El Hada y el Cazador
Hola amigas y amigos ¿Cómo están?
Por mucho que me duela, este va a ser un Kyman…
Ni siquiera sé porque, es decir, odio esta pareja pero aquí estamos. Los dejo.
Un cazador de nombre Cartman cruzaba el bosque muy enfadado porque no había logrado atrapar ninguna presa.
-Carajo. –Se quejo. –No logre dispararle ni al puto ciervo, ni al puto conejo, ni a nada.
Tras varios intentos fallidos, una liebre se cruzo en su camino.
-Quizás esta vez pueda darle. –Pensó y comenzó a disparar, pero no logro darle ni una sola vez. Segundos más tarde su rabia se transformo en sorpresa cuando vio como la liebre se convertía en un chico.
El cazador había odio sobre un niño que vivía en el bosque y tenía la capacidad de transformarse en animales y demás. Los cazadores lo consideraban un hada de género masculino pero con rasgos femeninos, y se decía que despreciaba los cazadores y leñadores. Aunque aquello era normal ya que según se dice las hadas nacieron para proteger a la naturaleza.
-¿Cómo te llamas? –Le pregunto acercándose al misterioso ser, el cual no contesto ni se movió.
Cartman lo miro atentamente ¡Nunca se había encontrado una criatura más bella! Era un jovencito de piel blanca como la fría nieve y suave como la seda, cabellos rojos como fuego vivo y ojos tan verdes, puros y brillantes como esmeraldas, mejillas rosas cual pétalos de rosa y labios finos como porcelana. Era el ser más hermoso del universo, por poco el más hermoso de todas las dimensiones.
-Al no recibir respuesta el cazador lo tomo de la mano. –Oye…- Pero él no reacciono.
Entonces, decidido, lo abrazo elevándolo unos centímetros del piso. El jovencito le sonrió pícaramente pero pronto esa sonrisita se volvió perversa, y al instante se transformo en un enorme leño encendido.
El cazador, corrió a toda prisa hasta un arroyo y se arrojo al agua para aliviar el dolor de las quemaduras.
-Cazador corazón de hielo, tu maldad hizo arder el leño. –Canto el jovencito con una dulce voz.
-¿Pero cómo..? –Se pregunto Cartman sin poder dejar de ver los puros ojos del hada o lo que fuese aquella criatura.
-Jijiji. –Se burlo el chiquillo con la risita mas picara, infantil, y adorable que el cazador hubiera escuchado en todas sus vidas, y su existencia.
Desde aquel día Cartman decidió jamás volver a cazar ni dañar un ser viviente. Se dice que aun miles de años luego de que la vida del cazador llegara a su fin, nunca dejo de oír aquella tierna risita en el aire.
Fin.
Ojala les haya entretenido XD
Besos y abrazos. Hasta luego.\(*o*)/
