Autor: Shameblack
Título: Después de la devastación (vuelve a salir el Sol)
Fandom: Naruto
Parejas: Naruto/Sasuke
Género: Romance/Angst/Hurt!Comfort/Friendship/¿?
Resumen: Naruto está casado. Sasuke también lo está. Pero nada está bien.
Advertencias: Quizá tendencias al adulterio, deseos reprimidos y algo de palabras fuertes.
N/A: No tiendo a hacer ni mínimamente así de cortos los capítulos, pero es una situación especial y pues ya qué. Dedicado con todo mi amor a Free-eyes, que es una zorra y cumple años.
Detrás de la devastación (vuelve a salir el Sol)
Para Free-eyes. Feliz cumpleaños, maja
—¿Tu otra vez?
La pregunta se mece entre el aire nocturno, al tiempo que ve salir de entre las tinieblas los rubios cabellos, ahora ya más cortos y con un tinte un poco más opaco.
—Aquel mensaje me pareció extraño. Preferí venir a confirmar en persona—responde casual, caminando tranquilo, con aquella sonrisa media que ahora parece no desprenderse de él.
La noche enfría y quizá a Sasuke le fastidia el hecho de tener que toparse con Naruto justo en un día así, cuando la soledad arremete con más fuerza y sus ganas de odiarle se saben más tensas. Poder estar molesto a la distancia parece, de pronto, algo mucho más sencillo.
—Ha sido justo como te he dicho antes. No entiendo qué parte no entendiste.
Naruto solo mira hacia los lados, curioso, sin siquiera notarse interesado en las palabras de Uchiha. Le dice que qué hace afuera a estas horas, y dónde se puede conseguir una bebida caliente. Sasuke bufa y se voltea sobre sus pies, porque le importa un bledo que sea el Hokage, que le tenga que mostrar respeto y que haya viajado desde Konoha por una estupidez.
No tarda en sentir los pasos a su espalda, para luego ver el perfil sereno y maduro de su amigo, que le acompaña sin saber siquiera el camino. Algo que supone están ya algo acostumbrados.
—No tengo café, pero tengo sake—le dice al llegar a la cabaña maltrecha donde ha estado viviendo los últimos tres meses. Naruto pasa después de él y se deja caer en una silla tambaleante, sonriéndole al tiempo.
—Suena mejor.
La noche se les va entre murmullos tenues y peleas ridículas. Sasuke le pregunta si los aldeanos pagan sus impuestos para esto, para permitirle al Hokage una salida para hablar con él. Naruto le sonríe con algo extraño entre los ojos y deja el vaso de sake en la mesa. No responde a la pregunta, pero en cambio le comenta sobre lo grande que se ha hecho la villa, las novedades que han acontecido localmente, y un poco sobre las demás aldeas también.
Sasuke no pregunta por nada en realidad. Lo prefiere así, simplemente escuchar el sonido incesante de la voz de Naruto, pensar que todo esto podría ser diferente, y que ese espacio y tiempo en su línea puede doblarse y extenderse hasta cuanto quieran.
Le ve partir al amanecer, y se obliga a correr en dirección opuesta, a poner el mayor espacio entre ambos, porque si no, quizá todo seguiría siendo una línea borrosa y él necesita de sus límites, necesita de su ahora y no del hubiera. Eso no evita que toda la siguiente semana lo primero que vea al despertar sea su espalda alejándose entre el bosque en forma del remanente de su sueño, y el remordimiento, ridículo y patético, de querer frenarlo un poco, de hacerlo regresar. De gritarle que se quede.
Pasan ocho meses y la ciudad en la que se encuentra se inunda debido a las fuertes tormentas. Lleva empapado el abrigo más exterior y comienza a sentir aquel frío traicionero colársele en la espalda, acariciándole justo en medio, haciéndole sentir escalofríos de pura humedad. Está debajo del techo de algún local cualquiera y se siente cansado y quizá un poco sorprendido. Le huele de entre la tierra mojada y le siente golpearle el hombro con el suyo propio, para hacerle compañía debajo de aquel toldo rojo que tiene cuatro goteras y unas letras estampadas que han comenzado a borrarse.
—¿Volviste a confundirte con el mensaje?
—Quería ver con mis propios ojos de lo que me hablabas.
Guardan silencio, que no se queda sin sonido, pues la lluvia contra el asfalto y la banqueta resuenan como un pillar, y a Naruto le recuerda a aquella técnica de Sasuke, a otros días lluviosos, a lo necesario que es hablar en un lugar más privado que una callejuela en mitad del diluvio.
