BLEACH LE PERTENECE A TITE KUBO.
Ésta es una historia alterna y puede contener un poco de OOC.
Es la primera vez que escirbo un fic en mi vida! Y me agradaria que me dejaran sus comentarios para poder saber que tal les parece la historia y en que podria mejorar…
CAPITULO 1.
En un oscuro callejón ubicado en un barrio del pueblo de karakura se observaban tres figuras; dos sujetos tenían acorralado a un joven pelinaranja. No había mucha luz disponible en aquel lugar, puesto que el sol ya se había ocultado hacia unos minutos y las tonalidades del cielo empezaban a tornarse mas oscuras.
De lo poco que se alcanzaba a ver gracias a un poste de Luz ubicado a la entrada del callejón, se vislumbraba a uno de los sujetos; alto y delgado, cabellera negra y algo larga. Llevaba un abrigo gris y unos pantalones de mezclilla decolorados y rasgados. El otro sujeto, compañero del primer hombre, tenía unos lentes oscuros, a pesar de la oscuridad que empezaba a caer, su vestimenta no era muy diferente al de su compañero, pero su estatura era menor que la del primero y su cabello era corto y castaño.
- No les tengo miedo malditos- hablo el joven pelinaranja. Sus ojos miel recorrían a ambos tipos. No mostraba miedo… más bien era enojo e indignación. -Esperan una invitación o qué?- se irguió, era tan alto como el primer tipo.
- Solo eres un niño estúpido que se mete donde no lo llaman- se burlo el sujeto de lentes oscuros - ¿acaso tu mama no te enseño a no meterte en asuntos de adultos?- y soltó una carcajada.
Al oír esas palabras el pelinaranja apretó los puños... como se atrevía ese tipo a involucrar a su madre en ese asunto. - ¿que acabas de decir estúpido?!- lo vio con ojos de odio... nadie que hablara de su madre saldría como si nada.
- Acaso eres sordo imbécil?... pero con la pequeña lección que te daremos aprenderás a no cruzarte en nuestro camino de nuevo y a interferir con nuestra diversión. - esta vez fue el sujeto de cabello largo el que hablo, le dio una retorcida sonrisa mientras avanzaba hacia él.
El pelinaranja tenía el ceño fruncido. Cruzo los brazos a la altura del pecho mientras observaba como ambos sujetos lo rodeaban.
- ¿Diversión?!... ¿desde cuándo molestar a los más pequeños se considera diversión?...- el pelinaranja dio un leve suspiro mientras cerraba los ojos y esquivaba el golpe que iba directo a su cara.
Ambos sujetos miraron asombrados el movimiento del chico.. Era muy ágil a pesar de su gran tamaño. El tipo de cabellera larga intento pegarle de nuevo pero esta vez su puño se dirigía directo a su estomago mientras que el de lentes se situaba a sus espaldas para sujetarle ambos brazos y así inmovilizarlo. Pero el muchacho fue más rápido y volvió a esquivar el golpe, el cual impacto directo a la cara del sujeto que intento inmovilizarlo.
Los lentes cayeron al frío suelo hecho trizas y un hilillo de sangre salía de la nariz del dueño de aquel objeto. Se llevo ambas manos a la zona afectada soltando un gemido de dolor mientras apretaba los ojos con fuerza.
- Eres un maldito bastardo...- chillo aquel hombre. El pelinaranja miro con satisfacción la escena. Pero no se percato de que alguien estaba tras de él. Un insoportable dolor se instaló en su espalda y antes de darse cuenta estaba tendido en el suelo.
- Te lo advertí maldito niño- el tipo tenía un enorme trozo de madera en las manos, que había encontrado junto a unos basureros- ahora... veamos si muestras esa cara de satisfacción cuando te la destrocé con esto- levanto el trozo con ambas manos y estaba a punto de golpear al pelinaranja cuando este le dio una patada en el pie lo que hizo que perdiera el equilibrio y callera.
