Este es un pequeño relato que escribí en julio pasado para desquitarme de una desilusión con el dibujo. Como veo que algunas quedaron confusas con el final del último fic, pues a lo que Melissia se refiere es a esto ^^
El santo femenino de Serpens vio al Sumo Sacerdote subir de camino al Templo Mayor acompañado de Kiki. La joven levantó su rostro enmascarado con interrogación al notar al chiquillo detrás de Shion.
-¿Qué hace con Kiki, maestro?,-preguntó. Éste soltó al niño y éste se fue adentro a molestar al santo de Escorpio. A continuación, Shion se sentó en una silla.
-¿Te ha contado Milo lo de Mu, cierto?,-la joven asintió.-Me lo llevo para que no les estorbe. A saber qué tendrá en mente mi alumno,-suspiró,-A veces desearía que no hubiera crecido nunca.
Melissia levantó el rostro de las manos de sopetón.
-¿Apolo está aquí? ¿Ahora?
-Así es. ¿Por qué?
-No, no es por nada,-dijo ella,-apartando la mirada. Pero la voz se le quebró, revelándole a Shion que algo estaba molestando a la joven. Le quitó la máscara y vio su mirada determinada, pero brillante de lágrimas.
-¿Qué es lo que pasa, Melissia? ¿Es por el acoso del que eres objeto?
Ella sorbió y trató de no llorar.
-Shion, ¿tú crees que hice bien en aceptar éste don? Mi vida se ha convertido en una pesadilla. Por todo lado me persiguen para que los cure de las heridas que se hacen. Hasta diría que se las hacen a propósito. Y yo no puedo estarlos curando, me agota. ¿Es que no lo entienden? Y estas últimas semanas se aprovecharon de que no estaban los dorados para atosigarme. Éste templo parecía la tienda de una curandera. Ya no tengo energía ni para entrenar. Y no puedo abusar del don, me da terror provocar la furia de Apolo. No quisiera terminar como Cassandra.
El Sumo Sacerdote frunció el ceño.
-Les advertí que te dejaran en paz. Ya saben que se te advirtió que no podías usar el don indiscriminadamente. ¿El acoso ha continuado?
Ella negó con la cabeza, mientras se limpiaba la nariz con el dorso de lamano.
-Ha empeorado. Esto ha sido un infierno para mí, Shion. No puedo seguir así.Necesito librarme de esto. Hasta pesadillas he tenido.
-De alguna manera debes de liberarte de eso. Quitarte el don no es la respuesta.
-Siento que no me toman en serio. Para ellos debe de ser un juego, ¿no? Quizás deba hacer como Cassandra y aislarme del mundo...,-sollozó ella.
-¿Milo sabe de esto?
Negó con la cabeza, mientras las lágrimas le caían por el rostro.
-No quiero provocar una hecatombe. Creí que podía manejar esto sola. Pero nopuedo. Kanon me estuvo ayudando, pero él no puede estar conmigo en las noches,y entre Géminis y Escorpio hay mucho camino. Se ofreció a dormir aquí pero yo no quise. Creí que se detendría con el tiempo. Tampoco quiero depender de Shun.
Shion negó con la cabeza.
-Esto no me gusta. Se supone que deberías disfrutar de tu don. No tenerle miedo.
Ella se sentó, sintiendo un incómodo nudo en la garganta.
-Ya ni dormir me dejan. Shion, no sé qué hacer. Ya no puedo más. Estoy cansada,-suspiró.
-¿Por qué no intentas hablar con Apolo? Tal vez él te entienda y te aconseje mejor que yo.
-¿Pero no está ocupado con Mu?
-Así es, pero en algún momento tienen que parar. Febo es tu protector también,Melissia. Debes hablar con él. Más tratándose del don que él te cedió. Yo me encargaré de disciplinar a los demás. Y deberías decirle a tu maestro. Sí, se va a poner furioso, pero merece saberlo.
-¿Se acuerda de la semana pasada?
-¿Cuándo te enfermaste? Sí, ¿fue por eso?
-Eso creo. Estaba tan cansada...decidieron hacer un entrenamiento grupal y como gran gracia llegaron aquí todos golpeados, porque ya no soportan ni un moretó que curarlos. Traté de no hacerlo, pero es algo que no puedo con percibir una herida mi cosmos se activa.
-¿Quiénes hacen esto? ¿Los santos de plata?
Ella negó con la cabeza, temblando.
-Solo Misty me pidió que le curara un brazo quebrado. Los que están abusando son los discípulos y algunos santos de bronce. Y de vez en cuando los soldados.
-Habla con Apolo,-resolvió él.-Yo le diré a Mu que lo retenga. Pero primero habla con Milo. No estás sola, querida.
Ella rompió a llorar. Aquello fue como convocar al santo de Escorpio, que apareció de repente.
-¿Melissia? ¿Qué te pasa?, inquirió, con preocupación.- ¿Qué le pasa?,-le preguntó a Shion.
-Maestro...u...usted sabe que Acesio me concedió el don de la curación, ¿verdad?
