La promesa de un hombre
-¡BIEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEN! ¡Por fin una isla! Shishishi -
- Llevamos dos semanas sin pisar una isla, necesito recolectar algunas plantas para mis medicinas –
- Ahhhh, seguro que la carne de esta isla está deliciosa… ¡Nami! ¿Puedo bajar ya? ¿Puedo puedo puedo?-
- Luffy bakka, ¡estate quieto un momento! A ver chicos, venid todos un momento -
Nami se encontraba apoyada en la baranda justo a la salida de la cocina. Chopper y Luffy, al oír su petición corrieron con los brazos extendidos desde la proa del Sunny hacia ella, y el resto de la tripulación hizo lo propio. Uno de los que más tardó en llegar fue Zoro, que se encontraba dormido en cubierta junto al columpio, y se despertó cuando fue golpeado en la cabeza por uno de los zapatos de Nami, que se encontraba al límite de su paciencia al tener que aguantar los gritos y correteos de Luffy.
- Bruja del demonio, te juro que cuando pueda la pagarás-
-Muy bien chicos, tranquilizaos por favor, sé que llevamos bastante tiempo sin pisar tierra, pero necesito que os relajéis y me dejéis hablar – dijo la pelirroja mientras se dirigía a Luffy, Chopper y al recién incorporado Ussop – El Sunny necesita ser reparado desde que pasó todo lo ocurrido después de abandonar Dressrosa y además nos hemos quedado al límite de víveres, así que pasaremos al menos una semana en esta isla, por tanto, NO OS METÁIS EN PROBLEMAS, ¿ENTENDIDO? - preguntó tenebrosamente mientras se hacía crujir los nudillos, amenazando concretamente a cierto chico de goma – Acercaros y os entregaré vuestro más que generoso dinero para vuestras compras –
-¡Robin! ¿Me acompañarás cuando termine a buscar nuevos libros de medicina a las librerías de la ciudad?-
-Claro Chopper, yo me he leído todos los libros de lectura ligera que había para dormir, necesito algunos nuevos -
- Oi Robin… exactamente, ¿A qué te refieres con lectura ligera para dormir? – preguntó Ussop intrigado.
- Ah, bueno, a historias de asesinatos con sangrientos desmembramientos, enfermedades mentales y similares –
- ¡Esto me pasa por preguntar! – dijo Ussop traumatizado.
Agolpándose todos a Nami, fueron cogiendo el dinero. Franky y Sanji partieron juntos, el cyborg necesitaba comprar materiales para reparar el barco y el cocinero víveres para abastecer la abatida despensa de los Mugiwara, por mucho que le pesara partir sin "sus" dos chicas. Usopp, Chopper y Luffy bajaron corriendo del barco y salieron disparados hacia la ciudad, enumerando todas las cosas que iban a hacer durante su estancia y cuando llegó el turno de Zoro, la cosa se puso algo tensa.
- Espera Zoro, ¿para qué quieres tú el dinero? –
-¿Y a ti que te importa? Es mi dinero y punto –
- ¡Idiota! El dinero se le entrega sólo a aquellos que se van a la ciudad-
-¿Nani? Yo me voy a la ciudad, bruja, y me lo pienso gastar todo en sake, que lo sepas –
-Jajajaja, no, alguien tiene que hacer guardia, y te ha tocado a ti –
-¿Pero qué? Estás equivocada ¡bruja! No me pienso quedar aquí, y menos si tú me lo pides, haberte pensado mejor el lanzarme ese zapato, ¡HARPÍA! –
-¿Har-har-harpía dices? ¡Te vas a enterar! ¡Tú no te mueves de aquí! –
Nami comenzó a repartir golpes a diestro y siniestro cuando apareció Brook, que venía del acuario.
-Yohohoho, me acabo de enterar que estamos en una isla, eh ¿Qué sucede? –
-Esta bruja quiere que me quede a hacer guardia, y no pienso darle el gusto-
-¡Te vas a quedar a hacerla! –
-Yohohohoho, Nami-san, si me dejas ver tus bragas me quedo yo y así no hay problemas –
-¡NADIE VA A ENSEÑARTE LAS BRAGAS, HENTAI! –
-Yo te enseñaré las bragas-
-¿¡Zoro(-san)!? –gritaron la pelirroja y el esqueleto al unísono.