El muchacho ojimiel se levanto de inmediato, y adopto una posición de pelea. El hombre de la nariz rota lo agarro por el cuello e intento asfixiarlo, pero recibió un certero golpe en el estomago lo que lo hizo retroceder. El otro sujeto se había recuperado de la patada y aprovechó el momento en el que el muchacho se recuperaba de la falta de aire para darle un puñetazo en la barbilla haciendo que callera de nuevo al suelo… se abalanzo sobre él y lo golpeo una y otra vez. El joven se protegía con ambos brazos cubriéndose la cabeza. El otro sujeto se unió y comenzó a darle unas fuertes patadas.
Dolía... dolía demasiado; sentía su cuerpo arder y poco a poco se sentía más pesado... todo empezó a ponerse borroso y oía solo unos murmullos lejanos. Estaba tendido en el suelo con varias heridas en la cara... además de que le dolían los costados. Los dos tipos se encontraban parados a su lado contemplando su obra, uno de ellos tomo el trozo de madera del suelo e iba a darle el golpe final... se detuvo a medio camino cuando vio unas luces parpadeantes que se acercaban.
- Ahí están!... de prisa atrápenlos...- se escucho la voz de una mujer y varios murmullos acompañados de los pasos de varias personas.
- Maldición!... es la policía- el tipo soltó el trozo de madera y miro a su compañero - apresúrate vayámonos de aquí... están cerca-
- Espera aun podemos darle el último golpe a este maldito- sonrió con malicia mientras observaba el cuerpo inmóvil del muchacho.
- Olvídalo...no hay tiempo para eso... a menos que quieras pasar un buen tiempo tras las rejas.. Vámonos!-
No tenían de otra... tenían que huir cuanto antes. Corrieron a la salida de ese obscuro callejón y salieron de ahí, pero no antes de ser vistos por los policías. Siguieron su camino hasta perderse en las sombras de la noche.
Mientras tanto en el callejón se encontraba el pelinaranja inconsciente. Unos policías y una pequeña mujer pelinegra se acercaron. Aquella mujer había presenciado parte de la pelea, creyó que se trataba de otra simple discusión pero cuando todo se volvió más violento se vio obligada a llamar a la policía... No podía permitir que ese joven muriera a manos de unos delincuentes.
- ¿Es conocido suyo señorita?... - pregunto el oficial mientras anotaba algo en un pequeño block de notas.
La mujer miró al chico… se veía mal, sabía que si decía que no lo conocía se lo llevarían detenido aun en su estado; no podía permitirlo, a quienes debían poner tras las rejas era a ese par de delincuentes. Ayudaría a ese joven.
- Si... es mi vecino- mintió la mujer. Lo dijo firmemente y muy calmada- lo conozco muy bien… y sé que no es alguien que se metiera en problemas- el oficial solo asentía y escribía - esta tarde le pedí que me acompañara a hacer algunas compras... pero tuve que ir a la farmacia por cosas personales- suspiro pesadamente y continuó- pero me percate de la presencia de esos tipos cuando me aleje de el... y cuando regrese de la farmacia ya no lo encontré y comencé a preocuparme... lo busque y pregunte a algunas personas por el... me dijeron que unos sujetos lo perseguían hacia este callejón, y cuando llegue... ya era tarde... lo estaban golpeando salvajemente. Fue cuando los llame a ustedes y si no hubiesen llegado… el tal vez...- soltó unas pequeñas lágrimas... se sorprendió de su dote actoral. Quien lo diría, los oficiales le creyeron cada palabra; libraron al pelinaranja de los cargos y la ayudaron a llevarlo a la casa de ella.
…
Poco a poco sus ojos se iban abriendo. Todo se encontraba a oscuras, bueno a excepción por el pequeño haz de luz que se colaba por la hendidura de la puerta. Intento sentarse pero un dolor punzante en el estomago se lo impidió haciendo que soltara un leve chillido.
La puerta se abrió y las luces lo segaron. Se cubrió los ojos con ambos brazos intentando regresar a la oscuridad que antes había. La cama se hundió bajo el peso de un cuerpo que se sentó a la orilla de la misma, aun así no miro.
