Ecos de Amor

Título: Ecos de Amor

Resumen: (U.A. SasuOc) Las flores que crecen en Invierno son las más pequeñas, delicadas y hermosas de todas; pero los primeros amores son los más dulces, cálidos y tiernos de todos; y son los que se quedan, por siempre, en los recuerdos y hacen eco en el corazón.

Exención de responsabilidad: No soy dueño de Naruto ni de sus personajes.

Advertencia: (No soy muy buena escribiendo) La narración se sitúa en el periodo de tiempo en el que Sasuke está con Orochimaru. Los personajes tienen alrededor de diecisiete años de edad.


Prólogo: Luz y Oscuridad


Ella era frágil, era una niña todavía, aunque por fuera luciera jovial, como una señorita, como la doncella que era. Su corazón era demasiado blando para aceptar la cruda realidad en la que vivía, en la que debía continuar viviendo mientras arrastraba con sus fantasmas de remordimiento y tristeza enredados en su cuerpo como cadenas, cadenas que nunca la dejarían desde el día que huyó de las llamas de aquel infierno en vida, aquellas llamas que arrebataron todo en su vida, y la obligaron a buscar un refugio donde poder llorar y superar, si algún día lo conseguía, su trágica despedida, más obligada que gustosa, porque su santuario era su universo, uno destruido, uno que jamás volvería a resguardarla de todo mal.

La sacerdotisa, la sobreviviente, cargaba cadenas heladas y dolorosas, muy dolorosas. Sin embargo, fueron suavizadas por su presencia, luminosa, cálida y a su manera, protectora, ayudándola a apaciguar el dolor causado por su propia existencia.

Su encuentro fue un milagro, un acontecimiento destinado para dos almas abandonadas por el mismo cruel destino que hizo de ellos a su voluntad. Su inocencia lo vio como su salvador, su justicia la vio como su protegida.

Desde el instante en que cruzaron miradas, en que estuvieron uno frente al otro, sus existencias se vieron como su complemento, una razón, la única y suficiente, para continuar viviendo, luchando por aquello que les importaba, aquello que habían encontrado por fin.

— Cuando estoy con Sasuke me siento en paz, mi pecho se siente cálido... Sasuke, tú eres mi luz. —

Porque ellos eran la oscuridad y la luz, complementándose mutuamente, pues uno no podía vivir sin el otro.

— Tch, qué molesta. —

Ellos eran el balance de la naturaleza, del mundo cruel que les permitió reunirse, para nunca más separarse. No importaba la situación, no importaba el enemigo. La luz y la oscuridad debían estar juntas para mantener el balance. Para complementarse como un mismo ser. Uno no podía vivir sin el otro.