes un puesto alto asegurado a mi lado.-Dijo exasperado y curioso de lo que pediría.

Lo medité por un momento, pensé una vez más y me di cuenta que habían pocas cosas que en verdad el señor tenebroso pudiera darme. Y así se lo dije.

-Hagamos un trato niño, si tu consigues tu misión, no solo tendrás más honor y poder del que tu padre perdió, también te concederé lo que me pidas.

-¿Lo que sea?

-¿No soy yo el mago más poderoso de todos los tiempos?

Hubieron unas cuantas risas bajas de los otros mortífagos presentes y con el rabillo del ojo vio cómo su madre y su tía lo miraban sorprendidas y felices. Mi madre me pediría después que con mi deseo salvara a mi padre de ir en cualquier otra misión para que mi madre no perdiera la cabeza y llorara desconsoladamente cada vez que mi padre se iba de misión. Vaya madre, aunque sabía que no era en realidad su culpa. Si mi padre no deseara eso mismo no habría problema.

Sonreí, di una inclinación con mi cabeza y me retiré. Aunque nadie me viera aún mantenía la sonrisa a través de pasillos y salas.

Llegué a mi cuarto y reí como un desquiciado.

-No señor jajaja-dije sin poder parar de reír- El más poderoso es Dumbledore, y el sí que podrá darme mi deseo.

Me seguí riendo un rato más, y cuando me calme me acerque al espejo de cuerpo completo con marco de plata en mi habitación. Moví ligeramente el espejo y en el espacio abierto enterré los dedos. Saqué el espejo del marco y ahí estaba una caja larga y delgada, lo suficiente como para caber en el espacio hueco del marco. La retire y saqué de ella mis posesiones más preciadas:

Un riso de su cabello, de cuando estuvo en la enfermería petrificada a pesar de mis advertencias del heredero se Slytherin, un pañuelo azul que le quité en el baile de Navidad de cuarto año y que no le devolví, unas hojas de papel cebolla con los borradores de unos deberes que ella "extravió" cuando dejó la mesa de biblioteca y dejó de verla, una servilleta con la sangre que me sacó cuando me rompió la naríz y, por último, su corbatín… Se lo quité cuando se quedó dormida junto al lago y aun huele a ella.

En un mundo ideal mi padre no me prohibiría ni amenazaría con asesinar a cualquier mujer que no sea "adecuada" para mi estatus. Si bien teníamos amigos mestizos, nunca permitiría mi padre que se unieran nuestras familias. Que mi padrino fuera mestizo era la única prueba de que mí hasta el necio de mi padre podía cambiar de parecer. Cuando era muy niño entendí que el desprecio y el odio que les mostraba a los sangre… es decir hijos de muggle era la única protección que les podía dar. Si mi padre veía que yo los odiaba, el no sentiría la necesidad de tomar cartas en el asunto-

En un mundo ideal le pediría a mi padrino que me colocara en todos los equipos de pociones con ella y me aseguraría de conquistarla poco a poco. Yo era brillante en pociones gracias a todo el entrenamiento que me daba mi tío. La pude haber impresionado. Y él me apoyaría pues sabía lo que era amar a alguien y no saber cómo demostrarlo.

En un mundo ideal, mi nuevo jefe me apoyaría al encontrar tan hermosa y fascinante a una mujer de su habilidad, magia e inteligencia. Una mujer cuyo poder e inteligencia garantizaría más victorias que la loca lealtad de mi tía.

Pero claro, este no es un mundo ideal, mi padre es un fanático elitista, a mí me preocupa su seguridad así que no puedo hablarle como quisiera y el señor tenebroso me mataría solo por solo sugerir que quería como deseo personal que la señorita Granger fuera mía al terminar la guerra.

Así que esto me deja con el pensamiento que había tenido con anterioridad: El señor Tenebroso no es el mago más poderoso de todos los tiempos, Dumbledore si, y si él quería conservar su cabeza, la de Potter, un monton de estudiantes y ganar la guerra…. Me la daría, y lo que es mejor, ella tendría que hacerlo ya que su corazón le impediría hacer otra cosa si estaba en juego la vida de otros.

Sonreí. ¿Quién hubiera pensado que la vida podría ser tan buena después de que tu padre entra a prisión?

En la noche, cuando la casa dormía le pedí a un elfo que me llevara a Hogwarts y una vez ahí hable con Albus Dumbledore. Mi padrino estaba presente.

-Buenas noches querido Draco- dijo el director-¿Qué… sorpresa tan inesperada es verte cuando aún faltan dos semanas para el nuevo ciclo escolar?

-Ninguna sorpresa, he venido a ofrecerle mis servicios.

-¿Qué podría interesarme de ti pequeño?- dijo juntando las manos sobre el escritorio. Cuando hizo ese movimiento pude ver su mano negra y seca. Mis ojos se quedaron ahí más de lo debido y cuando levante la vista lo encontré mirándome con esos ojos azules que siempre me causaban desconcierto.

Levanté mi manga y le enseñe mi marca tenebrosa, la carne ya había cicatrizado por lo que la visión de esa calavera estaba a todo su esplendor.