- ¿Cómo te encuentras?- una suave voz le pregunto y de inmediato retiro los brazos de sus ojos para ver a la persona que tenía enfrente. Una mujer de cabellera azabache con un mechón cayendo a la mitad de su cara. Unos grandes ojos cuyo color estaba entre azul y violeta; lo observaban de manera expectante y con cierta preocupación en ellos. Tenía una pequeña nariz y unos labios pequeños y rosas.
Se le quedo viendo por un largo tiempo hasta que sintió una pequeña mano posarse sobre una de sus mejillas- ¿te duele mucho?... - volvió a preguntar la mujer. Pero de nuevo no obtuvo respuesta. La pelinegra soltó un leve suspiro mientras se levantaba pero fue detenida por una enorme mano que se aferro a su muñeca. Sorprendida ante la reacción del muchacho se volteo a verle.
- ¿Dónde estoy y quien eres tú?...- estaba muy confundido... recordaba la pelea del callejón y el momento en el que cayó al piso... Pero eso era todo -¿ qué paso con esos tipos?- llevo sus manos a su cabeza cuando sintió un leve mareo.
- Oye tranquilo... una pregunta a la vez...- la pelinegra lo ayudo a sentarse en la cama de nuevo mientras ella hacía lo mismo- me llamo Rukia Kuchiki y estas en mi casa... los tipos del callejón fueron arrestados y los oficiales me ayudaron a traerte hasta aquí...-
"Rukia Kuchiki"... era el nombre de esa pequeña mujer que tenía enfrente... la miro... su rostro era muy hermoso y tenía la impresión de haber visto ese rostro en otro lugar... al igual que el apellido de la chica, le resultaba algo familiar pero no sabía de dónde. Se quedo pensativo por un momento.
- ¿Por qué me trajiste a tu casa si no me conoces?...- la miro con el ceño fruncido... la acción de aquella mujer era muy rara... algo debía traer entre manos - ¿qué te traes... que es lo que quieres?- le gruño el chico.
La muchacha se asombro ante el tono de la pregunta pero no se dejo intimidar-¿a qué te refieres?... yo no planeo nada ni siquiera te conozco- ¿acaso él creía que pediría algo a cambio por ayudarlo?, ella no era de ese tipo de personas que hacían favores con el fin de que fuera recompensada.
- Exacto... no me conoces y aun así me traes a tu casa... no esperaras que me crea que hiciste todo esto sin un propósito... así que dime que es lo que pretendes...- su semblante era duro y un poco amenazante.
- Lo único que pretendía era ayudar a alguien que necesitaba ayuda... tal como tú lo hiciste esta tarde con aquel niño del parque al que esos delincuentes molestaban- el joven se sorprendió ante la revelación.. lo había estado observando? Ahora con mayor razón desconfiaría de la pelinegra - y cuando vi que esos tipos comenzaron a seguirte me alarme... sabía que eso acabaría mal... y no me equivoqué- lo miro de nuevo pero el tenia una cara de incredulidad.
- ¿Porque me observabas?... ¿me estabas siguiendo o qué?!... porque a menos que seas una maldita acosadora no encuentro una explicación- estaba el muchacho estaba muy enojado.
- Claro que no!... cuando vi que esos malditos molestaban al niño, intente acercarme para ayudarlo pero en ese momento apareciste tu y lo hiciste...- cruzo los brazos sobre su pecho - por eso fue que vi esa escena... además conocía a ese niño... su nombre es Jinta Hanakari y es el hijo de un viejo amigo de mi familia.. Eso es todo- Rukia se justifico ante el chico, ahora la tachaba de acosadora.
En ese momento el pelinaranja se dio cuenta de algo. Si no hubiese sido él, el que defendiese a ese niño; tal vez hubiese sido aquella chica... y tal vez las cosas hubiesen terminado peor... no quería ni imaginarse lo que esos malditos le podrían haber hecho. Apretó los puños de manera inconsciente mientras bajaba la mirada. Tras recapacitar un poco se decidió a hablar.