-Lo que me faltaba por escuchar en esta tripulación de locos, ¡ahora resulta que tú eres un travestido!-
-¡Bruja, no soy ningún okama!-
-Yohohoho, lo siento Zoro-san, sólo me interesan las bragas de las chicas-
-¡DEJADME HABLAR! Brook, te traeré unas bragas de chica cuando venga de la ciudad, es una promesa ¿Aceptas quedarte vigilando?-
-Acepto, yohohoho-
-¿Nani?-
-Yo gano, bruja- dijo Zoro mientras le quitaba a Nami su dinero de las manos, y saltaba rápido como un felino para salir en dirección a la ciudad.
-¡Espadachín idiota! Y tú también, ¡hentai! Vámonos Robin, necesito comprar mucha ropa para poder despejarme después de esta escenita-
.
.
.
-Jódete bruja, para que aprendas a no lanzarme más cosas, esta vez gano yo, te lo he hecho pagar-
El espadachín caminaba a paso tranquilo por el camino hacia la ciudad, ¿o caminaba entre los árboles? ¿Junto a un arroyo? ¿Por la falda de una montaña? Sin saber cómo, se había vuelto a perder de nuevo. Tampoco es que le importase mucho, siempre le pasaba y al final de una manera u otra terminaba llegando a los sitios, y además, después de su triunfo con Nami, se encontraba de un más que buen humor.
-Siempre sienta bien ganar una batalla, aunque esta haya sido sin espadas, espero que no quede mucho para llegar a la ciudad, pienso gastarme todo en sake hace una semana que pruebo nada, ya es hora de darme un homenaje-
Se puso a contar su dinero, imaginando todos los barriles que iba a poder tomar, cuando de repente, cayó en la cuenta de que le había hecho una promesa a Brook.
- ¿¡CÓMO HE PODIDO PROMETERLE A BROOK QUE IBA A TRAERLE UNAS BRAGAS!? ¡SERÉ IDIOTA! -
Se paró en seco y se llevó las manos a la cabeza. Con tal de evadir a Nami y ganarle esa batalla, se había metido en un problema absurdo y pintoresco. Casi prefería quedarse a vigilar y hacer lo que Nami hubiese querido que tener que hacerse de unas bragas.
- S-se… se lo he prometido a Brook. Tengo que hacerlo, mi honor está en juego, nunca rompo ninguna promesa, y aunque esta sea absurda, es tan importante como cualquier otra si quiero mantener mi honor intacto, pero ¿Q-qué hago? ¿Eso donde se compra? Sé que las mujeres llevan siempre unas, ¡pero no puedo abordar a ninguna mujer para quitarle sus bragas! Sería peor que el ero-cook, Franky y Brook juntos, no, no, no… ¡no puedo caer al nivel de ese kuso-cook! -
Zoro se devanaba los sesos para dar con la mejor solución cuando casi sin darse cuenta, se encontró rodeado de gente, había llegado a las afueras de la ciudad, aunque eso sí, le tomó varias horas cuando siguiendo el camino le habría bastado sólo con media. Era un lugar ajetreado y repleto de gente y tiendas. Tenía un clima cálido y veraniego, era difícil de creer que un sitio como aquel estaba en el Nuevo Mundo, y los habitantes se habían encargado de potenciar todas esas cualidades para hacer de su ciudad una ciudad puramente turística. El espadachín se movía por las calles mirando las diferentes y variopintas tiendas sin interés, buscando por una taberna de mala muerte que sirviera el sake más fuerte de la ciudad, necesitaba un buen trago para sopesar aquello con auténtica calma y elaborar un buen plan.
- Mocha-chan, recuerda que debes tomar la medicina del doctor Vegapunk tres veces al día, no olvides la dosis, por favor, o podrías volver a tener una forma gigante -
- ¡Sí! Gracias marine onee-chan, gracias por ayudarnos a volver con nuestros padres.
