Hola~! He corregido un poco el capitulo ya que me dijeron que sonaba muy impersonal, espero haberlo mejorado.

Bueno primero que nada esto es una traducción, la historia pertenece a simplytrop y me dio permiso para traducirla. Si saven ingles pueden dejarle un review a ella o si no aquí y yo lo traducire para ella.

su pagina: www. fanfiction. net /u/2316809/ simplytrop

el link de la historia: www. fanfiction. net /s/6968412/1/ Forever_Mine

Solo quiten los espacios ;D

Disclaimer: Hetalia no me pertenece y tampoco la historia, solo la traducción de esta.

Advertencia: Ninguno en este capitulo pero subirá de clasificación a M en próximos capítulos.


La estación de Bristol y sus autobuses eran muy grandes, sirviendo a la gente de allí y todas las personas que viajan dentro y fuera de Bristol para llegar a una de las ciudades más pequeñas en el oeste de Inglaterra. Se ve correr gente por toda la estación durante el día y hasta altas horas de la noche, había guardias de seguridad y vigilantes, y era porque siempre había gente alrededor de la estación de autobuses, que Arthur Kirkland no murió.

Arthur ni siquiera recuerda mucho del incidente sólo había ido a Bath para una reunión de negocios, y se había quedado dormido en el autobús de regreso a Bristol. Lo siguiente que recuerda eran unas luces que brillaban en sus ojos y estaba en una habitación de hospital, sintiendo el peor momento que había tenido en su vida y habían algunos momentos muy malos en su vida cuando era más joven.

-Que…- Dijo con voz ronca.

La enfermera que estaba de pie junto a la puerta de inmediato dio la vuelta. -El paciente está despierto- Dijo -Espera, voy a buscar al médico.-

Tenía un hueco en su memoria cuando trataba de recordar - ¿cómo diablos había llegado desde la estación al hospital? No, había algo más. Recordó despertar una vez en un lugar que no reconocía y que había sido tirado en el suelo. Y había un hombre de pie sobre él o creía que era un hombre, pero traía una máscara y Arthur no podía ver su rostro.

-Hola, Arthur Kirkland- Le dijo el hombre, sabía su nombre, pensó.

Entonces su estómago comenzó a doler de la manera más insoportable que había sentido. Su piel se estremeció y Arthur dio un tirón, sólo para que el dolor se disparara a través de su cuerpo a partir de su pecho.
El médico entró acompañado por dos policías, y Arthur estaba empezando a darse cuenta de que estaba metido una mala situación.

-Hola, soy el doctor Daniel Sunukjian- el médico se presentó con una sonrisa agradable, para hacerlo más fácil a los pacientes. -Ahora, ¿Qué es lo último que recuerdas? -le preguntó.

Arthur frunció el ceño. Ni siquiera savia el hombre enmascarado fue real o un sueño. -Yo venía de regreso de una reunión de negocios- dijo entrecortadamente. Su garganta estaba seca y se sentía como si su boca estuviera cubierta de papel de lija.

-¿Agua?- el Dr. Sunukjian preguntó y se levantó para llenar un vaso de agua, lo que Arthur tomó agradecidamente y bebió a pesar de que sentía como el dolor lo atravesaba cada vez que se movía.

-Gracias- dijo Arthur y por lo menos en su garganta se sentía un poco mejor. -Me quedé dormido en el autobús- No podía recordar cuando abandono el autobús. Lo siguiente que recordaba era el hombre y la máscara. -Creo que había un hombre... él sabía mi nombre.-

Los dos policías saltaron a eso. -¿lo vio?- preguntó uno de ellos. -¿Podría reconocerlo de nuevo?-
Arthur frunció el ceño. Se sentía mareado por haber sido drogado, probablemente eran analgésicos pero no podía concentrarme en nada.

-Llevaba una máscara- dijo Arthur.

-No pueden interrogarlo aun, todavía se está recuperando- dijo el Dr. Sunukjian.

-¿Recuperando?- atrajo la atención de Arthur. -¿De qué?-

Dr. Sunukjian respiró hondo. -Fue atacado, Sr. Arthur. Esa noche cuando regresabas de casa a Bath. ¿Has oído hablar de... el asesino Leatherface? -le preguntó, reprimiendo una mueca de dolor en el nombre.

Nadie que viviera en cualquier lugar del Reino Unido y quizás en el mundo entero no había oído hablar de él. El asesino Leatherface había comenzado a aparecer alrededor del oeste de Inglaterra sólo hace unos meses y dejó tras de sí los cuerpos con sus vientres abiertos y sus entrañas, aún ligados al cuerpo, estaban alrededor de la víctima, posiblemente hasta su muerte. Luego los partía con una sierra y dejaba las partes en lugares dispersos, algunos de los cuales se encontraron con el tiempo y otros se perdieron para siempre. Los miembros cortados le había conseguido el apodo por la película de terror estadounidense a los medios de comunicación no les importaba que todos los asesinatos habían sido en el Reino Unido hasta ahora, y no importa que las piezas cortadas no tenían relación de cómo había muerto la víctima.

-Fue atacado por él- dijo el Dr. Sunukjian.

-Pero yo… pero estoy vivo- dijo Arthur y cuando trató de mover los dedos de manos y pies, estaban todos en su lugar y funcionando.

