DISCLAIMER: La leyenda de Korra es propiedad de Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko.

Este fic participa en la 'Semana Kainora' del Foro ¡El Cometa de Sozin!


UA. Kai y Jinora tienen 19 años. No tienen poderes. Poseen trabajos comunes y corrientes (ni tanto).


Ella es una obra de arte

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Él adoraba todo de ella.

Sobre todo cómo fruncía el ceño cuando estaba pintando.

Amaba la delicadeza de sus trazados, tan certeros y especiales.

—Kai —ella habló. Había estado en silencio casi toda la tarde. Le miró sobre su hombro.

—¿Si? —El joven elevó una ceja.

—Me estás mirando —ella casi susurró, una sonrisa tirando de sus labios.

—Claramente —confirmó. Jinora se volteó completamente, con su rostro lleno de pintura de diferentes colores.

Kai se puso de pie. Con una sonrisa, tomó un pincel lleno de pintura naranja.

Jinora solo le observó, un tanto confundida y curiosa sobre lo que haría.

—Estás llena de pintura, cariño. El único lugar en tu rostro que no tiene color preparado es... aquí —Rápidamente, pasó el pincel sobre la nariz de su novia, llenándola del llamativo color.

Ella lo miraba sorprendida, sus labios formando una 'o' perfecta.

—No acabas de hacerlo —Ella sonrió.

Hace tiempo, cuando eran más jóvenes, habían hecho unas cuantas travesuras, la más común era lanzarse pintura uno al otro, hasta quedar dignos de ser expuestos en un museo de arte.

Era uno de sus más preciados recuerdos.

—Sí, lo hice —dijo—. Pasas demasiado tiempo con los lienzos, deberías...

—Kai —le llamó, interrumpiéndolo.

Ella había estado sentada todo el tiempo, mientras que su novio estaba de pie frente a ella. Jinora se levantó, quedando a la altura de los hombros de Kai. Sin embargo, no evitó que ella le mirara juguetonamente a los ojos.

—Es injusto que tú estés sin ni siquiera un poco de pintura y yo parezca un payaso... —continuó Jinora.

—Luces hermosa, Jin —susurró.

—No me distraigas —sentenció, con una sonrisa tímida—. El punto es que...

En un movimiento rápido cogió un frasco pequeño lleno del pintoresco líquido y se lo tiró al joven en la cara.

—Estamos a mano —Ella sonrió de manera coqueta.

—¿Realmente lo estamos? —musitó, con una ceja elevada.

—¡Rayos!

A continuación, Kai tomó dos frascos y los tiró a distancia a su novia. Acertó.

Ella hizo lo mismo, mientras intentaba evitar ser un blanco fácil.

Jinora corrió por toda la sala, soltando carcajadas contagiosas.

Actuaban como niños y no les importaba.

oOo

Exhaustos, ambos se acostaron en el suelo, pintados de pies a cabeza. Observaron como quedó el lugar luego de su batalla de pintura.

Era un desastre, cabe decir.

—Tendremos que limpiar esto —habló la fémina, abrazada al pecho de Kai.

—Dejémoslo para después.

—Me parece bien —ella susurró, sonriendo.

Él la observó un rato. Los ojos de ella se habían cerrado.

Se había quedado dormida. Típico de Jinora...

Kai pensó todas aquellas veces que había acabado a su lado. Todos aquellos abrazos. Aquellos dulces besos de medianoche.

La vez que se le había declarado en el muelle de la ciudad. El brillo de felicidad en sus ojos.

Allí, en sus brazos, Kai no pudo evitar pensar que Jinora era una obra de arte, en su más puro sentido.

Él se sentía muy afortunado, aunque estuviera lleno de pintura.