Zoro se paró en seco justo antes de doblar una esquina. Un sudor frío comenzó a perlarle la frente y el torso, a la vez que un nerviosismo aparecía en su interior. Si le hubieran dicho en ese momento que tomase una de sus katana, su mano habría temblado tanto que no hubiera sido capaz de coger la empuñadura.
-D-d-d-d-dime que esto no está pasando, dime que no es… ella-
Con una gran lentitud se asomó felinamente por la esquina, y lo que vio hizo que su rostro se desencajara totalmente.
-¿¡Por qué me tiene que pasar esto a mí!? ¿Qué hace esta mujer en esta isla precisamente? –
Frente a él se encontraba ni más ni menos que la capitana Tashigi. Había sido toda una casualidad que justo aquella ciudad fuera la residencia natal de Mocha, una de las niñas secuestradas por Caesar para sus repugnantes experimentos. La capitana se había comprometido a devolver sanos y salvos a los niños a sus respectivas casas, y por lo que podía ver Zoro, lo estaba cumpliendo. Lucía algo diferente a su encuentro anterior, y por diferente cabía decir que más ligera de ropa, aunque era lógico que fuera así pues se encontraban en una isla con clima de verano, y no como en Punk Hazard, rodeados de nieve. Llevaba unos shorts de color blanco ajustados a sus piernas, y en la parte superior una camiseta de finas tirantas de color vino, tan ceñida que se pegaba a todas y cada una de sus curvas como una segunda piel, como si fuera una prenda que con el tiempo le hubiera quedado más pequeña, aunque después de esos dos años, el cuerpo de Tashigi se había vuelto más femenino y voluptuoso. Sobre sus hombros, su característica capa de marine, pero en esta ocasión de color blanco. Llevaba sus gafas puestas, y su pelo recogido en una coleta.
Hablaba animadamente con la pequeña y con sus padres, pero la ansiedad de Zoro no le permitía entender ni una palabra de la conversación, sólo se centraba en maldecir su suerte una y otra vez.
-Tengo que pensar algo, y tiene que ser rápido, ¡no puedo toparme de nuevo con esta mujer! Definitivamente no –
Mientras Zoro pensaba algo, la conversación entra la marine y la niña terminaba. Tashigi la animaba a convertirse en una valerosa marine en pos de la justicia, pero Mocha definitivamente ya había decidido convertirse en pirata para reunirse de nuevo con sus amigos. Restándole importancia al comentario, Tashigi se agachó y le dedicó un último y tierno abrazo a modo de despedida.
-Espero que nos volvamos a encontrar de nuevo, Mocha-chan, me alegro mucho de poder haberos ayudado, no hay nada que pueda hacerme más feliz-
Eso último sí llego a oídos de Zoro, que se sorprendió al descubrir esa faceta de la que para él era una mujer imitadora, ruidosa, patosa y débil.
- Es muy cariñosa con los niños… y seguidora de sus ideales… qu-qué hago aquí todavía, tengo que irme-
Zoro se recompuso y tras echar un último vistazo al cálido, dulce y sonriente rostro de la chica, dio media vuelta y salió corriendo en la dirección opuesta. Volvió a mezclarse con los lugareños y extranjeros, doblando esquinas, cruzando avenidas y recorriendo calles pensativo, asimilando todo lo que le llevaba ocurrido aquel día.
-Hoy… ¿Puede sucederme algo más?-
Mientras se preguntaba a sí mismo, dio con su cuerpo en la puerta de un enorme centro comercial. Recordaba edificios similares gracias a las largas torturas a las que le había sometido Nami en algunas ocasiones haciéndole cargar con toneladas de bolsas, por ello recordaba también que en esos edificios siempre había algún bar donde ahogar las penas después.
- Lo primero es lo primero… no me lo gastaré todo, así podré comprarle unas bragas a Brook-
El edificio se encontraba repleto de gente que iba cargada de un lado a otro. Aquello irritaba a Zoro, que muchas veces tenía que abrirse espacio a codazos, a la vez que se negaba a probar infinitos productos de oferta que los vendedores insistían en venderle. No sabía lo que buscaba, simplemente huía de toda esa gente acosadora.