- Lo siento... y... Gracias por haberme ayudado- dijo en un susurro apenas audible.- lamento haber desconfiado de ti- Si algo lo caracterizaba era el ser desconfiado con algunas personas, era como un método de protección.
- No te preocupes ehh...- se quedo callada tenía en la cara una interrogante - lo siento pero no sé cómo te llamas- lo miro en espera de la respuesta a su pregunta de antes.
- Me llamo... Ichigo Kurosaki- se rasco la parte de atrás de la cabeza. Se sentía algo incomodo ante la presencia de aquella mujer.
- Bien Kurosaki… creo que es hora de que regreses a casa... deben estar muy preocupados por ti- se levanto de la cama y le tendió la mano - llamare a un taxi y nos iremos en unos minutos así que alístate- él la tomó y con un poco de trabajo se levanto... aun le dolía un poco. Pero la cálida mano de la chica lo reconforto un poco, sintió una extraña sensación recorrer su cuerpo, soltó la pequeña mano como si quemara con solo tocarse.
La pelinegra también sintió esa sensación, jamás había sentido algo así; observo al chico y tenía la misma expresión que ella, se sintió algo incomoda y sin más, salió de la habitación.
Ichigo vio la puerta cerrarse y en ese momento recupero el sentido de la realidad. - Qué demonios fue eso?... fue...- miro su mano y suspiro... no encontraba palabras para describirlo- cálido, reconfortante y... raro- camino hacia donde se encontraba su suéter gris y se lo puso.
Observo la habitación, era muy bonita, la amplia cama era muy cómoda; los muebles eran elegantes y estaban muy bien conservados al igual que las paredes en ese tono color crema que hacían juego con las cortinas de seda blanca. Había varias fotografías de la pequeña mujer. En todas ellas parecía estar feliz junto con otra mujer casi idéntica a ella pero algo mayor.
De repente la puerta se abrió dejando ver a la dueña de la habitación. Traía un abrigo rosa y una bufanda blanca, y su bolso. - el taxi ya está aquí… vámonos- le dio una sonrisa mientras salía de nuevo. Ichigo la siguió y ambos abordaron el taxi.
Durante todo el camino ninguno hablo más de algunas cuantas palabras. Llegaron a la dirección proporcionada por el pelinaranja, una pequeña casa junto a una clínica, al parecer ambas pertenecían a la misma persona.
- De nuevo gracias por todo... no me gusta deberle favores a nadie así que dime qué quieres a cambio?- estaba hablando enserio él no era alguien que debiera nada a nadie.
- Ya te dije que no te ayude con la intención de pedirte algo a cambio- una venita salía por su cabeza - tu hiciste lo mismo con Jinta sin esperar nada a cambio... o me equivoco?- puso las manos en su cadera y levanto la mirada… Ese muchacho era mucho más alto que ella.
- No te equivocas- se rasco la nuca - olvídalo... pero si necesitas algo dímelo, puedes venir a pedirme lo que quieras... así saldare mi deuda contigo- la miro a los ojos y se quedaron así por unos minutos frente a la puerta de la casa.
De pronto la puerta se abrió dejando ver a un hombre mayor de cabello negro y una barba de unos pocos días. Vestía una bata encima de una colorida camisa amarilla con tonos rojos y unos pantalones negros.
Su mirada denotaba sorpresa ante la escena que estaba presenciando. Una enorme sonrisa apareció por su rostro.
-ejem- carraspeo el hombre. Lo que hizo reaccionar al joven y a su acompañante.
Ambos voltearon a verle con esa extraña mirada que tenía en el rostro. Por su parte Ichigo tenía un mal presentimiento. El cual no se hizo esperar.
- Estúpido hijo ¿en donde estuviste toda la tarde?- si aquel hombre era el padre del pelinaranja... el cual lo había recibido con una patada en el estomago.