-Sí, usted es el primer sobreviviente que hemos tenido. Creemos que el asesino fue perturbado durante el acto y se fue corriendo- dijo uno de los policías. - Comprende lo importante que eres para atraparlo, Sr. Kirkland.-

En realidad, todo sonaba como si alguien le tendiera una broma a Arthur, sólo que ahora no podía dejar de pensar en si el dolor en su cuerpo si era psicológico o no.

-Vamos a dejar que descanse un poco- dijo el Dr. Sunukjian y los policías lo siguieron.

Arthur casi de inmediato volvió a caer dormido.
_

La próxima vez que se despertó, sus padres estaban a un lado de su cama junto a sus hermanos, lo cual era realmente muy poco común, especialmente ahora que los cuatro hermanos eran mayores. Su madre trabajaba en Londres, su padre en Edimburgo, y sus hermanos estaban trabajando en todo el resto del Reino Unido - uno en Irlanda, y el otro en Escocia, y el tercero en Gales. Nunca habían sido una familia unida y peleaban casi todo el tiempo cuando estaban juntos, por lo que fue más un alivio que otra cosa, cuando Arthur fue a Bristol para la universidad y nunca tuvo que ver a ninguno de ellos de nuevo. Había sido una transición bastante fácil pasar de ser un ayudante de profesor de la Facultad de Letras a trabajar a tiempo completo después de su graduación.

-Oh, cariño, estábamos tan preocupados- dijo su madre entre sollozos tan pronto como Arthur abrió los ojos, y después todos querían saber qué había pasado y lo que se iba a hacer.

Incluso sus hermanos, que solían intimidar a Arthur cada vez que podían cuando eran más jóvenes, un hábito que nunca dejaron por completo, incluso ahora que ya eran mayores, mostraban cierta preocupación.

-Vas a volver a Edimburgo con migo- dijo el padre de Arthur.

-No, a Londres conmigo- dijo su madre. -Yo no voy a dejar a mi bebé fuera de mi vista.-

-Casi nunca estas en casa. ¿Cómo vas a cuidar de él?- su padre preguntó.

-¿Y tu eres mucho mejor? ¿Trayendo a casa mujeres y follando en frente de él?- gritó su madre. Fue increíble que no se habían divorciado todavía, pero probablemente era porque ambos eran políticos importantes y se veía mucho mejor estar en un mal matrimonio estable, que estar divorciado y la dividir la familia. Arthur no podía recordar cuando su familia comenzó a alejarse, tal vez que fue después de la última vez que habían tenido unas vacaciones en familia en Estados Unidos porque Arthur no podía recordar otro viaje con alguien de su familia de nuevo después de eso. En los últimos años, sus reuniones familiares se habían convertido en un concurso de quien tenía la mejor excusa para no ir.
-Todo lo que sé es que Arthur no se va a ir a vivir conmigo- dijo uno de sus hermanos. - ¿Nos podemos ir ahora? El mocoso, obviamente, está mucho mejor.-

-No, se va a ir a vivir conmigo- dijo a su madre justo cuando su teléfono sonó y ella contesto -¿Hola? No, no puedo ir a la reunión de hoy, ya lo había dicho, mi hijo ha sido atacado, no, no sé cuánto tiempo voy a estar atrapada aquí aún-

-Ha, como si te importa una mierda sobre él- dijo su padre. -Su trabajo es tu prioridad en todo momento. Arthur se quedará conmigo.-

-Déjame que te llame de nuevo- dijo a su madre y colgó el teléfono antes de dirigirle una mirada penetrante al padre de Arthur. - ¡Como si tú fueras mucho mejor!- dijo y lanzó a un discurso acerca de su ética de trabajo y sus prioridades.
Que estalló en una pequeña pelea entre sus padres acerca de que Arthur con quien podría irse a vivir, y una pequeña pelea entre sus hermanos acerca de cómo Arthur sin duda no irá a vivir con ninguno de ellos.

-Yo no voy a vivir con nadie. Tengo un trabajo aquí. Yo me quedo- dijo Arthur, y sólo se escucha más cansado de escuchar sus peleas.

-Por supuesto que no- dijo su padre. -No podrás ir a trabajar en esta condición. Tendrás que quedarte conmigo hasta que estés recuperado. Voy a contratar una enfermera para ti.

-Oh, ¿Por qué no vas a estar en casa lo suficiente como para cuidar de él?- su madre de inmediato respondió. -Nunca se recuperará de esa manera.-

La madre de Arthur y su padre comenzaron a discutir de nuevo, mientras que sus hermanos comenzaron a preguntar si podían irse ahora que, obviamente, se vieron obligados a dejar todo para visitar a Arthur. Arthur se sorprendió francamente que sus hermanos lo habían visitado con amenaza de sus padres o sin ella.
Luego, el Dr. Sunukjian regresó y le informo a su familia acerca de la situación, Arthur resultó herido, pero tendría una recuperación completa, siempre y cuando no regrese de nuevo en estado de shock, y que tendrían que ponerse de acuerdo para cuidar de Arthur cuando salga del hospital. Que, naturalmente, sólo logro que la discusión aumentara.
Con todo esto, Arthur estaba simplemente exhausto y recordó por qué no quería a nadie de su familia alrededor, hasta que una enfermera finalmente llegó y les dijo que las horas de visita habían terminado.

-Vamos a tener todo ordenado, honey- dijo su madre mientras se iban.-Quédate aquí y descansa.- Le sonrió y tocó su mejilla antes de salir y dejar a Arthur finalmente en paz.

Apenas la puerta se cerró detrás de su madre, un hombre alto de pelo dorado irrumpió por la puerta de nuevo, seguido por una enfermera furiosa.

