Ella era el Sol.

Iluminaba a todos por igual, siendo ella la más brillante. Trasmitía alegría y energía, y bajo su luz, todo era entusiasmo. El Sol está hecho para que todos puedan aspirar a brillar como él.

Pero el Sol también tiene debilidades.

Está solo en el cielo, y depende de este para brillar. Si llega una nube, no destaca tanto.

La gente cuando mira al cielo, no puede mirar directamente al Sol porque sus ojos duelen.

Y eso es lo que pasaba.

Diane era energética, alegre, con una personalidad tan grande como su cuerpo. Todos querían ser como ella.

Pero al final, algunos tenían miedo. Miedo de ese brillante Sol que podía aplastarlos.

Miedo de que el Sol brillara más que ellos.

Diane había perdido muchas cosas importantes debido al miedo de los demás. Los humanos la temían por ser una giganta y la trataban como un monstruo. Muchas veces, la habian tirado piedras debido a no saber qué hacer con alguien como ella.

Pero lo entendía.

Entendía que todos la tuvieran miedo, porque, seguramente, ella también lo tendría.

Y es que, por eso ella era el Sol.

Porque seguía brillando a pesar de todo.

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Él era la luna.

Siempre rodeado de estrellas brillantes. Siempre iluminando la oscuridad de la noche. La luna está para proteger a los demás. Y se lo habían dicho, que él era más fuerte cuando tenía algo que proteger.

Pero las estrellas van desapareciendo poco a poco. Sus luces se extinguen, su vida se esfuma. Y eso deja a la luna sola y triste, llorando por no poder haber hecho nada para ayudar a sus amigos.

Y ese era el mismísimo King.

Amable, siempre dando lo mejor de sí mismo para que sus amigos no sufran. Pero él es quien más ha sufrido. Viendo como lentamente, sus seres queridos iban desapareciendo. Primero, su amiga a la que tuvo que borrar la memoria, y con ello, perder los tiempos que pasó con ella.

Segundo, su hermana. Por su deseo egoísta de ir a ayudar a su mejor amigo, dejó sola a Elaine en el Bosque de las Hadas.

Y tercero, su mejor amigo, al que tuvo que asesinar para que no siguiera sufriendo.

Él no quería hacer daño a nadie más.

Por eso, la luna está sola.

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Pero, cuando la luna y el Sol coinciden, ocurren espectáculos milagrosos. El cielo se tiñe de colores, y todo parece maravilloso.

Cuando el Sol recupere sus recuerdos se dará cuenta de lo que la luna hizo por él.

Cuando la luna se dé cuenta de que tiene otras estrellas donde apoyarse, se dará cuenta de lo fantástica que es.

Ellos no están solos.

Porque se tienen el uno al otro.