Capitulo 1: preparativos para el cumpleaños
Phoenix Wright
"Entonces, Franziska va a cumplir 20 años, ¿huh?"
Al no escuchar respuesta, voltee mi cabeza hacia Maya, quien estaba tratando de envolver una pequeña caja. Ella miró sin remedio como el papel de envolver lentamente se destrozaba, arruinando todo su esfuerzo. Con un suspiro, Maya comenzó a quitar toda la cinta para empezar otra vez. No pude evitar sentir lástima por ella y sus repetidos intentos de envolver una simple caja.
"¿Necesitas ayuda?"
Maya alzo sus manos en frustración "¿Por qué es tan difícil?"
Maya quedo boquiabierta al ver como termine de envolver la caja en cuestión de minutos "Whoa, Nick, ¿cómo lo hiciste?"
"Primero haces así…entonces así y así…" Maya acompaño cada "así" con salvajes movimientos de manos, ella movió sus brazos en el aire en un intento de recrear mi forma de envolver regalos. "¡Y entonces BAM! ¡Un regalo perfectamente envuelto!" Sonreí. Dejar a Maya envolver regalos suena bastante emocionante. Sus incoherencias siempre me hacen sentir un poco feliz. O muy preocupado por su salud mental.
"Oye, ¿qué hay dentro de la caja, de todos modos?" Nunca recordé el hecho de que no sabía lo que estaba dando a Franziska para su cumpleaños. Todo lo que recuerdo es que le di dinero a Maya mientras que le recordaba que no gastara el dinero en algo que no fuera un regalo que ambos pudiéramos regalarle a la feliz fiscal del látigo.
"A que no adivinas". Maya hizo una pausa. "Un osito por encargo"
"¿U...un osito...?" Miré a Maya con escepticismo. "¿Le estamos dando a Franziska Von Karma un osito?" No me puedo imaginar a esa mujer de corazón frío abrazando a un lindo y pequeño osito. Ese…Ese no es el estilo Von Karma.
"¡Uh huh! Se ve exactamente igual a ella", respondió Maya. "Tiene el pelo azul-plateado y la ropa esponjada e incluso su propio lindo y pequeño látigo."
"Oh cielos," murmuré.
"Y además..." La sonrisa de Maya se hiso mas grande. Esto no puede ser bueno."Cuando se presiona su garra, este grita" ¡Perfección! "
"Oh cielos," repetí. Gotas de sudor empezaron a correr por mi cara. "Ella nos va a matar". Mi cabeza se remontó a cuando Franziska me había azotado hasta caer inconsciente. Tal vez Franziska sea buena con nosotros. Oh, ¿a quién engaño? Me di por vencido esperando lo imposible. En su lugar, empecé a contar cuantas cicatrices probablemente consiga. Seis. No, siete. Por lo menos siete.
Maya se puso de pie y se dirigió a su habitación. "Creo que debemos prepararnos ahora," dijo. "Franziska se enojara si llegamos tarde"
"¡S-sí!" ¡Estoy seguro que no quiero que se enoje! Me encontré en mi habitación y rápidamente me cambie a mi estándar, traje azul. Cuando terminé, Maya aun se estaba preparando, así que me senté en el sofá de la sala para esperarla. Yo me mantuve ocupado mirando todo a mí alrededor. Suvenires del samurái de acero esparcidos por la habitación, y envoltorios de hamburguesas desordenando la mesa. Hace tres años, me hubiera quedado estupefacto ante la idea de una habitación desordenada, pero ahora, me consuela.
No puedo creer que hayan pasado casi tres años desde que me he conocido a Maya. ¿No son Maya y Franziska como de la misma edad? Supongo que eso significa que ella va a cumplir los 20 pronto.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por Maya saliendo de su habitación, su pijama del Samurái de acero reemplazada por su ropa de Acólita de costumbre.
Me puse de pie y comencé a abrir la puerta cuando Maya se detuvo. "Espera, Nick, tu corbata está un poco rara." Frunció el ceño, Maya se encaminó hacia mí y me empezó ajustarme la corbata. "Um, uh, uhhhh..." Tartamudeé, sintiéndome incómodo con lo cerca que estaba de mí. "No te muevas, Nick." Maya se acercó, tratando de arreglar lo que sea que hubiera hecho mal por las prisas de vestirme.
Sentí que se me enrojeció la cara al sentir como su cuerpo rozaba con el mío. "Casi termino..." Maya continuó hurgando mi corbata, en ocasiones rozando sus dedos en mi cuello y el pecho. Finalmente, después de lo que parecieron minutos de tocarme, Maya dio un paso atrás. "¡Listo!" Maya me miró de arriba abajo. "Ahora te ves mejor." "Uh, gracias", murmuré, tratando de contener una sonrisa estúpida. "Por eso", añadí sin convicción después de una breve pausa, como si hiciera alguna diferencia
Maya, ajena a mis emociones, me paso el regalo de Franziska. "¡Vamos, Nick!" Maya exclamó. "¡No queremos dejar esperando a Franziska!"