-Te lo juro ¡sólo tomará un minuto!- Le decía a la enfermera hablando demasiado fuerte para un hospital. Era una voz que Arthur reconoció pero que no esperaba oír.

-La hora de visita se termino.- seguía diciendo la enfermera, pero Arthur ya sabía que iba a perder en el momento en que Alfred F. Jones mostrara su encanto y su sonrisa de un millón de dólares para ella.

-¿Por favor? Realmente necesito saber si está bien- dijo Alfred. Con su cara de cachorro, sus ojos que eran los más azules de ambos lados del atlántico y un acento encantadoramente americano, la enfermera estaba perdida.

-Está bien, pero sólo unos minutos- dijo, ruborizada y tratando de sonar estricta, fallando.

-¡Gracias! Eres increíble- dijo Alfred, regresando a su actitud normal, y luego se voltio hacia Arthur. - ¡Arthur! Estás despierto- dijo Alfred y cruzó la habitación en tres largas zancadas y se tumbo en la silla que su madre había abandonado al lado de la cama de Arthur.

-Como si yo pudiera dormir con tigo haciendo todo ese ruido- dijo Arthur frunciendo el ceño. -¿Qué estás haciendo aquí?- Habían pasado mucho desde que había visto por última vez a Alfred, e incluso más tiempo desde que hablaron por última vez. Alfred era la última persona que Arthur esperaba que lo visitara.

Alfred frunció el ceño. -Yo estaba preocupado- dijo en un tono tan sincero por un momento, Arthur casi se lo creyó, hasta que Alfred agrego: -Soy un héroe, ¿sabes? No puedo permitir que mis amigos los corten y maten-

Arthur rodo sus ojos. Alfred y él habían crecido juntos, porque sus padres eran amigos. Alfred había nacido y crecido en América, pero los padres de Arthur habían ido siempre de visita a USA de regreso luego de unas vacaciones en familia, y siempre iban a visitar a la familia Jones. Alfred había sido un chico adorable, pequeño y regordete, con esos ojos azules y una sonrisa, que siempre hacían que se saliera con la suya en aquel entonces. Arthur había sido una especie de hermano mayor no oficial que Alfred había admirado ya que Arthur era cuatro años mayor, y en aquel entonces, más alto también. Arthur no le gustaba pensar como todo había salido mal, pero habían dejado de ser amigos por mucho tiempo.
Incluso después de que Alfred se había mudado y se matriculo en la Universidad de Bristol, no habían hablado con excepción de uno que otro frio saludo en ocasiones.

-¿Cómo, siquiera sabías que estaba aquí?- Arthur le preguntó.

-Tus padres llamaron a mis padres que me llamaron- contesto Alfred con una voz que indicaba claramente que era algo obvio.

-Oh, sí, bueno, como puedes ver, voy a vivir. Puedes irte ahora- respondió Arthur. Se podría imaginar que padres de Alfred lo habían obligado a venir a visitarlo, a pesar de que se le dificultaba imaginar Alfred realmente siendo obediente. Nunca obedecía a nadie si no quería, lo había aprendido que de primera mano. Pero eso significaría que Alfred quería estar aquí... aplastó ese pensamiento, tan pronto como comenzó.

-¿Cómo te sientes?- Alfred le preguntó.

-Sobre todo entumecido- contestó.

-¿Por los analgésicos?-

-Sí- respondió.

Hubo un silencio bastante incómodo, y luego Alfred saltó de nuevo. -Oh sí, te traje algo- dijo y sacó una hamburguesa del McDonald aplastada fuera de su bolsillo.

-¿Traes una hamburguesa en tus pantalones?- Arthur preguntó incrédulo.

-Bueno, ¿de qué otra se suponía que iba a traerla? La comida del hospital es horrible, ¿verdad?- contesto. - Toma, las hamburguesas siempre me hacen sentir mejor.- dejó la hamburguesa abajo en la mesita de noche de Arthur.

Arthur rodo sus ojos otra vez. –No se supone que pueda comer todavía- le dijo a Alfred, que parecía incómodo y avergonzado.

-Oh, sí...entonces... ¿Estás bien?-le preguntó.

-Me voy a recuperar- Contesto. Los médicos habían dicho que el daño ya estaba hecho, pero que el agresor había sido sorpresivamente cuidadoso y había hecho la mínima cantidad de daño a su cuerpo además de la pérdida de sangre y el choque.

-¿Cuánto tiempo estarás aquí?- Alfred le preguntó.

-Una semana o dos- le respondió. Resultó que había estado inconsciente durante unos tres días después del asalto, y se había estado recuperando en el hospital desde entonces.

-¿En serio? ¡Genial!- Dijo Alfred, y parecía como si fuera a decir más, excepto que la enfermera llamó a la puerta y camino dentro.

-Las horas de visita se acabaron- dijo.

Alfred asintió con la cabeza. -Está bien, gracias- respondió antes de voltear a Arthur.-Bueno que te mejores pronto. Regresare-

Sonrió y salió por la puerta, dejando a Arthur confundido, pero debajo de todo eso, feliz. Había pasado mucho tiempo desde que habían hablado de algo más que unas cuantas palabras rápidas y se dio cuenta que lo echaba de menos. Él siempre había adorado a Alfred, había sido como la familia que siempre quiso. No importaba lo mala que la última pelea había sido, extrañaba a Alfred a su sonrisa y hasta extrañaba escuchar su desagradable voz y las tonterías que decía. Antes de Alfred y después de él, nunca había habido alguien que Arthur amara completamente y aunque él había pensado que probablemente nunca volverían a ser amigos otra vez, Alfred actuó como si la última pelea nunca hubiera ocurrido. Y se alegró de que a pesar de que había sido atacado y casi asesinado, el lado positivo es que Alfred había hablado con él de nuevo y que incluso estaba un poco preocupado por Arthur. Cerró sus ojos y volvió a dormir, soñando con la máscara, el hombre y la radiante sonrisa de Alfred.

