Naruto no me pertenece. La canción es de Camila.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Mientes
Tanto tiempo había pasado que ya sentía el peso de su ausencia. Hoy era un día triste, la lluvia golpeaba con fuerza en la ventana, amenazando con romper los cristales e invadir la habitación. Pero no inmutaba a la habitante del recinto. Ella permanecía observando las gotas suicidas contra la ventana, con ojos vacíos y sin emoción. En su mente divagaba a momentos de antaño, en los que era felices junto a él.
Tú llegaste a mi vida para enseñarme,
tú, supiste encenderme y luego apagarme,
tú, te hiciste indispensable para mi, y... y...
Como olvidar esos momentos, en los que juntos disfrutaron. Los exámenes Chunnin con sus respectivos alumnos, admirando como él elogiaba a sus muchachos, como los quería.
Tantas cosas que estaban tatuadas en su interior. Un estigma. Una marca de fuego en su piel.
También cuando nadie sospechaba de su relación, de que ella esperaba un hijo de él. Un hijo. Fue una noticia maravillosa, quería gritarla a los cuatro vientos.
Ese pequeño que resulto la luz en la oscuridad en que su sumergió después de…
Después de eso.
Y con los ojos cerrados te seguí,
si yo busqué dolor lo conseguí,
no eres la persona que pensé, que creí, que pedí.
Él le había prometido volver, que ningún rasguño iba a tener. Porque su cabeza valía cinco millones más que la de Chiriku. Sonríe ante esto. Le causaba gracia lo inocentemente ególatra que podía resultar ser a veces.
Le creyó. Ciegamente lo siguió en su "mentira". Él nunca volvería, él sabía que nunca volvería. Si con eso buscaba el dolor que represento su perdida, lo había hallado.
No sabe cuanto tiempo había estado con esa venda en los ojos. Ahora podía ver la persona que realmente resulto ser Asuma Sarutobi. No era la que había pensado ni creído. Resulto ser completamente diferente. No fue la que ella había pedido para compartir su vida.
Con un sonoro suspiro se pone de pie, la lluvia había disminuido. Era hora de salir. Toma una chaqueta y un paraguas, saliendo de forma sigilosa de su casa. No quería despertarlo.
Voy
de nuevo recordando lo que soy
sabiendo lo que das y lo que doy
en mi no queda espacio para ti, y... y... y...
Las calles de Konoha estaban algo vacías, pocas personas caminaban por esos lados. Pero para ella… Ella no reparaba en los demás.
Estos eran los momentos en que se examinaba ella misma. En que recordaba quien era. Una experta en Genjutsu y Ninjutsu, respetada por el Clan Kurama. Sensei del Equipo 8. Madrina de la boda de Kiba Inuzuka y Hanabi Hyuga, a la vez del pequeño Souta, hijo de Hinata Uchiha. Sí, quien lo diría. Después de que el Uzamaki se casara con la Haruno, la pobre Hyuga había caído en una profunda depresión en el que solo logro salir gracias al antiguo desertor de la aldea, quien había regresado después de tanto tiempo.
Muchas cosas habían pasado, buenas y malas. Shikamaru cumplió con su promesa de entrenar al hijo de su maestro. Cosa que agrado a Kurenai, pero que abrió una brecha en su corazón.
¿Por qué no pudo él cumplir con su promesa?
Pero ya no había cabida para él. Su vida estaba resuelta. Ya no había espacio para él.
Ya no lo había.
Y el tiempo hizo lo suyo y comprendí
las cosas no suceden porque si,
no eres la persona que pensé, que creí, que pedí.
¿Podía seguir engañándose de esa manera?
- Puedo seguir intentando. – murmuro para sí misma mientras sonreía tristemente.
La verdad, es que no podía vivir sin él. Por más que lo intentara, cada día se le hacía más difícil hacerlo. Lo extrañaba. Anhelaba verlo nuevamente. Formar parte de una familia feliz…
Pero con el tiempo aprendió, que todo pasa porque tiene que pasar. Si él murió fue por algo, o por alguien.
Eso fue lo que pudo entender.
Comprendió a duras penas que no podía estar lamentándose por la leche derramada. Tenía que ser fuerte por ellos.
Por fin había llegado a su lugar de destino, el lugar estaba solitario y tétrico. Como todo cementerio. Camina entre las lápidas de los caídos, buscando una en particular. Hasta encontrarla.
Mientes, me haces daño y luego te arrepientes
ya no tiene caso que lo intentes
no me quedan ganas de sentir
"Asuma Sarutobi"
Lágrimas rodaron por sus mejillas. Le era doloroso cada año visitar su tumba, y más como un día como hoy, que llovía como aquel día en que murió.
- Mentiroso… - mascullo Kurenai tratando de mantenerse serena, sin lograrlo. – Lo prometiste… Me hiciste daño y vuelves como un perro arrepentido… ¡Mentiroso!
Cae al suelo al no poder tener más fuerzas para permanecer de pie. No había caso seguir intentando arrancar su dolor, gritarle blasfemias si sabía que no la escucharía. Ya no tenía ganas de sentir… ni de vivir.
Mas las palabras de Shikamaru que explicaba quien era su rey, su propio hijo lo era para Asuma, como él era un caballero, tranquilizaron un poco más su llanto.
El caballero se sacrifico por su rey.
Asuma se sacrifico por su hijo.
Llegas cuando estoy a punto de olvidarte
busca tu camino en otra parte
mientras busco el tiempo que perdí
y hoy estoy mejor sin ti.
Se levanta con pesadumbre, y coloca una pequeña flor sobre la lápida. La misma que se rompió pronosticando su muerte.
Era hora de partir.
Pero cuando conseguía sacar fuerza para olvidar su dolor, esté volvía con más ahínco. A lo lejos escucha una voz llamándola, era su hijo que venía acompañado desde lejos por el Nara. Lo mejor era recuperar el tiempo perdido con su hijo y hacer que el dolor buscara otro camino.
- Quizás… este mejor sin ti…
No conozco mucho a esta pareja, pero hice el intento.
Esta fic se lo dedico a mi hermanito. (El me recomendo hacer este songfic con esta pareja)
Espero que le haya gustado.
Quejas y sugerencias.
Saben donde darle click
=)