-Sí, claro, afirmó él.- ¿Cómo olvidarlo?
-Poco después de obtener el cloth tuve varias misiones y no tuve tiempo de convivir mucho con la gente del Santuario. Pero cuando volví, empezaron a querer que los curara. Después de los entrenamientos o por accidentes menores.
Milo frunció el ceño.
-Sí, me di cuenta. Les explicaste que no puedes hacerlo porque sí.
-Pero no les importa. Siguieron y siguieron. Y ahora que ustedes no estuvieron fue peor. Venían a todas horas. Ya va siendo casi un mes así. Ya no puedo más. Me siento mal, estoy estresada y cansada todo el día. Me duele todo. La semana pasada me enfermé.
El santo de Escorpio la estrechó provocando que ella empezara a llorar contra su pecho.
-¡¿Se aprovecharon de nuestra ausencia para atosigarla?!,-casi que rugió.
-Así es. Les aconsejé que no lo hicieran, pero no hacen caso. Obviamente, está cansada y asustada. Kanon trató de ayudarla pero no le fue posible hacer demasiado. Y Shun no puede estar con ella todo el tiempo. Dice que ha tenido pesadillas. Y el no tener a nadie cerca no le ayuda.
-¿No puedes hacer nada, Shion?
-Lo mínimo que puedo hacer es jalarles las orejas. Pero como siempre nunca entienden. Le he aconsejado que hable con Apolo. Quizás pueda hacer algo. La solución no es quitarle el don, es que aprendan a respetar. Y me temo que andar dependiendo de ella, les hará daño a la larga.
-¿Y los santos de plata? ¿No pueden poner en su lugar a los de bronce?
-No solo son los de bronce, también son los discípulos y los soldados. Supongo que se aprovechan cuando está sola para molestarla. El único plateado que le ha pedido que lo cure fue Misty. Y fue por un brazo roto. Si no son capaces de soportar un simple hematoma vamos mal...
El santo de Escorpio frunció más el ceño. Sintió como la molestia hacía que se acumulara el cosmos en su dedo y la liberó contra el suelo. El ruido producido sobresaltó a Melissia. La joven se limpió la cara con el dorso de la mano y sonrió nerviosamente.
-No se enoje, maestro. No es nada.
-¿Quiénes son los responsables para dejarlos como un colador?,-gruñó.
-No nos apresuremos,-intervino Shion,-conocedor del mal genio del griego en situaciones como aquellas.-Melissia ve y trata de dormir. En la mañana puedes ir a hablar con Febo para exponerle tu problema. Estoy seguro que te ayudará hacerlo.
La muchacha se limpió los mocos y se despidió.
-Me preocupa esto,-fue lo último que oyó de parte de Shion.
-No se preocupe, maestro. Ahora que hemos regresado los meteremos en puede ser semejante falta de respeto. No puede haber nada peor.
-Lo peor que puede pasar es que Apolo se enfurezca y nos mande la peste. Qué barbaridad. Vigílala, iré a hablar con Mu. Esto no puede seguir así,-rezongó,mientras se devolvía camino abajo.
El santo de Escorpio asintió y se encaminó hasta el interior del templo.
Shion cruzó los templos con paso raudo. Al llegar a las escaleras que llevaban de Tauro hacia Aries se detuvo, monitoreando el quisiera interrumpir nada. Ambos cosmos se mezclaban y se elevaban tranquilamente por lo que supuso que todo había pasado ya. Se metió en el templo y fue hasta el cuarto de su discípulo. Sonrió con tristeza al ver la camisa rota en el suelo. Se asomó con precaución en la habitación. La luz de la luna entraba a raudales por la ventana e iluminaba a los amantes dormidos. El Sumo Sacerdote encendió su cosmos con cuidado y se comunicó telepáticamente con su discípulo. Este abrió los ojos inmediatamente y se levantó cuidando de no despertar al dios durmiente.
-¿Pasa algo, maestro?,-susurró por lo bajo.
-Necesito que lo retengas,-comentó, aludiendo al hijo de Leto.-Melissia ha tenido problemas con su don y necesita hablar con él. Es de suma importancia que lo hagas.
-Está bien, maestro. ¿La situación se ha agravado?,-se preocupó.
-Bastante. Esto no puede seguir así.
-Ya veo. No se preocupe, hablaré con él. Le diré que la espere en la fuente de Athena, allá atrás.
-Gracias.
Shion volvió a subir. En Escorpio, intercambió unas pocas palabras con Milo y se llevó a Kiki consigo.
-¿Por qué Melissia está triste?,-preguntó el chiquillo.
-Ha tenido problemas. Pero no te preocupes, eso cambiará pronto.
"Espero", pensó con preocupación.
Al día siguiente, la joven escorpiana se levantó tras una enésima noche de pesadillas. Miró su rostro ojeroso en el espejo y se sintió miserable.
Encontró una nota en su puerta.
"Fuente de Athena"
La joven comprendió. Ahí debía reunirse con el dios. Se peinó el cabello y se lavó la cara apresuradamente. Seguidamente, bajó corriendo por los templos y torció sus pasos hasta la parte trasera del Santuario.