Arthur no esperaba que Alfred volviera, pero si lo hizo, no todos los días, pero casi, y de ese modo corría a su horrible familia también. Parecía que el haber estado tan cerca de la muerte había preocupado a Alfred lo suficiente que quería ver a Arthur de nuevo, aunque Arthur no estaba lo suficientemente seguro como para esperar que ellos realmente volvieran a ser la forma en que solía ser.

Las cosas no eran como solían ser. El conversar con Alfred era como tener que volver a conocer a un niño que no había hablado desde hace años, ambos habían crecido, eran adultos ya. Pero tal vez porque Arthur había amado Alfred tanto, se sentía feliz a pesar de que sus conversaciones solo iban de un tema a otro. Nunca resolvieron la última pelea de hace seis años, aunque parecía casi imposible*, Arthur apenas se daba cuenta que el problema estaba allí, y en otros momentos, se sentía tan torpe e incómodo que deseaba Alfred lo dejara en paz, pero al mismo tiempo, sintió una ola de miseria pensando que Alfred podría dejarlo solo durante años después de esto.
Y entonces media semana después, Alfred se deshizo de la tediosa familia de Arthur, quien decidió que torpe o no, Alfred era su salvador y que podía quedarse el tiempo que él quería.

-Estoy seguro de que todos están muy ocupados- dijo Alfred casualmente un día durante las horas de visita, cuando todo el mundo parecía particularmente inquieto. Cada cinco minutos, alguien tenía una conferencia telefónica que tenía que salir y tomar. Arthur podía ver a su familia visitarlo cada vez más impaciente en el hospital. -Arthur va a salir pronto. Si quieren déjenlo, yo puedo cuidar de él hasta que salga- Ofreció Alfred.

Arthur estaba un poco molesto por lo rápido que su familia acepto la oferta y todo mundo estaba tan aliviado como podía. De todas las personas en la habitación, la única que había estado cerca de Arthur era Alfred.

-Finalmente ¡libertad!- uno de sus hermanos dijo.

-Pero Arthur, no estás recuperado todavía- dijo su madre, a pesar de que se había iluminado con la oferta de Alfred, así como el hecho que tuvo que esconder su teléfono móvil gracias a los mensajes de texto y llamadas incesantes que había estado haciendo el último par de días en el hospital. Arthur había oído a su madre gritar a una de las enfermeras sobre los lugares donde los celulares si se les permitía utilizarlos y donde no, por lo menos dos veces.

-Voy a estar bien, mamá- dijo Arthur. –Me dejaran salir del hospital en una semana o dos de todos modos. No hay razón para que todos se queden.-

-Todo va a estar bien cariño, ¿verdad? -preguntó su madre. -Es sólo que me he perdido dos conferencias en Londres y ahora los miembros del consejo me están llamando todos los días.-

Su padre, que hasta ahora, había estado hablando en voz alta por teléfono en una esquina de la habitación, colgó, mirando más alegre de lo que había estado desde que llego. -Está decidido entonces- dijo su padre, palmeo el hombro de Alfred sonriéndole. -Asegúrese de que nuestro pequeño Artie este seguro.-

-Sí, no te mueras. La planificación de un funeral es una perra- dijo uno de los hermanos Arthur. –Te debemos uno, Al-.

Y con despedidas breves y torpes de la familia de Arthur todos huyeron del hospital, llamando a sus puestos de trabajo y hogares sobre que volvería a trabajar tan pronto como sea posible. Por la velocidad en que lo habían dejado, Arthur dudaba de que iba a ver a ninguno de ellos en el corto plazo, y estaba contento de que ninguno de sus padres, había insistido en lo de volver con ellos.

-Bueno, parece que sólo tú y yo- dijo Alfred, mirando vagamente sorprendido de la rapidez con la que la familia de Arthur había saltado a la oferta.

-Lo siento- contesto Arthur, encogiéndose de hombros. -Ya sabes cómo son…y que me odian-

Alfred se echó a reír. -¿De qué estás hablando? Vinieron a ver como estabas ¿no? –

-Esa era una obligación- contesto Arthur y antes de que pudiera detenerlo, tartamudeó- ¿De verdad…? quiero decir no es que importe, pero has dicho…-

-Yo me hare encargo de ti en enfermedad y en salud- dijo Alfred y sonrió cuando el rubor extendió sobre el rostro de Arthur. – Es una promesa. ¡Y no aceptare objeciones!- añadió.

-Si insistes- dijo Arthur, tratando de sonar molesto, pero bastante mal a juzgar por la amplia sonrisa en el rostro de Alfred.

-Así que ¿vendré a verte mañana?- Alfred dijo.

-Muy bien- contesto.