Escucha a Sasuke suspirar a su lado antes de ponerse a correr por entre la lluvia. Naruto le diría que así se va a mojar más, pero piensa que eso es algo que el propio Uchiha diría, y que sonaría a desacato saliendo de su boca. Simplemente le sigue hasta llegar a un hotel poco elegante, y se trepan por uno de los laterales. Están dentro del cuarto, empapando el piso justo antes de que un trueno rompa el negro del cielo.
—No llevas tu capa.
—Me parecía muy llamativa.
—Todo tú eres llamativo.
Uchiha le lanza una toalla a la cara que cacha al vuelo, para luego sentarse en el alféizar, observando al otro quitarse la ropa y exprimirse el cabello. Sasuke hace como no darse cuenta y le dice que no tiene caso ir a la guarida en plena tormenta, y que mejor esperen a que mengüe la lluvia. Naruto dice que no podría estar más de acuerdo y dónde está el sake cuando se necesita.
Sasuke se levanta y le mira directo, para luego voltearse y encerrarse en el baño toda la media hora que tarde en bañarse. Naruto se encoge de hombros y tira la ropa mojada junto al montón de Sasuke en el piso, curioseando por ahí y allá en la habitación. Se recuesta en el colchón de esa cama de dudosa reputación y al tiempo escucha la puerta del baño abrirse.
Cierra los ojos y siente el colchón hundirse a su lado, luego huele el shampoo en la piel de Sasuke. Piensa que su cabello ha de oler mejor y se ríe bajito, con una mano detrás de su cabeza y la otra sobre su vientre.
—¿A qué has venido?
—Pensé que te estabas muy solo—se encoge de hombros—. Solo quise venir a hacerte compañía.
—Y aprovechar para tener los últimos reportes de la misión—completa Sasuke y el sarcasmo se le siente hasta en la respiración, pero Naruto asiente con la cabeza, de pronto motivado por nada en especial.
—Eso mismo.
Se guardan el silencio en los bolsillos y Sasuke se mueve de pronto hacia el otro extremo, secándose el resto del cuerpo con la toalla. Se recarga en la pared y le mira, poco a poco va flexionando las piernas hasta que resbala y termina sentado en el suelo, con los codos sobre las rodillas y la toalla entre las manos. Se miran, uno desde la cama, el otro desde el suelo. Se siente fuera de su sitio y quisiera apartar la mirada, porque le comienza a doler, y de qué se trata todo eso si duele, de qué sirve que esté a kilómetros de Konoha si le va a doler igual, si Naruto va a venir hacia él de cualquier manera.
—Creo que ya estamos mayorcitos para esto.
—¿Para el qué?
—Deja de…—suspira, más de frustración que de cansancio—. Déjalo ya.
Naruto se sienta en la cama y observa hacia enfrente, justo por la ventana que está empapada en lágrimas, que podría apostar se siente fría contra sus dedos, que se siente distante contra todo él.
—Ella ha crecido mucho, ¿sabes? Seguro que será una jovencita preciosa. Tiene tu cara.
Sasuke se lleva una mano al cabello y enreda sus dedos, sintiendo de pronto las preocupaciones muy cerca.
—¿Se encuentra bien?
—Sí. Las cuido por ti, Sasuke. Jamás dejaría que nada les pasara.
Y le cree, porque a Naruto jamás podría no creerle, porque la convicción en su cara y la honestidad en su tono le hacen confiar con los ojos cerrados, con el corazón en la mano.
Al final se levanta del suelo y termina sentándose a su lado en la cama, con las piernas y el pecho descubiertos. Naruto le ve y murmura algo sobre cómo un resfriado termina en una pulmonía y qué ingrato eres Sasuke, tápate o te enfermarás, antes de echarle una manta encima.
Terminan durmiendo en la misma cama, con el calor bajo las sábanas y el susurro armonioso de las gotas de lluvia contra la ventana.
No van a la guarida, más que nada porque al despertar mira a Naruto cambiarse y le observa sonreírle con el amanecer a su espalda y una promesa en los ojos. Le ve marcharse de nuevo y siente el viejo conocido nudo en su garganta formarse.
Dice adiós a la nada y se deja caer en la cama otra vez. Huele a ellos y por un segundo en medio de la eternidad, eso es suficiente.
Con el tiempo, se acostumbra a las visitas ocasionales, deja de preguntar el por qué y simplemente se deja llevar. Un día se encuentran en lo alto de una montaña y la luna está grande sobre ellos. Naruto le cuenta de su hijo y Sasuke le piensa. Le dice un "¿Crees que pueda reconocerla?" y sabe que Uzumaki ha entendido, porque le mira a los ojos y le guarda paciencia. Le responde un "Eso espero" que le duele un poco pero sabe se lo tiene merecido. Naruto le palmea la pierna, le sonríe y le dice que la próxima vez traerá una foto. No lo hace, pero Sasuke no le recrimina, principalmente porque se encuentran en medio de una pelea y piensa que pareciera que los años les pesan a ambos. Terminan con una sonrisa cómplice y un nuevo reporte sobre el escritorio del Hokage.