Ichigo se retorció ante el dolor... si bien lo peor ya había pasado aun quedaba algo por ahí, que regreso gracias a la cariñosa bienvenida de su loco padre.
- ¿Pero qué le pasa?!- grito Rukia ante la acción del pelinegro con su hijo mientras lo ayudaba a levantarse.
El hombre se percato de que a su hijo le costaba mantenerse de pie- que le ocurrió... ¿por qué esta así?- su rostro cambio a uno serio mientras lo ayudaba a ingresar a la casa... lo llevo directo a su habitación.
- Eso fue lo que ocurrió...- termino de contar Rukia lo sucedido -pero sería mejor que se realizara un chequeo... por si acaso...-
- de acuerdo... lo haré en este mismo instante, así que si me lo permite señorita...- la vio a la cara, pero antes de preguntarle su nombre, la muchacha contesto la interrogativa del hombre mayor.
-Rukia… Rukia Kuchiki... un placer Kurosaki-san- hizo una pequeña reverencia para después darse la vuelta con la intensión de salir de la habitación. Por su parte Ichigo no había puesto objeción a la revisión, el dolor lo mantenía ocupado.
- llámame solamente Isshin, Rukia-chan- el Kurosaki mayor le dio una enorme sonrisa y la miro con un brillo extraño en los ojos.
- Em... que le parece si le llamo Isshin-san- le devolvió el cálido gesto y salió de la habitación.
20 minutos después Rukia entro de nuevo a la habitación del chico.
- ¿Cómo te fue?... ¿es grave?- le pregunto al pelinaranja que se encontraba tendido en su cama con los brazos cruzados y los ojos cerrados.
- Solo fueron unos cuantos moretones nada mas... nada roto ni fuera de lugar- abrió un ojo y la vio relajar su semblante, ¿acaso estaba preocupada por él?... sintió algo removerse dentro suyo- ya puedes irte enana, tu buena acción del día esta realizada-
- Como me dijiste?... mira niño... no se quien te creas para hablarme así pero...- y en ese momento se abrió la puerta e Isshin entro sin más.
- Que maneras son esas de hablarle a la persona que te ayudo y se preocupo por ti Ichigo?... - llevo su mano a su frente y continuo- mi corazón de padre se rompe al saber que he criado a un maleducado gruñón... Rukia-chan se queda a cenar esta noche como invitada de honor.- la tomo por los hombros- dime que aceptas Rukia-chan-
- Me encantaría quedarme pero... no puedo debo volver a casa- vio la cara de decepción de Isshin- tal vez otro día… pero gracias Isshin-san...-
- Al menos acepta una taza de té caliente... como agradecimiento por ayudar al idiota de mi hijo- y sin esperar respuesta el mayor de los Kurosaki salió de la habitación con rumbo a la cocina.
- Disculpa al viejo... siempre es así- se sentó en su cama y palmeo un lugar junto a él para que la pelinegra tomara asiento.
- No te preocupes… es muy agradable- de nuevo esa rara conexión se hacía presente. Rukia lo miro fijamente… tenía la cara con moretones y algo hinchada... llevo su mano hacia la mejilla del joven y la acaricio. Vio como Ichigo cerraba los ojos y se propuso a retirar su mano pues suponía que lo había lastimado.
Pero repentinamente su mano fue apretada más hacia la mejilla del chico mientras el también cubría su pequeña mano con la suya. Extrañamente el tacto de sus manos era cálido y a ambos les agradaba.
Desde el otro lado de la habitación Isshin miraba la escena... la misma que había visto cuando abrió la puerta... era raro ver a su malhumorado hijo de esa manera. Sonrió satisfecho, al parecer por fin habían escuchado sus ruegos.
Los jóvenes no se percataban de su presencia y por desgracia la atmosfera se rompió cuando un celular comenzó a timbrar. Rukia fue la primera en romper el contacto al percatarse de la situación... ¿que estaba haciendo?... sacó su celular del bolso y salió al pasillo para poder responder la llamada.
Ante la ausencia de la cálida mano, Ichigo frunció el ceño. ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué sintió un vacio cuando la cálida mano se aparto de él?...