Mientras pasaba el tiempo, Arthur había mejorado mucho. Mostró signos de una recuperación completa, dijeron los médicos, y hasta ahora no ha habido recaídas. El asesino Leatherface tenía toda la habilidad de un cirujano, y además de la larga lista de puntos que adornan el pecho y el abdomen de Arthur, del dolor y la incapacidad para comer o digerir casi cualquier cosa, Arthur estaba en muy buena forma. Una vez que estuvieron completamente seguros de que su condición era estable y que sus heridas eran más o menos en el camino de la recuperación, Arthur podría salir del hospital. Lo que significa que la policía volvió, dispuestos a hacerle preguntas tan pronto como los médicos dieron su aprobación.

La pareja de policías vinieron a ver a Arthur tres días después que su familia se fue, en realidad eran medio-hermanos, eran el fuerte Detective Jefe Inspector Gilbert Beilschmidt y su hermano más fuerte y mucho más joven, Ludwig.

- Ya les dije, realmente no me acuerdo de nada- dijo Arthur por enésima vez ese día.

-Y le dije que no te creo- dijo Gilbert. -Estás ocultando algo de nosotros ¿no es así? Ingles maricon-

-Disculpe- dijo Arthur, ofendido. La pareja de la policía había llegado por la mañana y luego procedió a interrogarlo con lo que paso hasta que Arthur estaba agotado y frustrado por tantas veces había dicho que no recordaba lo que había sucedido, Gilbert insistió en que si lo hacía.

-Hermano- dijo Ludwig fuertemente casi parecía que tenía un dolor de cabeza.

-¿Qué? Es cierto- Contesto Gilbert. -Y está mintiendo. Estuvo con ese psicópata por lo menos durante una hora, y probablemente aún más en el autobús. Estaban en el mismo bus, ¿cómo no lo recuerdas?-

-Es perfectamente normal que alguien tenga una experiencia traumática y no recuerde lo que sucedió-, dijo Ludwig con un suspiro.

-¡Él no recuerda nada sobre el autobús tampoco!- Gilbert insistió.

-También estaba drogado- Respondió Ludwig.

-Era como cualquier otro autobús. ¿Qué quieres que diga? No había nadie que pueda recordar- espetó Arthur.

- ¿Siempre tomas el autobús?- Ludwig le preguntó.
-No tengo un coche- Contesto Arthur - Puedo ir a todas partes que necesito a pie o en transporte público-

Gilbert abrió la boca para protestar. –Tu…-

-Piensa con cuidado. ¿Hay alguien o algo que se te venga a la mente? ¿Cualquier cosa fuera de lo común?- Ludwig le preguntó, interrumpiendo su hermano, que lo miró.-Incluso una pequeña pista nos podría ayudar a resolver el caso.-

Arthur no quería recordar el asalto por lo que no había pensado muy profundamente sobre ello. Pero no quería que el asesino ande suelto tampoco, por lo que intentó ahora. Se acordaba de volver de la reunión de trabajo con varios profesores importantes de Bath. Se acordó de ir a la parada de autobús más tarde y el anhelo de llegar a casa y meterse en la cama con un buen libro. Recordaba entrar en el autobús a pesar de que no había prestado mucha atención al conductor o a cualquier otra persona en la fila de personas esperando el National Express. Había conseguido un asiento al lado de la ventana alrededor de la mitad del autobús. Había lluvia goteando por las ventanas y el cristal, recordaba haber visto siluetas de personas y sus ropas, pero todo era borroso, obstruido por la lluvia, los paraguas y abrigos con sus capuchas. Había más gente que pasó por delante de él y que se sentó frente a él, pero eran iguales sólo abrigos y bufandas para Arthur, que no podía recordar a nadie con claridad.

-¡Hey! ¿Qué están haciendo?-

Arthur se sacudió de su contemplación para ver Alfred de pie y mirando hacia DCI* Gilbert Beilschmidt.

-¿Y quién eres?¿Eh?- Gilbert exigió.

-Yo soy... un amigo de Arthur- dijo Alfred. ¿Te están haciendo algo? -le preguntó a Arthur, haciendo caso omiso de Gilbert.

-¡No puedes entrar así como así! Somos de la policía ¿ves esta placa? DCI Gilbert. Beilschmidt- dijo Gilbert, golpeando con el dedo a su tarjeta de identificación con cada letra de la sigla. -Y podemos hacerle preguntas- señaló con el dedo a Arthur. –Todo lo que queramos-

-Esa es brutalidad policial y es ilegal- dijo Alfred de forma tan obstinada y pinchó uno de sus dedos en la insignia de Gilbert. -Yo podría haberlo reportado y ser suspendido por el mal trato.-

-¡Ah! ¡Como si pudieras!- Gilbert dijo. –Si…-

-¡Orden!- Ludwig gritó.

Gilbert y Alfred se voltearon hacia él, sorprendidos.

-En primer lugar, vamos a interrogar al testigo de una manera ordenada- miró a Gilbert. -Y no vamos a tener interrupciones.- miró a Alfred. -¿De acuerdo?-

Alfred miró a Ludwig y Gilbert entonces. -Voy a estar fuera- le dijo a Arthur. -llámame si me necesitas.-
Luego se marchó.

-¿Quién es ese tipo molesto? ¿Tu novio?- Gilbert le preguntó.

-No, no lo es ¿y no hay una regla en contra de preguntas inapropiadas?- Arthur pregunto, aunque se sentía ridículamente eufórico porque Alfred podía incluso ir contra la policía por él.

-Hermano-dijo Ludwig severo

-Bien, bien, west-. Gilbert levantó las manos en muestra de sumisión.