Sasuke se acostumbra a esa rutina, a la soledad rota por la presencia de su mejor amigo y al dolor ya constante en su pecho, en lo fastidioso que resulta pero que no puede evitar. Hasta que un día Sasuke dice algo acerca de la soledad y Naruto se queda callado, sentado a su lado al borde de un arroyo que nace de las montañas, y lleva el agua clara, completamente transparente.
—Si tienes algo que decir, dilo y ya—le dice después de un rato, cuando las manos de Naruto se han puesto completamente de blancas por la fuerza con la que las aprieta.
—Estás solo porque no me dejaste estar aquí—le responde a media voz, sin mirarle—. No me quisiste cerca.
—Iba a dejar a la aldea sin su líder.
—Y en cambio me dejaste a mí sin mi mejor amigo.
—Sabes que soy el único que puede rastrearle, solo con el sharingan…
—¡Y tu sabes a lo que me refiero! —le grita de pronto, mirándole con los ojos revestidos en lágrimas silenciosas y la ira en las pupilas.
—Solo estás siendo egoísta—responde Sasuke, levantándose de su lugar, cogiendo la katana en su estuche recargada en el suave pasto.
—¿Egoísta? ¿De qué mierda…? —le escucha ponerse de pie y sabe que podría evitar el agarre, que podría evitar cualquier cosa pero le deja, porque quizá él también lo necesite, tal vez le quiera sentir enojado y frustrado, justo como ha estado él ésta parte de su vida. Así que se deja tirar y voltear por Naruto, se deja escudriñar por esos ojos de mar, de cielo infinito y el enojo que los pinta, que le grita desde el fondo, donde las tristezas nacen—. Deja de darme la espalda. Si tú eres el que tiene algo que decir, deberías decirlo.
Le quiere decir que le extrañaba, que extrañaba sus ojos y su sonrisa, y que puede lo haya hecho desde hace tiempo. Pero no lo hace, porque eso no tiene sentido, porque nada entre ellos lo tiene y quiere estamparle el pie en el rostro, pero le quiere cerca como quiera.
Al final, se limita a mantenerse callado, mirarle afilado y soltarse de su agarre. Camina de regreso a la aldea donde reside ahora y siente los ojos de Naruto en su nuca, y de pronto la idea de no volver a verle le aterroriza. Se odia por irse, y le odia a él por dejarlo. Se siente idiota y exhausto también.
Se siente igual incluso cuatro meses después, cuando tiene que rendir su informe por teléfono con el mismo Hokage. Habla con monotonía, y cuando Naruto le pregunta "¿Todo bien?" se limita a asentir y colgar la llamada. No vuelve a pisar el mismo bosque de nuevo.
Los días se van pasando, entre halcones mensajeros y llamadas rápidas por teléfono. Evita lo más que puede cualquier conversación que no sea sobre la misión y se priva de saber sobre su hija. Es octubre y tiene señal en el teléfono y batería para una llamada. Es de tarde y antes de darse cuenta ya ha marcado el número y la voz al otro lado de la línea le contesta con la misma diplomacia que en los últimos siete meses.
—¿Ha sucedido algo? —pregunta con paciencia, esperando el informe de la misión y los nuevos avances en ella. Sasuke traga saliva y aprieta la mandíbula. Cobarde, se dice, idiota.
—Feliz cumpleaños, dobe.
Cuelga antes de dejarle contestar. Lo prefiere así, porque entonces quizá se doblegaría, quizá le dolería más. O quizá le haría extrañarle de nuevo.
N/A: De acuerdo, para aclarar, esto tenía la intención de ser un One-shot (como los que suelo hacer) peeero, no lo he tenido listo y realmente es un regalo para Free-eyes, así que aquí tienen el primer capítulo corto que voy a escribir en mi vida. Ojalá ya lo tenga listo para dentro de una o dos semanas. Serían a lo máximo tres o cuatro capítulos (exagerándole diría yo) y todos con una extensión parecida.
En fin. Disculpen los errores de cualquier índole. Vengo queriendo hacer este fic desde hace uuuuf, mucho tiempo, pero hasta hace poco que me llegó la inspiración y ¡zaz! aquí está. Por si no se entiende está situado en el inter entre el final de Naruto y Naruto Gaiden. Ambos son idiotas y yo les quiero :D
Gracias por leer. Que tengan un lindo inicio de semana.
Y tu perra, feliz cumpleaños. Te quiero con todo mi kokoro (:
~Shameblack~