-Me meteré en el primer lugar que vea y no esté lleno de gente tan pesada-
Y así lo hizo. Zoro entró en una coqueta tienda que no tenía nada que ver con sus gustos, al menos en principio. Era de colores claros y pasteles, con adorables animalitos adorando las paredes además de imágenes de chicas tiernas y… ¿en ropa interior? Definitivamente para Zoro era una tienda muy extraña. Guiado por su curiosidad, se adentró hasta que llegó a unas escaleras. Parecía tener varias plantas, así que la primera sería seguramente de recepción. A medida que subía, le parecía escuchar voces y risas de chicas, lo que le extrañó, aunque pensándolo bien, esa decoración sólo podría deberse por que la tienda fuera para mujeres… o para okamas, y tenía muy claro que lo segundo no le interesaba en absoluto. Cuando terminó de subir, no podía creer lo que sus ojos veían.
Estanterías, mesas y perchas repletas de ropa interior de chica. Braguitas, tangas, culotes, bodys, corpiños, combinaciones, camisones, picardías, sujetadores, transparentes, blancos, negros, rojos, con lacitos, con animalitos, con flores, todo lo que se le pudiese venir a la imaginación a una persona. Zoro se encontraba perplejo, su ojo simplemente se salía de la órbita. ¿De verdad le estaba pasando todo aquello? ¿Había algo de magia detrás? Estaba claro que ese día podía sucederle de todo.
Era el blanco de todas las miradas. Si ya de por sí, cualquier hombre lo sería en ese lugar, más aún un hombre como Zoro… alto, robusto, más que atractivo e intimidante con sus tres katana a la cintura. Era el típico chico malo irresistible y atractivo que atraía a todas las mujeres.
- Dime, ¿te puedo ayudar en algo? – le preguntó una esbelta chica morena de penetrantes ojos azules mientras le agarraba del brazo derecho y tiraba de él hacia el interior de la tienda.
- Cualquier duda que tengas, nosotras podremos solucionarla – le dijo otra chica salida de la nada, de baja estatura, rubia y con el pelo corto, mientras cogía su mano izquierda y tiraba como su compañera.
- ¿Vienes buscando ropa interior de chico? –
-¿Es para tu novia?-
-¿O acaso eres un pervertido? ¡No por favor, eres demasiado guapo!-
-Yo te puedo aconsejar-
-No, yo-
-Quita, yo seguro que sé cómo ayudarle-
-¡Vosotras sólo sois clientas! –
Sin saber muy bien cómo, se encontraba rodeado de un montón de chicas. Tiraban de sus brazos, cogían sus manos, se enganchaban a su cuello, tiraban de su faja roja, desabrochaban los botones de su abrigo, le tiraban bragas a la cabeza… era una situación de locos.
-D-dejadme en… paz – comenzó a decir mientras forcejeaba contra todas esas chicas, irritado, intentando controlarse para no arrojar a ninguna por la ventana – quitaos de encima, sois unas pesadas –
Movía sus brazos de un lado para otro, sacudiendo a todas esas mujeres, pero acto seguido se volvían a unir a él como lapas. Estaba desesperado, no le gustaba aquella situación, y en más de un momento sintió la necesidad de desenvainar sus espadas, aunque fuera para usarlas con el filo invertido.
-¿Qu-qu-qu-qu-qu-qu-qu-qué se supone qué haces tú aquí… RORONOA? –
Aquella chillona voz le resultaba más que familiar. Se giró poco a poco con todas esas mujeres a su espalda, y allí la contempló. Estaba blanca, sorprendida y sujetaba la empuñadura de su espada con aire amenazador esperando a desenvainarla si fuera preciso.
- Mu-mujer imitadora… ¿¡Qué es lo que haces tú aquí!? -
Bueno, una historia "Zotash" nueva. La anterior me quedó muy sentimental, y esta va a ser completamente diferente... muy picante y con LEMON fufufufufu... El primer capítulo es más bien introductorio y el segundo está casi terminado :D si este capítulo tiene buena aceptación, no tardaré en subirlo... así que ya sabéis... no seáis tacaños con las reviews :P
PD: muchas gracias a los que dejásteis reviews en mi otra historia Zotash, siento no haberos contestado, pero tengo cero de tiempo... y es contestar o escribir cosas nuevas jejejeje
Un saludo! ^^