-Piensa. ¿Hay algo que nos podría decir? ¿Algo que puedas recordar?- Ludwig volvió a preguntar.

Arthur trató de pensar de nuevo, pero era difícil con Gilbert paseando por la habitación y Ludwig mirándolo con tanta intensidad. Estaba cansado y en general sólo quería tener a Alfred aquí y los policías afuera.

Ludwig suspiró. -Vamos a seguir con esto en otro momento. Si te acuerdas de algo...-

-Yo les diré- dijo Arthur, relajándose como Ludwig empujó a su hermano grosero hacia la puerta.

Alfred, como había prometido, entro en cuanto la policía se fue.-Oye, ¿estás bien? ¿Recordaste algo?- Alfred preguntó al dejarse caer en la silla junto a la cama de Arthur.

Parecía preocupado cuando tomó la mano de Arthur y tuvo que contenerse de saltar cuando los dedos se cerraron alrededor de los suyos, cálidos y fuertes.

Arthur negó con la cabeza, la garganta se le seco de repente, como Alfred frotó círculos en la palma de Arthur con el pulgar. Alfred no parecía siquiera se diera cuenta de lo que estaba haciendo. – Yo…-Arthur ingirió. -No puedo recordar nada- dijo. –Todo es borroso.-

-Oye, está bien- dijo Alfred. -No tienes que recordar nada de esas cosas malas.-

-Tengo que- dijo Arthur. -Si pudiera ayudar a atrapar al asesino...-

-No te preocupes, yo te protegeré- dijo Alfred con sus ojos azules sinceros y dulces.

Pero Arthur aun tenía que comprobarlo, y no tenía idea de si volvería a ver a Alfred después de esto. Por lo que sabía, volverían a ignorarse mutuamente y justo cuando Arthur pensaba que podría tener la oportunidad de tener a Alfred de nuevo. Tenía que saber exactamente lo que estaba pasando entre ellos, porque a él le gustaba mucho Alfred incluso si tenía que conocerlo de nuevo después de casi seis años de silencio.

-Alfred- comenzó Arthur y trago. -Nosotros... ¿por qué haces esto?- le preguntó.

-¿Qué?- Alfred parpadeó.

-Venir hasta aquí y visitarme y todo- dijo Arthur. -En ese entonces, ¿Tu no…no me odias? - Fue doloroso para obligar a salir las palabras, pero Arthur tenía que saber si es que alguna vez tendría una oportunidad, o si se trataba simplemente de compasión por parte de Alfred.

En la escuela secundaria, Arthur había ido por última vez con sus padres a visitar a la familia Jones-Williams durante una semana en julio. Arthur había esperado con ansias, no había visto Alfred desde hace varios años desde la última vez que había visitado los Estados Unidos. Que había estado pasando por una fase adolescente torpe, demasiado flaco y muy desgarbado y no muy linda piel. Le gustaba pasar la mayor parte de su tiempo leyendo y soñando con mundos de fantasía y magia. Arthur nunca había tenido muchos amigos, pero Alfred había sido la única persona que idolatraba, y le adoró cuando era niño, por lo que Arthur había traído regalos, juguetes y libros, listo para sentar a Alfred en su regazo y le leerle o lo llevarlo al parque a jugar como antes.

Por lo que había conseguido el susto de su vida, cuando Alfred resultó ser una pulgada más alto que Arthur y ahora al parecer pensaba que era un regalo de Dios a la humanidad. A pesar de que sólo tenía trece años, Alfred traía a casa una novia nueva cada dos días y trabajaba casi bordeando en lo obsesivo, se levantaba a las cinco de la mañana sólo para hacerlo. También era muy inteligente, había saltado dos grados para entonces, y podría hablar durante horas sobre tecnología, física y anatomía en que se perdía por completo Arthur y Alfred lo sabía.

Arthur siempre había sido el niñero designado cuando los padres querían irse juntos porque, como el único de los hijos Kirkland que todavía venia a estas "vacaciones en familia" en los últimos años, era el mayor. Esta vez, sin embargo, no importaba lo que dijera, Alfred lo ignoraba. Volvía a poner la música alta, invitó a sus amigos cuando Arthur dijo que no podía, y pedía pizza cuando Arthur había cocinado. Mathew se comportaba bien como siempre lo había hecho, pero Alfred, que había sido el más querido por Arthur, lo ignoraba por completo. Echó a un lado los regalos que Arthur le dio, y cuando Arthur trató de recuperar esos momentos de la infancia feliz, Alfred hacia un puchero con su rostro.

Arthur recordó haber llamando a la puerta de Alfred en un momento dado durante ese tiempo.

-Sí, ¿qué?- Alfred gritó desde el interior con un rock americano en el otro lado de la puerta.

-Soy yo. Arthur- dijo Arthur y se mordió los labios, vacilante, pero no quiere darse por vencido. Lo habían pasado bien a lo largo cuando Alfred era un niño, sin duda Alfred le gustaría pasar algún tiempo junto a él ahora que Arthur finalmente tuvo la oportunidad de visitarlo de nuevo. -Me preguntaba si querías ir al parque con migo... y leer... o algo así...- se fue apagando, sintiéndose patético.

Ya se había dado por vencido y estaba caminando por el pasillo de nuevo cuando la puerta se abrió y Alfred estaba allí de pie en una camiseta y pantalones vaqueros con los brazos cruzados. -Sí, está bien- dijo Alfred.

Arthur asintió con la cabeza y se había sentido tan feliz que ni siquiera recordaba que libro de Charles Dickens había traído antes de que se dirigiera a la puerta con Alfred.