Las aguas cristalinas de la fuente parecieron ponerse turbias, contrastando con el estado de ánimo de la joven. Se sentó en la hierba. A los pocos minutos de estar tumbada, los dulces acordes de una lira resonaron en su alma tranquilizándola momentáneamente. Se levantó inmediatamente, y miró hacia atrás.
El dios estaba apoyado lánguidamente en un árbol y sus dedos rasgaban la lira con habilidad produciendo una hermosa y tranquilizante melodía.
La muchacha se volvió inmediatamente y se inclinó frente a él respetuosamente.
-Mi señor,-murmuró.
-¿Cómo estás, Melissia?,-inquirió aquel que dispara a lo lejos, posando sus ojos en la joven.-¿Qué deseas de mí?
La joven sintió los nervios apoderarse de ella. Temía la reacción del dios ante lo que quería pedirle, sabedora de su carácter soberbio. Su rostro se deformó en una mueca y sus miembros fueron sacudidos por un horrible temblor.
-Yo...yo quería pediros un favor,-titubeó con cuidado.
-¿Y eso sería?
-Quiero pedirle que me retire el don de la curación,-dijo ella.-No ha sido una experiencia agradable. No puedo controlarlo, y todos me acosan para que los cure. Trato de evitarlo, pero es imposible. Mi energía se agota, estoy cansada estresada todo el tiempo,-expuso.
Los ojos del dios relampaguearon con ira.
-¡Mocosa malagradecida!,-siseó.- ¡Te advertí que tuvieras cuidado, y sobretodo,que no usaras el don indiscriminadamente! Y como no puedes conseguirlo, prefieres irte por la vía fácil, despreciando el don que se te ha concedido. Mereces un castigo por ello.
La joven fijó sus ojos grises en la expresión del dios. Detrás de la ira, creyó ver tristeza y decepción. Por lo tanto, dejó que continuara hablando.
-Te merecerías dormir en el arrullo de mis flechas, para que tuvieras una muerte lenta y dolorosa solo por atreverte a desairarme. Pero voy a dejar que te demasiados errores he cometido por dejarme llevar. Habla. Y más te vale que me agrade lo que escuche.
Ella se echó a los pies del dios y le abrazó las rodillas mientras las lágrimas desbordaban sus ojos.
-Yo no quise...yo no quise desairaros,-susurró, por lo bajo,apenada-pero...es que...me siento perdida. No sé cómo manejar el don y no puedo dejar de curar a los demás. Con solo tocar a alguien herido o enfermo mi cosmos se activa. Y eso se lleva gran cantidad de energía. Y ahora se han creído que soy como una máquina o algo así, que puedo curarlos cuando quieran sin consecuencias. Y vienen en masa, me acosan, y yo no puedo con todo. Se aprovecharon de que no estaban los dorados. Estoy desequilibrada, no me siento bien,-la voz se le quebró.-quiero que esto acabe, quiero descansar, ya no puedo más. No puedo seguir dependiendo de Kanon ni de Shun ni tampoco de mi maestro. La respuesta más obvia sería desprenderme de ese don, pero tampoco quiero ía ser malagradecida, solo quiero ayuda para salir de esta situación. No puedo dormir y estoy tan cansada que ya ni descanso.
A su pesar, Apolo se sintió conmovido. Suspiró profundamente.
-Está bien, Melissia,-replicó.-Te ayudaré a controlar tu prométeme que no volverás a caer en una actitud como ésta por pequeñeces que tienen solución.
En los ojos de ella se encendió una lucecita de esperanza.
-¿De verdad me va a ayudar? Eso sería genial,-se alegró.
-Después de todo soy tu protector, ¿o no?,-sonrió.-Pero primero lo primero. Levántate,-indicó.
Ella se levantó y se encaró con el dios. Él posó las manos en su cabeza y extendió su cosmos, curándola, borrando las señales del estrés y el piel de ella adquirió un brillo nacarado y saludable, sus cabellos volvieron a brillar con el color del bronce y sus ojos refulgieron como perlas.
-¡Me siento mucho mejor! Ya no me siento mal y mis energías han regresado,-se alegró.-Gracias,-exclamó,inclinándose de nuevo ante el hijo de Leto.
-Ahora solo tienes que saber que tu don está sujeto a tu voluntad y tus permanece tranquila y recuerda que si no quieres curar a alguien, no sucederá. Todo depende de tu fuerza de voluntad.
-¡Entiendo! ¡Gracias!,-expresó,-inclinándose profundamente ante el dios. Después se dio la vuelta y salió corriendo, sintiéndose libre como una mariposa.
'Acesio' (gr. Ακεσιος) significa "sanador" es uno de los epítetos de Apolo como dios de la medicina y la curación.
Ουλιος (esp. Olios) significa 'de buena salud' Otro epíteto de Apolo como el dios médico
Espero que con esto se les aclare un poco más lo del otro fic ^^ Vale decir que como Συγκρούσεις es un fragmento desarrollado bajo el universo de Χρυσό και Θεοί