- Me alegra saber que por fin te estás convirtiendo en un ser humano Ichigo- su querido padre interrumpió sus pensamientos... pero le ignoro.
Rukia entro de nuevo al cuarto- lo siento Isshin-san... pero debo irme ahora mismo... lo siento tanto- hizo una reverencia.
- No te preocupes... pero ten- le tendió una taza de té recién hecha- al menos tómatela... la noche es algo fría- la joven tomo con cuidado la taza de sus manos… y ahí fue cuando lo noto... algo resplandeció por un momento en uno de los dedos de la pelinegra.. Esperaba que no fuera lo que él se imaginaba.
- Muchas gracias- tomo un sorbo- esta delicioso- se sentó en la orilla de la cama de Ichigo mientras él se tomaba su chocolate caliente.
- Dime Rukia-chan... ¿cuántos años tienes?... ¿eres soltera?…¿vives por aquí?- el pelinegro empezó con un bombardeo de preguntas mientras la pobre ojivioleta casi se atraganta con su te... al igual que Ichigo.
- Bueno yo...- dejo su te a un lado- yo...- las preguntas del señor Kurosaki la habían puesto algo nerviosa y no encontraba las palabras para responder al bombardeo de preguntas.
- No tienes porque contestar a las preguntas de este viejo loco Rukia- le dio una mirada asesina a su padre- déjala en paz viejo- al muchacho le pareció algo incomoda la situación a la que había legado su padre… hacerle preguntas personales a la muchacha ya era el colmo.
- Lo lamento Rukia-chan- se disculpo Isshin mientras se levantaba y hacia una pequeña reverencia.
- No se preocupe por eso- miro su celular y se puso de pie- bueno es hora de irme el taxi debe estar por llegar- le dio un abrazo a Isshin y una sonrisa- gracias por el té... Estaba delicioso- se volteo hacia Ichigo que ponía su taza de chocolate a un lado... tenía unos rastros de chocolate en su labio- oye tienes algo aquí- le limpio el chocolate con su dedo pulgar rozando sus labios con el… el pelinaranja se quedo estático ante el gesto de la pelinegra- mejórate pronto.. y no te metas en más problemas-
Ichigo la vio atravesar la puerta... seguía en la misma posición.
- Sabes nunca pensé que te gustaran las mujeres mayores... tal vez a tu amigo Mizuiro si... pero ahora veo que no es el único- le guiño el ojo y se disponía a salir.
- ¿De qué diablos me hablas viejo?- se acomodo en su cama dispuesto a dormir...lo necesitaba... El dolor lo estaba matando - cuales mujeres mayores eh?-
- ¿Acaso tú no te diste cuenta?- ¿acaso era tan despistado?- solo respóndeme algo Ichigo... te gusto Rukia-chan- lo miro serio… Algo extraño en el.
- ¿Qué?... no pienso responderte eso...- se tapo con la sabana ocultando el leve sonrojo de su cara.
- Bien... solo recuerda que...- apago las luces y se paro en el marco de la puerta- a veces mientras más prohibido sea algo... mas se desea...-
- No entiendo de que va todo esto... quiero dormir así que vete- Le ordeno a su padre para que lo dejara solo.
- Como quieras... pero recuerda lo que te dije y presta más atención a tu alrededor- y con esas últimas palabras Isshin salió de la habitación del pelinaranja dejándolo en penumbras.
Todo eso era raro... pero a fin de cuentas era su papa... que más se podía esperar. Poco a poco sus parpados se iban cerrando, y se volvía a repetir la secuencia de imágenes de ese día; en especial una… la de una pequeña chica pelinegra enojona y testaruda. Y con esa imagen llegaba ese sentimiento extraño de nuevo, al cual no sabía cómo llamarle.
-Te volveré a ver… Rukia?-
Sumido en esos pensamientos no supo en qué momento cayo dormido agotado por todo lo acontecido en ese día... sin duda uno que jamás olvidaría.