-Traje Charles Dickens... te gustaba cuando eras más joven, ¿verdad?- Arthur le preguntó, tratando de impulsar una conversación.

-Me gustaba el cuento de Navidad cuando tenía cinco años- dijo Alfred secamente.-Lo que sea, los libros son aburridos-

-No lo son. La buena literatura es como traer un mundo diferente- dijo Arthur y lo miró antes de que pudiera valerse por sí mismo. -Sólo porque eres es demasiado grosero para apreciarlo.- Esta no era la manera de Arthur quería que las cosas fueran, en lo absoluto, no más de cinco minutos fuera de la casa y estaban discutiendo ya.

Nunca solían discutir.

-La ciencia es la respuesta a todo- respondió Alfred. -Los libros son para gente demasiado asustados para salir y hacer algo ellos mismos. Si quieres algo, tienes que ir fuera a buscarlo.-

-Eso no es cierto. ¿Qué pasa con los asesinatos, entonces? ¿In Cold blood de Truman Capote? Es un gran libro, pero no creo que nadie debería hacer eso- sostuvo Arthur.

-No tengo idea de qué estás hablando. Y si no quieren que la gente fantasee sobre el asesinato, no se deberían escribir sobre ello- dijo Alfred.

El parque al que fueron estaba cerca de la casa de Alfred, a sólo unos cinco minutos a pie, y en este momento de la tarde, que estaba lleno de niños y padres, y gente paseando a sus perros.
Arthur suspiró mientras miraba a los niños corriendo en el parque infantil, que solían ser él, y Alfred. Alfred exigiendo que Arthur lo empuje más alto en los columpios o haciendo a Arthur subir para poder ir por el tobogán los ía que quería volver, pero ahora era para la oportunidad de ponerse al día con Alfred.

Arthur no quiere dar por perdida su relación, cuando Alfred había venido aquí, sólo un poco más viejo y un poco más alto y un poco más malo para el.-Pero, ¿no quieres leer?- Arthur intentó.

Alfred soltó un bufido. – Si fuera así. Iría a casa a leer - Contesto, pero se sentó a la sombra del árbol al cual Arthur solía llevarlo y Arthur se sentó junto a él.

-Entonces... ¿qué hacemos?- Arthur preguntó, mirando entre sus Charles Dickens y la rodilla de Alfred, que estaba justo al lado suyo.

-No sé- dijo Alfred inútilmente, que fue cuando una de las muchas novias de Alfred los vio.

Parecía que solo estaba de paso, sacando a correr a un perro pequeño, cuando ella los vio. Era una niña, obviamente, del tipo de Alfred con su cabello rubio recogido en una coleta, rectos dientes blancos, y un cuerpo sano y atlético mostrándolo con una apretada blusa y pantalones cortos.

-Hey, babe, ¿qué estás haciendo aquí? -preguntó ella, sonriendo, se acerco y le dio un beso a Alfred justo delante de Arthur.

-Mi amigo quería venir aquí- dijo Alfred, señalando a Arthur.

-Encantado de conocerte- dijo Arthur cortésmente y le tendió la mano.

La niña se le iluminó el rostro -¡Wow tienes acento! ¿Eres Inglés? -le preguntó.

-De Londres- dijo Arthur.

-Eso es genial- dijo efusivamente la niña y Arthur estaba empezando a sentirse un poco mejor cuando Alfred interrumpió:

-Sí, nena, yo le voy a mostrar todo. ¿Te mando un mensaje más tarde?- Alfred dijo.

-ok, ¡adiós! ¡Y fue un placer conocerte! – La novia de Alfred, dijo y se fue corriendo de nuevo, dejándolos en el incómodo silencio de nuevo.

Arthur medio deseaba que ella volviera porque era muy habladora y amigable de la forma que Alfred solía ser y ya no lo era más. -Ella estaba muy bien- Arthur dijo finalmente. -Am... ¿Tienen de conocerse mucho tiempo? -le preguntó.

-¿Por qué? ¿Te gusta o algo así?- Alfred le cuestionó.
Arthur se volvió hacia él. -¿Qué? ¡No!, yo ni siquiera la conozco...- ¿Estaba Alfred celoso? -Yo jamás, quiero decir, ella es tu novia, yo nunca… -

Los ojos de Alfred se habían reducido. -¿Quieres darle un beso? ¿Sentir sus brazos? -Preguntó, inclinándose hacia adelante hasta que Arthur se sentía atrapado entre el árbol y Alfred.

-¡Por supuesto que no! ¡Yo no te haría eso a ti!-
-Sí, y si ella no fuera mi novia, ¿te gustaría?- Alfred exigía saber.

Ni espero una respuesta, le tomó a Arthur unos minutos para darse cuenta de que Alfred lo besaba, sus manos apretando sus hombros tan fuerte que le dolía y sus labios presionando contra él, obligando dejar entrar su lengua en la boca de Arthur, hasta que le faltaba aire. Arthur mordió el labio Alfred fuerte y lo empujó hacia atrás.

-¿Qué fue eso?- Arthur le preguntó, todavía jadeando y más confundido que nunca.