-El señor oscuro me ha pedido que lo asesine y que encuentre un modo de introducir mortífagos a la escuela para cometer un golpe y desatar la guerra. -Lo solté todo de carrerilla- Le ofrezco mis servicios como espía y mi cooperación para que no muera nadie. Hablemos directas las cosas, no tengo mucho tiempo.

El director me miró analizando cada una de las palabras que le dije y casi podía escuchar las piezas del rompecabezas caer en su lugar cuando al fin entendió cuál era el trasfondo de esto.

-Bueno Draco, y ¿Qué me vas a pedir a cambio?- me conocía bien el vejete.

-Señor no…

-Tranquilo Severus- dijo sin despegar la vista de mi- Lo cierto, joven Malfoy, es que ya estoy muriendo, como puedes ver en mi mano, a causa de una maldición. Para el final del año escolar, probablemente muera. Por lo que esta misión con tu señor puede ser ventajosa para ambos.

-Lo escucho.

-Retrasaras lo más que se pueda la entrada de los mortífagos a Hogwarts y para cuando al fin lo hagas estaremos preparados. Sin embargo para mantener tu papel en el bando contrario me mataras y continuaras apoyándonos de tu lado cuando la guerra se desate, me evitarás así una muerte que de otra forma sería lenta y dolorosa así como un as a nuestro juego.

-Me parece un acuerdo apropiado de ese lado, pero no espero que crea que haré esto por simple honor, gloria o ser un héroe.

-Me imaginaba algo así, sin embargo difícilmente te pueda ofrecer algo que aún no poseas o puedas conseguir. Así que ¿Qué tienes en mente?

-Quiero a Granger.

El silencio del que se apoderó la sala estaba cargado. Podía ver que nadie se esperaba esto. Incluso los retratos y el ave se callaron.

-Espero que entiendas que me rehúse a eso Malfoy, no puedo permitir que le hagas daño, ni sacrificaré un inocente por algo así.

-No la lastimaré si es lo que piensa. Además no es como si ella de verdad le importe como a mí.

El viejo se veía sorprendido sinceramente. Poco a poco sus ojos se iluminaron con compresión. Miro a mi padrino que parecía comprender muy bien que pretendía yo. Los ojos de Dumbledore se llenaron de asombro para proseguir con tristeza y luego pesar.

-No podemos obligarla Malfoy, lo sabes tan bien como yo.

-Lo sé, si las circunstancias hubieran sido diferentes me encargaría yo mismo de hacerla mía. Pero como saben a estas alturas no me voltearía a ver ni dos veces.

-Entonces ¿Qué esperas que haga?

-Quiero que ella sea mía, no solo al final de la guerra, no cuando haya cumplido mi parte, no. La quiero desde hace algunos años y la tendré aunque ella no lo desee. Eventualmente y con el tiempo aprenderá a amarme, como buena esposa con su marido.

-¿Te casaras con ella Draco? ¿Cómo conseguirás que ella acepte eso?¿Qué pasará con tus padres?

-Ellos me vendieron al señor tenebroso hace mucho, yo te vengo a ofrecer a ti la victoria, la vida de Potter y la seguridad de tus preciados estudiantes. Estoy seguro de que logrará persuadirla, así como ha persuadido a otras personas de sacrificarse por el bien mayor.

Después de lo que pareció una eternidad en lo que contemplaban mi propuesta Dumbledore rompió el silencio, sacándome de mi angustia disimulada de perder la única oportunidad que tendría en esta guerra para obtener lo que siempre debió haber sido mío.

-Lo tendremos que hablar con la señorita Granger, Draco.

-Entiendo.

-Si ella se reúsa permítenos intentar ofrecerte algo a cambio, tal vez la seguridad de tu madre. Sabes que ella es demasiado importante en esta guerra.

-Es Granger o nada director.- hice una pequeña pausa en lo que analizaba los posibles resultados de la guerra y continué -Garantíceme que mientras yo esté trabajando para usted o si muero en el proceso, ella permanecerá lejos del peligro y protegida. De mi madre y su destino es responsable su marido, mi padre. Si él no está cumpliendo su obligación con ella, no espere que yo proteja a quien me vendió por la seguridad de su esposo.

-…Está bien, Draco.

-Antes de que lo asista quiero que me de un juramento inquebrantable, esperaré su carta.

Me levante y caminé hacia la salida de su despecha donde el elfo me esperaba para llevarme de regreso a la mansión. Cuando iba a alcanzar la puerta escuche a mi padrino dirigirme la palabra por primera vez.

-¿Y si se reúsa Draco?

-Tú y yo sabemos que ella es demasiado noble para no sacrificarse por lo que ella considera bueno.

-¿Venderás a tu familia y la guerra? Si te atrapan te harán desear estar muerto. ¿Estas consciente del riesgo que corres niño? ¿Vale la pena muchacho? –Sabía que lo decía por genuina preocupación hacia mi. A diferencia de mis padres él siempre se preocupó por mi seguridad y felicidad. En el fondo él sabía igual que yo lo que el amor le provoca a un mago.

-Por ella, padrino, quemaría el mundo, si me lo pidiera, sólo para quitarle el frio. Sólo por ella.