Alfred se puso de pie, limpiándose el labio ensangrentado. –Nada- dijo Alfred. -Voy a volver-

Arthur se sentó por un largo tiempo en el parque, preguntándose qué había sucedido y por qué Alfred había hecho eso. Cuando finalmente hizo su camino de regreso a la casa, un poco más tranquilo pero no menos confuso, Alfred se había encerrado en su habitación y el resto de la familia estaba de vuelta. Arthur estaba confundido e incómodo pero fingió que nunca ocurrió. Intentó tratar a Alfred de la misma manera que él siempre lo hacía, pero Alfred sólo se volvió sombrío. En dos ocasiones, Alfred intentó hablar de lo del parque y Arthur tuvo que esconderse en el baño hasta que Alfred abandonó el tema gracias a que Arthur no sabía qué decirle. Y después de unos días de esto, Alfred parecía darse por vencido.

Después de eso, fue la guerra no oficial, con la excepción de que Alfred tenía una ventaja mucho mejor porque conocía su propia casa. Alfred parecía renunciar a toda pretensión de no odiar a Arthur, rasgó sus libros y los tiró a la piscina en el patio trasero. Tenía dolor y una nariz ensangrentada gracias que no presto atención cuando Alfred lanzó una pelota de fútbol hacia él. Su Hámster que había traído, desaparecido por completo, aunque Arthur no tenía idea de si eso era debido a Alfred. Y entonces Arthur había tenido suficiente cuando Alfred le cerró la puerta de la casa por completo un día, cuando sus padres juntos fueron a cenar. Arthur se había visto obligado a sentarse en los escalones del frente durante cuatro horas hasta que llegaron a casa, a solas en la oscuridad.

Alfred había sido traído a la tierra, como es natural, pero para entonces, Arthur estaba herido porque alguien que una vez había adorado, lo odiaba tanto. No era como si la disculpa que le dio Alfred era sincera, y Arthur estaba aliviado en el momento en que era hora de regresar a Inglaterra. Después de eso, sus padres habían ido a visitar a la familia de Alfred un par de veces, pero Arthur nunca lo hizo.

Alfred le tocó la mejilla, suave como si supiera exactamente lo que Arthur estaba pensando.

-Nunca te he odiado- dijo Alfred.

-Pero…-

-Pasé por una fase...- dijo Alfred lentamente. -Pero lo he superado ahora- dijo y luego sonrió con esas sonrisas hermosas y encantadoras. -Llegué a Bristol por ti- dijo.

-¿Qué?- Arthur lo miró fijamente.

-Yo tenía la elección de algunas universidades en Estados Unidos. Pero yo quería venir aquí por ti- dijo Alfred, como si él no acababa de echar una bomba alucinante sobre Arthur.

-Pero… pero nunca me hablaste- tartamudeó Arthur. -Haz estado aquí por tres años-

-Nunca me hablaste tampoco- dijo Alfred.

Incluso cuando Alfred de repente se trasladó a Bristol hace tres años para la universidad, nunca había hecho ningún movimiento para ponerse en contacto con Arthur. Había habido una reunión incómoda al principio, cuando los padres de Alfred había pedido a los padres de Arthur que le mostrara a Alfred, Bristol y el campus. Le había tomado unas dos horas, la mayoría de los cuales Arthur se dedico a hablar como un guía de turismo, mientras que Alfred parecía fresco, compuesto y amigable, distante como si nada hubiera pasado hace tres años. La mitad del tiempo, Arthur había estado tratando de no tropezar con sus palabras, porque Alfred había crecido un poco más, ahora dieciséis años de edad, y tenía la estructura ósea y construcción que prometía que iba a ser absolutamente hermoso, una vez que creciera un poco más.

Arthur sabía muy en el fondo, era porque nunca había tenido realmente nada más que un beso forzado. Había sido su primer beso, y aunque por ahora, Arthur tenía mucha más experiencia con estas cosas, el primer beso era el único que jamás podría olvidar. Sólo hizo mucho más fácil albergar sentimientos hacia Alfred, que siempre había tenido, aún después de lo que hizo. Arthur nunca había tenido ninguna esperanza para su relación, por supuesto, sabía que Alfred probablemente lo odiaba y se estaba poniendo al día con Arthur porque sus padres se lo habían ordenado. Arthur sólo se volvió más seguro de ello cuando, después de que el breve recorrido, Alfred nunca contacto con él de nuevo.

Había sido mucho más fácil mantener su distancia cuando Alfred era superficialmente amable, pero nunca salió de su camino para hablar con Arthur, y los saludos que intercambiaron cuando se veían en el campus eran fríos y cortos. Arthur nunca había considerado que Alfred podría preocuparse por él también.

-Eso es diferente. ¡Yo quería, pero yo pensaba que me odiabas!- Arthur dijo.

La sonrisa de Alfred era como los rayos de sol penetrando lentamente a través de una espesa nube. -Siempre te he amado- dijo. -Traté de parar. Dios sabe que lo intenté, pero no pude hacerlo a final- dijo, mirando un poco triste y un poco melancólico.

Alfred respiró hondo y se sacudió un poco. -Entonces sucedió esto y no me podía quedar fuera por más tiempo- dijo.

-Alfred… - Dijo Arthur.

-Así que-. Alfred sonrió. -¿Quieres ser mi novio?-


* It was an elephant in the room: Es una expresión que quiere decir que hay tan obvio como si hubiera un elefante en el cuarto, pero no encontré una expresión en español que diera el mismo sentido.

*DCI: Detective Chief Inspector, hasta donde se es un rango de la policía inglesa. Quise dejarlo así xD

Espero y ya este mejor el capitulo, perdón si ven mas errores no duden en decirme, los corregiré en cuanto pueda, gracias!